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Lo que me contaron las momias de Quinto

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Hay momias que hablan. Cuerpos sin vida de gesto incorrupto que, tras permanecer en la oscuridad y el olvido durante siglos, son capaces de contarnos, aunque sin voz, muchos detalles sobre cómo fue su existencia, cuáles eran sus hábitos y, sobre todo, sus expectativas y creencias ante los caprichos de la muerte. Ésta fue una de las enseñanzas que recibí en un pequeño pueblo zaragozano llamado Quinto, el cual puede presumir de contar con el primer museo de momias de toda España en una vieja iglesia mudéjar semiderruida por los avatares de la Guerra Civil donde todavía los agujeros de bala decoran las paredes. Sería en el antiguo templo de la Asunción, más conocido por los lugareños como «el piquete», donde unas obras sacaron a la luz un buen número de enterramientos entre los cuales se descubrió de manera fortuita, junto a cientos de lápidas carcomidas y huesos esparcidos, en torno a una quincena de cuerpos momificados de manera natural. Personas que vivieron entre los siglos XVIII y XIX que conservan no sólo su piel, su pelo o la vestimenta con la que fueron a la tumba, sino ese último gesto congelado en su rostro y parte de los secretos que guardaron con ellos en el fúnebre subsuelo.

Museo de las momias de Quinto (Zaragoza)

El museo de las momias de Quinto representa todo un viaje, apenas a media hora de Zaragoza, a un instante exacto y esencial en la vida como es su propio desenlace. Tras los muros ajados por la metralla, el intercambio de balas y los morterazos, la Historia continúa respirando a través de quienes, como testigos de un tiempo lejano, han regresado a la luz desde las sombras para contarnos muchas cosas. ¿Os atrevéis a escucharlos? 

Quinto, crónica de un hallazgo casual (y de una investigación)

La localidad zaragozana de Quinto, en el valle medio del Ebro, cuenta aún con algunas cicatrices de la Guerra Civil española. Las más visibles tuvieron que ver con la antigua iglesia de la Asunción, levantada a principios del siglo XV en estilo gótico-mudéjar, y situado en lo alto de un cerro. Precisamente su posición estratégica la convirtió durante la contienda a uno de los núcleos clave a derribar en este pueblo situado a no demasiados kilómetros de Belchite, célebre icono guerracivilista que dejó al descubierto las heridas del infortunio. La vieja iglesia de Quinto, con una hermosísima torre mudéjar levantada en ladrillo por el que fuera también arquitecto del Papa Luna (Benedicto XIII), Mahoma Ramí, pasó a ser poco más de el caparazón desnudo de uno de los conjuntos religiosos más valiosos en la provincia de Zaragoza. De ahí que tras el abandono y la dejadez de posguerra, llegando incluso a ser utilizado como almacén de grano, nacieron diversos proyectos de reconstrucción a partir de los ochenta de un edificio ya desacralizado y de titularidad municipal.

Exterior de la fachada de la iglesia de la Asunción en Quinto

Sería tras casi tres décadas de trabajos, cuando en el conocido como «Piquete», llamado así desde siempre por sus vecinos, saltaron las noticias. En la última fase de su restauración (primavera de 2011) se levantó el suelo del templo y se hallaron numerosos enterramientos (setenta, aunque hay más de mil completamente documentados), cuestión que no resultó una sorpresa mayúscula precisamente, dado que antes de la normalización de los cementerios (a partir del siglo XIX), era usual que los edificios religiosos sirvieran de última morada a los difuntos tanto bajo el templo como en las tierras del alrededor.

Interior de la iglesia de la Asunción en Quinto (Zaragoza)

No había nada más cerca de tocar el cielo tras la muerte que recibir cristiana sepultura en iglesias, basílicas y, por supuesto, catedrales. Pero no sería la aparición de estas tumbas precisamente lo que dejó boquiabiertos a los trabajadores. Algunos de los cuerpos, de forma casi milagrosa, habían aparecido en un estado excepcional de conservación. Hombres, mujeres y niños parecían haber sido sido momificados a propósito, al igual que había hecho en otras culturas a lo largo de la Historia (algo descartado al instante de manera contundente). Pero, ¿por qué entre cientos de personas había no pocos restos que no eran como los demás, un auténtico amasijo de huesos? ¿Qué había llevado a aquellos cuerpos a mantener su gesto, la piel, el pelo o la postura de las manos?

Momia de Quinto (Zaragoza)

Fue entonces cuando se llevó a cabo una serie de trabajos destinados a luchar en pro de la protección de los hallazgos, de las célebres momias de Quinto, utilizando técnicas de conservación preventiva para nada invasivas con los cuerpos. Este proyecto científico tuvo (y tiene) a uno de sus mayores exponentes a Mercedes González, fundadora y directora del Instituto de Estudios Científicos en Momias y, por tanto, una auténtica eminencia en la materia. En 2014 vio las momias por primera vez grabando para el programa Cuarto Milenio presentado por Íker Jiménez y desde entonces no cesó en investigar y tratar estos tesoros rescatados de la nave central de la iglesia de la Asunción.

Lo que a todas luces había sido un ejemplo evidente de momificación natural por las exclusivas condiciones ambientales, así como otras razones más concretas, requirió también de un largo y complicado proceso de investigación y documentación por parte de médicos, científicos, historiadores y documentalistas que sirviera para responder las múltiples cuestiones surgidas tras el descubrimiento de estos enterramientos. ¿Quiénes eran aquellas personas? ¿Por qué unas se encontraron momificadas y otras no? ¿Qué tenían en común? ¿Cuál fue la causa de su muerte? ¿Qué se puede saber a través de las momias de cómo era la vida en la época en la que fallecieron?

Museo de las momias de Quinto (Zaragoza)

El museo de las momias de Quinto, pionero en España

Tras un cuidado exhaustivo de las momias, así como de los resultados contundentes de las investigaciones realizadas, a comienzos del verano de 2018 se inauguró con gran éxito el primer museo de momias de España. El interior de la vieja iglesia de la Asunción se adecuó para su correcta musealización ubicando los cuerpos momificados en vitrinas de cristal en la extensa capilla de Santa Ana (aunque hay otras en la nave central), así como acertados paneles informativos. Todo preparado con el máximo respeto, huyendo de cualquier connotación morbosa y buscando atraer a todo tipo de visitantes. Ese museo no pretende ser macabro sino un rincón que hable de Historia con mayúsculas e historias personales, alentando la dignidad de los fallecidos, que de voz por una vez a quienes siempre se le presumió silencio eterno. De ahí que en mi caso fuera con mi hijo a punto de hacer el año y que compartiésemos visita con gente de todas las edades que tenía interés por «los antiguos habitantes Quinto».

Con Unai en el Museo de las momias de Quinto (Zaragoza)

La visita a este museo se hace de manera guiada con las precisas explicaciones de una de las personas que se ocupan de contar los pormenores de un hallazgo y posterior investigación. En nuestro caso nos apuntamos online a través de la web del museo (www.momiasdequinto.es) y teníamos claro que no sólo queríamos ver sino, más bien, aprender. Durante casi una hora seguimos una narración que primero puso en contexto el dónde y el cuándo para llevarnos después al cómo e ir contemplando momia a momia, junto a todo lo que se conoce hasta ahora sobre ellas (aún se siguen despejando incógnitas). Con un lenguaje comprensible para todos y evitando cualquier hálito pretencioso o pedante. Transmitiendo pasión en cada frase. Haciendo de un pequeño espacio histórico un gran museo. A día de hoy se puede asegurar que se trata del único especializado en momias que tenemos en España. Muy diferente en concepto con la cripta de las momias de Liétor en Albacete o el osario de Wamba en la provincia de Valladolid, ambos dentro de un concepto religioso y sin musealización alguna. Aunque altamente recomendables para quienes nos fascinan estos temas.

Momia de Quinto

Horario de visitas y precio de la entrada al Museo de las momias de Quinto

 

El museo de las momias de Quinto abre sus puertas los viernes, sábados y domingos. Viernes y sábados de 10:00 a 13:00 y de 18:00 a 21:00 (aunque en los meses de octubre a abril incluidos las tardes abren de 16:00 a 19:00). Los domingos sólo abren entre las 10:00 a 13:00 horas. Si bien hay que aclarar que todas las visitas son guiadas con unos horarios precisos que varían en función de la época del año:

  • De mayo a septiembre (incluidos) son a las 10:00 y a las 11:30. Tardes excepto domingos a las 18:00 y 19:30 horas.
  • De octubre a abril (incluidos) son a las 10:00 y a las 11:30. Tardes excepco domingos a las 16:00 y 17:30 horas.

Una de las momias de Quinto (Zaragoza)

 

El precio de la entrada general es de 7€ (5€ para menores de 14 años y mayores de 65).

 

Más información con posibilidad de reserva online en www.momiasdequinto.es. Teléfonos: 976177011 – 976176111 – 680860495). Para grupos hay que mandar un correo a reservas@momiasdequinto.es o llamar al 680860495.

Así son las momias de Quinto

¿Qué se sabe a día de hoy de las momias de Quinto? Se conoce con bastante precisión que los quince cuerpos corresponden a un periodo que oscila entre mediados del siglo XVIII y el primer tercio del XIX (momento a partir del cual los difuntos eran enterrados en cementerios), aunque hay constancia de enterramientos bastante anteriores en el subsuelo de «el piquete», si bien la mayoría de restos eran huesos. Las razón por la que las momias expuestas cuentan con semejante estado de conservación tiene que ver, sobre todo, con factores ambientales así como las del propio cadáver. No hay que olvidar que la momificación natural es el resultado de un largo proceso en el que el agua de los tejidos de los cuerpos se ha evaporado por completo, que no ha permitido el desarrollo de bacterias y, por tanto, no se ha dado la putrefacción en los mismos. Se suele producir en ambientes caracterizados por una especial sequedad pero además influye la condición del difunto. En su mayoría coincide una posible enfermedad que ha llevado consigo un proceso de deshidratación previo, es decir, en vida, lo que ha favorecido que se pueda dar este fenómeno que, insisto, es natural y no lleva consigo ningún elemento químico añadido.

Momia de bebé en Quinto (Zaragoza)

Las momias de Quinto se podrían distinguir entre personajes religiosos (como el capellán, que es la primera momia que se ve nada más entrar al templo a mano izquierda), adultos no religiosos que, o bien colaboraban con la iglesia o cuyas familias habían pagado para ser enterrados bajo allí mismo, así como niños que fallecieron a muy corta edad (desde el mes hasta los siete años). Los religiosos fueron hallados con la cabeza mirando hacia el altar y los pies hacia afuera, mientras que los que no lo eran estaban dispuestos al contrario. Dos de los clérigos conservan a la perfección sus zapatos, aunque en el caso de la momia de prominente abdomen situada en el extremo de la capilla de Santa Ana, se ha sabido que sus zapatos con tacón eran propios de familias aristocráticas alemanas a finales del siglo XVII. ¿Eso significa que era alemán? << No tiene por qué, quizás se las hicieron llegar al tener un pie bastante grande, muy superior a la media de la época >>- nos explicó la guía con la que recorrimos el museo.

Zapatos en una de las momias de Quinto

Sabías quéNo existía horma en el calzado hasta bien entrado el siglo XIX, por lo que no existían zapatos para el pie izquierdo o para el pie derecho. Se iban ajustando solos con el uso y el paso del tiempo. Esto es algo que se puede apreciar en algunas de las momias de Quinto, aunque además de zapatos de piel (que han sido limpiados con grasa animal tras la exhumación de los cuerpos) hay incluso alpargatas, más propias de labriegos, en un excelente estado de conservación.

 

Momia de Quinto con zapatos

Otra de las cosas con las que coinciden los cuerpos momificados es que todos tienen sus manos atadas. La razón es que, de ese modo, se garantizaba la posición orante de las mismas. Se pretendía que gracias a estos cordeles se mantuvieran sus manos juntas, con los dedos entrelazados, como si estuviesen en pleno rezo, otra manera más explícita de tocar a las puertas del cielo.

Manos en posición orante de una de las momias de Quinto

De las momias de Quinto, quizás una de las que más impresionan a los visitantes (en mi caso, seguro) es la de un varón de pelo y barba pelirroja que está ataviado con un hábito franciscano. Su estado de conservación es tal que no parece que falleciera hace más de dos siglos sino que, más bien, estuviera a punto de despertar. A esta momia se le conoce como «Van Gogh» por su gran parecido al pintor holandés. Aunque los niños más pequeños, aún ajenos a este genio del arte impresionista, le sacan más similitudes al presentador de El Hormiguero, Pablo Motos. ¡Menuda guasa tienen!

Momia Van Gogh en el museo de las momias de Quinto

Delante de «Van Gogh» hay una mujer adulta, también con la posición orante de sus manos, cuyo pelo (castaño con moño) permanece brillante e impoluto como si estuviese recién lavado. En realidad el trabajo que se hizo con el cabello de «Lady» (así se conoce a esta dama) estuvo acompañado de extrema laboriosidad para poderle retirar los numerosos restos de insectos que tenía adosados al mismo. La limpieza y restauración de los cuerpos, así como de los elementos que los acompañaban, es una de las razones que explican el éxito de este museo aragonés. Y el caso de esta momia en concreto, es un gran ejemplo (hay paneles informativos con el antes y el después y es de alabar todo lo que se ha conseguido).

Lady, una de las momias del museo de las momias de Quinto (Zarazoga)

Sabías quéLa investigación sobre las momias llegó a tal punto que buena parte de las mismas fueron llevadas al Hospital Royo Villanova de Zaragoza para ser estudiadas. En el caso de «Lady» se supo que su fallecimiento se debió a una hemorragia como consecuencia del prolapso tanto de útero y recto que padecía. Investigaciones posteriores, aunque ya por parte de los documentalistas, llevaron a esclarecer que la mujer nacida en Alcañiz y que residía en Madrid había perdido la vida a la edad de treinta y cinco años. Probablemente una de las razones por las que se hallaba en Quinto es que había ido a tratarse con sus aguas termales, consideradas beneficiosas para las enfermedades del aparato digestivo.

 

Momia de Quinto

Sin abandonar la capilla de Santa Ana, que alberga la mayor parte de las momias del museo, hay también cinco niñas y dos niños. Esta es, quizás, la parte más sensible de la visita. Porque a la muerte se la espera en cualquier caso, pero cuando se trata de seres que apenas tuvieron oportunidad de empezar a vivir, la cosa se hace más difícil de comprender. Pequeños infantes, incluido un bebé de semanas con un trajecito hecho ex-profeso para su enterramiento o dos niños con problemas al caminar, forman parte de la sucesión de historias de este museo de momias de Quinto.

Momia bebé de Quinto (Museo de Quinto, Zaragoza)

Sorprende una niña que conserva su lazo en el pelo como si se lo hubiesen puesto ayer o ese pequeño niño que todavía cuenta con parte de las cuencas oculares. En aquellos siglos era bien elevado el índice de mortalidad infantil y más cuando lo normal era tener muchos hijos. Las condiciones de salubridad no se caracterizaban, ni mucho menos, por ser las mejores. Y enfermedades hoy día perfectamente curables eran entonces letales, sin esperanza posible.

Bebé momia de Quinto (Zaragoza)

El caso opuesto nos lo encontramos con la dama que hay próxima al altar (en la pared izquierda), que se encontró con la muerte a los setenta años de edad. Algo que no era usual en aquel tiempo. No hay que olvidar que la esperanza de vida en la España del siglo XVIII rondaba los cuarenta años.

Momia de la anciana en el museo de las momias de Quinto (Zaragoza)

En el costado derecho de la iglesia, también próximo al altar mayor, hay restos óseos de lo que fue una momia que no se preservó bien y se vino abajo como la ceniza de un cigarrillo deshaciéndose. Todo un contraste con respecto al hallazgo de las demás momias que, en este rincón ya desacralizado de Quinto, tienen aún mucho que decir. Porque la visita a este lugar no deja de ser una conversación de tú a tú con la Historia, con testigos de entonces que, sin saberlo, son los mejores narradores posibles.

Museo de las momias de Quinto (Zaragoza)

Lo que me contó Mercedes González, fundadora y directora del Instituto de Estudios Científicos en Momias

 

Tan sólo un par de días después de la visita al museo de las momias de Quinto y de darle muchas vueltas a lo que había podido ver, tuve la inmensa suerte de poder charlar con Mercedes González, considerada no sólo como una de las mayores expertas en momias de nuestro país sino también parte fundamental para que el museo sea hoy  una realidad. Nadie como ella ha pasado tantas horas delante de aquellas figuras, ayudando a su preservación, buscando posibles patologías y resolver los múltiples interrogantes surgidos en torno a este hallazgo. Por lo que tener la oportunidad de escuchar su voz y conocer más particularidades del proyecto de las momias de Quinto fue un enorme placer.

 

Mercedes me contó cómo vio por primera vez estas momias para grabar un programa de Cuarto Milenio en 2014 y cómo desde entonces se volcó en este «proyecto largo y tremendamente complicado». Porque, «si bien hay momias en muchos lugares de España, poder tener la posibilidad de contemplarlas en el mismo lugar en el que fueron inhumadas (y posteriormente exhumadas) es algo realmente único. Además es el primer museo de este tipo en el país». Me habló de una momia en la Parroquia zaragozana de San Pablo que le había impresionado, así como de sus trabajos en la cripta de las momias de la iglesia de San Andrés en Toledo, que posee una concentración inédita de en torno a sesenta cuerpos. También sabía «desde hacía mucho tiempo de la cripta de las momias de Liétor, en Albacete«, aunque aún no había tenido la oportunidad (o más bien el tiempo) para verlas. Mercedes lleva décadas dedicada a estudiar momias, no sólo en España sino también en Egipto, Perú o Chile. De hecho, aunque ha investigado momias egipcias auspiciada por el mismísimo Zahi Hawass, quien ostentó durante muchos años el cargo de Ministro de Antigüedades de Egipto, aún sueña «con poder estudiar algún día la momia de Sequenenre Tao II, a quien le hicieron todo tipo de barrabasadas«. También le «encantaría estar cara a cara con el niño de las momias incas de Llullaillaco» (que se exponen en la ciudad de Salta, Argentina). Y es que para la fundadora del Institudo de Estudios Científicos en Momias, «el conjunto de tres niños encontrados congelados en la cima del volcán Llullaillaco es como ver a tres personas durmiendo que están a punto de despertar».

 

Momia niño de Quinto (Zaragoza)

 

Volviendo a Quinto me confesó «uno de los momentos más emocionantes de la investigación, que fue cuando en la momia Lady (la de la mujer que había tenido prolapsos de útero y recto y había muerto presumiblemente de una hemorragia) detectaron la semilla de una uva que había ingerido». «Hoy día sería posible hacer germinar una planta de esa semilla de más de dos siglos y saber qué tipo de uvas había en la zona en aquella época y, no sólo eso, cómo era su vino». Y es que «son tantas cosas las que las momias nos pueden hacer saber de la época en la que vivieron, que por eso resulta tan valioso estudiarlas». Mercedes tiene aún muchas curiosidades que satisfacer en torno a esas momias como, por ejemplo, la de uno de los varones adultos en los que el detalle de la punta de un dedo meñique que le falta le hace pensar en una posible patología. De hecho ese es uno de sus mayores objetivos, «indagar en las patologías existentes en la época y estudiarlas».

 

Momia niño de Quinto (Zaragoza)

 

La invstigora dejó claro que «hay más momias en Quinto que aún no han visto la luz» (fueron halladas una treintena y se exponen la mitad) y no descarta «la ampliación futura del museo o de los trabajos divulgativos en los que involucrar a todo tipo de público, incluidos los niños» O incluso «futuras inhumaciones, dado que la capilla de Santa Ana así como otras áreas del templo tienen múltiples alteraciones en el subsuelo que está convencida corresponden a más enterramientos». No se olvidó de agradecer y alabar «el esfuerzo y predisposición en todo momento del alcalde de Quinto, Jesús Morales Lleixá» para darle un empujón a la idea del museo. Museo que ha superado todas las expectativas, aunque ambos fueron conscientes de que la cosa funcionaría cuando se realizó una «exposición previa en el verano de 2016 y fueron más de dos mil personas a visitarla».

 

Momia de Quinto (Zaragoza)

 

Sobre la cuestión que más se repite en la visita de por qué unas momias se conservaron y otras no, Mercedes González afirmó que «si bien había algunas zonas de la nave central con mucha humedad, lo que es contrario a la preservación de los cuerpos, otras en cambio eran bastante secas, lo que favoreción sin duda al proceso de momificación natural». Aún así hay más condiciones que ayudan a la momificación como, por ejemplo, «si ha habido en adultos hemorragias o ciertas enfermedades que provocan deshidratación. Algo que es más recurrente que suceda en niños, ya que se deshidratan con mayor rapidez». También resulta importante que «fueran enterrados rápidamente y no diera tiempo a que los cuerpos empezaran a pudrirse. Si el fallecimiento fue en invierno, se evita además la aparición de moscas que depositen sus huevos en el cadáver. En el caso contrario, si hubiera larvas, éstas se comerían la carne en cualquier circunstancia, lo que impediría la preservación de los tejidos y, por tanto, que no hubiese momia y sí huesos». 

 

Momia de Quinto

Y esto es lo mucho que dio de sí una escapada a la provincia de Zaragoza (y los días posteriores). Fuimos con el objeto de solucionar un montón de incógnitas y regresamos con muchas más preguntas por resolver. Lo tengo claro, volveremos. En Quinto no se ha dicho aún la última palabra…

Sele

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