Érase una alfombra de flores en la Grand Place de Bruselas. Érase un tapiz superlativo con colores de seiscientas mil begonias embelleciendo aún más si cabe este escenario único. Le tapis de fleurs sucede durante tan sólo tres días de agosto en los años pares y supone todo un acontecimiento en la capital belga. El mero hecho de ver engalanada una de las plazas más hermosas, y de largo, de Europa, es un regalo que quienes coincidimos alguna vez con esta alfombra prodigiosa no olvidaremos jamás. A pie de calle, dando un trago en Le Roy d’Espagne o desde el balcón del ayuntamiento, tuve la fortuna de admirar una obra maestra que hace de Bruselas un lienzo que grita bien alto su amor por el arte y la buena vida.

Durante mi último viaje a Bruselas y ciudades de Flandes coincidí con la inauguración de la Alfombra Floral 2016 en la que se colaron motivos japoneses con los que conmemorar los 150 años de relaciones entre Bélgica y el país nipón. Y he recopilado una serie de postales de un evento que justifica por sí solo planificar una escapada a esta ciudad cada año que se celebre. 

Bruselas y la Grand Place, una enorme alfombra floral

El arquitecto paisajista E. Stautemans, aficionado a las begonias y al diseño de complicados tapices florales que ya había realizado en la región de Flandes, inició en 1971 una tradición que vino a quedarse para siempre en Bruselas. Su sueño era crear una alfombra de flores en la mismísima Grand Place. Para él se trataba del mejor escenario posible en el que plasmar una gran obra de arte de semejante calado. Y como fue de esperar, la primera edición tuvo tanto éxito que se repitió posteriormente, aunque con una periodicidad variable. Ya más adelante se instauraría la tradición de que cada dos años, los pares, la Grand Place de Bruselas se vistiese por completo de flores, con begonias cultivadas en Gante, y se convirtiese en uno de los acontecimientos y reclamos más importantes de la ciudad.

Más de 600.000 begonias, que crecen durante los primeros meses de verano, forman parte de un tapiz de aproximadamente 77 de largo por 24 metros de ancho. Pero esta explosión de color está perfectamente calculada. El diseño se decide un año antes (en los impares) y su puesta en marcha requiere un trabajo titánico de algo más de 100 jardineros que tienen apenas 4 horas para plasmar este cuadro floral. Deben colocar nada más y nada menos que 300 flores por cada metro cuadrado (muy juntitas para hacer imposible que se vuelen) Sin tierra debajo y de manera que, aunque se den tres días de mucho sol, las begonias se conserven frescas durante, al menos, 72 horas en el suelo de la plaza.

2016: Año de Japón en la Alfombra de Flores de Bruselas

Durante la que fuera la vigésima edición entre los días 12 a 15 de agosto, la amistad de 150 años entre Bélgica y Japón fue la encargada de de protagonizar el cuadro floral más bello del mundo. Una garza en pleno echa a volar en el corazón de tan efímera composición. Una garza silueteada por la luna que ya se ha ido y sólo quedará en el recuerdo y en la memoria de miles de cámaras fotográficas y teléfonos móviles que se encargaron de inmortalizar la Grand Place de Bruselas en estos días.

La idea del dibujo de este año partió de la diseñadora nipona Fujie Suzuki, a quien tuve la suerte de conocer durante la inauguración de su obra de arte en plena Grand Place. La propia Suzuki vestía un kimono tradicional japonés que lució no sólo en el balcón del ayuntamiento sino también a los pies de la alfombra floral. Comentó (en una voz baja y delicada, casi de cristal) sentirse orgullosa de su trabajo y que ha tratado de crear «concepto de diseño tradicional para hablar sobre la naturaleza a partir de cuatro elementos como son las flores, los pájaros, el viento y la luna».

El balcón del ayuntamiento abrió durante los tres días (mañana, tarde y hasta la primera parte de la noche) que vino a durar la alfombra de flores, como es ya tradición (precio 5€, y hay una larga cola para pasar). Yo tuve la suerte de subir unos minutos antes de la inauguración y tomar fotografías de este gran tapiz de begonias en una mañana de nubes que se fueron marchando poco a poco. Además las obras de remodelación de la Grand Place, que han durado años, finalizaron por completo, por lo que no quedada ni rastro de los andamios que sí se apreciaban en algunas fachadas durante le Tapis de Fleurs 2014.

Una curiosidad catalana en Bruselas

Cuando se llevó a cabo el diseño de lo que en agosto cubriría casi por completo la calzada de la Grand Place de Bruselas se dieron cuenta de que no existían begonias con colores lila y azul. Y que los necesitaban para cumplir las premisas de la diseñadora japonesa. Así que contactaron con la Federació Catalana de Catifaires, experta en este tipo de cosas, con el objeto de que les mostraran el secreto del tintaje de las flores. Finalmente serían muchos trabajadores venidos de Cataluña quienes se encargaron de tintar de lila y azul la alfombra. Así que una parte muy importante del Tapis de fleurs 2016 tuvo claro acento catalán.

En la inauguración de la alfombra floral no cabían de tanto orgullo. No todos los días se tiene la oportunidad de tener una labor esencial en la elaboración del cuadro efímero más bonito del mundo.

Noche de Madame Butterfly y fuegos artificiales

A partir de las 22:00 horas, bajo la música de Madame Butterfly, hubo el mismo viernes de la inauguración un juego de luces y sonido que congregó a muchísima gente en la Grand Place. Los focos añadieron aún más color, si cabe, al corazón bruselense. Y todo se vio rematado por un show de fuegos artificiales encima de nuestras cabezas.

¿Quién dijo que Bruselas era gris? Más bien diría que es una ciudad a todo color. Todo el que una begonia sea capaz de vestir en sus pétalos.

Sele

+ En Twitter @elrincondesele

+ Canal Facebook

+ Canal Instagram @elrincondesele