Recientemente os conté mi experiencia en las entrañas de las minas de Potosí, a las que metaforicé como una de las puertas del infierno que hay en el mundo. La montaña de Bolivia que supuraba plata, y que después de más de cuatro siglos sigue funcionando, es uno de los pasajes más oscuros de la conquista de América en incluso de la historia reciente del cono sur. Cuando tuve la oportunidad de entrar a una de las cinco mil galerías que sangran dentro del laberinto del Cerro Rico pude sentir el dolor que se rebate en la oscuridad y podredumbre de unas minas exhaustas. Las palabras que me dedicó uno de los mineros que me acompañaron a este viaje emocional resuenan en mi cabeza como si las hubiese escuchado ahora mismo: «Aquí dentro Dios no existe».

Me gustaría mostraros un pequeño vídeo en el que podáis ver cómo es el interior de las minas de Potosí, cómo se respira en aquellas paredes sombrías y, en definitiva, cómo fue mi paso por uno de los lugares más siniestros y duros que he visitado en mi vida.

Hace años el escritor uruguayo Eduardo Galeano nos mostró «Las venas abiertas de América Latina» en la que puede considerarse una de las Biblias del viajero en el continente. Su libro comienza en Potosí y página a página es muy fácil atragantarse con una tormentosa historia llena de codicia. Una historia que tiene su versión en pleno siglo XXI sin los lazos de un descubrimiento que queda ya lejano.

¿Queréis ver un viaje a los adentros de las Minas de Potosí? Dentro vídeo:

VÍDEO EN LAS MINAS DE POTOSÍ

No se me ha olvidado en absoluto aquel olor nauseabundo, ni cómo parecía que caminaba con piedras atadas a la mochila por el dichoso mal de altura. Ni las caras ajadas de unos mineros en los que el alcohol y masticar hojas de coca se han convertido en su único alivio en aquel lugar oscuro y cerrado de pasado trágico.

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