Ruta en kayak en el embalse del Atazar hasta la presa de El Villar - El rincón de Sele

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Ruta en kayak en el embalse del Atazar hasta la presa de El Villar

Una cortina de agua fina y casi transparente, con el hilo conductor de un río Lozoya atemperado. Como horizonte un cañón de rocas grises estrechándose cada vez más. Los aleteos de los buitres y los milanos negros bajando a pescar representaban nuestra única distracción sonora. Sólo nos permitíamos tener ganas de avanzar, seguir deslizándonos en un kayak convertido en un medio liviano de interlocución pleno con la naturaleza más radiante a estas alturas de la Sierra Norte de Madrid. Desde el área náutica de Cervera de Buitrago hasta los límites naturales y físicos con la presa de El Villar existe un nexo inconfundible. El de el embalse del Atazar convirtiéndonos por un día en auténticos grumetes de montaña para gozar de uno de los recorridos en kayak más asombrosos e inesperados que se pueden realizar en toda la Comunidad de Madrid.

Kayak entre el embalse del Atazar y la Presa de El Villar (Sierra Norte de Madrid)

Las aguas derramadas por el río Lozoya pusieron a nuestra disposición esa alfombra líquida y cómplice por la que navegamos en una ruta en kayak en el embalse del Atazar hasta la presa de El Villar. Allí fuimos testigos de un poema escrito por las aves rapaces así como de un paisaje deslumbrante de cañones y rocas inmensas las cuales nos hicieron perder cualquier perspectiva.

Día de kayak en el embalse del Atazar (Ruta hacia el cañón/presa de El Villar)

Para llegar a Cervera de Buitrago desde Madrid, a pocos kilómetros de El Berrueco (sentido norte) se atraviesa el filo de la presa de El Villar. Hay quien, ya sea por las prisas o por puro desconocimiento, pasa por allí con su vehículo sin detenerse o, como mucho, se fija en la lámina de agua embalsada. Pero conviene bajarse, al menos un instante, y mirar al otro lado porque el golpe de vista que acontece resulta avasallador. El río Lozoya surca entonces una garganta estrecha y notablemente erosionada que permite decir en voz alta que se trata de uno de los paisajes más impactantes de la Sierra Norte de Madrid y, me aseguraría a decir, que de toda la región.

Vistas de el cañón o garganta del río Lozoya desde la presa de El Villar (Sierra Norte de Madrid)

Han sido muchas las veces en que he tenido la oportunidad de tomar fotografías de este rincón paisajístico que nos muestra los cañones o, más bien, el cañón del Lozoya al poco de expandirse en el embalse de El Atazar. Pero, en esta ocasión, iba a divisar este lugar de otra manera. Nada menos que desde el agua y a bordo de un kayak. Y con las mismas personas con las que había hecho justo un año antes la navegación de este mismo modo en el embalse de Puentes Viejas, Álex y Nuria, fundadores y miembros de una compañía turística (que lamentablemente ya no existe) arraigada en Paredes de Buitrago, uno de los corazones más auténticos de la Sierra Norte de Madrid.

Bienvenido a la Villa Marinera de Cervera de Buitrago

Punto de partida: La villa marinera de Cervera de Buitrago

Nos citamos en el área náutica de Cervera de Buitrago, una pequeña villa declarada «marinera» entre montañas a los pies del embalse de El Atazar, donde se llevan a cabo diversas actividades como vela, paddle surf y, por supuesto, kayak. In situ analizamos la ruta que íbamos a realizar, remontando el brazo del Lozoya hasta los límites de la presa de El Villar. O, más bien, hasta donde estuviese permitido llegar, ya que dichos límites pueden verse modificados, supongo que por razones aducidas por la Confederación Hidrográfica del Tajo, responsable de la gestión de estas aguas.

Mapa de la ruta realizada en kayak en el embalse de El Atazar hasta la presa de El Villar (Sierra Norte de Madrid)

Nuestros objetivos eran diversos. Además de los puramente paisajísticos, ya que la zona tiene cierta enjundia, nos interesaba mucho contemplar en vivo y en directo todo el despliegue de aves que se concentran en este entorno serrano, sobre todo por la presencia cuantiosa de buitres leonados, águilas calzadas y milanos, tanto negros como reales, entre otros muchas especies. Y ambos aspectos, no decepcionarían en absoluto.

Milano negro volando sobre el embalse de El Atazar

Así que nos subimos a los kayaks, uno doble para Nuria y Álex, y uno individual para mí. Tras un tiempo sin darle a las palas dobles (que no son remos) me sentí como si sólo un día antes hubiésemos hecho nuestro formidable recorrido por Puentes Viejas y el río Madarquillos. Pero la única coincidencia fueron la quietud momentánea de las aguas de El Atazar, el embalse con mayor capacidad de la Comunidad de Madrid con un caudal que alcanza los 460 hectómetros cúbicos (representa casi la mitad del agua embalsada de la región), así como nuestras ganas por zambullirnos en este pequeño mar de montaña.

Sele haciendo kayak en el embalse de El Atazar (ruta hasta la presa de El Villar)

Los milanos negros bajando a pescar en el embalse del Atazar

Muy poco tardamos en escuchar y ver volar a las primeras rapaces. Comenzando con una pareja de milanos negros que se desgañitaban desde una roca de granito, los cuales se separaron al rato para planear por la orilla una y otra vez en busca de alimento. En estos casos el kayak, nada ruidoso, permite acercarse a observar a estos animales con los prismáticos, o incluso a realizar fotografías, sin que se vean mínimamente alterados. De hecho uno de los milanos negros se quedó durante un largo rato subido en la roca mientras yo tenía la oportunidad de verle con nitidez y, por supuesto, retratarle mientras se comunicaba con su pareja ausente por estar divisando su comida desde altos vuelos.

Milano negro sobre una ruta (Fotografía realizada desde un kayak en el embalse de El Atazar, Madrid)

Milano negro sobre una roca (Embalse de El Atazar, Madrid)

En el recodo donde el embalse pasa a estrecharse para reflejar el cauce de un río Lozoya sumamente domesticado y dócil, fue donde vimos aparecer un mayor número de aves. Sobre todo milanos negros y águilas de distintos tipos, al igual que buitres, que aprovechan el medio acuático y las zonas agrestes y poco transitadas para criar y salir a cazar. O, mejor dicho, pescar. Porque pudimos ser testigos en múltiples ocasiones de cómo las rapaces se lanzaban a por sus presas al agua. No era difícil, en absoluto, apreciar pequeños peces bien en las garras amarillentas de estos animales así como sostenidos con firmeza por el pico antes de ser definitivamente engullidos.

Milano negro con un pez en el pico en el embalse de El Atazar (Madrid)

Acueducto de La Alameda y canal de El Villar

Hicimos un receso muy cerca del viejo acueducto de La Alameda, de un centenar de metros de longitud y cinco grandes ojos. Una obra de ingeniería del siglo XIX cuando los embalses de El Villar, junto a otros de Sierra Norte, comenzaron a utilizarse para abastecer de agua a la ciudad de Madrid. Del mismo veríamos con nitidez un canal lateral de piedra, el cual seguiríamos cuando nos incorporáramos de nuevo al kayak. Pero era hora de tomarse un buen tentempié, dejar que una lagartija se subiera a la cámara y, cómo no, observar desde un palco de honor a milanos y águilas descendiendo raudas a pescar.

Sele haciendo kayak en el embalse de El Atazar hasta la presa de El Villar. Al fondo se aprecia el acueducto de La Alameda

Fue entonces cuando el viento comenzó a soplar. Para acudir a nuestro destino nos resultaría a favor. Pero el regreso prometía ser algo más lento de lo normal con todos los elementos soplándonos a la cara.

La garganta del Lozoya

El cauce del Lozoya, aunque con cierta mansedad al verse retenido en este gran embalse, se fue volviendo cada vez más angosto. Y las rocas de múltiples formas mucho más altas. Es cuando este viaje empezó a alcanzar cotas paisajísticas bien elevadas. Justo lo que deseábamos hacer, introducirnos por ese corredor acuático de cañones y pedregales donde nuestras embarcaciones se volvieran diminutas, una nimiedad en aquel callejón sin salida.

El cañon del Lozoya (ruta en kayak en el embalse de El Atazar hasta la presa de El Villar)

Se unieron a nuestro recorrido los buitres leonados, quienes bien no dudaban en batir sus alas con fuerza para pasar de una orilla a la otra a pocos metros de nuestras cabezas, o únicamente permanecían atentos a nuestro avance de puntillas por los últimos recodos de esta travesía donde la presa de El Villar marcaría todos los límites. Aquello parecía formar parte de otro reino. Un rincón salvaje de una región superpoblada como es Madrid que se yergue como la esperanza de esa naturaleza indómita que todavía sobrevive en la región. No cabe duda de que la Sierra Norte es un pozo de rincones memorables capaces de devolver la fe a los más escépticos.

Buitres en la garganta del Lozoya (Presa El Villar)

Hubo un momento en que encontramos clausurado el paso con unas boyas color amarillo, ya que no es posible acercarse demasiado a la presa. Pero aquella frontera ya de por sí suponía todo un triunfo. Sólo faltaba una curva pero la grandeza paisajística de aquella garganta poblada de buitreras, donde además revoloteaban golondrinas, rabilargos y águilas ávidas de alimento, nos aportó infinidad de postales formidables de una de las mejores rutas en kayak que se pueden realizar en la Comunidad de Madrid.

En kayak por el cañón del Lozoya (Desde Cervera de Buitrago hasta la presa de El Villar)

A contracorriente

Como preveíamos, el regreso no sería como ir en una balsa de aceite precisamente. Pero era cuestión de paciencia al llevar el viento no de cola sino de cara. Por lo que Nuria y Álex decidieron unir con una cuerda ambos kayaks para poder compaginar fuerzas. Siempre cerca de la orilla donde las corrientes suelen ser menores en intensidad que si se va por el centro.

Kayak en el embalse de El Atazar

Llegamos a varios grupos de rapaces pescando a la vez. El más numeroso constaba de seis miembros a los que no les importaba la distancia. Permanecimos quietos, en la medida de lo posible, observando el espectáculo natural. A mí me costaba realmente creerme que estaba viendo semejantes escenas de fauna salvaje a tres cuartos de hora de casa.

Aves rapaces pescando en el embalse del Atazar (Sierra Norte de Madrid)

Se nos pasó incluso la hora de comer, ya que tardamos algo más en llegar de lo previsto al área náutica de Cervera de Buitrago, plagada de barcos de vela (no están permitidas las embarcaciones a motor). Todo por un «vuelco» emocional, alguna que otra risa y fotos con fondo oscuro tras sufrir un percance con la cámara. Lo de las piernas tostadas por el sol fue más bien un daño colateral directamente proporcional a mi despiste por no haberme echado la crema suficiente.

Paisaje del embalse de El Atazar

En resumen, estos grumetes de montaña nos emplazamos a nuevas aventuras por Sierra Norte de Madrid.

Álex y Nuria de Paredes Paradise

No olvidéis que en este blog tenéis más contenido sobre la Comunidad de Madrid. A las buenas y a las malas, el hogar de este juntaletras.

¡Hasta pronto!

Sele

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