Eran poco más de las siete de la mañana de una jornada de verano que se presumía cálida. Desde un extremo del pequeño municipio de Paredes de Buitrago, en plena Sierra Norte de Madrid, accedimos a la ribera del embalse de Puentes Viejas. Aquel paisaje es siempre un vergel, un respiro de naturaleza y calma extrema a una hora escasa de la capital. Ese día, después de tantas semanas de confinamiento por el dichoso COVID-19, me sentía como si estuviera realmente en las Rocosas en Canadá. Puede sonar exagerado pero, al menos a mí, así me lo pareció. De pronto me vi al ras del agua subido a un kayak individual y moviendo los remos para deslizarme velozmente por la perfecta quietud de aquel pantano y no pude evitar esbozar una sonrisa. Aquella conexión con el medio era exactamente lo que necesitaba. Más que nunca.

De ruta en kayak en el corazón de la Sierra Norte de Madrid todos los objetivos se fueron cumpliendo. Deporte, relajación, disfrute de un paisaje soberbio sin prisas, observación de aves y otras especies de fauna que habitan la zona, las manos acariciando el agua… Aquella embarcación ligera y estrecha, aquellos momentos, consiguieron trasladarme a un nuevo gran viaje durante unas pocas horas. Porque viajar no consiste únicamente en marchar muy lejos, sino en la actitud de conectar con lugares, personas y también con la propia naturaleza, aunque sea a unos pocos pasos de tu hogar.

Kayak en Paredes de Buitrago – El secreto de la Sierra Norte de Madrid

Del Frente del Agua al kayak

¿Y cómo había ido a parar allí? ¿Qué me había llevado a la zona del embalse de Puentes Viejas? Meses antes, en pleno otoño, preparando un reportaje sobre planes diferentes en la Sierra Norte de Madrid para buscar más allá de lo típico que la gente ya conoce, anduve visitando unos búnkeres del conocido como Frente del Agua en la localidad de Paredes de Buitrago. Situado apenas a un cuarto de hora de Buitrago del Lozoya pude llevar a cabo una visita guiada por los búnkeres y trincheras de los bandos nacional y republicano que construyeron aquí una frontera bélica donde el objetivo de los primeros era arrebatar el agua de Madrid (esta zona es rica en pantanos que retienen al Lozoya, como el propio Puentes Viejas) y el de los segundos resistir y proteger un elemento con el objeto de evitar se diera un vuelco radical a la contienda. Fue aquella mañana donde descubrí en el entorno de Paredes de Buitrago, su campiña y su dehesa, su profundo bosque de pinares que tantas historias esconde, sus enclaves otoñales que doran un territorio sin mácula ni descalabros urbanísticos. Allí pude mirar el azul del pantano por primera vez. Y supe que volvería.

Jornada de kayak

Casualmente, la misma agencia local que me había mostrado el Frente del Agua, Paredes Paradise (lamentablemente ya no existe), sería la que me llevaría a navegar por las aguas límpidas del embalse de Puentes Viejas. De la mano de Nuria y Álex, rostros jóvenes de una compañía de dos hermanos que encontraron en Paredes de Buitrago el punto de apoyo donde dar salida a sus sueños y mostrar a los demás todos aquellos lugares que habían vivido de niños, volví a saborear las sensaciones de navegar en kayak. Una actividad náutica que había practicado tan sólo en dos ocasiones, de crío en un campamento veraniego en el Pirineo aragonés y, más talludito, durante unas jornadas magistrales de kayak en Groenlandia, concretamente en la bahía de los icebergs de Tasiusaq, de mano de expertos en lo que a navegar entre hielos se refiere.

NOTA: Un año después de esta experiencia repetiríamos haciendo una ruta en embalse de El Atazar desde Cervera de Buitrago hasta la presa de El Villar.

La estupenda sensación de ser parte de un entorno natural magnífico

Tras unos minutos para hacerme con la pala doble (así es como se le conoce al remo de este tipo de embarcaciones rígidas) sentí que llevaba toda la vida subido en aquel kayak. Aunque debo reconocer que la confianza y los consejos tanto de Álex como de Nuria me sirvieron para no meter demasiado la pata. Lo que más me costaba era mantener la dirección, pues para ello hay que darle la fuerza justa a la pala por ambos costados. Llegar a esa rectitud requiere un poco de práctica. Lo bueno del kayak es que se puede tener un nivel cero para empezar a saborear sus mieles. Otra cosa son los rápidos o el mar, donde hace falta más maña. Pero en un lugar como aquel, resguardados del viento y donde el agua no se movía un ápice, transitar con esta nave extrapolada de su origen inuit (desde la que a día de hoy se sigue yendo a cazar en lugares como Groenlandia) para la práctica deportiva y turística, se vuelve algo sencillo para cualquier edad y conocimiento previo.

Una de las mejores cosas de navegar en Puentes Viejas es que no hay carretera que lo circunde, ni construcciones que rompan el equilibrio en un paisaje fabuloso. Palpar la soledad y el silencio en Madrid no es algo que se alcance con asiduidad precisamente. Por eso el valor que tenía aquella ruta que estábamos realizando hacia ninguna parte y todas a la vez.

Un destino de alto valor ecológico

Desde Paredes de Buitrago las opciones son variadas. En función del tiempo del que se disponga se pueden hacer muchas cosas, incluso arribar hasta el propio Buitrago del Lozoya y rodear su recinto amurallado medieval en el profundo meandro del río Lozoya. Basta alrededor de una hora y media navegando para alcanzar ese hito. Pero el nuestro era otro, ir bien menguados de prisas y acudir al margen del río Madarquillos, que también forma parte de este embalse, rico en presencia de aves, sobre todo de carroñeras como los buitres leonados. Mientras charlábamos sobre éstos lo que nos sobrevoló por encima de nuestras cabezas fue una esbelta y espectacular cigüeña negra, el objetivo más difícil de lo que nos hubiésemos podido marcar aquel día. No dio tiempo ni a disparar con la cámara fotográfica pero sí a divisar semejante belleza voladora convertida en una rareza ocasional, pero que también habita la zona (sólo la había observado anteriormente en Monfragüe, en Sierra de Gata, Las Hurdes y en el Parque Natural Tajo Internacional, todos ellos en la provincia de Cáceres, destino excelente para los aficionados a la ornitología).

Tras una hora de recorrido realizamos una parada de avituallamiento, estirada de piernas y caminar por la orilla mojándonos los pies. Hay multitud de apartados donde detener el kayak. Llanos de arena donde conviven ranas saltarinas y las vacas (o incluso corzos) que bajan a refrescarse. Rincones solitarios donde el mundanal ruido no existe ni se le espera. Y donde el agua muestra su cristalinidad y pureza.

Retomamos la navegación en aquella mañana que añadía de manera paulatina grados en el termómetro, pero no los suficientes para aminorar una reconfortante sensación de frescor, de saberse en una temperatura ideal. Era el premio de haber madrugado puesto que durante el periodo estival las horas centrales pueden llegar a ser bastante potentes. Aunque existe el antídoto del baño, que para eso se está en una inmensa bañera natural.

De pronto en aquel de espejo de agua que surcábamos en soledad (no veríamos ni una sola embarcación durante todas las horas que allí invertimos, lo bueno de iniciar ruta en Paredes de Buitrago y no en Buitrago del Lozoya) empezaron a reflejarse recios y afilados muros de pizarra que se volvían cada vez más elevados. Estos riscos puntiagudos mostraban manchas blanquecinas que servían para darnos la bienvenida al reino de los buitres.

En un árbol desnudo de hojas se hallaba el trono de varios de estos grandes carroñeros. Uno en la cúspide y otros dos en un nivel intermedio. Dado que llevábamos prismáticos (el material óptico lo pone la agencia, aunque yo llevaba los míos) y con una distancia siempre prudencial para respetar la tranquilidad de los animales (la ética al respecto de Paredes Paradise siempre fue impecable) pudimos observar con nitidez estas criaturas aladas de cuello largo y garfio oscuro como pico que utilizan para descarnar a los cuerpos muertos con los que se alimentan. En apenas unas horas iniciarían el planeo para divisar posibles presas, pero en ese momento aguardaban pacientes en aquellas ramas sombrías.

En condiciones normales si nos hubiésemos acercado a pie se hubieran marchado con su aleteo hacia otra parte. Pero el kayak es otra historia. No deja de ser una embarcación sin motor que no genera ruido alguno (por supuesto hay que mantenerse en silencio y un respeto reverencial hacia estas aves y todo el entorno, así como la consabida distancia marcada por los organismos oficiales). Por lo que pudimos estar prácticamente una hora tomando fotografías u observando a estas u otras aves. Nada es mejor que eso, ser meros testigos de lo que acontece en la naturaleza. El premio, al fin y al cabo, es poder admirar a una distancia ridícula a unos animales que de otra forma sería muy complicado.

Aún creo estar escuchando el batir de alas de un buitre para pasar del árbol a una roca elevada desde donde podía dominar buena parte del Madarquillos. Aquellos parecían sus dominios, su reino inexpugnable. Y nosotros, sus fieles súbditos.

La islita de Puentes Viejas

Tras pasar suficiente tiempo con los buitres leonados empezamos a retornar al punto de partida. Aunque antes nos desplazamos con los kayaks a otro de los secretos escondidos en el embalse de Puentes Viejas y de la Sierra Norte. Se trata de «la islita», un lugar arbolado que no se encuentra sumergido en las aguas del pantano y donde estuvimos comiendo y charlando a la sombra, completamente solos y rodeados de aquel paisaje tremendo y sugerente. Pura inspiración.

Nuestra experiencia en kayak terminó poco más tarde, justo cuando un compendio de nubes de algodón se amontonaron en un cielo resplandeciente que se duplicó en aquel horizonte serrano.

La burbuja de naturaleza y desconexión terminó en el mismo momento en que me alejé con el coche por al autovía sentido Madrid. Pero algo tiene la Sierra Norte que se ha convertido en un imán de atracción constante en mi vida. Algo me lleva hacia allí una y otra vez. ¿Serán los pueblos de pizarra? ¿Serán sus espléndidos otoños y su gloriosa primavera? ¿Será que existe una razón?  No lo sé, pero pienso descubrirlo.

 Estos artículos puede que te sirvan de ayuda en Sierra Norte de Madrid:

• Planes diferentes para redescubrir la Sierra Norte de Madrid.
• Guía de Buitrago del Lozoya para una escapada.
• Ruta de los pueblos negros de la Sierra Norte de Madrid.

Sele

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PD: Puedes encontrar recopilados en este blog todos los artículos relacionados con la Comunidad de Madrid. Y sobre España en su apartado correspondiente: RINCONES DE ESPAÑA.