El castillo de San Felipe de Lara, un fortín antipiratas en Guatemala
Que Guatemala no deja de sorprender es un hecho. Este país es un filón para los viajeros por poseer una naturaleza exhuberante, ser el corazón del mundo maya y contar con importantes restos coloniales. De su última faceta precisamente quería hablaros. Y para ello viajaremos a los siglos XVI y XVII en que los piratas saqueaban a placer las costas caribeñas con pericia y éxito para llenar sus arcas. En el límite en el que el Río Dulce pasa a convertirse en el Lago de Izabal, lo que viene a ser el Golfo Dulce que absorbía el comercio y mercancías entre la Corona y Guatemala, no hubo más remedio que combatir estas constantes embestidas construyendo un fortín que hiciera frente a los ladrones. Nació así el Castillo de San Felipe de Lara, que logró convertirse en un bastión antipiratas y uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar de todo Centroamérica.
San Felipe de Lara, un castillo para contrarrestar a los Piratas del Caribe
Durante la época colonial fueron muy usuales los saqueos piratas a las ciudades y pueblos bañados por el mar Caribe. Uno de los puntos calientes era el Golfo Dulce, ese instante geográfico (y estratégico) en el que Río Dulce pasaba a ser un vasto lago por el que navegaban infinidad de navíos cargados de mercancías de uno y otro lado del Atlántico. Esto que tan conocido era, se convirtió en un auténtico imán de barcos pirata que acudían raudos a vaciar tanto cofres como despensas, asolando lo que encontraban a su paso. Por tal razón en 1595 se levantó la Torre de Sande, defendida por un total de doce hombres conveniente armados con artillería puntera en la época, pero la estructura se vino prácticamente abajo invalidando cualquier objetivo.
Es entonces en 1644 cuando Diego de Avendaño, Gobernador de Guatemala, ordena volver a levantar un torreón que se llamó entonces Torre de Bustamante (y que todavía sobrevive). Pero la Corona exige más contundencia contra los piratas, mayoritariamente ingleses y holandeses, por lo que en 1651 el oidor Antonio de Lara y Mogrovejo, se ocupa de que el diseño de esta necesaria estructura defensiva para convertirlo en inexpugnable. Desde entonces, en honor al Rey de España y a su persona renombra la fortaleza como Castillo de San Felipe de Lara, la cual ha sufrido innumerables modificaciones, aunque suficienetes para conservarse hoy en día y ser uno de los atractivos del Caribe guatemalteco.
En un largo trayecto en minivan entre Petén y Alta Verapaz, lugar propuesto para intentar avistar el quetzal, hicimos diversas paradas en el camino. Una de ellas fue entre Río Dulce y Lago de Izabal para observar este fuerte defensivo considerado Bien de Interés Cultural que Guatemala está tratando sea declarado Patrimonio de la Humanidad por tratarse de uno de los mejores castillos «antipiratas» de toda Centroamérica. No hallamos un solo turista extranjero siendo todos nacionales, y es que este lugar no está incluido entre los TOP de guías de viajes, a pesar de resultar muy interesante, sobre todo de cara a combinarlo con explorar esta zona en lancha o llegar a la pintoresca Livingston en la que viven los garífunas, negros que escaparon de la esclavitud mezclándose con caribes en la isla de San Vicente (es una larga e interesantísima historia de sincretismo entre África y América).
Por apenas 20 quetzales (aprox 2€) se puede entrar para visitar el castillo de San Felipe de Lara. Ese es el precio que cuesta conocer el monumento más interesante de la zona (si no contamos, por supuesto a Quiriguá y sus espléndidas estelas mayas). Más o menos en veinte minutos entramos a prácticamente todas sus dependencias y sacamos fotos de numerosos ángulos en los que no sólo se aprecia el propio fortín sino el paisaje tan vivo de alrededor. Quedan las habitaciones de los centinelas, e incluso la del capellán que se ocupaba de impartir la fe cristiana a los soldados y de ofrecer Santa Sepultura cuando había bajas tras algún ataque.
Impactantes resultan igualmente las celdas de castigo, que con el calor que derrite siempre en Golfo Dulce, debían ser ser un auténtico horno en el que sobrevivir se convertía en un milagro. Sólo en las partes altas y bien oxigenadas, allá donde se situaban los vigilantes, gracias a los tragaluces y vanos abiertos se puede respirar mejor, y es que durante las horas centrales del día caminar por aquí es de valientes. No viene nada mal llevar alguna que otra botella de agua para soportar la canígula. Y si es el caso, darse un baño en una de las zonas habilitadas para ello a pocos metros del acceso al castillo.
Quedan 19 cañones apuntando de forma figurada a posibles enemigos. La piratería del siglo XXI no lleva ni parches ni patas de palo, por lo que estos bastiones no sirven para combatir contra nada sino para recordar numerosas historias de la Historia de América Latina. En Guatemala, de la que se conoce de sobra Antigua e iglesias coloniales maravillosas repartidas en todo el territorio, también sobreviven huellas como San Felipe de Lara para entender los porqués de este tipo de castillos defensivos. Y asomarse a sus barandillas, agachar la cabeza en estrechos corredores y sentir el calor del Caribe a mediodía forma parte de una experiencia con la que sacar partido a un país que nos muestra muchos motivos para perderse más de lo estrictamente necesario.
El castillo de San Felipe de Lara no sólo se trató de una simple parada en el camino. Fue un libro abierto en un entorno natural y geográfico que impresiona y conviene conocer mejor.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
4 Respuestas a “El castillo de San Felipe de Lara, un fortín antipiratas en Guatemala”
Increible Guatemala, desde luego, a guzgar por tus fotos. Sudamérica es mi asignatura pendiente. ¿Qué país de sudamérica recomendarías para comenzar por este continente?
Hola Silvia, Guatemala es excepcional para comenzar moviéndose por Centroamérica. También lo es Costa Rica.
De Sudamérica, bajando a ver la cruz del sur… Perú es un buen comienzo también.
En realidad todos!!! jeje
Saludos! Sele
Nosotros también tuvimos la oportunidad de visitarlo y luego (claro) de disfrutar del trayecto por el Río Dulce hasta Livingston, uno de los más bonitos trayectos por río que se pueden hacer por centroamérica.
Un saludo!
[…] Atitlán, seguir el rastro del Quetzal en las tierras altas de Verapaces, esperar a los piratas en el fortín de San Felipe de Lara junto al Lago Izábal en la vertiente caribeña del país o conocer de fondo el Departamento de […]