26 euros ida y vuelta en avión a Marruecos con Easyjet… y facturando una maleta, es un chollo que no se puede dejar escapar. Con motivo de las revueltas en los países musulmanes hace unos meses hubo una cierta inquietud con lo que podía suceder en determinados países, entre ellos Marruecos. Eso hizo que mucha gente pospusiera sus intenciones viajeras y que encontrásemos casi sin proponérnoslo un precio realmente bueno para pasar un fin de semana en el que es indiscutiblemente uno de mis países preferidos. Volamos desde Madrid a Tánger en la tarde del viernes 10 de junio y regresamos desde esta ciudad el domingo 12 por la noche. Excusa perfecta para regresar por cuarta vez al país alauita y conocer por fín dos ciudades como son Chaouen y Tánger, de las que tanto he leído y tanto deseo tengo de ver desde hace ya mucho tiempo.

Tengo predilección por Marruecos y este fin de semana pasearemos por estas dos perlas norteñas, haremos algunas compras, saborearemos lentamente cada sorbo de té a la menta como si fuera el último y disfrutaremos como enanos del que siempre me ha parecido «el más cercano de los viajes lejanos» que podemos hacer desde España.

Chaouen (también llamada Chefchaouen o Xaouen) es una bucólica ciudad alojada en las faldas de la siempre sugerente Cordillera del Rif característica por su laberíntica medina que fusiona en paredes, puertas y ventanas los colores blanco y azul índigo. Sin duda es uno de los objetos más preciados de fotógrafos de todo el mundo que encuentran un filón para sus trabajos, al igual que para el viajero de a pie que se nutre de su ambiente lleno de encanto.

Tánger, en cambio, es la puerta de África. Esta ciudad mediterránea de aires bohemios y tradiciones aún latentes vive al filo de esa cicatriz azul llamado Estrecho de Gibraltar. Algo tiene que prendó a tantos artistas que establecieron en ella su residencia y que los viajeros captan tan rápidamente.

Será la esencia más exótica de uno de un weekend viajeros muy esperado y del que no había comentado nada en esta web. Aunque nunca es tarde si la dicha es buena.

Desde que visitara Marruecos por primera vez a bordo de una Renault Kangoo que me llevó al desierto a vivir un fin de año junto a unas solitarias dunas, he tratado de regresar siempre que he podido. Se quedó algo clavado, quizás un veneno o una droga, que hace que necesite de Marruecos al menos una vez al año. Un lugar en el que cada viaje es un episodio fantástico, una aventura inolvidable o un hechizo sin vuelta atrás.

Allá vamos… y la semana próxima os lo cuento todo al detalle.

Sele