12 cosas que ver y hacer en Córdoba (Guía para primerizos)
Escribiría Luis de Góngora sobre su Córdoba natal que «nunca merezcan mis ausentes ojos ver tu muro, tus torres y tu río, tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!”. Los restos de este gran jugador del lenguaje, cuyos versos de filigrana y oro alcanzaron la cumbre de las letras españolas, reposan en una capilla de la Mezquita-Catedral, pasando desapercibidos y durmientes en esa foresta de más de un millar de columnas y trescientos sesenta y cinco arcos de herradura en dos colores. Córdoba está repleto de ilustres. Además de Góngora podemos hablar de Séneca, Maimónides, Averroes, Almanzor, el Duque de Rivas, Julio Romero de Torres y muchos otros que dieron lustre a la ciudad andaluza. Su esencia permanece, de una forma u otra, en ese laberinto que representa su hermosísima judería, en los cientos de patios floridos y perfumados tras recios portones, en el puente romano y las viejas murallas, de la puerta de Almodóvar a la cuesta del Bailío, en la algarabía de la Corredera y en el brindis surgido en sus mil tabernas típicas o en el aroma de los naranjos. Siempre con la mezquita como testigo, con la determinación de saberse uno de los edificios religiosos más maravillosos e impactantes de todo el mundo, donde el arte un día tocó techo y sus visitantes se sienten precisamente cómodos en esa cima.
Resulta difícil no enamorarse de Córdoba, de no hacerla tuya aunque hayas nacido a cientos o miles de kilómetros. Recuerdo que, aún siendo adolescente, cuando recorrí la ciudad por primera vez y entré a la mezquita, pensé que no volvería a ver nada parecido, que aquello era insuperable y alcanzable por muy pocos lugares. Hoy, veinte años más tarde y con casi un centenar de países en la mochila de recuerdos, me reafirmo de aquello. Precisamente dedicada a personas como yo, de flechazo y enamoramiento fácil, he preparado una guía rápida para primerizos con lo mejor que ver y hacer en Córdoba en una escapada de dos o tres días días. Con todos esos lugares que nos llevan a los ojos ausentes de Góngora y a unos alrededores que bien merecen una visita.
Córdoba, leyenda viviente
¿Cómo explicar que Córdoba antes que musulmana, judía o cristiana fue romana si nos remontamos diecinueve siglos en el tiempo? De hecho, de la legendaria Corduba procede el mismísimo Lucio Anneo Séneca. ¿Cómo decir sin titubear que durante cinco siglos como corazón de Al-Ándalus fue una de las ciudades más prósperas del planeta? Pues Córdoba llegó a ver cómo convivían tres religiones y a ser cabeza del califato de los omeyas, la capital de un gran imperio y puerta de miles de descubrimientos e influjos venidos de muy lejos. El faro de Europa hace un milenio estuvo precisamente aquí, en esta urbe del sur. ¿Cómo omitir que entonces tuvo más del doble de habitantes que Londres, París y Roma juntos? ¿O que su alcázar fue determinante para la toma de Granada por parte de los Reyes Católicos? Incluso que por estas tierras ciñó primero su espada el montillano Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, antes de ser convertido en uno de los personajes más importantes en el devenir de la Corona de Castilla.
Lo que sí es seguro y no merece omisión alguna es que Córdoba se trata de una leyenda viva cuatro veces declarada Patrimonio de la Humanidad UNESCO. Por su mezquita, su casco histórico entre los más grandes y mejor conservados de Europa, su gran fiesta de los patios (inmaterial) y, por último, gracias a proclamación reciente de Medina Azahara (en julio de 2018) dados los «majestuosos vestigios de la ciudad palaciega edificada a mediados del siglo X por la dinastía de los Omeyas para que fuera sede del califato de Córdoba». Eso no lo puede decir cualquiera.
¿Cómo llegar a Córdoba?
A poco más de una hora en coche de Sevilla o tres cuartos de hora en tren (también hay muchos visitantes que hacen desde la ciudad hispalense una excursión guiada de un día), a un par por carretera de Granada e incluso menos si se viaja en tren AVE desde Madrid (1 hora y 43 minutos), Córdoba se ha convertido en una de las escapadas más usuales y apreciadas por los turistas, tanto nacionales como extranjeros.
Consejos sobre qué ver y hacer en Córdoba por primera vez
Si llegas a Córdoba en tren AVE o en otro medio público de transporte, casi mejor, puesto que no se trata de una ciudad hecha para el coche. Su casco viejo posee múltiples restricciones a los vehículos privados, aunque hay hoteles que cuentan con servicio de parking. Aún así, si vienes con tu propio coche el mejor consejo es que éste se quede aparcado durante el tiempo que allí pases porque si te hospedas en el centro o cerca de él, no te hará falta para nada. Aunque no viene mal para hacer ciertas rutas por los alrededores, ya sea a Medina Azahara, Almodóvar del río, Montoro, etc. Pero Córdoba es de esas ciudades que invitan a hacer kilómetros con los pies, aprovechando sus muchas calles peatonales, ya que además no resulta tan grande para no poder recorrerla por completo caminando. Para ello lo más idóneo es es alojarse lo más próximo al centro histórico que se pueda, teniendo de referencia, por ejemplo, la distancia del alojamiento con respecto a la mezquita.
En el caso de ir y venir en el día con coche propio o de alquiler las mejores opciones de aparcamiento (de pago, por supuesto) están en el parking de Paseo de la Victoria (muy cerca a pie de la entrada a la judería por la Puerta de Almodóvar) o el conocido como Parking la Mezquita de Córdoba en la calle Cairuán número 1.
¿Cuántos días hacen falta para visitar Córdoba?
Entre uno (si no queda más remedio) y dos días está el mínimo que se recomienda para descubrir Córdoba, aunque si son tres mucho mejor, puesto que se puede hacer con más calma e incluso plantearse alguna excursión a los alrededores, relajarse en un hammam, asistir a un espectáculo flamenco o probar varios de restaurantes de la ciudad. Córdoba merece cierto mimo y no correr puesto que no todos los días se visita una ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Teniendo todo esto en cuenta aquí van 12 cosas que ver o hacer en Córdoba durante una escapada. Esos mínimos imprescindibles, sobre todo para una primera vez, sin los cuales no deberías permitirte decir adiós o hasta luego a la antigua ciudad califal.
1. Visita la Mezquita-Catedral de Córdoba
Todo lo que se diga de la mezquita de Córdoba es poco y, de seguro, inferior a sus merecimientos. Levantada a finales del siglo VIII sobre una basílica visigoda anterior, con una superficie de más de 23.000 metros cuadrados, fue durante un largo tiempo la segunda mezquita de mayor tamaño de todo el mundo, sólo superada por la Mezquita de La Meca. Ampliación a ampliación fue creciendo en formas y belleza para ya en el siglo XVI modificar una parte de la estructura con el objeto de albergar una basílica plateresca, aunque también dejar espacio para el mudéjar e incluso el barroco. Precisamente esa deliciosa e inusual fusión de estilos, entre el mejor arte andalusí de los omeyas y la posterior cristianización del templo, ha hecho de este lugar que para muchos sea considerado uno de los monumentos más impresionantes y valorados de España (y, personalmente, permíteme decirte que junto a la Alhambra de Granada merece estar en el podium mundial).
La mezquita y su entorno, todo lo que nace en ella y surge tras ella, requerirá que te tomes tiempo suficiente para ir bordeando sus fachadas norte, sur, este y oeste mientras repasas al detalle cada una de sus puertas. Algunas originales de la primera mezquita del emir Abderramán I como la de San Esteban (fachada oeste), otras más cargadas de detalles andalusíes como la de San Ildefonso, el Espíritu Santo o San José, otra en puro mudéjar como la del perdón, utilizada por mucha gente como acceso principal, y otras en las que se cuela el renacimiento (Santa Catalina) o incluso el churrigueresco (Puerta de la Grada redonda) en el extremo oriental.
De ahí al patio de los naranjos, antiguo espacio para las abluciones de los fieles y rellenado con hileras de árboles (casi un centenar de naranjos, lo que le da su actual nombre) y fuentes. Un rincón abierto donde no sólo se disfruta de otra faceta de la mezquita sino que además sirve para comprar las entradas requeridas para acceder al interior del edificio (o incluso para subir al campanario) y donde los guías turísticos inician las visitas guiadas (se pueden contratar de antemano tanto para unirse a un grupo como para hacerlas de manera privada).
Dónde y cómo comprar las entradas a la Mezquita de Córdoba (Incluye horarios y precios)
A día de hoy, en pleno 2021, aún no es posible para particulares comprar las entradas a la Mezquita-Catedral de Córdoba a través de su web oficial (salvo que se contrate en una excursión que incluya las entradas a los sitios más importantes). Al contrario que con la Alhambra de Granada, que cuenta con mayores facilidades vía online, hay que pasar por las taquillas que hay en el patio de los naranjos y hacerse allí con los tickets. Para evitar largas colas, que no lo son en demasía, han añadido dos máquinas expendedoras, y suele haber menos gente que en las propias taquillas, aunque sólo aceptan efectivo y no tarjeta de crédito, otra de esas cosas que resultan incomprensibles en los tiempos que corren. También es usual que si se contrata una visita guiada a la mezquita, ésta ya incluya las entradas, y por tanto, no haya que preocuparse por este tema.
Los horarios de acceso a la mezquita van de las 10:00 a 19:00 horas (no expiden entradas media hora antes del cierre), aunque en los meses invernales de enero y febrero el cierre es a las 18:00. Conviene tener en cuenta si hay liturgia (misas, celebraciones, etc.) porque no se admiten visitas que no piensen acudir a las mismas. Lo mejor es consultar día a día los horarios en la web oficial de la Mezquita-Catedral de Córdoba puesto que éstos se alteran con relativa facilidad.
Se puede acceder de manera gratuita los sábados de 8:30 a 9:30, pero no resulta lo más aconsejable, puesto que se encuentran o en misa y no permiten acceder a la zona basilical, o están en plenas tareas de limpieza y mantenimiento. Además a partir de las 9:30, a veces antes, te invitan a marcharte para pasar por caja y después entrar. Y tratándose de un lugar tan fascinante, creo que es poco tiempo para recorrer bien su interior. Estas cosas merecen hacerse con cierta calma.
El precio de la entrada general es de 10 euros, aunque se cobra la mitad a niños de 10 a 14 años y discapacitados, siendo totalmente gratuita para residentes en Córdoba, menores de 10 años y titulares de la tarjeta «Andalucía Junta 65».
Vuelta a la mezquita por fuera, entrada a los naranjos, sólo queda una cosa, entrara a la mezquita, disfrutar de su sala hipóstila de 1300 columnas y 365 arcos de herradura, el emblema visual y sensual de Al-Ándalus con los añadidos posteriores una vez Córdoba pasó a manos cristianas allá por el siglo XIII (aunque no sería hasta el XVI cuando se añadiría la capilla mayor, el coro y el trascoro). Las columnas de marmol, jaspe y granito conducen en un sendero laberíntico de claroscuros y tonalidades rojas y blancas hasta un imponente mihrab (que como curiosidad no mira a La Meca, al igual que la de Damasco) donde el mármol, el estuco y una cúpula en estilo bizantino consiguen llevar muy lejos la admiración de los visitantes, incapaces de no suspirar ante semejante cúmulo de belleza. Si te gusta mucho el arte, si te apasiona la Historia de los lugares mayúsculos, no subestimes un posible Síndrome de Stendhal o, lo que viene a ser lo mismo, una sobredosis de belleza. Porque aquí es fácil que suceda lo que a muchos viajeros y viajeras que miran con incredulidad lugares del mundo como el Taj Mahal, Angkor Wat, Florencia desde la Piazzale Michelangelo, Estambul, Machu Picchu o la ya mencionada Alhambra de Granada.
¿Se puede visitar de noche la Mezquita de Córdoba?
Poder entrar a la Mezquita de Córdoba por la noche es uno de los deseos de buena parte de quienes llegan a ciudad andaluza. La posibilidad de contemplar la sala hipóstila con muy poca luz y, sobre todo, sin apenas turistas, tiene bastante atractivo. Cierto es que se dejan de vender entradas cuando precisamente el sol aún no está está cerca esconderse en el horizonte, lo que hace que cumplir este propósito sea difícil… pero no imposible. Cada semana, tanto en viernes como sábados todo el año (aunque los días se amplían en cuando abandonamos el invierno), se convoca una visita guiada y nocturna a la mezquita con un cupo máximo de cien personas. Las entradas se pueden obtener tanto en las taquillas centrales del monumento, así como en línea utilizando una web especial de El Corte Inglés creada para tal efecto. En El Corte Inglés de Córdoba también es posible conseguir en papel dichas entradas.
El precio de esta visita nocturna al interior de la Mezquita de Córdoba es de 18 euros (Aunque jubilados, personas con discapacidad así como y estudiantes de hasta 26 años de edad, pagan la mitad).
Los tours o paseos nocturnos guiados en Córdoba pasan por la mezquita pero no cuentan con permisos para acceder a la misma. Otra opción para la que sí existe posibilidad de ver el solitario interior de la mezquita, aunque olvidándose de sacar en ningún momento la cámara de fotos, es asistiendo a alguna de las misas que se ofrecen por la tarde-noche, bien en la hermosísima capilla del Sagrario o en la propia capilla mayor.
De todas formas lo raro es que en un viaje a Córdoba no se acuda en varias ocasiones a la mezquita y su entorno. Por fuera está repleta de tiendas y alguna que otra taberna como el mítico bar Santos, que da a la esquina nordeste de mezquita (en el número 3 de la calle Magistral González Francés) y donde es todo un clásico ir a probar su tortilla de patatas tamaño gigante (hecha con 20 huevos y 5 kilos de patatas).
2. Disfruta de las mejores vistas de la ciudad desde lo alto de la torre-campanario de la mezquita
En noviembre de 2014 se inauguró uno de los atractivos más demandados en la ciudad, poder subir a lo más alto de la torre campanario de la Mezquita de Córdoba. Con 54 metros de altitud, este elemento que envuelve el antiguo alminar de la época califal, se ha convertido, de hecho, en uno de los indiscutibles cordobeses. Y es que no sólo se puede disfrutar de las mejores vistas con diferencia del casco histórico de Córdoba (y de la cubierta del edificio o el patio de los naranjos), sino además observar y aprender acerca de esa fusión de estilos que se fueron añadiendo en el entonces dañado minarete para conseguir levantar una nueva torre catedralicia que sirviera como faro del cristianismo en una ciudad que había vivido cinco siglos bajo dominio musulmán.
¿Cuánto cuesta subir a la torre de la mezquita-catedral?
El precio para subir al campanario de la mezquita-catedral de Córdoba es de 2 euros (los cordobeses gratis), bastante asequible tratándose de una atracción que cuenta con bastante demanda. Esta visita es posible realizarse en grupos de un máximo de 20 personas y con una duración de media hora. Se accede por la Galería Norte (entrando por la Puerta del Perdón) donde hay una pequeña mesa-taquilla donde comprar las entradas. Lo normal es inscribirse a uno de los turnos que surgen cada media hora, por lo que lo más recomendable es hacerlo con antelación y así saber en qué turno de 30 minutos te toca.
Y, aunque los horarios son variables en función de los acontecimientos de carácter religioso o cultural que se celebre, se puede ascender a la torre de 9:30 a 13:30 horas y de 16:00 a 17:30 horas entre noviembre y febrero (incluidos), de 9:30 a 14:30 julio y agosto y de 9:30 a 18:30 el resto del año (marzo, abril, mayo, junio, septiembre y octubre).
NOTA: No admiten la entrada a menores de 7 años y hasta 14 años es obligatorio subir a la torre con, al menos, un adulto a su cargo.
Conviene saber que para llegar a lo más alto hay que subir 203 escalones (comparable a un edificio de 12 plantas), lo que es algo cansado, pero merece la pena.
3. Piérdete por la laberíntica judería de Córdoba
La presencia de los judíos en la ciudad de Córdoba es mucho más antigua incluso que la llegada de los musulmanes. De hecho se constata que pudo ser en tiempos del Emperador romano Augusto. A un costado de la mezquita, con la calle Judíos como vía vertebradora, y hasta la muralla medieval, se mece en un red de callejones la que para muchos está entre las juderías mejor conservadas y con mayor personalidad en toda la Península Ibérica. El barrio judío es un laberinto distinguido además con el sello de la Red de Juderías de España (Caminos de Sefarad) y, por supuesto, una visita tan obligada como extraordinaria. Irse sin recorrer sus calles blancas es delito comparable al de abandonar Córdoba sin entrar a la mezquita.
Sin duda la calle Judíos merece un aplauso aparte (se llega desde la Puerta Almodóvar o subiendo por la calle Averroes), puesto que representa la esencia del barrio. De hecho en el número 20 permite visitar (gratuitamente) una sinagoga levantada en 1315 en tiempos del rey Alfonso VI como agradecimiento a los judíos por su colaboración en la victoria de la batalla del Salado frente a los musulmanes. Y, aunque tras la expulsión de éstos bajo el reinado de los Reyes Católicos el edificio tuvo otras funciones, mantiene buena parte de su esencia, incluidas las inscripciones hebraicas en yeserías, algo no muy usual puesto que a la mayoría de construcciones de este tipo se les arrancó cualquier referencia del pasado judío.
Justo frente a la sinagoga muy recomendable es la Casa de Sefarad, un edificio del siglo XIV que según los historiadores pudo tener alguna vinculación con este templo religioso. Su intención es mostrar cómo era la vida en el barrio judío de Córdoba a conciencia para recrear el espíritu de los judíos cordobeses, así como mantener la función de centro cultural donde se organizan eventos (charlas, conciertos, etc.) y biblioteca especializada.
Otros núcleos esenciales para descubrir la judería de Córdoba nos lleva a la calle Averroes, a la Plaza Tiberiades y su estatua de Maimónides, a Tomás Conde, la calle Romero (donde se encuentra la Taberna Pepe de la Judería) y su entrada por Cardenal Salazar a otro de esos monumentos que más desapercibidos de lo que su fama merecería, la capilla de San Bartolomé.
El mejor mudéjar de Córdoba… en pleno barrio judío
La capilla de San Bartolomé, cuyo patio de entrada da precisamente a la calle Averroes, es una muestra excelente y diría que, única, del siglo XIV en Córdoba tras la repoblación de esta barriada por parte de numerosos cristianos. A un costado del hospital (ahora Faculta de Filosofía y letras, a la que pertenece el monumento) se levantó una nueva parroquia cristiana, dicen que con los fondos de un judío converso. Y, aunque nunca fue terminada, sus formas y azulejería nos llevan a una de las obras cumbre del mudéjar en Andalucía. Lo curioso es que, a pesar de su advocación claramente cristiana, el artesano que se ocupó de las paredes interiores del templo, no dudó en esculpir una frase en árabe donde todavía se puede leer que no hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta. Eso es meterle al rival un gol por toda la escuadra.
Junto a la capilla de San Bartolomé se vislumbra un callejón con un arco. Si entras por él llegarás al zoco de los artesanos, donde se encuentran en pequeños patrios diversos comercios que exponen y venden la obra de plateros, ceramistas o artesanos de cuero que trabajan con «cordobanes» y «guadamecíes».
Se organizan diversas visitas guiadas por la judería, algunas de las cuales incluyen también la mezquita de Córdoba o incluso el Alcázar de los reyes cristianos.
4. Atraviesa el Guadalquivir por el puente romano y sube a la Torre de la Calahorra
Poco quedan de los restos originales del puente romano que permitía la entrada a Córdoba por el sur sin necesidad de utilizar embarcaciones. De hecho, sólo un par de arcos reflejan el nacimiento de esta enorme y valiosa obra civil, puesto que después el puente fue reedificado en la época califal así como después de la toma de la ciudad por parte de los nuevos pobladores cristianos. Pero siempre es y será el puente romano de Córdoba, el nexo de piedra atraviesan por debajo los cormoranes, garzas, garcillas y ánades, y por encima los ciudadanos que desean pasar del barrio catedralicio al conocido como Campo de la Verdad-Miraflores. El paisaje ribereño es además parte de lo que se denomina Sotos de la Albolafia, espacio natural protegido y de gran interés para los aficionados a las aves.
Desde el mal llamado arco del triunfo (nunca se hizo para conmemorar nada sino que fue una de las entradas de la muralla) se puede caminar hasta un destacado torreón medieval conocido como Torre de la Calahorra, levantado en tiempos de Enrique II de Castilla (siglo XII) sobre una fortificación califal anterior y que actualmente cuenta con el Museo Vivo de al-Ándalus. Éste permite comprender Córdoba en el tiempo en que convivieron (juntas pero no revueltas) las culturas cristiana, judía y musulmana. Y para los amantes de las buenas vistas, permite disfrutar de una bella panorámica de Córdoba y el río Guadalquivir.
Horarios y precios de la Torre de la Calahorra
Se puede entrar a la torre de lunes a domingo de 10:00 a 18:00 horas entre octubre y abril (ambos incluidos) o los mismos días de mayor a septiembre entre las 10:00 y las 14:00 horas, con un descanso hasta las 16:30 y cerrando sus puertas a las 20:30 horas.
El precio de la entrada es de 4,50€. Más info actualizada en www.torrecalahorra.es/horario-tarifas/
5. Conoce los mejores patios cordobeses (aunque no sea mayo)
La tradición de los patios cordobeses, con esa fusión de elementos romanos, musulmanes y de la tierra andaluza, en el espacio principal de la casa, es motivo de orgullo para los habitantes de la ciudad. Tanto que, cada año, durante la segunda y tercera semana del mes de mayo, muchos de ellos se abren al público y entran en el concurso de los patios más bellos de Córdoba. Es un éxito de convocatoria y atrae a muchísima gente a la ciudad. De hecho el denominado Festival de los Patios Cordobeses fue proclamado en 2012 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad debido a que «promueve la función del patio como lugar de encuentro intercultural y fomenta un modo de vida colectivo sostenible».
Durante estas jornadas primaverales conviven dos elementos para comprender este acontecimiento que paraliza Córdoba por completo. Por un lado está el concurso de patios, donde se premian éstos en distintas categorías en función de su ornamentación (flores, macetas, enrejados, balcones, etc.). Y por el otro, el que lleva a los patios fiestas con música en vivo, por lo que el cante y el baile flamenco tiene cabida. Se abren al público en torno a medio centenar de patios (ver mapa de los participantes).
¿Cuándo se celebra la fiesta de los patios cordobeses?
El festival de los patios cordobeses suele ocupar prácticamente dos semanas de mayo, normalmente la segunda y la tercera.
Aún así, si no coincide tu visita con el festival, es sencillo poder observar unos cuantos que permanecen abiertos. En algunos casos se puede acceder por completo. Otros en cambio, tienen una puerta acristalada de por medio para mantener la privacidad del que no deja de ser un espacio de la casa. Por otro lado se suelen organizar todo el año visitas guiadas a los patios más bonitos de Córdoba (a precios bastante módicos), lo que permite que se pueda disfrutar de este elemento característico durante cualquier época elegida para conocer la ciudad andaluza. Y además está el Palacio de Viana, con su docena de patios deslumbrantes.
Pero si tienes el empeño de descubrir Córdoba en pleno festival de patios, lo mejor es que reserves con mucha antelación tu alojamiento en la ciudad. Porque no exagero si digo que no cabe un alfiler.
6. Haz una visita a los museos más singulares de Córdoba
Córdoba cuenta con una potente oferta museística (que no viene mal, en algunos casos, para las horas centrales del día cuando el calor se hace insoportable). Los más interesantes son:
- Museo arqueológico: En el palacio renacentista de los Páez de Castillejo (Plaza de Jerónimo Páez) se exponen piezas de gran valor histórico y artístico tanto de la ciudad de Córdoba como de toda la provincia. Desde la prehistoria hasta los tiempos de Al-Ándalus. Consta de tres patios y ocho salas donde se puede viajar en el tiempo a través de los objetos que nutren el rico patrimonio cordobés.
- Museo de Bellas Artes: En la Plaza del Potro, el que fuera el antiguo Hospital de la Caridad, con obvio estilo plateresco, lleva abierto al público como museo de Bellas Artes desde 1862 (el primer director fue el padre de Julio Romero de Torres). Expone obras de pintores míticos como Zurbarán, Murillo, Valdés Leal o Bartolomé Bermejo, así como algunas esculturas del cordobés Mateo Inurria. También es sede del Museo Julio Romero de Torres.
- Casa de Sefarad: En plena judería y frente a la sinagoga (C/Judíos), te traslada al tiempo en que los judíos ocupaban uno de los barrios más importantes de la ciudad.
- Al-Iksir, Museo de la alquimia: Al lado de la sinagoga (en C/ Judíos, 14 ) en una casa del siglo XIII muestran en un laboratorio (con su alambique) cómo era la filosofía precursora de muchas ciencias de hoy día que buscaba algo más allá de transmutación de la materia.
- Galería de la inquisición: ¿Una ciudad de aires medievales sin su museo de la tortura? En la calle Manríquez 1 se da una muestra de objetos, algunos antiguos y otros más modernos basados en diseños provenientes de libros o dibujos, con los que el Santo Oficio trataba de lograr que los reos confesaran o fueran castigados.
- Museo de Julio Romero de Torres: En las propias instalaciones del Museo de Bellas Artes (Plaza del Potro 1) se reúne el mayor conjunto de obras del autor «que pintó a la mujer morena», además de una conjunción de elementos importantes para conocer la figura del genio cordobés.
7. Rememora la historia en el Alcázar de los reyes cristianos y las caballerizas
Al final de la muralla por la calle Cairuán y en pleno paseo de la Ribera, es decir, a orillas del Guadalquivir, se llega la tercera atracción turística más visitada de Córdoba tras la catedral (la tiene apenas a un centenar de metros) y la sinagoga. Se trata del conjunto de edificios, torres, jardines y muralla que formaron parte del Alcázar de los reyes cristianos. Tras la llegada de los castellanos a la ciudad, parte de lo que fuera el antiguo palacio de emires y califas sirvió para levantar, ya en el siglo XIV, el que sería el hospedaje designado para la realeza que visitara la ciudad. Más de ocho años, entre idas y venidas, pasaron en estas dependencias los Reyes Católicos mientras dirigían todos sus esfuerzos en tomar el Reino de Granada. Incluso Cristóbal Colón tuvo aquí una reunión con la reina para solicitar fondos de cara a sus propósitos, aunque tardaría unos años más en que éstos llegaran a buen puerto.
Tras la toma de Granada los Reyes Católicos cedieron el alcázar para su uso eclesiástico, lo que le llevó a ser, entre otras cosas, Tribunal de la Santa Inquisición hasta 1812. Hoy pertenece al ayuntamiento de Córdoba y se pueden visitar sus instalaciones, entre las que destaca el salón de los mosaicos romanos encontrados en la Plaza de la Corredera, así como el jardín morisco y la posibilidad, siempre atractiva, de admirar Córdoba desde los torreones almenados del alcázar.
Horarios y precios del Alcázar de Córdoba
El Alcázar de los reyes cristianos abre todo el año de martes a domingos (lunes sólo si son festivos), aunque sus horarios son diversos en función del día de la semana y la época del año. En verano, de mediados de junio a mediados de septiembre, se puede visitar de 8:30 a 15:00 horas (domingos y festivos cierra una hora antes). El resto del año se puede entrar de 8:30 a 20:45 de martes a viernes, mientras que los sábados de 8:30 a 16:30 y los domingos y festivos únicamente de 8:30 a 14:30.
El precio de la entrada es de 4,5€. Se puede hacer una visita guiada junto a la judería (requiere en torno a dos horas y media) por 20€ por persona (incluye entrada al alcázar, a los baños califales y a la capilla de San Bartolomé).
Junto a la fortificación cristiana se encuentra otro edificio de gran interés, como es el que alberga las Reales Caballerizas, mandadas construir por Felipe II y consideradas como el núcleo de origen del caballo andaluz de pura raza. Se realizan espectáculos ecuestres en las instalaciones.
8. Relájate en unos típicos baños árabes
Si bien se pueden visitar en el subsuelo, entre la muralla y el alcázar, los restos arqueológicos de unos antiguos baños árabes (Los baños califales), rozando ya el agotamiento de tanto caminar y turistear por Córdoba, no está de más probar en tus carnes las bondades de un hammam estilo omeya. En el hammam Al-Ándalus (C/ Corregidor Luis de la Cerda, 51, a escasos 100 metros de la mezquita) hay salas a distintas temperaturas donde relajarse y recuperar las energías.
Dado su éxito, conviene reservar con antelación una sesión de unos 90 minutos (con o sin masaje), porque no todos los días es posible bañarse en unas instalaciones tan especiales como las de este hammam. Abre a diario y con turnos que van desde las 10:00 de la mañana hasta las 24:00.
9. Descubre más Córdoba en la Plaza de la Corredera, Palacio de Viana, la cuesta del Bailío y el Cristo de los faroles
Vaya, llevo más de cinco mil palabras para explicar y definir una experiencia en Córdoba y todavía no he hablado, salvo de soslayo, de la Plaza de la Corredera, que es la única cuadrangular de Andalucía y nacida allá por el siglo XVII. En esta plaza porticada, donde se hallaron valiosísimos mosaicos romanos (la mayor parte expuestos al público en el Alcázar), la ciudad respira las 24 horas en sus galerías, tabernas y terrazas al aire libre. Hay otra plaza civil del gran importancia como es la de las Tendillas, un punto de encuentro (allí empiezan muchos de los tours turísticos que se contratan) y entrada a lo más emblemático de la ciudad vieja. Con la estatua ecuestre del Gran Capitán en el centro y sabedora de que casi todos los caminos de Córdoba llevan hacia ella.
Córdoba no sólo es la mezquita-catedral y sus alrededores. Al norte, aunque hablamos de apenas un cuarto de hora o veinte minutos caminando, las calles blancas de casas solariegas e iglesitas casi en cada rincón (muy recomendable la de San Miguel, que anteriormente fue mezquita) nos llevan hasta un entramado que comienza en la Plaza de los Capuchinos. Allí el empedrado lleva a los fieles a presenciar la escultura en plena calle del Cristo de los Desagravios y Misericordia, más conocido como el Cristo de los faroles, puesto que son ocho nada menos los que le rodean y dan luz.
La veneración por esta estatua del siglo XVIII hace que siempre haya quien le ponga velas. De noche, con los faroles encendidos, resulta aún más impresionante admirar este rinconcito cordobés. Aunque más lo es durante la Semana Santa donde distintas cofradías como la de La Sangre, La Paz o Los Dolores se acercan a este Cristo. Padres y abuelos además recuerdan esta emblemática plaza por la película protagonizada por Antonio Molina y cuyo nombre es, precisamente, «El Cristo de los faroles».
Si sigues caminando, desde los Capuchinos verás la cuesta del Bailío que separa mediante escalones la ciudad alta de la baja. Algo tiene este lugar, pero me parece de los rincones más fotografiables e inspiradores de Córdoba.
Otro ejemplo de que hay más que la mezquita o la judería es el Palacio de Viana, apenas a 300 metros de la cuesta del Bailío, y que reúne en un enorme edificio del siglo XV gran cantidad de suntuosos salones y, sobre todo, una docena de típicos patios cordobeses que, sin duda, están entre los más hermosos de toda Andalucía.
Horarios y precios de la visita al Palacio de Viana en Córdoba
Este palacio abre sus puertas todo el año. De septiembre a junio lo hace de martes a sábados de 10:00 a 19:00 horas, mientras que los domingos echa el cierre a las 15:00. Julio y agosto, en cambio, sólo abre de mañana de martes a domingo entre las 10:00 y las 15:00 horas.
El precio de la entrada varía en función de lo que se quiera visitar del palacio. Para una visita completa hay que pagar 8 euros, mientras que si se quieren únicamente visitar los patios la tarifa pasa a ser de 5 euros. Como salvedad, cabe destacar que los miércoles es gratis entre las 14:00 y las 17:00 horas, aunque las visitas guiadas en el interior cuentan con aforo limitado.
10. Vete de tabernas y prueba la deliciosa gastronomía cordobesa
El salmorejo cordobés, las ricas berenjenas con miel y los mejores sabores de la tierra salen a tu encuentro en Córdoba. A través de tabernas típicas, restaurantes de autor, terrazas o bares tan pequeños en los que no cabe más que quien atiende la barra. Si comes mal en Cordoba, es porque tú quieres. Aquí te muestro algunos de mis sitios preferidos para comer en la ciudad:
- Casa Pepe de la judería (Calle Romero, 1). Uno de los mejores rincones gastronómicos de Córdoba desde los años 30. En pleno barrio judío. Conviene reservar con antelación. Cuenta con terraza en la azotea para las noches veraniegas.
- Taberna el Nº10 (Calle Romero, 10). Le dicen la casa del vino Montilla-Moriles, aunque los amantes de los buenos caldos encuentran una carta excelente donde ejercer de improvisados sumilleres. Pequeño, coqueto y elegante, apenas a unos metros de Casa Pepe (pero en la acera opuesta), ideal para raciones y con productos de suma calidad.
- Bar Santos (Calle Magistral González Francés, 3). Junto al muro de la mezquita se encuentra el rey de las tortillas gigantes. Tradición y tapeo del bueno. Es casi más grande la tortilla que elaboran que el propio local, pero forma parte de la cultura gastronómica de Córdoba y es inevitable toparse con este bar.
- Taberna Góngora (Calle Conde de Torres Cabrera, 4). Platos emblemáticos para comer/cenar de raciones típicas cordobesas a un buen precio. Es un clásico cordobés, por lo que conviene apuntarse en la lista nada más llegar para no tardar demasiado en conseguir sitio.
- Casa Mazal-Judería (Calle Tomás Conde, 3). Cocina sefardí (aunque también con muestra de la árabes e hindú) en pleno barrio judío de Córdoba. Cerca de la Puerta de la luna, ofrece excelentes platos (la calidad del producto es fantástica) y la posibilidad de comer o cenar en un patio típico cordobés. Muy recomendable.
- Noor (Calle Pablo Ruiz Picasso, 8). Le pongo el último pero cabría estar el primero. Cuenta con una estrella Michelín y su apuesta pasa por devolver a Córdoba la suerte de poder probar en este restaurante la gastronomía andalusí de los siglos XII y XIII. Venir aquí es un espectáculo de principio a fin. Y no sólo me refiero a la comida, que es esplendorosa, sino a todos los detalles (los platos de cerámica son de por sí obras de arte) que rodean a este lugar. Un capricho que, para tener estrella Michelín, no se ha subido tanto a la parra con los precios como sí han hecho otros restaurantes que cuentan con esta distinción.
11. Recorre Córdoba de noche y siente el arte flamenco en un tablao
Córdoba de día es una cosa. Y de noche otra. Sobre todo en los meses de más calor cuando el sol decide marcharse por unas horas y así dar una tregua a la que sin duda es una de las ciudades con las temperaturas más elevadas de España. Por eso no conviene desmerecer hacer un buen recorrido por el casco histórico de Córdoba y gozar de sus callejones iluminados, algo más silenciosos que de mañana, y los cuales inspiran grandes historias de los tiempos del califato. Se han puesto muy de moda los tours guiados al anochecer para descubrir la otra cara de Córdoba y aflorar un sinfín de leyendas en los escenarios donde supuestamente tuvieron lugar. Sin olvidar, por supuesto, la posibilidad ya comentada con anterioridad de ser una de las personas privilegiadas que cada noche pueden entrar a la mezquita.
Por otro lado, Córdoba es el lugar indicado para disfrutar del zapateado, la guitarra, las palmas y las voces de quienes han nacido para el espectáculo flamenco. Hay buena cantidad de tablaos y peñas flamencas, incluyendo mesones que ofrecen este tipo de representaciones de música y baile que son la insignia no sólo de la tierra andaluza sino de todo un país. Ya sea en el Mesón La Bulería (Calle Pedro López 3, próximo a la Plaza de la Corredera), el Tablao El Cardenal (Calle Buen Pastor 2) o en el famoso Artes y Sabores de Córdoba (situado en Calle Calle Velázquez Bosco, 10, a escasos metros de la mezquita) el cual permite reservar online la posibilidad de asistir a un tablao con o sin cena incluida, sabrás que has acertado.
12. No te pierdas los alrededores de Córdoba y plantéate algunas excursiones
Hay quien escoge Córdoba para una corta escapada de fin de semana o para pasar un puente. Hay quien decide, en cambio, convertirla en una excursión de un día desde Sevilla, desde Granada o incluso desde Madrid tomando el primer AVE de la mañana y regresando en el último, aunque sea una verdadera paliza. Pero creo que Córdoba es ideal para utilizarla como base e ir algo más allá. Como, por ejemplo, poder visitar las ruinas arqueológicas de Medina Azahara, a escasos 8 kilómetros, y declaradas en 2018 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Veinte minutos más adelante, en la misma carretera, está Almodóvar del Río y su espectacular castillo medieval filmado durante la penúltima temporada de la serie Juego de Tronos. En nuestro caso ambos destinos los pudimos realizar en una mañana completa utilizando el coche (hay bastantes facilidades de aparcamiento para visitar estos lugares), si bien hay medios de transporte suficientes y eficaces para llegar hasta ellos.
Al menos, Medina Azahara, me parece imprescindible. Una ciudad mandada crear de cero por el Califa Abderramán III en el año 936 para demostrar el poder político y religioso de su califato. Para el nacimiento de esta ciudad palaciega hicieron falta enormes dispendios económicos. No se reparó en gastos. Y llegó a ser considerada una de las más bellas ciudades de Occidente durante este tiempo. Pero pocas décadas después de su construcción Medina Azahara fue saqueada, abandonada y casi olvidada. Hoy día, con apenas un 10% excavado, se trata de un yacimiento arqueológico de gran valor y belleza que muestra el esplendor de Al-Ándalus durante la época de los omeyas.
Horarios, precios y visitas guiadas en Medina Azahara
Entre enero y marzo (ambos inclusive), así como desde mediados de septiembre a últimos de diciembre, se puede visitar Medina Azahara de martes a sábado entre las 9:00 y las 18:00 horas. Domingos y festivos tan sólo de 9:00 a 15:00 horas. Abril, mayo y junio amplia su horario de martes a sábado de 9:00 a 21:00 horas (domingos y festivos mantiene su horario habitual de 9:00 a 15:00). Ya en verano (julio, agosto y primera quincena de septiembre) reduce su horario habitual para abrir de martes a domingos entre las 9:00 y las 15:00 horas.
La entrada para miembros de la Unión Europea es gratuita, mientras los ciudadanos de países no UE pagan 1’5€. Si se deja en coche en el parking principal (junto al museo), tras adquirir la entrada (que, aunque gratuita hay que ir a por ella) se puede tomar un bus lanzadera que suba hasta el yacimiento (2’5 euros ida y vuelta).
Aunque se puede hacer por libre, en el caso de Medina Azahara recomiendo las visitas guiadas para comprender y contextualizar mejor todo lo que se está viendo (son asequibles y se pueden reservar online).
Y con esto doy por finalizada esta guía sobre qué ver y hacer en una primera vez en Córdoba (o quien sabe si también puede valer para cuando regreses). Espero haber acertado en las recomendaciones, que tampoco te pierdas la que hice en su momento de Sevilla, si es que vas a ir a la ciudad hispalense, y volverte a ver por aquí buscando cosas de viajes.
Si has llegado hasta aquí… ¡GRACIAS! Y disfruta de tu viaje a Córdoba.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
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One Reply to “12 cosas que ver y hacer en Córdoba (Guía para primerizos)”
Gracias por estos tips para viajar a Cordoba, en abril tengo prevista una visita relampago, «voy hacer turismo de bici» a una carrera muy famosa de la zona «MTB Guzman el Bueno», y espero no perderme nada de lo mas importante. (ya te digo que la comida de la zona no se me escapa. Muchas gracias Sele! Un saludo. Paco