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Razones que inspiran viajar a Madeira

Una pequeña isla portuguesa capaz de atesorar paisajes de muchas partes del mundo, que te hace plantearte si tu vida no sería mejor estando siempre a veintitantos grados entre un tupido y nublado bosque de laurisilva o un acantilado para contemplar cada día un atardecer de película en el océano. Razones como éstas son muchas las que inspiran viajar a Madeira, el corazón de un archipiélago de la Macaronesia primo-hermano de las afortunadas Canarias, así como de Azores o Cabo Verde. Una gota color verde a la deriva en el Atlántico donde ondea con orgullo y desde hace casi seis siglos la bandera portuguesa.

Casas de Santana en Madeira

Porque dando dos pasos cambias de mundo, por su clima privilegiado y su estupenda gastronomía. Por las piscinas naturales más caribeñas en esta parte del planeta. Por esa delicia de casas esparcidas en la montaña que llega hasta el puerto llamada Funchal. Por su red de levadas para perderse en uno y mil trekkings. Si estás buscando razones para viajar a Madeira no tendrás excusa. 

¿Por qué deberías viajar a Madeira?

Ya en Carta desde Madeira traté de dejar claras mis impresiones sobre esta isla portuguesa. Y en caliente, como debe ser. Recuerdo haber empezado aquel escrito escuchando las olas del mar en el balcón de mi hotel en Funchal. No quería irme a casa sin desglosar, aunque sea de manera esquemática, por qué Madeira me había hechizado de tal modo. Se trataba de un sitio al que, después de unos días recorriéndolo, me había hecho vivir un cúmulo de sensaciones positivas. Y, de la noche a la mañana, se había convertido en uno de mis destinos en el mundo. Uno de esos lugares que tu cabeza te repite de manera constante la misma pregunta… ¿Cuándo voy a volver a este sitio?

Sele en Madeira (Pico do Arieiro)

Ruta en coche por la perla del Atlántico

Logitravel propone una gran ruta en coche por la isla de Madeira ideal para conocer mejor este destino. Para muestra un botón con un vídeo de 20 segundos que incita a viajar a Madeira lo antes posible.

Más información aquí.

Desde que volviera a casa de esta andadura macaronésica mucha gente me ha comentado que le ha impresionado lo que he ido subiendo al blog y a las redes sobre la isla, que si de verdad recomiendo visitarla. Y mi respuesta la conocerás de sobra, pero, por si acaso aquí tienes 10 razones que inspiran viajar a Madeira y que justifican sobradamente una visita:

1. Una colección tremenda de paisajes en muy poco espacio

Siendo Madeira una isla pequeña (dentro de un archipiélago que también incluye Porto Santo, Ilhas Desertas e Ilhas Selvagens, estas últimas islas completamente salvajes) sorprende la inmensa cantidad de panoramas diversos que se descubren prácticamente a cada paso. Madeira es un collage de paisajes que en apenas minutos te hacen pasear por la playa, otear el océano desde la verticalidad de un acantilado (como Cabo Girão, por ejemplo), penetrar por un bosque nublado inundado por la laurisilva (y protegidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde 1999), mojarte con el agua de grandes cascadas y llegar a unos pináculos de piedra volcánica emergiendo en el mar al otro extremo de la isla (Islotes de Ribeira de Janela).

Islotes de Ribeira da Janela en Madeira

Mis favoritos, además de los ya mencionados se encuentran:

+ En Ponta de São Lourenço , al este de la isla, y donde la erosión ha modelado un paisaje salvaje de rocas y acantilados.

+ En los senderos que se dirigen a Pico do Areeiro (su mirador es excelente) que permiten pasear por encima de las nubes.

Pico do Arieiro (Madeira)

2. Madeira se trata de destino TOP para los amantes del trekking

Si eres de los que te gusta salir a caminar por senderos de pura naturaleza debes saber que Madeira es uno de los mejores escaparates para hacerlo. Allí son muy típicas las rutas por levadas, que son canales que trasladan el agua a los puntos de la isla en que no llueve tanto y que forman una red de más de 2500 kilómetros. Junto a estas levadas hay caminos más o menos estrechos (a veces vas al ras del agua y el acantilado, mientras que otras veces hay un amplio margen) que permiten adentrarse las profundidades isla y descubrir paisajes realmente abrumadores.

Leva en Madeira

Una de las rutas de levadas más bonitas es la del Caldeirão Verde que se inicia en el Parque Florestal das Queimadas junto a unas casas de cuento de hadas que son el mejor preludio a un sendero con buenas vistas y muchos saltos de agua. Se puede hacer entero en seis horas o una pequeña parte de una hora ida y otra vuelta hasta una de las cascadas principales del recorrido.

Sele en Madeira

3. Buena gastronomía a precios asequibles

Otra pregunta que me han hecho varias veces tras volver de este viaje ha sido… ¿Qué tal se come en Madeira? Sin duda la gastronomía, una de las claves a la hora de decidirse por una escapada, es un punto fuerte de Madeira. El producto es excelente y fresco, tanto de mar como de la tierra, y la isla se está postulando cada vez más como un destino para gastrónomos que van en busca, a veces de la sencillez de tomar un buen pescado a orillas del mar (el mejor sitio es Fajã dos Padres para el que hay que bajar en funicular), o bien de los platos más innovadores con vistas al puerto de Funchal (como el estupendo y modernísimo Design Centre Nini Andrade Silva Restaurant).

Nini Design de Funchal

Uno de los grandes clásicos de Madeira son las espetadas, pero a diferencia de las de las costas andaluzas, que se hacen de sardinas, aquí son de buenos trozos de carne de vaca que se ponen en el fuego. Estos palos de hierro se cuelgan después en unos ganchos que hay en cada mesa, y de los cuales hay que tirar para ir sacando cada pedacito de carne que queramos comernos. Si las espetadas las acompañamos del pan típico de la isla (bolo do caco) que se sirve caliente con mantequilla de ajo y perejil, podríamos darle un sobresaliente a la velada.

Espetada en Madeira

Uno de los mejores restaurantes para las espetadas en Madeira es Adega da Quinta próximo a Estreito de Câmara de Lobos, donde además se realizan espectáculos de folclore típico pudiéndose disfrutar de los bailinhos da Madeira y escuchar la sinfonía de un curioso instrumento musical llamado brinquinho.

Por otro lado las bondades del clima madeirense permite el cultivo de frutas tropicales como el mango o la papaya, que dan un toque de sabor a muchos platos (y, por supuesto, a los jugos naturales). De cara a beber, y con grados de por medio, nada más típico que la poncha, un aguardiente mezclado con miel de caña y zumo de limón natural con el que los madeirenses olvidan sus penas.

Funchal, un escaparate gastronómico

En el casco viejo de Funchal, entre Rua de Santa María o Rua D. Carlos I, hay una cantidad de restaurantes a pie de calle fabulosos y a muy buenos precios. El restaurante Santa Maria (en la calle del mismo nombre) los miércoles son miércoles de sushi y sirven (sin límite) estas delicias japonesas. Pero Funchal da para ir descubriendo, día a día, lugares donde llevarse una buena sorpresa culinaria.

 

Funchal de noche desde Nini Design

4. Las piscinas naturales de Madeira son de otro mundo

A falta de buenas playas, ya que son de piedra y las mejores están en la otra isla, Porto Santo, cabe decir que Madeira lo compensa sobradamente con una colección maravillosa de piscinas naturales en entornos del todo idílicos. Hay piscinas naturales de auténtica postal en el norte de la isla, concretamente en Porto Moniz, aprovechando las formaciones volcánicas y donde uno puede sumergirse en la quietud de aguas turquesas que son todo un regalo para los sentidos.

Piscinas naturales de Porto Moniz (Madeira)

Sin salir del norte, siguiendo por la carretera hacia São Vicente, la localidad de Seixal (a tan sólo nueve kilómetros de Porto Moniz) posee otras piscinas naturales que no son demasiado conocidas por los turistas en las que un gran arco de piedra recibe (y protege) a los bañistas. Pero en realidad hay piscinas naturales en toda la isla. De hecho en la mismísima Funchal también se pueden encontrar piscinas naturales con vistas al promontorio de Cabo Girão. Pero es indudable que lo más divertido es salir a encontrarlas e ir de chapuzón en chapuzón. Y además se pueden utilizar durante buena parte del año en el que el clima suele acompañar.

Piscina natural de Seixal en Madeira

5. Un buen destino para avistamiento de cetáceos

Del puerto de Funchal salen embarcaciones turísticas para disfrutar de otra faceta de Madeira relacionada con la presencia de fauna marina en sus costas. Basta con alejarse un poco, apenas unos minutos, para ir de la mano de expertos en busca de delfines o ballenas, cuya presencia es bastante notable a estas alturas del océano Atlántico.

Hay en el puerto numerosas compañías que ofrecen esta actividad (las hay suficientes como para tener que reservarlo con antelación) que no es apta para quienes se mareen con facilidad en los barcos o lanchas. Lo mejor es hacerlo en días en que el agua esté más calmada y fijarse en detalles que pueden ser definitivos para contemplar cetáceos. Como, por ejemplo, la presencia de gaviotas y otras aves marinas sobre un cardumen de pescado, la aparición repentina de una especie de «vapor» en el horizonte que bien podría tener que ver con la respiración de una ballena o un salto que delate la especie que tengamos delante.

En barco en Madeira buscando ballenas y delfines

Ya se sabe que la naturaleza es impredecible y que unos días se puede tener una suerte tremenda y ver mucho y bien, mientras que otros días no se vea nada. ¡Pero la emoción no la quita nadie cuando Moby Dick anda cerca!

6. La arquitectura colonial de Funchal

La capital de Madeira, Funchal, posee un casco histórico delicioso (y siempre cuesta arriba) donde la típica calçada portuguesa secunda nuestros pasos. Quedan muchos monumentos de los primeros siglos en que fue habitada (de a partir del s. XV), sobre todo religiosos y militares. Por ejemplo junto al puerto se encuentra el Fuerte de Santiago, reconocible por sus murallas y torres amarillas, es uno de los vestigios mejor conservados de la ciudad. Casualmente fue construido en 1614 bajo el mandato del rey Felipe III de España (en la etapa en que los Austrias gobernaron Portugal) para evitar los ataques de los corsarios. Y se trata, sin duda, de uno de los iconos de la ciudad.

Fuerte de Santiago en Funchal

El convento de Santa Clara o la iglesia colegial de la Compañía de Jesús son el mejor referente religioso colonial junto a catedral donde la presencia de azulejos portugueses es evidente. Pero también hay Quintas o palacios ajardinados cuyos millonarios dueños se hicieron construir pequeños paraísos en la isla.

Interior de la iglesia colegial de la Compañía de Jesús en Funchal (Madeira)

Los edificios de Funchal, sean civiles o palacetes de antiguos gobernantes, recogen lo mejor de la arquitectura colonial portuguesa. Pero además rodeados de bellos paisajes, nutridos jardines y más árboles y flores de los que nos podamos imaginar.

Plaza del comercio de Funchal (Madeira)

LA RUTA DE LAS PUERTAS PINTADAS 

Monumentalmente Funchal es una joya para descubrir poco a poco, pero una de las formas en las que se ha reinterpretado a sí misma en la zona velha tiene que ver con la proliferación del arte urbano que se ha colado en las puertas de las casas. Cada una de ellas se ha convertido en un cuadro diferente para convertir a la ciudad en un museo al aire libro y ofrecer aún más motivos, si caben, para hacer de Funchal un destino formidable.

Puerta pintada en Funchal (Madeira)

7. Las casas 100% madeirenses de Santana

Además de la arquitectura colonial portuguesa, Madeira, cuenta con ciertas peculiaridades arquitectónicas en algunas de casas, sobre todo en la parte norte de la isla. En Santana, por ejemplo, son célebres las casas labriegas con tejado a dos aguas y de paja. Trocitos de la idiosincrasia madeirense junto a las levadas, las espetadas y las piscinas naturales.

Sele en Santana (Madeira), delante de las casas típicas de la isla

8. Madeira, una isla fácil de recorrer

Atención si tienes pasión por los viajes en coche. Madeira se trata de un destino excepcional para hacer base en Funchal varios días (aunque si queremos algo más apartado no está nada mal la opción de alojarse en la pacífica Ponta do Sol o incluso en Porto Moniz) y recorrerse la isla en automóvil. A pesar de ser una isla de reducido tamaño los recorridos posibles son inmensos y se puede aprovechar muy bien la estancia. Las rutas pueden ser de un día entero, de media jornada o de apenas un par de horas para después relajarse en la piscina o darse un paseo en barco.

Paisaje de bancales en Madeira (Portugal)

Recomiendo un mínimo de cinco días o una semana para una primera vez en Madeira y poder conocer muchos de sus escondidos vericuetos.

Carretera en Madeira

9. El turismo activo es algo más que una opción

Senderismo, barranquismo, surf, buceo (mergulho en portugués), snorkeling, saltar en parapente desde un acantilado, rutas cañeras en jeep o en mountain bike por donde las carreteras no existen ni se las esperan… No cabe duda de que Madeira se enorgullece con razón de la gran cantidad de propuestas de turismo activo que ofrece a sus visitantes. Para los amigos de eso a lo que llamamos soltar adrenalina y las grandes experiencias no existe la decepción.

Jeep safari en Madeira

10. Un clima privilegiado todo el año

Su situación geográfica hace que el archipiélago de Madeira goce de unas temperaturas fabulosas durante todo el año. Aquí no llega ni el frío gélido del invierno ni el calor excesivo del verano, dado que posee un clima oceánico subtropical con temperaturas estables y templadas de entre 25º y 18º. Esto hace que sea un lugar apetecible para visitar en cualquier época del año.

Ponta do Sol (Madeira)

CÓMO LLEGAR A MADEIRA

Para llegar a Madeira la opción más frecuente nos lleva a volar con la aerolínea portuguesa TAP haciendo una corta escala en Lisboa. Las frecuencias de Lisboa a la isla son constantes cada día (también desde Oporto, aunque en menor medida), ampliándose en los meses de verano. Entre la capital de Portugal y el aeropuerto de Funchal (donde aterrizar tiene lo suyo) hay en torno a dos horas de viaje.

Avión TAP Portugal

Para ir a la otra isla habitada, Porto Santo (con una playa salvajemente fantástica), se puede tomar un vuelo corto de apenas quince minutos o ir en un ferry que tarda en torno a las dos horas.

Cascada en Madeira

Ahora no te quedan excusas para viajar a Madeira. Yo ya me quedé prendado de este lugar. Pero ahora te toca a ti darme la razón… o no.

Sele

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PD: En este blog nos gusta mucho Portugal. Compruébalo a través de los muchos artículos que hay sobre este país.

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