En los adentros de Cueva Coventosa, la catedral de la espeleología - El rincón de Sele

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En los adentros de Cueva Coventosa, la catedral de la espeleología

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La comarca cántabra del Alto Asón guarda muchos secretos escondidos más allá de donde se pone el sol o moja la lluvia. Este intenso valle refugiado en la Cantabria más oriental e inédita posee más de tres mil cuevas cuyas galerías se pierden en el origen de los tiempos. Mientras la luz natural toca tan sólo las aperturas que permanecen abiertas en los montes teñidos de verdor y niebla matutina, se cierne en la montaña el Reino de la oscuridad y el silencio gobernado por la ley del subterráneo. Entre estalactitas y estalagmitas, gotas de agua preservadas para la eternidad, el Valle del Asón presume ser la capital de la espeleología en Europa con la cueva Coventosa como su insigne catedral.

Cueva Coventosa (Cantabria)

Durante mi último viaje a Cantabria tuve la oportunidad de adentrarme en la cueva de Coventosa, con más de 35 kilómetros de galerías, para dar un espeleopaseo que se convirtió no sólo en una formidable experiencia sino también en una gran aventura, a pesar de no ser más que un simple aficionado a esta adrenalítica actividad.

Coventosa, la Diosa de la espeleología en el Alto Asón

Hacía algunos años que no me dejaba caer en una cueva. Desde las sinuosas Pálvölgyi en Hungría (leer Guía alternativa de Budapest) no me había tenido que poner el casco, el frontal ni los pantalones de mancharme de barro como si no hubiera un mañana. Una rodilla renqueante por un mal paso dado en un reciente viaje me hacía temer sobre mi primera incursión a Cueva Coventosa, la Diosa de los espeleólogos, por lo que en mi mente me propuse no forzar demasiado. Pero Coventosa no es Pálvölgyi, ni mucho menos (es infinitamente mejor), y serían sus propias galerías (y por supuesto la persona experta que nos guiara en el camino) las que me animarían a continuar y olvidarme de que existe un reloj. ¿Para qué, si allí abajo el tiempo se rige por criterios muy diferentes?

Ramales, campamento base a orillas del Asón

Pero nos vamos una hora antes de entrar a esas inmensas cuevas. Es en Ramales de la Victoria, el pueblo en el que se unen los ríos Asón y Gándara, donde se uno se puede informar de qué ver y qué hacer en la zona. La Oficina de turismo ofrece informaciónRamales de la Victoria (Cantabria) y consejo a los viajeros que bien desean hacer algo más tranquilo o practicar alguna actividad como trekking, escalada o la tan buscada espeleología, famosa en el Valle del Asón. Fue allí donde nos esperaba Xavi, guía de Red de Cuevas de Alto Asón, una de las empresas que organizan visitas a cuevas, quien nos llevó hasta Arredondo, a poco más de 20 minutos de Ramales, desde donde se puede acceder a Coventosa. El nivel de dificultad a contratar pasa desde los espeleopaseos (aptos para todo el mundo) hasta las rutas de espeleología «élite» a la que se adscriben los muy expertos. Los precios son desde los 20€ de dos personas bajando incluso cuanto más gente participe, lo que lo convierte en una experiencia no sólo recomendable sino también económica. Si bien es cierto que Coventosa, así como la mayoría de cuevas del Asón, están abiertas y no tienen la obligatoriedad de contratar acompañantes, lo lógico es hacerlo con gente que conozca bien estas galerías en las que es muy sencillo perderse.
Mapa de cueva Coventosa en el Alto Asón (Cantabria)
Con todo cerrado teníamos gran parte de la mañana para conocer la cueva. Ni la copiosa lluvia ni la niebla que impedía disfrutar de las panorámicas del valle nos impedía realizar la actividad. Dejamos el coche junto a una escueta indicación en el límite del asfalto con un sendero y echamos a andar. Entre estrecheces y ramas mojadas nos abrimos paso durante aproximadamente un cuarto de hora hasta encontrarnos a nuestra izquierda con una hendidura en la roca que a priori hubiésemos pensado era tan sólo un abrigo. Pero Xavi se dirigió velozmente a esa misma «puerta natural» por la que había pasado decenas de veces y nos pidió nos ajustáramos el casco, probásemos la luz de la linterna frontal y dejásemos cualquier ropa de abrigo. Abajo la temperatura es fija, bien en invierno o en verano, y con el movimiento se pasa calor si se está muy abrigado. Así que me quité el chubasquero y me quedé tan sólo con una sudadera fina, más que suficiente.
Entrada a cueva Coventosa (Alto Asón, Cantabria)
El viento de los primeros metros de cueva, que le dan precisamente el nombre de Coventosa, engañan bastante. Las partículas de arena convertían en imposible cualquier intento fotográfico. Mientras nos íbamos haciendo a la oscuridad procurábamos caminar despacio, con paso firme, como si lo que pisáramos fueran cristales. El temor de los inicios y un suelo completamente mojado provocaba que pensáramos equívocamente que nos íbamos a escurrir con suma facilidad. El truco es acostumbrarse lo antes posible, centrarse en los secretos de una cueva que se muestra tal y como es en cuanto te decides por uno de los muchos caminos que parten de la entrada. Pero sobre todo no confiarse, medir los pasos y escuchar bien a quienes saben cómo agarrar cada galería.

Sele en Cueva Coventosa (Cantabria)

En este caso, el espeleopaseo por Coventosa, nuestro guía Xavi nos hacía no sólo recorrer la cueva sino aprender de la misma, admirarla e incluso que nos olvidásemos del mundo exterior. Las leyes del subsuelo son otras, con los senderos marcados por el goteo de agua de una estalactita que lleva forjándose millones de años. ¡No toquéis las gotas! – nos pedía encarecidamente, consciente de que apagar una incipiente gota en la piedra podía matar un proceso extremadamente largo y complejo. Y entre las muchas conversaciones y asimilación de consejos se abrían a la luz de las linternas unos paisajes cavernarios maravillosos.

Cueva Coventosa (Cantabria)

Coventosa no tiene pasarelas de madera, ni escaleras, ni, por supuesto, iluminación de las muchas cuevas naturales que se visitan en el mundo. Es una cueva «a lo bruto», tal cual ha sido siempre y tal cual la vivieron quienes se refugiaban de los bombardeos y los peligros de la Guerra Civil (algo muy usual en tierras cántabras). Eso es lo más increíble de esta red laberíntica de más de 800 metros de profundidad (y una pared vertical de 300 m.), con las aguas que alimentan al Asón filtrándose en oscuras galerías y una serie de rincones en los que es fácil llevarse por las formas modeladas magistralmente en piedra caliza. Como si de un videojuego educativo se tratara, uno va avanzando en busca de tesoros, obras de arte «al natural» y retándose a cada minuto para llegar al próximo nivel.

Cueva Coventosa (Cantabria)

En alguna ocasión tuvimos que utilizar la cuerda para subir o bajar alguna que otra pendiente empinada. Siempre siguiendo los consejos de un guía que conocía perfectamente dónde colocar los pies o las manos. Como si fuera un manual práctico de las cuevas del Asón se sabía de memoria dónde escurría más o menos, qué abertura en la roca podía servirnos de enganche o cómo debíamos sujetarnos en la cuerda (los nervios hacen que aprietes tanto los puños que luego cuestra abrir las manos). Para primerizos como nosotros sus consejos eran para seguirlos a rajatabla. Lo que más me gustó fue que él se adaptaba a nosotros hasta el punto de que disfrutáramos (y no sufriéramos) la travesía. Eso es muy importante, sobre todo para quienes nos iniciamos a vagabundear por grutas y la espeleología se nos queda demasiado grande.

Cueva Coventosa (Alto Asón, Cantabria)

Cueva Coventosa (Alto Asón, Cantabria)
Alguien dijo que Cantabria está agujereada como un queso suizo. Miles de cuevas, muchas conocidas y más por conocer, se extienden en un subsuelo hueco e infinito. Por ello al Asón acude gente de todo el mundo con ganas de descubrir por sí mismos (o junto a expertos de la tierruca) los paisajes interiores de cuevas como Coventosa. Si nosotros estábamos haciendo una centésima parte, o menos, de esa joya de la corona en el valle, hay quien necesita de varios días para cartografiar mental y experiencialmente esta red inmensa que supera los treinta kilómetros. Por supuesto en 3 horas, que es lo que duró nuestra aventura, uno no puede ver ni vivir lo mismo que el que se queda un día entero. Pero puede ser suficiente para alimentar un gusanillo en el estómago que después pedirá seguir. Porque quien se inicia en esto y se le queda un buen sabor de boca no hay duda de que repetirá no una sino muchas veces.

Sele en Cueva Coventosa (Cantabria)

Coventosa para dummies como yo, torpe primerizo que no ha hecho ni la primera comunión de la espeleología, fue un aliciente con el que continuar oteando entre estalagmitas que sólo les faltan cadenas en los pies para ser fantasmas con sábana agujereadas en el nivel de los ojos. Y de forma literal, puesto que una de sus galerías más conocidas viene acompañada de estos fantasmas que se asocian con la morfología caprichosa de la roca caliza. Es otro motivo para regresar, así como pasar al río subterráneo, y señalar bien fuerte en el mapa al Valle del Asón, el lugar en el que me encontré con una cueva… de verdad.

Cueva Coventosa (Cantabria)

Tres horas volaron ahí dentro, apagando la luz de nuestras linternas durante minutos para saber de verdad qué significa la palabra oscuridad. Con las pupilas dilatadas, por la falta de luz y la sobrada emoción, me olvidé completamente del verde de los pastos cántabros y las olas golpeando el castillo-faro de Castro Urdiales, de la fotogénica Santillana del Mar y de ese cocido montañés que me esperaba a la salida. Las horas no las dictaban las manecillas del reloj sino el corazón y las ganas de seguir buscando capillas sixtinas en Coventosa.

Sele en Cueva Coventosa (Cantabria)

Pero pronto apareció la tímida luz del sol mezclada con el viento que sólo podría proceder de la entrada. Esta vez la neblina no impedía ver las ramas de los árboles que taponaban esta puerta a los adentros de Coventosa. Y como quienes encuentran un tesoro salimos allá donde la lluvia no parecía caer pero dejaba de mojar. Los pasos sobre el barro y los charcos de un caminillo usado por las aldeas de alrededor durante cientos de años fueron una despedida digna a una de esas aventuras que puedes montarte como quien dice, aquí al lado. No sé por qué, pero caminaba silencioso con la sensación de que no era mi última vez en esta cueva, que aún tenía mucho por explorar en este reconocido bastión de la espeleología en Cantabria.

Cueva Coventosa (Cantabria)

DATOS PRÁCTICOS PARA VIAJEROS

–  Información en la web de Turismo de Cantabria. Muy recomendable pasarse por la Oficina de Turismo de Ramales de la Victoria (P.º Barón Adzaneta, 8) y preguntar sobre cuevas visitables o espeleopaseos en la zona.
– Hay distintas compañías turísticas en la comarca que ofrecen practica espeleología en cuevas, actividades de senderismo o escalada en vías ferratas. Nosotros recurrimos a Red de Cuevas de Alto Asón, con amplia experiencia en la materia. Conviene reservar con antelación por teléfono o por email.
Sele en Cueva Coventosa (Alto Asón, Cantabria)
– El acceso a cueva Coventosa está en el camino entre Val de Asón (perteneciente a Arredondo) y Socueva. Tras dejar el coche hay que caminar en torno a 10-15 minutos.
– Conviene efectuar esta actividad con guía, incluso aunque se tenga experiencia. Y es esencial avisar que entras a la cueva.
– No llevar en el bolsillo teléfonos móviles o la cámara de fotos sin sujetar bien, ya que lo más probable es que no regresen sanas y salvas a casa.
Nuestro guía de Cueva Coventosa (Alto Asón, Cantabria)
Coventosa es una de las muchas razones por las que Cantabria es infinita. Sin duda fue un viaje que disfruté de forma intensa y que me alienta a repetir.
Sele
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