Monasterio de Santa María de Vilabertrán, el secreto mejor guardado del Alto Ampurdán
A mitad de camino entre Figueras y Peralada, con tan sólo cuatro kilómetros de margen, tiende a quedar en el olvido de quienes visitan la comarca del Alto Ampurdán un monasterio peculiarísimo, con un románico maravilloso, que guarda muchos secretos en la sencillez del claustro y la bóveda de cañón de su iglesia. El monasterio de Santa María Vilabertrán no es ni tan siquiera un monasterio al uso sino una canónica, cuya función en la Edad Media fue congregar canónigos bajo las normas de San Agustín. Clérigos que debían dar ejemplo a la comunidad y ser un ejemplo para los demás mediante la sencillez de su vida en congregación. Su torre rectangular de estilo lombardo sirve de faro para visitantes desorientados que no se imaginan, ni por asomo, la belleza de lo que les espera en el interior.
El monasterio de Santa María Vilabertrán, que llegó a hospedar peregrinos que se dirigían a Tierra Santa, ha mantenido su esencia a pesar de guerras y desamortizaciones. Y, aunque no posee la fama de su vecino ampurdanés Sant Pere de Rodes, merece muchísimo la pena acercarse hasta él y conocer sus dependencias.
Santa María de Vilabertrán, el monasterio que fue canónica
Cuando Pere Rigall (también escrito Pere Rigau e incluso Rigald) fue destinado a la pequeña iglesia de Santa María en el año 1066, recibió unos terrenos cedidos por varias familias de la zona para empezó a levantar un edificio destinado acoger a una comunidad de clérigos en la que sería una canónica. Este uso monástico de las instalaciones, preparado para acoger a once canónigos bajo la regla de San Agustín, así como la nueva iglesia que sustituyó a la anterior, fue consagrada en el año 1100. Sería el propio Rigall quien, antes de morir en olor de santidad, tratara de anexionar como monasterio filial a San Juan de la Abadesas, aunque lo consiguiera finalmente con el de Santa María de Lladó. Su figura, venerada como si de un santo se tratara, quedaría como la del primer abad del monasterio de Santa María de Vilabertrán. Los demás abades que le sucedieron se eligieron en votación de los miembros de esta comunidad.
Décadas más tarde el monasterio fue ganando en importancia e influencia, acogiendo a peregrinos a Tierra Santa así como estando al lado de las nuevas Órdenes Militares. Incluso alguno de los personajes que pasaron por allí tuvieron algo que ver con los templarios una vez estos fueron prohibidos definitivamente. En el año el año 1295 se casó aquí el rey Jaime II de Aragón con Blanca de Anjou. Más tarde el monasterio quedó bajo protección real, aumentando así su poder y, sobre todo, su patrimonio. No dejaron de llegar donaciones, siendo la más destacada una parte pequeña del lignum crucis (la cruz en la que Cristo fue crucificado) que se colocó a su vez en una cruz-relicario de gran valor histórico y artístico. Tesoro que hoy día sigue conservando.
El esplendor de la Edad Media se fue apagando. Se secularizaron buena parte de las instalaciones, las cuales pasaron a ser palacio. Después el avance de las tropas napoleónicas y, sobre todo, la desamortización de Mendizábal, hecho definitivamente a los últimos monjes de Santa María de Vilabertrán. La suerte fue que este hermoso edificio románico no fuera desmantelado como sí sucedió con otros muchos. Y así ha llegado hasta nosotros un humilde pero valioso lugar para los amantes de la Historia y el Arte.
El monasterio de Santa María de Vilabertrán, así como el de Sant Pere de Rodes, forman parte de estas 10 ideas para un viaje perfecto al Alto Ampurdán.
La iglesia de Santa María y la gran cruz de plata
La iglesia de Santa María es, junto al claustro, la estrella de este conjunto religioso. Se trata de un edificio de planta basilical con tres naves rematadas en tres ábsides. La nave central, soportada por una compacta bóveda de cañón, está flanqueada por dos hileras de columnas. Las galerías laterales soportan algunos túmulos en sus muros, destacando sobre todos el sepulcro del primer abad, Pere Rigall, aunque casi todas las tumbas del monasterio fueron saqueadas durante la Guerra de la Independencia contra los franceses.
El ábside central está rematado en siete arcos ciegos que se apoyan en columnas con capiteles sencillos, tal como ocurre en otras estancias monacales. Una ventana de medio punto al final nos recuerda que nos encontramos en un edificio poco luminoso muy distante al postrero estilo gótico que sí le daba importancia capital a la luz.
A mano izquierda, protegida por un cristal, se deja ver la joya de la corona. Una enorme cruz de plata dorada con camafeos egipcios que protege una reliquia de la Vera Cruz y que está plagada de detalles. Se cree que dicha reliquia fue traída por Eymeric de Usall a principios del siglo XIV cuando trató de liberar a Fray Dalmau de Rocabertí, uno de los miembros de la casa de los señores de Peralada, a quien intentó liberar de su cautividad en Egipto. Fray Dalmau había sido el último jefe militar de la Orden Temple en la isla de Arwad (en la actual Siria) y, aunque no salió de prisión bajo la mano de Eymeric de Usall, sí lo hizo años más tarde. De hecho se cree que murió precisamente en el monasterio de Vilabertrán. ¡Los lazos de este lugar con los templarios son inescrutables!
La cruz, sacada en tren en plena Guerra Civil para su protección (a costa de algún asesinato incluso), está considerada como la pieza de orfebrería gótica más grande de Cataluña, con una longitud de 1’60 metros de altura por 1 metro de ancho de extremo a extremo. Está ornamentada sobre una cruz de madera de roble a la que se fue recubriendo con finísimas láminas de plata dorada. En ambos brazos medallones decorados con piedras preciosas e incluso un escarabajo egipcio. Aparecen, por supuesto, Cristo y una representación de los cuatro evangelistas en forma de círculos. También forman parte de la composición la Virgen María, un ángel que sostiene el sol y la luna así como una figura que puede ser Adán. Curiosamente durante su restauración hace ya varios años se encontraron documentos doblados en su interior que nos cuentan más de su historia. Realmente esta cruz tiene muchos secretos a su alrededor. De hecho tiene hasta un libro que escribieron Angie Bach y F. Roselló titulado «El misterio de la cruz de Vilabertrán» editado por Atlantis y donde a base de casualidades se cimenta un objeto que despierta mucha curiosidad.
El claustro de Santa María de Vilabertrán
El claustro de la canónica de Santa María de Vilabertrán es una metáfora de la austeridad y humildad de su primer abad y de lo que quería transmitir. La simpleza de este claustro contrasta con el cercano Sant Pere de Rodes ni con las columnas de la iglesia Sant Pere en Besalú (En la comarca de La Garrotxa). Aquí no se espera la genialidad del Maestro de Cabestany ni esas biblias para iletrados en las que se convertían los capiteles de los edificios religiosos. Pero hablar de simpleza no es antónimo de belleza. Porque el claustro de Vilabertrán es hermoso. Desprende paz y sosiego en cada galería, en cada detalle.
Saltándose toda simetría las galerías del claustro vienen cubiertas por una bóveda de medio arco y ángulos sostenidos, a su vez, por arcos diagonales. De éstas salen distintas salas como el refectorio o una dependencia que, además de sacristía, muchos identifican como la biblioteca que durante la Edad Media custodiara antiguas obras que iban más allá de los clásicos libros de coros (no queda ninguno). Los capiteles de las columnas son algo así como una reinterpretación minimizada del estilo corintio. Meras hojas lisas los componen, aunque también se encuentran ejemplos más elaborados, aunque siempre con motivos vegetales.
Otras dependencias monacales
De las demás salas visitables destaca el que fuera refectorio de los canónigos así como la sala capitular. Una planta más arriba sobrevive un hermoso dormitorio abovedado. A diferencia de otros monasterios con celdas para cada monje, en la canónica de Santa María de Vilabertrán dormían todos los clérigos en una misma habitación (aunque grande como el salón de un castillo). La persona que nos guió en esta visita nos contó que hoy día quien habita el dormitorio clerical es una gran lechuza blanca que se cuela por algún hueco no visible para dormir allí durante las mañanas.
Buena parte del monasterio lo ocupa un antiguo palacio abacial que se construyó a posteriori y que hoy día se está restaurando (la visita no llega hasta aquí). Es parte de las divergencias de quienes se olvidaron del objetivo principal de Pere Rigall, el primer abad del monasterio. Estas dependencias llegaron a ser utilizadas como granero del pueblo e incluso como cuartel del Ejército. Hasta que en 1980 la gestión del monasterio de Vilabertrán pasó a manos de la Generalitat.
¿Cómo visitar el monasterio de Santa María de Vilabertrán? Horarios y precios
Ideal tanto si se está en Figueras como en Peralada, el monasterio de Vilabertrán es una de las visitas más sorprendentes. Personalmente fue una de las que más entusiasmo me generó durante mi último viaje al Alto Ampurdán. Visitarlo es fácil, pero hace falta saberse los horarios, sobre todo si se va fuera de la época veraniega cuando son más restringidos.
¿A qué hora abre el monasterio de Santa María de Vilabertrán?
Del 1 de julio al 31 de agosto abre de martes a domingo de 10.00 a 13:30 y de 15:00 a 18:30 horas. El resto del año lo hace únicamente de jueves a sábados de 10:00 a 13:30 y de 15:00 a 17:30 horas. Domingos y festivos de 10:00 a 15:00 horas.
¿Cuánto cuesta la entrada al monasterio de Santa María de Vilabertrán?
El precio de la entrada es de 3 euros.
La Schubertíada de Vilabertrán
En 2017 se cumplen 25 años de la primera Schubertíada celebrada en la canónica de Vilabertrán. Todos los meses de agosto tiene lugar un festival con conciertos de música clásica tanto de Schubert como de otros autores contemporáneos. Más información en www.schubertiadavilabertran.cat.
Más información sobre la Costa Brava en la web es.costabrava.org y en la página oficial de turismo catalán www.catalunya.com
Con Schubertíada o sin Schubertíada, el Monasterio de Santa María de Vilabertrán es todo un viaje dentro del Alto Ampurdán que recomiendo hacer sí o sí. Una oda a la sencillez con una cruz llena de Historia. Yo que vosotros, no me lo perdería.
Sele
PD: No os perdáis todos los artículos dedicados a Cataluña en este blog. Ni la sección general titulada RINCONES DE ESPAÑA con información sobre un montón de lugares increíbles que tenemos más cerca de lo que parece.
4 Respuestas a “Monasterio de Santa María de Vilabertrán, el secreto mejor guardado del Alto Ampurdán”
Precioso reportaje del Monasterio de Santa Maria de Vilabertrán. Muchas gracias Sele.
Gracias Paqui, me alegra que te guste!!
Sele
He nacido y estudiado a la que yo llamo la universidad de Vilabertran.
En aquel tiempo esta joya carecía de la importancia que merece.El esfuerzo y trabajo de unos muchos han conseguido que hoy brille con luz propia.
Su actual alcalde Martí Armada ha impulsado junto con el patronato sus últimas actuaciones en el monumento.
Bautizo , confirmación, primera y segunda comunión , casamiento y por último sepelio es mi tributo .
Josep maria Martorell i Pastoret .
No cabe duda Josep Maria, que lo han hecho muy bien para que podamos disfrutarlo hoy día en un estado excelente.
Tenéis una auténtica joya. Menos conocida de lo que debería, eso sí.
Muchas gracias por tu comentario!
Sele