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El instante viajero (VII): La rana roja de Bastimentos

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Rana roja de flecha de Isla Bastimentos (Boca del Toro, Panamá)

Realmente la rana roja de Bastimentos, también llamada ranita de flecha roja, es poco más grande que la uña de un dedo pulgar. Es tan minúscula que debes poner mucha atención para encontrártela, algo que tan sólo lograrás en áreas ciertamente salvajes del caribe centroamericano y en algunas zonas del sudamericano. Forma parte de la especie Oophaga pumilio y es un Dendrobátido, lo que quiere decir que es venenosa a morir. Su color es llamativo precisamente para comunicar a otras especies animales que es intocable, que su veneno podría matarlas si se la intentaran comer. Esto era algo que conocían muy bien numerosos pueblos indígenas, que utilizaron distintas dendrobates pumilio para impregnar las neurotoxinas de las ranas en las puntas de flecha o en los dardos que lanzaban con cerbatanas a la hora de cazar o hacer la guerra a sus enemigos. La cantidad justa de veneno podría provocar una parada cardiorespiratoria y una muerte segura.

En la isla de Bastimentos, corazón de naturaleza y playas fabulosas del Archipiélago panameño de Bocas del Toro, si uno va muy atento es muy posible percatarse que una diminuta ranita de un color que va entre el rojo y el naranja, a menudo con pequeñas motitas negras, está saltando de una hoja a otra o subiendo por el tronco de un árbol. De hecho además de allí he llegado también a ver otras dendrobates en países como Costa Rica o incluso Colombia (En el PN Tayrona), siempre por la más pura casualidad. Pero dicen que las de Bastimentos están entre las más venenosas de todas. Son tan típicas allí como los perezosos o las tortugas marinas que anidan en sus playas solitarias.

Esta foto la realicé cuando estaba caminando precisamente hacia una playa cuyo nombre era Red Frog Beach (La playa de la rana roja). Pude ver varias de ellas después de unos días entrenándo la capacidad de observación en las distintas selvas y parques naturales de la vecina Costa Rica junto a un experto en veterinaria de animales salvajes, mi amigo Inti Bossa, que era capaz de percatarse de todo en lo que muchos no nos fijaríamos. Existe una expresión que siempre comento en este tipo de junglas o bosques cerrados que viene al pelo en esta historia «Aunque tú no los veas, ellos sí que te están mirando a tí». La biodiversidad en estas zonas de Centroamérica es tal que a primera vista uno sólo acierta a apreciar la frondosidad, pero si se va al detalle uno se da de gran parte de lo que hay allí dentro, incluso de esas minúsculas ranitas rojas que si tocas debes lavarte las manos de inmediato (su veneno es capaz de entrar a heridas, a mucosa o a saliva, y entonces propagarse al resto del organismo).

A ver si un día os hablo de otra dendrobates pumilio, la Blue Jeans, que es roja con las ancas azules que parece que llevara puestos unos pantalones vaqueros (como su propio nombre indica). En Costa Rica vi muchísimas y pude capturar con la cámara de fotos a unas cuantas. Son realmente curiosas… y también venenosas.

Sele

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* Puedes ver aquí más fotografías correspondientes a la sección El Instante viajero.

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