Maestros de la pereza

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Maestros de la pereza

La pereza es uno más de los siete pecados capitales. La semilla de holgazanes, vagos , haraganes y gandules de aquí y de allá que se esparce continuamente por el mundo sin razón de género, raza, religión o condición. Vive en todos y cada uno de nosotros, ahueca nuestros sofás, calienta nuestras camas e incluso alienta nuestros bostezos. Es la creadora de frases como «Ahora no me apetece» o «Que lo haga otro», o de clásicas onomatopeyas como «Buffff». Tiene un demostrado efecto paralizador en las extremidades y se esmera en cargar de peso los párpados. Demoledora e implacable, azota conciencias, arruina carreras y machaca todos los planes que se proponga. Pero que nadie piense que este rasgo impregnado en el carácter es propio únicamente del género humano. No seamos ingenuos ni queramos acaparar todo. Hay algo que nos supera con creces. Porque existe una curiosa y adorable especie animal que vive en las selvas de Latinoamérica que hace suya la pereza como el que más. Tanto que se le conoce oficialmente como perezoso.

Perezoso en Costa Rica

Tengo especial cariño a estos animales que siempre sonríen, que no saben de stress ni de prisas, y que apuestan de cara por la calma y el sosiego. ¿Qué os parece si conocemos un poco mejor a los perezosos? Os aseguro que nunca un nombre hizo tanto honor a una realidad…

Los perezosos, esos animales tan adorables…

La primera vez que me topé con un perezoso fue en Costa Rica, en el Bosque lluvioso de Monteverde. Estaba agazapado, hecho una bola de pelo en lo alto de un árbol. Dormía plácidamente. Y así una hora, dos horas, tres horas… Tanto que volvimos para la cena y ahí seguía, sin haberse movido un solo centímetro. Tendría que esperar un día para ver a un perezoso despierto que trepaba hacia una rama con gran parsimonia, como a cámara lenta, sin importarle un bledo que estuviésemos apenas a un palmo suyo.

Lo primero que hay que dejar claro es que los perezosos no son osos, ni tampoco son una rebuscada especie de primate. Pertenecen a la orden Pilosa, que es la misma que la de los osos hormigueros, pero a una suborden distinta como es la de los Folívoros, que empareja a todos los perezosos. Aunque se ha sabido que existió en torno a medio centenar de géneros, actualmente solo sobreviven dos muy similares en comportamiento pero sí diferentes un poco físicamente: Los que tienen tres dedos y los que poseen únicamente dos.

Pero tengan dos o tres dedos los rasgos principales y la  actitud ante la vida es la misma. Ya de por sí posee el dudoso honor de ser el mamífero más lento del mundo, pudiendo invertir varios minutos en trasladarse un solo metro. Es, por tanto, la lentitud, el leitmotiv de su existencia. Porque le acompaña en todo lo que hace desde su nacimiento hasta su muerte.

Curiosidades del perezoso:

– Invierte en dormir en torno a veinte horas diarias. Las otras cuatro las reparte en trepar los árboles, comer hojas y beber agua (que normalmente obtiene de los vegetales). Es un animal de hábitos nocturnos por lo que verle en pleno movimiento durante el día no es demasiado fácil.

– La mayor parte de su vida la pasa agarrado a las ramas, normalmente boca abajo aprovechando sus largas garras curvadas. Incluso las hembras llegan a parir a sus crías en los árboles.

– Puede soportar varios días sin «hacer de vientre» ya que tiene una capacidad acumulativa sobrenatural. Como máximo una vez por semana. Eso sí, cuando lo hace, baja al suelo donde cava un agujero, que después se ocupa de cubrir de hojas. Por ello está considerado como un animal sumamente ecologista, que da a los árboles lo que ha recibido de ellos. Mejor fertilizante, imposible.

– Su musculatura es varias veces más ligera que la de otros mamíferos, lo que explica sus movimientos lentos. Aunque esto favorece la facilidad que tienen para trepar, ya que levantan muy poco peso.

Perezoso fotografiado en Costa Rica

– Esto es buenísimo. Agarraos fuerte a la silla. En los perezosos el acto sexual suele durar algo más de veinte horas, dilatándose, entre otras cosas, porque tanto el macho como la hembra en muchas ocasiones llegan a quedarse dormidos durante el coito. La eyaculación precoz no es precisamente un problema para ellos. Suelen estar enganchados (literal) un día entero. ¡De locos!

– En su cuerpecillo habitan todo tipo de insectos, sobre todo mariposas, garrapatas e incluso escarabajos. En un solo individuo puede haber miles de bichos escondidos en su pelaje. Además le crecen diversos líquenes que le ayudan a camuflarse y a pasar desapercibido por sus enemigos los depredadores (en esta categoría también incluyo al ser humano). Es por ello que muchos científicos y naturalistas, entre ellos Félix Rodríguez de la Fuente, lo calificaran de «Jardín Viviente».

– A pesar de lo que pueda parecer, son excelentes nadadores, capaces de cruzar grandes ríos sin tanto esfuerzo como el que se puede esperar de ellos.

¿Dónde podemos ver a los perezosos? (entiéndase que a los animales)

Antiguamente los perezosos estaban distribuidos en un buen número de países, pero la deforestación de los bosques está limitando cada vez más su presencia. Razón por la que el hombre, como suele ser habitual, se constituya como su enemigo número uno. Otros como la boa constrictor, el águila Arpía y los jaguares, lo llevan siendo desde siempre, aunque por motivos más lógicos que tienen que ver con el ciclo de la vida.

Actualmente las personas que tengan interés en ver a los perezosos con sus propios ojos deberán dirigirse bien a Centroamérica (México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá) o bajar un poco más por Sudamérica a países tales como Colombia, Venezuela, Brasil, Ecuador, Perú, las Guyanas e incluso en norte de Argentina. Siempre se les debería buscar en los bosques tropicales húmedos y mirar en los árboles altos donde andarán agazapados. Nadie dice que sea tan fácil como ver un mono, porque se camuflan bien y esos ovillos de pelo pasan muchas veces desapercibidos. Pero en un viaje a los rincones naturales de muchos de los países recién mencionados la probabilidad de éxito está prácticamente garantizada. Ya más complejo será ver cómo se mueven y que os dediquen esas sonrisas tan tiernas de niños que parecen no haber roto un plato en su vida.

En mi caso, tuve la suerte de tener muy cerca en varias ocasiones a perezosos de dos dedos en lugares concretos de Costa Rica como son Monteverde o Cahuíta. Unas veces durmiendo, otras escalando e incluso una noche en la que la hembra iba con la cría enganchada a su cuerpo.

 

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Y ya casi al final del viaje, en la isla de Bastimentos, perteneciente al archipiélago panameño de Bocas del Toro, nos encontramos come que te come a un precioso ejemplar de tres dedos que giró su cabeza 360º grados para observarnos plácidamente.

Perezoso de tres dedos

Durante mi añoradísimo viaje a Costa Rica y Bocas del Toro (del cual proceden las fotografías que estáis viendo), su mera presencia, siempre pacífica, me hizo disfrutar de más de un momento inolvidable de esos que sólo la maturaleza sabe regalar cuando te mira a los ojos. Creo que gracias a ellos pude conocer un ingrediente más de esa esencia maravillosa llamada pura vida.

¿Quién habló de pereza?

Sele

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