Ruta por las maravillas de Campo de Calatrava - El rincón de Sele

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Ruta por las maravillas de Campo de Calatrava (Ciudad Real)

Siempre que puedas, dame carreteras secundarias por las que vagar sin rumbo. Las autopistas son demasiado aburridas, demasiado previsibles. Me apasiona viajar en coche y perderme por los vericuetos del interior de España para buscar la sorpresa, disfrutar de ciertos escenarios costumbristas que aún permanecen vivos (y no sólo en los recuerdos de los largos trayectos de infancia), tomar desvíos improvisados y aprender sobre lo mucho que esconden ciertos destinos. Para eso reconozco que La Mancha siempre me ha parecido un filón, por lo que su llanura, que no es eterna puesto que la región también goza de montañas y estupendos humedales, se ha convertido en uno de mis destinos predilectos para escapadas, a menudo solitarias, donde el kilometraje sumado es lo de menos. Últimamente estoy muy volcado con Ciudad Real, una provincia que merece muchos más capítulos de los que obtiene en los medios de comunicación turísticos. Siempre que puedo, repito. No hace demasiado pude llevar a cabo un recorrido apenas planificado en la comarca histórica y ciudadrealeña de Campo de Calatrava que me hizo recordar las palabras de la poetisa francesa Anne Hébert quien aseguraba que no había que preguntarse a dónde llevan las carreteras, sino que es por el trayecto por lo que se emprende el viaje. Llámalo Ítaca, llámalo «un lugar de La Mancha», pero ahí está dibujada la clave de quienes viajan por pura pasión y terminan encontrando lo que no sabían que estaban buscando.

Grullas en las Tablas de Daimiel (Ciudad Real)

Hoy me gustaría compartir una ruta medio improvisada a través de algunas de las maravillas que pude ver en Campo de Calatrava, así como en lugares aledaños la comarca. Y, como es debido, utilizando esas kilométricas y solitarias carreteras secundarias que se pierden en el horizonte manchego donde suceden lagunas volcánicas, formidables castillos medievales que sirvieron de lanza y escudo a la Orden de Calatrava, la cual da nombre a la comarca. O la hermosa plaza porticada de Almagro, una de las construcciones prehistóricas más inverosímiles de la Península Ibérica como es Motilla del Azuer o ese humedal de humedales conocido como las Tablas de Daimiel convertido en refugio de miles de aves acuáticas.  

Campo de Calatrava, la cruz flordelisada de La Mancha

Hubo un tiempo en que las Órdenes Militares se convirtieron en auténticos brazos armados de la religión. A través de diversas tipologías de prioratos se vivió en una constante dualidad bélico-religiosa, entre hábitos y armaduras. Muchas de estas organizaciones se originaron en plena Edad Media dentro de un contexto de Cruzadas por el afán por salvaguardar los lugares venerados por los cristianos en Tierra Santa. Templarios, Hospitalarios de San Juan de Jerusalén o la Orden ecuestre del Santo Sepulcro alcanzaron un gran poder militar y territorial a nivel europeo. En la Península Ibérica, mientras tanto, surgieron nuevas órdenes para defender la fe cristiana y ser bisagra para facilitar el avance de la cruz sobre el considerado como infiel musulmán. Una de las más destacadas fue la Orden de Calatrava, que radicó en el corazón de La Mancha desde mediados del siglo XII y cuya cruz griega con flores de lis en sus cuatro puntas (la flordelisada roja, anteriormente negra) marcó para siempre un gran territorio que pasa hoy como una de las grandes comarcas de Ciudad Real y donde las huellas de sus caballeros permanecen en castillos, templos religiosos, construcciones civiles y, por supuesto, la toponimia del lugar.

Iglesia de Calatrava la Nueva (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

A pesar de las delimitaciones geográficas que se fueron sucediendo a lo largo de los siglos, continúa viva esa demarcación histórica de Campo de Calatrava que recuerda el tiempo de las órdenes militares. Y, dentro de Ciudad Real, se sitúa con nada menos que 2700 kilómetros cuadrados (superior en superficie a provincias como Vizcaya o Guipúzkoa) en el costado occidental, aunque a cierta distancia, de la carretera que comunica Madrid con Andalucía (A4). Aunque, atravesada, también por las vías del tren AVE cuyas paradas en dos estaciones principales de la comarca como son Ciudad Real y Puertollano, despistan a los viajeros de los innumerables atractivos que no se alcanzan desde la ventanilla del tren y piden a gritos acudir a este territorio para comprender que existen demasiadas razones para venir a perderse por la provincia. En este caso concreto, a Campo de Calatrava. Y en eso consiste lo que pretendo contar hoy.

Carretera solitaria en Campo de Calatrava (Ciudad Real)

Hoja de una ruta improvisada por el Campo de Calatrava

Antes de nada, un inciso. No pretendo ser ni exquisito ni radical con las demarcaciones comarcales actuales, en las que reconozco me suelo perder, y puede que alguno de los lugares mencionados no pertenezcan de facto a la Mancomunidad de municipios de Campo de Calatrava, pero sí son parte esencial de un territorio con connotaciones históricas evidentes (similitud histórica, geográfica, etc.). Está claro que la percepción de quien viaja o hace turismo no tiene nada que ver con las delimitaciones, a menudo cambiantes, otorgadas por organismos oficiales o a si un lugar está a dos kilómetros de la considerada como comarca propiamente dicha como motivo suficiente para su no inclusión. Para nada. Este artículo refleja una ruta absolutamente personal y no se ciñe tan sólo a una circunscripción administrativa sino a una parte del mapa de Ciudad Real que sirva para situar y contextualizar los diversos escenarios mencionados.

Retrovisor en Campo de Calatrava (Ciudad Real)

Con todo ésto, a continuación incluyo el mapa con los lugares destacados que tuve la ocasión de visitar durante algunos recorridos en distintas semanas por esta parte de la provincia, concretamente en Campo de Calatrava, y que me gustaría recomendar a quien desee plantear un itinerario por la zona para una escapada:

Lugares señalados (por orden de visita): Castillo de Calatrava La Nueva, Almagro, Laguna de Navaseca, Parque Nacional Tablas de Daimiel, Motilla del Azuer, Venta de Borondo, Calatrava La Vieja. 

¿Qué ver en Campo de Calatrava? Ideas para una ruta por la comarca ciudadrealeña

Mi última vez en Campo de Calatrava fue atravesando la comarca cuando venía de Andalucía, concretamente de ver linces en la Sierra de Andújar (Jaén), de ahí que el itinerario realizado (y sugerido) comenzara precisamente por su flanco sur (Castillo de Calatrava La Nueva en Aldea del Rey tras tomar el desvío de Almuradiel/Viso del Marqués poco después de pasar Despeñaperros). Así que, quede a discreción quienes vayan a conocer la comarca por su cuenta, que comiencen por donde consideren oportuno, incluso tanteando una base (si van a estar más de un día) como Almagro, Daimiel, Ciudad Real, Puertollano, etc., puesto que las opciones de alojamiento son múltiples en el área y sus alrededores.

Calatrava La Vieja y el nacimiento de la Orden de Calatrava

En realidad si hay que comenzar con un lugar para hablar de Campo de Calatrava nada mejor que hacerlo con el origen mismo de la Orden Militar. Porque de ahí surgió buena parte de lo demás. Con el nombre de Qal’at Rabah (en árabe escrito قلعة رباح ) se conocía a una villa islámica fundada a finales del siglo VIII y que gozó de gran importancia administrativa, militar y estratégicamente hablando. Desde un cerro casi plano tenía una posición extraordinaria para controlar el río Guadiana. Y los humedales próximos convertían a este lugar en una auténtica fortaleza difícil de batir. Además, situada en pleno camino entre Córdoba y Toledo y junto al que se requería tomar para viajar de Toledo a las ciudades y pueblos levantinas.

Vista aérea de Calatrava la vieja (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

Durante siglos se erigió como capital de una vasta región bajo el amparo del Islam, pero tras el fin del Califato de Córdoba y la desmembración de Al-Ándalus en reinos de taifas, fue objeto de deseo de varios de éstos y, en cierto modo, empezó a atisbar su final. Entre los siglos XI y parte del XII se trataba de una posición musulmana realmente avanzada y próxima a Toledo hasta que Alfonso VII la ganó para los territorios cristianos. Pero este enclave, entonces fronterizo con el enemigo, era tan complejo de defender de las acometidas del considerado infiel, que ni los templarios quisieron hacerse cargo de tamaña empresa. Es entonces cuando el rey Sancho III, sucesor de Alfonso VII, prometió la propiedad de la villa de Calatrava a quien se encargara de su defensa. Y fue ahí cuando el abad de un monasterio cisterciense de Fitero (Navarra), en 1158 se ofreció a ello alentado por un monje que anteriosmente fue guerrero llamado Diego de Velázquez. Sorprendentemente lograron reunir una tropa de más de 20.000 hombres y los soldados musulmanes no pudieron hacer más que huir. Así nacería la Orden Militar de Calatrava con el compromiso de defender Calatrava para siempre, con su Gran Maestre como autoridad suprema, y bajo las reglas cistercienses. Lo que no imaginarían estos caballeros que su papel sería clave para la batalla de las Navas de Tolosa y, en definitiva, el momento en que la balanza se inclinaría definitivamente hacia el poder de los reinos cristianos.

Defendieron Calatrava de los musulmanes, pero no de su inevitable abandono. Sobre todo cuando en 1218 decidieron trasladar su nueva sede en la fortaleza que se conocería como Calatrava La Nueva, algo más al sur. Es entonces cuando Calatrava, ya conocida como «la vieja», caería prácticamente en el olvido. Hoy se trata de un interesantísimo yacimiento arqueológico de una vetusta fortaleza y medina que tuvo todos los ingredientes de las grandes ciudades islámicas. Sobreviven los restos de mezquitas, el hammam, antiguos comercios así como las calles pavimentadas o un gran alcázar. Curiosamente no recibe apenas visitantes cuando se trató durante largo tiempo del enclave más avanzado de las huestes musulmanas, el símbolo de un fortín que estaría destinado a cambiar la Historia de la Península Ibérica.

Horarios y precio de la visita a Calatrava La Vieja

 

Ubicada a mitad de camino entre Carrión de Calatrava y Fernán Caballero, y a una corta distancia de las Tablas de Daimiel, abre de octubre a marzo todos los viernes, sábados y domingos de 10:30 a 14:00 y de 16:00 a 18:00 horas. En abril y mayo de jueves a domingo de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00, mientras que en los meses de junio, julio y agosto lo hace de martes a jueves de 10:00 a 14:00, mientras que viernes, sábados y domingos de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00. Durante el mes de septiembre se puede visitar viernes, sábados y domingos de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00 horas.

 

El precio de la entrada general es de 4€

Calatrava La Nueva, uno de los castillos más imponentes de Castilla-La Mancha

Damos un salto en espacio y tiempo para viajar a la sede más duradera de la Orden de Calatrava, la cual cambió de la «vieja» a la «nueva» en 1218, apenas seis años después de la crucial batalla de las Navas de Tolosa. Podríamos decir simplemente que vamos a visitar castillo de Calatrava La Nueva (perteneciente a la localidad de Aldea del Rey, aunque muy separado de ésta e idéntica distancia con Calzada de Calatrava) o, ser más exactos y utilizar su nomenclatura oficial: Sacro Castillo-Convento de Calatrava La Nueva.

Castillo de Calatrava La Nueva (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

De este lugar se pueden decir muchas cosas, que es como un águila de piedra en un nido (Cerro del alacranejo) de 936 metros de altitud, que durante mucho tiempo sirvió como control notorio del camino hacia Sierra Morena y que cuando fue donado a los calatravos, quienes llevarían allí su sede maestral, los musulmanes aún ocupaban el castillo de Salvatierra, justo unos metros al frente, por lo que es sencillo comprender la inmensa simbología e importancia de este lugar considerado por muchos entre uno de los castillos más grandilocuentes y con mejor emplazamiento en Castilla-La Mancha.

Castillo de Calatrava la Nueva (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

El mero hecho de llegar a este castillo conlleva más de un suspiro de incredulidad. Por su ubicación a semejante elevación, así como la conservación excelente de una gruesa red de murallas que protegen en tres niveles esta imponente fortaleza. Curioso resulta también que cuando se asciende con el coche hacia la base (hay un pequeño aparcamiento) se utiliza una calzada empedrada elaborada ex profeso para la visita que hizo al castillo el rey Felipe II en 1560. Una vez dentro se sigue un sendero señalizado que te conduce a las distintas dependencias del castillo, incluyendo patios, torreones, habitaciones, un aljibe, así como bodegas, hospedería, caballerizas, centro de artesanía y, por supuesto, el gran convento edificado en el siglo XIII donde destaca un rosetón de estrella, así como numerosos habitáculos monacales (refectorio, sala capitular, etc.) e incluso un cementerio. En definitiva, un viaje completo a la Edad Media rodeado, además, de unas vistas privilegiadas del Campo de Calatrava y, de fondo, las onduladas montañas que representan esa frontera natural llamada Sierra Morena.

Castillo de Calatrava la Nueva (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

Horarios y precio de la visita al castillo de Calatrava La Nueva

De abril a septiembre el castillo abre sus puertas de martes a viernes de 11:00 a 14:00 y de 17:30 a 20:30, sábados de 10:00 a 14:00 y de 17:30 a 20:30 y domingos de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00. Entre octubre y marzo (ambos incluidos) lo hace de martes a viernes de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00, sábados de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00 y los domingos de 10:00 a 18:00. Cierra todos los lunes.

 

Iglesia del castillo de Calatrava la nueva (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

 

El precio de la entrada es de 4 euros.

En cuanto al castillo de Salvatierra, justo al frente, decir que se encuentra en unas deplorables condiciones de conservación y que para llegar a las ruinas hay que tomar un sendero en una finca privada (en la que hay que pedir permiso).

El castillo de Salvatierra al fondo (Campo de Calatrava)

Almagro, plaza y corral de comedias

Principal urbe de la Orden de Calatrava y residencia de maestres, Almagro se trata, con toda probabilidad, del municipio más turístico y conocido de este territorio. Está siempre en las listas de los pueblos más bonitos de Castilla-La Mancha, gracias a la riqueza de su arquitectura popular destacada tanto en la plaza como en el corral de comedias, lo que le ha llevado a ser destino de múltiples escapadas de un día desde Madrid y otras ciudades próximas. Aunque, dada su ubicación, en pleno corazón de Campo de Calatrava, así como la cantidad y calidad del alojamientos disponibles en la localidad (cuenta con su propio Parador), se convierte en la base ideal para recorrer la zona. Tiene a 36 km al sur el castillo de Calatrava La Nueva, a 25 km al norte el yacimiento de Calatrava La Vieja o a 40 km el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Y la propia Ciudad Real con su estación AVE apenas a media hora.

Plaza Mayor de Almagro (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

El nombre de Almagro procede, como no podía ser menos, del árabe. Al-magra (المغرة) hace referencia a la arcilla roja característica de la zona y que da color a iglesias, monumentos y algunos edificios civiles de la localidad, si bien los colores con los que se quedan los visitantes que llegan a este lugar son el blanco y el verde. Porque son los predominantes en su gran plaza mayor, una de las más grandes, pintorescas y retratadas no sólo de Castilla-La Mancha sino de todo el territorio español. Del siglo XVI, tras la entrada de los dividendos de los Fugger, banqueros alemanes que apoyaron económicamente los propósitos del Emperador Carlos V, extiende su planta rectangular flanqueada por recios soportales sostenidos por una hilera columnas de orden toscano (como en Tembleque, por ejemplo) cuya característica más peculiar se encuentra en las galerías acristaladas más propias de otros países europeos.

Corral de comedias de Almagro (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

Almagro es su plaza. Allí es donde desarrolla todos sus acontecimientos, donde la gente queda para verse o tomar algo en muchas de las tabernas y restaurantes que hay bajo las galerías. La Semana Santa con «los armaos» de Almagro, un caso realmente llamativo de cofrades que van vestidos como las tropas del Imperio Romano y que es digno de ver. O, por supuesto, el corral de comedias, ejemplo único del teatro popular del siglo de oro y escenario principal del ya ilustre Festival Internacional de Teatro Clásico que se celebra en el mes de julio.

Plaza Mayor de Almagro (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

El corral de comedias se puede visitar todos los días de la semana, mañana y tarde, y no sólo utilizando un augioguía y con el módico precio de 4€ sino también de manera teatralizada en viernes, sábado y domingo una o dos veces por día (7€).

Hay mucho más que visitar en Almagro además de la plaza. Para quien desee indagar además en la iglesia de San Agustín (muy recomendables sus frescos), el claustro del convento de la Asunción, el museo del encaje o el almacén de los Fugger (Fúcares si castellanizamos el apellido) tiene la posibilidad de adquirir el conocido como Bono Turístico por 12€ que incluye los lugares visitables (y de pago) más interesantes de Almagro.

Almagro (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

Os cuento más sobre este pueblo manchego en el artículo titulado Almagro, la Plaza Mayor de La Mancha, ideal para preparar una escapada.

Parque Nacional de las Tablas de Daimiel

Ciudad Real es la única provincia española con nada menos que dos parques nacionales en su territorio. Por un lado Cabañeros y por el otro, apenas a media hora de Almagro, el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, que protege uno de los humedales más importantes de toda Europa. Éste se forma cuando se funden los ríos Guadiana y Cigüela, creando un ecosistema acuático excepcional para ser habitado por gran cantidad de avifauna, tanto de manera permanente o de paso durante su migración como es el caso de las grullas o los gansos, que vienen a miles durante los meses de invierno.

Tablas de Daimiel (Ciudad Real)

A escasa distancia del pueblo de Daimiel surgen estas tablas fluviales que viven de los desbordamientos de los ríos, los cuales empapan un territorio plano carente de pendientes y, que por tanto, dejan aflorar carrizos y masiegas, ideales para componer un tipo de ecosistema extraordinario y albergar vida animal. Lamentablemente las noticias de los últimos años, con la quema de las turbas subterráneas y la sobreexplotación de los acuíferos, no son los mejores, aunque la cosa ha mejorado desde la situación crítica vivida en 2009 en que un largo proceso de autoignición estuvo a punto de hacer desaparecer esta maravilla natural.

Tablas de Daimiel (Ciudad Real)

El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, que cabe aclarar que no forman parte de facto de la comarca Campo de Calatrava, aunque históricamente sí es territorio calatravo, cuenta con diversos senderos señalizados consistentes en plataformas de madera que permiten caminar por los humedales sin dañarlos. Se trata de una visita sencilla de realizar, para todas las edades y además que permite el paso de personas que necesitan silla de ruedas o padres que llevan a sus hijos en carritos de bebé. Aún así, para comprender el Parque Nacional y distinguir su avifauna, recomiendo llevar a cabo una visita guiada por parte de personal experto en la zona. Yo tuve la suerte de contar con la pericia de Alejandro del Moral, responsable de Caminos del Guadiana, que enseña el parque, así como otras zonas de la provincia (o de Castilla-La Mancha), de una manera amena y didáctica (y en grupos reducidos, lo cual se agradece).

Sele en las Tablas de Daimiel (Ciudad Real)

En mi caso, que iba interesado por las grullas que migran todos los inviernos, me llevó al atardecer a un dormidero para observar desde un hide (un habitáculo donde ver y fotografiar animales sin ser vistos) la llegada masiva de miles de grullas (a finales de diciembre había unos 8000 miembros de esta especie migratoria). Junto a la Laguna de Gallocanta en Aragón, las Tablas de Daimiel son, sin duda, un lugar excepcional para contemplar a estos grandes pájaros que vienen todos los años desde los países nórdicos. Y con Alejandro, reconozco que aprendí muchísimo sobre ellos.

Grullas en las Tablas de Daimiel (Ciudad Real)

Algunas recomendaciones para la visita a las Tablas de Daimiel

 

El acceso al Parque Nacional de las Tablas de Daimiel es libre y gratuito. El contraste de las temperaturas en invierno es bastante elevado, por lo que se recomienda llevar ropa de abrigo para primera hora de la mañana y última de la tarde. En verano el calor es excesivo, así que el agua no debe faltar en la mochila. Y a ser posible llevar puesta una gorra, ya que no hay árboles que den sombra. No olvidar en los meses de más calor (realmente a partir de la primavera) el repelente de insectos para amaneceres y atardeceres.

 

Atardecer en las Tablas de Daimiel (Ciudad Real)

Laguna de Navaseca (Un preludio excelente a las Tablas de Daimiel)

Apenas a 6 kilómetros al norte de la localidad de Daimiel suele pasar desapercibida, salvo para los ornitólogos mejor documentados, la conocida como Laguna de Navaseca. Es aquí donde en un pequeño espacio, este círculo de aguas permanentes, que depende en menor medida de las sequías que, por ejemplo, el ecosistema de las tablas fluviales, permite observar numerosas aves acuáticas a una distancia ínfima. Es el hogar de ánades, fochas, flamencos y la malvasía cabeciblanca, esta última considerada especie amenazada. Precisamente muchos fotógrafos de naturaleza acuden a este lugar, con mayores facilidades para retratar a estas hermosas anátidas cuyos machos se caracterizan por un prominente pico color azul celeste. O a otras especies tales como zampullines, gansos, porrones comunes o el clásico ánade azulón. En el conteo anual de enero de 2019 realizado por Alejandro del Moral, responsable de Caminos del Guadiana junto a varios voluntarios, se han certificado que más de 2300 aves de 23 especies diferentes pasan el invierno en la Laguna de Navaseca.

Laguna de Navaseca (Ciudad Real)

Este lugar me lo descubrió precisamente él, Alejandro del Moral, con quien también pude recorrer los senderos de las Tablas de Daimiel, tal como cuento algo más arriba. Aquel día pudimos ver y fotografiar un montón de aves, aunque me queda en el recuerdo ese calamón de plumaje azul y patas rojas que posó para nosotros mientras transitaba por el carrizo. Suelen ser algo esquivos, pero ese día, que terminó con las grullas en las Tablas de Daimiel, fue fantástico.

Calamón en la Laguna de Navaseca (Ciudad Real)

Conviene destacar que este lugar no pertenece al parque nacional en sí pero forma parte de la Reserva de la Biosfera “Mancha Húmeda”, lo que le concede un enorme valor medioambiental.

Motilla del Azuer

En la carretera N-430, a medio camino entre las localidades de Daimiel y Manzanares, se toma el desvío (aproximadamente a 15 km) a un lugar que a priori podría tildar de inexplicable. Por muchas razones. Y es que me resulta increíble que no se trate de algo sumamente conocido por todo el mundo. La Motilla del Azuer se trata de un yacimiento arqueológico sin parangón, referente entre un tipo de construcciones realmente peculiares durante la Edad de Bronce. Dicen que es el pozo más antiguo de la Península Ibérica con entre 3000 y 4000 años. Pero realmente es mucho más que eso. Nos encontramos con un auténtico asentamiento fortificado en el que se obtenía cierta visibilidad y control de la zona. A través de una sucesión de muros concéntricos en torno a una torre central que lo convierten en un laberinto inexpugnable, contaba con recintos en los que se gestionaban y almacenaban los recursos principales del poblado que vivía alrededor de esta motilla. Y no sólo era importante el abastecimiento del agua en el pozo central sino que además había graneros y hornos para tostar el cereal o incluso producir elementos cerámicos.

Motilla del Azuer (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

Pero vuelvo a insistir en las fechas. No se trata de una construcción medieval, ni tan siquiera romana. Se habla de, como mínimo, que esta estructura pudo levantarse en el 1300 antes de Cristo, aunque se cree que es realmente mucho más antigua (2200 aC). Y con enterramientos en el interior del recinto, sin hablar del trabajo memorable que los arqueólogos llevaron a cabo durante años para destapar esta motilla. Hay más en este territorio (una incluso en las Tablas de Daimiel), todas sin desenterrar, por lo que la del Azuer se ha convertido en el emblema de este tipo de construcciones.

Réplica exacta del esqueleto encontrado en la Motilla del Azuer (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

¿Cómo visitar la Motilla del Azuer?

Dadas las particularidades del lugar y que aún continúan los trabajos de los arqueólogos, la Motilla del Azuer sólo se puede visitar de manera guiada de la mano de un profesional o guía experto. Y, por el momento, sábados (mañana y tarde) y domingos (sólo mañana). Se pueden adquirir las entradas de dos maneras, o a través de la web www.motilladelazuer.es o comprándolas in situ en el Museo Comarcal de Daimiel (C/ Luis Ruiz Valdepeñas, 8 bis), el punto de encuentro de guías y visitantes que van a la Motilla del Azuer. Y es necesario RESERVAR CON ANTELACIÓN puesto que las plazas son limitadas.

 

Vista aérea de la Motilla del Azuer (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

 

El precio de la entrada a la Motilla del Azuer (7€ general, 3€ niños de 0-3 años), incluye la visita al Museo Comarcal de Daimiel y su sala de la Edad del Bronce, así como el servicio de transporte de ida y vuelta al yacimiento. Éste se encuentra en mitad del campo y no se puede acudir por libre.

 

Más información sobre tarifas, horarios y posibilidad de reservar en grupo.

Sele en la Motilla del Azuer (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

¡Salvemos Borondo!

El día que hice la visita a la Motilla del Azuer, tuve la suerte de que fuera el arqueólogo que ha trabajado durante años en yacimiento, Miguel Torres, quien me la mostrara y explicara. La casualidad quiso que fuera también la persona encargada de las obras de restauración de un lugar del que había oído hablar en infinidad de ocasiones, sobre todo, en forma de reivindicación, la Venta de Borondo. No se trata de un monumento visitable a día de hoy sino de un superviviente que lucha contra el abandono y el derrumbe. La Venta de Borondo, que no es accesible por carretera sino por pista de tierra tras desviarse de Bolaños de Calatrava a Manzanares (kilómetro 7,200), es uno de los pocos ejemplos de venta con torreón del siglo XVI con unas connotaciones cervantinas innegables. Hay sitúa aquí la inspiración de Miguel de Cervantes, buen conocedor de la zona en la época en que trabajaba como recaudador de impuestos, para situar la venta que Don Quijote confundiera con un castillo en el cual sería armado caballero después de una larga noche velando armas. Sería, por tanto, otro de esos escenarios esenciales en una ruta siguiendo las huellas de Don Quijote de La Macha.

Venta de Borondo (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

Hace algunos años, vecinos de Campo de Calatrava y alrededores, crearon en Daimiel la Asociación Cultural Venta de Borondo y Patrimonio Manchego con el loable objetivo de crear conciencia y lograr fondos, así como que las instituciones públicas se impliquen en poner a salvo este lugar. El fin último, conseguir una rehabilitación integral del edificio. Se encargan, además, de promover visitas cada primer fin de semana de mes (previa reserva escribiendo a acventaborondo@gmail.com, dado que no se puede acceder por libre a la venta, debido al peligro de derrumbe de la misma. 

Patio de la Venta de Borondo (Campo de Calatrava, Ciudad Real)

Sabías quéCampo de Calatrava está plagado de volcanes. Junto a la comarca gerundense de La Garrotxa, se trata de uno de los lugares de la Península Ibérica con una actividad volcánica relativamente reciente que dio pie a numerosos elementos como cráteres, coladas de lava e incluso fumarolas. Posee además 16 lagunas volcánicas (La Laguna de la Alberquilla, de Cervera, Michos, Caracuel o La inesperada en Pozuelo de Calatrava son algunas de las más destacadas).

Y hasta aquí unas cuantas ideas de cuanto he podido ver en Campo de Calatrava hasta el momento. Por supuesto que me quedan numerosos recorridos que llevar a cabo, no sólo en la comarca, sino además en el resto de la provincia. Tengo especial interés en seguir indagando, esta vez al sur de Ciudad Real en el Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, en flanco manchego de la Sierra Morena, donde hay una biodiversidad extraordinaria que garantiza la presencia de numerosas especies en su estado salvaje (incluidos los linces que también se pueden ver en Sierra de Andújar). Pero ese será otro viaje que espero poder contar también por aquí.

Grullas sobrevolando el cielo de Campo de Calatrava (Ciudad Real)

¡Queda mucho por hacer! Castilla-La Mancha es uno de mis territorios viajeros predilectos.

Sele

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