Auroras boreales: qué son, cómo se forman y qué significan sus colores- El rincón de Sele

Blog

Auroras boreales: qué son, cómo se forman y qué significan sus colores

Sin lugar a dudas, las auroras boreales representan uno de los fenómenos naturales de mayor impacto en nuestro planeta. Semejante espectáculo de luces danzando en el cielo ha fascinado desde hace miles de años a los nativos de las regiones polares, así como a profesionales científicos y, por supuesto, a quienes viajan para contemplarlas en las noches gélidas y despejadas donde, con cierta frecuencia y, casi sin avisar, aparecen. Y, aunque observar una aurora boreal se entiende como una experiencia que va más allá de la ciencia, dado que se trata de un momento de conexión con la naturaleza en su estado más sublime, nos invaden numerosos interrogantes. Preguntas, por fortuna, con respuestas concretas que ayudan a comprender su origen, por qué se dan en ciertas latitudes, así como los factores que afectan a su color, pueden permitirnos apreciar incluso más esta maravilla lumínica capaz de hipnotizar con su baile misterioso a sus privilegiados testigos.

Aurora boreal en los cielos de Laponia (Así se forman las auroras y el porqué de su color)

¿Qué son y cómo se forman las auroras boreales? ¿Qué determina su color o que se vean más nítidas, e incluso puedan apreciarse en ocasiones incluso en áreas más apartadas del Círculo Polar? En este artículo me gustaría desentrañar, sin complejos circunloquios, algunos secretos de las auroras y así entender el porqué de muchos factores que influyen en cada aparición.

* No te pierdas: 10 consejos para ver y fotografiar las auroras boreales. Además, hemos diseñado un viaje de autor a Noruega para ver auroras. Más información aquí.

LAS AURORAS BOREALES: QUÉ SON, CÓMO SE FORMAN, DÓNDE APARECEN Y RAZONES DE SU COLOR

El nacimiento de una aurora boreal: un baile entre el Sol y la Tierra

Para buscar el origen de las auroras boreales deberíamos viajar a ciento cincuenta millones de kilómetros de la Tierra y, de ese modo, alcanzar el Sol. Nuestro Astro Rey, una inmensa bola de gas caliente en constante actividad, libera una tremenda cantidad energía y partículas al espacio. En no pocas ocasiones, el Sol lanza grandes cantidades de estas partículas en brutales explosiones conocidas como tormentas solares, lo que provoca que éstas viajen a gran velocidad por el espacio en lo que se viene a llamar viento solar.

Explicación gráfica de la formación de auroras boreales

Cuando dicho viento solar alcanza el Planeta Tierra, choca contra su campo magnético, actuando como un escudo protector y desviando la mayoría de las partículas. Pero en las zonas cercanas a los polos algunas logran entrar en la ionosfera, una capa atmósfera. Allí chocan con los átomos de oxígeno y nitrógeno que hay en el aire, liberando energía en forma de luz y creando los colores brillantes de las auroras boreales.

¿Por qué las auroras suelen dejarse ver en áreas polares o zonas próximas a ellas?

La razón por la que las auroras boreales (denominadas así en el hemisferio norte) y las auroras australes (en el hemisferio sur) se observan fundamentalmente en las regiones polares está relacionada con la forma del campo magnético terrestre. La Tierra actúa como un gigantesco imán, con líneas de campo magnético que emergen cerca de los polos Estas líneas forman una especie de “embudo” por donde las partículas del viento solar pueden acceder a la atmósfera con mayor facilidad. Razón que explica que los espectáculos de auroras se concentren normalmente en un círculo alrededor de los polos magnéticos, una región conocida como “zona auroral”.

Auroras boreales en Laponia

Pero en ocasiones, aunque pocas, se puede llegar a dar el caso que se puedan observar auroras en puntos relativamente alejados de la zona auroral. Y eso se debe a periodos en los cuales el Sol se encuentra especialmente activo y se produzcan en él tormentas solares mucho más potentes. Si la cantidad de partículas que llega a nuestra atmósfera es mucho mayor que en explosiones más corrientes, se intensifica la presencia de auroras así como su visibilidad en latitudes más bajas.

Auroras boreales en Laponia

Los científicos miden la actividad geomagnética con un índice llamado Kp, que va de 0 a 9 (algo que se puede comprobar en directo o una previsión en fuentes esenciales como www.spaceweatherlive.com). Cuanto mayor es el número, más intensa es la tormenta geomagnética y más lejos de los polos pueden verse las auroras. Si con un KP2 se pueden ver auroras más allá del Círculo Polar Ártico, pongamos en Tromso o Narvik en Noruega, haría falta un KP5 ó KP6 para que bajara al sur de Escandinavia y algo más para observarse en latitudes de la Europa meridional.

Información KP

Aunque hay algo esencial para contemplar este fenómeno. Ya puede estar columpiándose en el Círculo Polar Ártico y haber un KP9 y haber habido una tormenta solar desproporcionada, que si el cielo está completamente cubierto de nubes, no se ve absolutamente nada. De ahí que sea fundamental contar con cielos despejados y alejarse de zonas con contaminación lumínica, uno de los principales consejos para ver y fotografiar auroras boreales de los cuales ya escribí hace algún tiempo en este blog.

¿Nos encontramos en un momento propicio de actividad?

Por otro lado, el Sol, con un ciclo de actividad de aproximadamente once años, cuenta  con periodos de mayor y menor actividad. Durante el conocido como máximo solar, que es cuando se producen más manchas solares y eyecciones o tormentas solares, las auroras suelen ser más frecuentes, brillantes y visibles en lugares donde normalmente no aparecen, como el centro de Europa o incluso el sur de Estados Unidos. Y precisamente en 2024-2025-2026 nos encontramos en ese periodo de máximo solar, no habiéndose alcanzado aún el pico, lo que da a entender que estemos viviendo un momento álgido en lo que a la aparición de auroras boreales se refiere. De ahí que estemos en un momento especialmente bueno para poder viajar a las regiones polares y tener mayor posibilidad de avistar este fenómeno natural.

Auroras boreales en Laponia

El color de las auroras: una cuestión de átomos, altitud y energía

Uno de los aspectos más fascinantes de las auroras boreales y que mayores interrogantes suscita es el porqué de su diversidad de colores. Y, cómo no podía ser menos, existe una explicación científica al respecto. Que las auroras se vean de un color u otro depende de dos factores clave. El primero, el tipo de gas (átomos y moléculas de aire) con el que choquen en la atmósfera las partículas solares así como la altitud a la que se produce esta colisión.

El color verde, que se trata del más común, se produce cuando los electrones solares excitan los átomos de oxígeno en la atmósfera y la colisión sucede entre los cien y los trescientos kilómetros de altitud. El oxígeno resulta abundante en estas capas de la atmósfera, esencial para que las auroras se vean de esa tonalidad, más fácil además de percibir por el ojo humano. Que se vean rojas también tiene que ver con la presencia de oxígeno, aunque cuando las partículas se encuentran ya por encima de los trescientos kilómetros éste disminuye de manera notable y esta tonalidad se aprecia algo menos. Si no se ve solo, suele situarse por encima de las auroras verdes (y no al revés).

El color verde predomina en las auroras boreales

Cuando se vislumbran tonos azules y violetas tiene que ver con un choque con moléculas de nitrógeno en altitudes más bajas, por debajo incluso de los cien kilómetros. Resultan bastante menos perceptibles al ojo humano. Sí los rosas y púrpuras, donde se mezcla la luz roja del oxígeno con los tonos azulados del nitrógeno, normalmente en los bordes de las auroras verdes, dentro de que haya siempre una combinación precisa de distintas altitudes y gases en interacción.

Pero no cabe duda que existen ciertos factores adicionales que influyen en los colores y su nitidez. Por un lado, con una actividad solar potente, al existir un número elevadísimo de partículas colisionando en la atmósfera, los vientos solares pueden tocar diversas altitudes, chocar con distintas partículas y, por tanto, mostrar más variedad de colores así como una mayor nitidez. Por el otro, estar en zonas con cierta contaminación lumínica (en ciudades o cerca de focos o farolas), así como la luz de la luna, puede llegar a afectar de manera notable a cómo percibimos las auroras, provocando que ciertas tonalidades no podamos distinguirlas e incluso, en ocasiones, se aprecien de una manera muy difusa.

Grupo viendo auroras boreales en Laponia

Otra clave, no menos importante, radica en la sensibilidad del ojo humano. Si bien nuestros ojos perciben mejor el verde en la oscuridad, hay quienes por diversas razones no llegan a apreciarlo bien, sobre todo cuando las condiciones no son las óptimas (ni son fuertes ni existe la oscuridad adecuada). Por supuesto que las cámaras fotográficas, al capturar un espectro más amplio de luz, permiten congelar imágenes realmente deslumbrantes incluso en condiciones de baja visibilidad. En todos estos años, habiendo asistido a decenas de sesiones de auroras boreales en el Ártico (e incluso con las australes en el sur de Nueva Zelanda), me he dado cuenta que hay un porcentaje nada desdeñable de personas (en torno a un 30%) que no distinguen los colores de las auroras boreales. Y que aseguran a quienes sí las aprecian realmente, que no tienen color. Pero, como he comentado antes, si se trata de una actividad fuerte, se observan perfectamente distinguiendo distintas tonalidades. De ahí que resulte importante contar con distintas oportunidades de avistamiento.

Sele ante una aurora austral en Te Anau (Nueva Zelanda)

También hay algo que no capta la cámara de fotos y que sí resulta perceptible al ojo humano, incrementando la emoción de quien presencia ese fenómeno. Se trata, nada más y nada menos, del movimiento, ocasionado porque las interacciones en la atmósfera no ocurren todas al mismo tiempo ni en el mismo punto, lo que afecta a que la aurora parezca desplazarse de forma ondulante o pulsante. A veces como si se corriera una cortina en el horizonte o el mismísimo Ave Fénix abriera sus alas sobre tu cabeza (las denominadas coronas). Para muestra, el siguiente vídeo de unas auroras filmadas en el Parque Nacional de Abisko (Laponia Sueca).

Auroras boreales en vídeo

Estar el el lugar oportuno en el momento más adecuado

Lo que parece evidente es que no existen dos auroras iguales. Cada ocasión parece única porque los colores, las formas, el movimiento, el paisaje circundante o las condiciones varían prácticamente a cada minuto. Así que, encontrarse en el lugar oportuno en el momento preciso no deja de ser la mejor carta que juegan quienes les apasiona este fenómeno natural explicable científicamente, por supuesto, pero que aún permite hacernos creer por un instante que la magia, en efecto, existe.

Para más información y consejos, no te pierdas: 10 CONSEJOS PARA VER (Y FOTOGRAFIAR) AURORAS BOREALES.

¿Te vienes conmigo a ver auroras boreales al Ártico Noruego?

El Ártico no sólo es que me encante. Es que me tiene completamente enganchado. Llevo varios años pasando semanas de invierno en Laponia no sólo para cazar auroras boreales sino también disfrutar de los paisajes nevados, las luces interminables del atardecer, encontrar nuevos enclaves paisajísticos de nivel y rastrear lo mejor de la fauna ártica. Para 2026 hemos diseñado un viaje increíble al norte de Noruega para disfrutar de esta región en toda su esencia, saliéndonos además de rutas más frecuentes. Donde cada noche saldremos a buscar y fotografiar las fascinantes luces del norte, aprovechando uno de los años de mayor actividad geomagnética prevista. Pero habrá mucho más: exploraremos los espectaculares paisajes en busca de la fauna autóctona y profundizaremos en la rica historia de la zona, desde la Edad de Bronce hasta la presencia milenaria del pueblo sami. También nos adentraremos en el legado vikingo y en los vestigios de las grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial, aún visibles en este territorio. Todo ello hospedándonos en una casona del siglo XVIII ubicada en un entorno formidable y salvaje (sin contaminación lumínica) frente a un precioso fiordo donde nadan las ballenas y las focas.

The Boreal Reindeer House, nuestra casa en el Ártico noruego

Te cuento más aquí sobre esta aventura que tendrá lugar en el primer trimestre de 2026 (haremos varias salidas de una semana desde el 24 de enero hasta el 22 de marzo).

Sele viendo auroras boreales en Abisko (Laponia Sueca)

Así que, si deseas poner en práctica lo aprendido en este artículo, ya sabes dónde encontrarme. Lo demás, será buscar colores y movimiento en los cielos árticos.

Sele

+ En Twitter @elrincondesele

Canal Facebook

Instagram @elrincondesele

Deja un comentario