Crónicas de un viaje a Bulgaria y Macedonia 4: Skopje

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Crónicas de un viaje a Bulgaria y Macedonia 4: Skopje

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11 de noviembre: SKOPJE, UNA EXTRAÑA CIUDAD A MEDIO CAMINO ENTRE ORIENTE Y OCCIDENTE

La madrugada fue la tinta de un nuevo sello impreso a una de las hojas rugosas de nuestros pasaportes cercanos a su caducidad. Tras un control fronterizo de aproximadamente una hora de duración, abandonamos suelo búlgaro para acceder a la República de Macedonia (en cirílico Република Македонија) y pasar de la bandera tricolor blanca, verde y roja al Sol de Vergina de Alejandro Magno distorsionado sobre un fondo totalmente rojo. El terrorífico viaje en bus, no sólo por las curvas y los infames adelantamientos que iba haciendo el conductor sino también por un el folclore musical que proyectaban los altavoces impidiendo descansar lo más mínimo, desembocó en una paralizada y dormida Skopje. La peculiar y atípica capital de Macedonia se convirtió en algo más que una simple parada y fonda dentro de la ruta que ejerceríamos por estas viejas y escarpadas tierras. En algo más de 24 horas este punto intermedio entre lo oriental y lo occidental, la Cruz y el Corán, nos invitó a participar en un extraño juego de cartas en el que poder desenmascarar lentamente las claves de una ciudad de compleja definición.

Los minaretes, los bazares y el cordero con especias salpican uno de los lados del Río Vardar, mientras que el otro trata de adaptar el hormigón armado a los nuevos bulevares del barrio cristiano. Una gigantesca cruz metálica regala su luz en la montaña reflejándose en las medias lunas de los edificios históricos del Imperio otomano. Macedonia hace honor a su nombre que nos sugiere mezcla de frutas de todo tipo en una misma fuente o un mismo plato. Y Skopje, así como todo el país e incluso las áreas ex-yugoslavas con las que formó parte no hace demasiado tiempo, es precisamente eso, una amalgama de etnias y religiones compartiendo un espacio especialmente reducido. Bienvenidos seáis todos a la incomprensible, complicada y también hermosa República de Macedonia.

LA FRÍA NOCTURNIDAD DE SKOPJE

Estaba previsto que llegáramos a Skopje bien pasadas las cinco de la mañana, casi a las seis. Dado que el hotel lo teníamos reservado para el día siguiente lo que teníamos pensado era dejar las cosas y esperar el amanecer para salir a recorrer la ciudad. Pero entre que el autobús debió darse más prisa en su rally particular y que en Macedonia hay que descontarle al reloj una hora menos respecto a Bulgaria (es GMT + 1 como España) nos presentamos en la Estación de Autobuses de Skopje a eso de las 3:30 de la madrugada. La gente que viajaba con nosotros debía ser de allí y todos tenían alguien que les fuera a buscar. No había ni un sólo taxi alrededor. Apareció un hombre de la nada y se ofreció a llevarnos en su coche particular por 5 euros. En ese momento no encontramos alternativa alguna, por lo que le pedimos nos acercara hasta las puertas de nuestro hotel.

El Hotel Super 8 estaba en el barrio turco, muy cerca de los principales atractivos y monumentos con de la ciudad. A pesar de que en su página web dijera que era uno de los más exclusivos 5 estrellas de Skopje, en realidad se asemejaba más bien a una modesta pensión. A 30€ por persona y día fue lo más mínimamente decente que encontramos, aunque bastante lejos de las fotografías que nos habían animado a reservarlo. Intentamos que nos dieran la habitación esa madrugada sin cobrarnos las dos noches, pero no coló y tuvimos que incorporar una noche más a la cuenta. Pero a favor sí que podríamos descansar unas horas antes de salir a visitar la ciudad. Cuatro o cinco, no más, pero bien que lo agradecimos.

MOVILIZÁNDONOS QUE ES GERUNDIO

Rebeca y yo estamos compenetradísimos para movilizarnos por las mañanas. Si a una hora hemos dicho que estamos listos, por muy temprano que sea o muy poco que hayamos dormido, allí estamos lavados, vestidos, con todo recogido y con los planes bien listos para ser cumplidos. Ese es un factor muy a favor con el que en muchas ocasiones no es sencillo contar. Somos bastante rápidos de cara a no lastrar la mañana y salir a comernos la ciudad de un bocado antes de que ella lo haga con nosotros y nos terminemos dando cuenta de que no tenemos tiempo para hacer lo que queríamos. Pero eso sí, un buen desayuno no lo perdonamos por nada del mundo. Porque es una importante fuente de energías y porque sobre la mesa se acaba de concertar de forma relativa un itinerario más que posible. En nuestro emplazamiento de Skopje desayunamos en la azotea del hotel donde tenían dispuesto un tímido buffet libre que resultó suficiente para cargar las pilas.

Cuando terminamos bajamos a recepción a pedir un mapa y antes de comenzar a caminar, fuimos a una casa de cambio (de Western Union) que había a nuestras espaldas para cambiar dinero. Necesitábamos hacernos con algo de moneda local (denar) para los tres días que íbamos a estar en territorio macedonio y, a diferencia con Sofia, aquí no hubo trampa ni cartón. 60 denares exactos por cada euro, el cambio que debía ser. Aunque es cierto que en este país aceptan casi en todos los lados el euro, viene bien contar con unos denares porque nunca se sabe.

RUTA A PIE POR EL CORAZÓN DE SKOPJE

Nuestro punto de referencia y casi que de encuentro por si alguno se extraviaba era la estatua ecuestre de Skanderbeg que da la espalda a la Vieja Fortaleza amurallada, la cual por sí sola explica el caos cultural, religioso y étnico de Skopje. Porque ésta representa a la figura de un caballero albanés de la Edad Media que rompió con el Islam y batalló contra los turcos, cuando anteriormente les había guiado a la victoria. Por eso en el ideario turco Skanderbeg es un traidor a la Patria y a la religión islámica, y los ciudadanos que habitan el barrio otomano de Čaršija ven un tanto provocativa la acción de erigir su estatua en la zona más musulmana de la ciudad. En el año 2006, cuando se levantó, no faltó la polémica entre albaneses y turcos que hoy día siguen estando distantes mucho más allá de las dos orillas del Río Vardar donde existe una frontera psicológica entre el Cristianismo y el Islam.

De la estatua Skanderbeg a los adentros del Čaršija no hay ni dos pasos, simplemente es uno de sus accesos a través de un empedrado escurridizo. Pero para comenzar de forma correcta no quisimos establecer nuestra casilla de salida para la ruta en Skopje desde ese lugar sino que escogimos uno mucho más emblemático, el Puente de Piedra (Kamen Most), que une la superoccidentalizada Macedonian Square con la ciudad vieja. O lo que es lo mismo, pasar de la Skopje de hoy que trata de renovarse y de ser más europea, a la Skopje del ayer con las enseñas puramente otomanas que sobreviven a cualquier tiempo.

Siempre existió un puente en esta parte donde corre el veloz Río Vardar. Se sabe que con Justiniano I hubo uno, aunque el que se puede ver hoy corresponde al Siglo XV, de cuando vivía el Sultán Mehmed II y la región de los Balcanes tenía hilo directo con Constantinopla. De piedra blanca, muy brillante, y una docena de ojos filtrando las aguas a lo largo de 214 metros, sirvió como perfecto expositor de las cabezas de los condenados en ejecuciones multitudinarias. Así los enemigos del Sultán sabían a que atenerse como Duke Karposh, Rey de Kumanovo, cuyas ideas revolucionarias le llevaron a perecer en público precisamente en este puente que muchos ciudadanos cruzan ajenos a estos hechos sanguinarios. Y lo hacen porque los planes de demolerlo con explosivos al final de la II Guerra Mundial no surtieron su efecto, ya que Skopje fue liberada y el ejército retiró de sus pilares kilos y más kilos de dinamita preparada para actuar.

La Makedonian Square, con una gran pantalla de televisión y los estandartes de la Nación ondeando al viento, representa una nueva Skopje que está arreglando los desaguisados arquitectónicos del comunismo para abrirse más a los tiempos de hoy. Las grúas habían tomado una ciudad en obras para ser más cosmopolita, más amigable y lejana a la idea de muchos de que a grandes rasgos Skopje carece de gracia ni motivos para la alegría. Aseveración que no estaba dispuesto a creerme, al menos sin intentar ir levantando las sábanas que esconden joyas entremezcladas entre los edificios grises de hormigón. Por eso mismo precisamente la ruta la iniciamos en el lado occidental del Vardar, caminando por la piedra pulida del Kamen Most, para entrar de lleno al casco viejo de una ciudad con sabor a Oriente.

ČARŠIJA: ESPLENDOR OTOMANO

De hecho, cuando se toca la orilla del barrio musulmán lo primero que se perciben son las cúpulas de unos Baños Turcos del Siglo XV, Daut Pašin Amam. Reconvertidos en Galería de Arte, como muchos de los edificios otomanos de carácter civil (no así el religioso, ya que una gran parte de la población del país profesa el Islam) que hay a lo largo y ancho de la República de Macedonia, estos baños constituyen un gran ejemplo de la Arquitectura de esta época. El espacio actual reúne iconos medievales y trabajos de artistas macedonios en los últimos siglos, así como exposiciones temporales, función radicalmente opuesta para la que fueron concebidos. Se sabe que los primeros usos que le dio al edificio el Gran Visir de Rumelia, Daut Pašin, fueron los propios de un Harén.

Este es el primero de los muchos elementos que nos trasladan a Oriente Próximo, pero no habremos hecho más que comenzar nuestra andadura por el Čaršija. Subiendo sus calles peatonales y estrechas nos sumergimos en una ciudad musulmana que bien podría hallarse en Turquía o incluso en Siria, en la que los kebabs dan vueltas al fuego de forma constante, donde el comercio ostenta el 100% de la actividad que allí se desempeña y en el que  aparecen cada pocos metros los espigados minaretes de mezquitas con un estilo otomano muy reconocible. El sonido, el gentío, los olores, el ambiente… todos son ingredientes de lo que viene a ser una Medina, pero en suelo europeo.

Callejeamos por el lateral del barrio otomano que va casi tocando las murallas de la Kale, la Fortaleza almenada, para poder observar de cerca la Mezquita Mustafa Pasha, que es la más grande e interesante de la ciudad. Construida en 1492 por el que fuera Visir de Skopje, Mustafa Pasha, en tiempos del Sultán Selim I, destaca el pórtico de entrada con tres pequeñas cúpulas que son antecesoras de la principal. Para muchos es la Mezquita mejor preservada no sólo de Macedonia sino de todos los países que se encuentran en la Península de los Balcanes. Debido a unas obras de restauración con las que minimizar los daños del fuerte terremoto de 1963 que asoló Skopje y dejó cientos de muertos, no nos fue permitido el acceso. Tuvimos que conformarnos con rodearla y mirarla desde distintos ángulos y alturas.

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LA FORTALEZA

P1170876El acceso más próximo a la Gran Fortaleza de Skopje lo teníamos casi a las puertas de la Mezquita de Mustafa Pasha, por lo que aprovechamos para acceder a la vieja ciudadela y darnos una vuelta por allí. A este lugar se le conoce como Kale, que en turco viene a ser «Fortaleza» y que se erige como otro de esos monumentos de carácter militar que refuerzan la Identidad Nacional de Macedonia. Porque desde la Edad de Bronce se dice que esta colina estuvo habitada, aunque hay más referencias a su refundación romana, cuando Skopje era Skupi. Siempre ha tenido una función eminentemente defensiva, por los batallones de Roma, los cristianos búlgaros, los otomanos y hasta el que fuera Ejército de Yugoslavia en tiempos del Mariscal Tito. Pero en sus miles de años de vida nunca sufrió tanto daño como en el terremoto del 63, que hizo tambalearse a buena parte del conjunto murallado, por suerte ahora restaurado.

La Kale no tiene coste de entrada alguno, puesto que hay distintas puertas o aberturas en la muralla por las que se puede pasar. El interior es lo más parecido a un parque, aunque no faltan los yacimientos en los que trabajan a la par arqueólogos e historiadores que reconstruyen física y mentalmente el Fuerte de Skopje en sus distintas etapas. Salvo por motivos históricos y, por supuesto, panorámicos, la visita a la fortaleza se tiende a convertir en mera anécdota puesto que su espectacularidad se aprecia más desde el exterior que en su interior.

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Aún así es recomendable rodear las murallas por arriba y observar las dos facetas de la ciudad. A un lado, hacia las montañas y con su cruz levantada en todo lo alto, la Skopje de mayoría cristiana con vetustos edificios de los años sesenta levantados en hormigón y una fila de grúas adecentando las avenidas, ahora bulevares, para darle ese toque cosmopolita que tanto necesita.

Y al otro lado, una mirada de pájaro al viejo barrio otomano, al bazar cubierto de tejados que impiden que se vean las calles estrechas y, en ocasiones, laberínticas por las que se cuelan los alminares y cúpulas de los edificios islámicos. Exactamente el lugar donde más interés tiene venirse a perder en Skopje, los brotes verdes sobresaliendo del gris general…

Sólo allí la imponente silueta de Mustafa Pasha rompe el horizonte de una capital sin apenas turistas ni transeúntes extranjeros, que la dejan como paso o escala intermedia dentro de sus respectivos viajes.

MONASTERIO DE SVETI SPAS

Abandonamos la fortaleza exactamente por el mismo lugar que nos había servido de acceso a la misma. Entonces dejamos a nuestra izquierda la Mezquita de Mustafa Pasha y nos dirigimos a una pequeña plaza que pertenecía del mismo modo al Čaršija. Tras bebernos unos refrescos en la terraza de un bar nos situamos junto al muro de un importante Monasterio cristiano dedicado a la Sagrada Salvación (Sveti Spas). Por fuera se asemejaba más a un cuartel general por contar con una torreta de madera sospechosa que, en realidad, funcionaba como campanario, pero no debemos confundirnos en absoluto porque se trata en realidad a uno de los supervivientes de la Cristiandad en tiempos de dominio otomano.

Sveti Spas es un monasterio que nació como tal y en tiempos complicados para los cristianos que moraban en estas tierras. Desde fuera pasa bastante desapercibido y las dimensiones de su patio son bastante modestas. El edificio de la iglesia es como una casa baja que no hace intuir nada de lo que guarda unos escalones más abajo. La construcción de este templo, casi en el subsuelo, se debe al Edicto de un Sultán que prohibió que cualquier iglesia tuviera más altura que la más pequeña de las Mezquitas. Pero que este simple detalle no nos lleve a engaño puesto que el interior del templo cristiano posee uno de los más hermosos iconostasios que se conservan en Macedonia, labrado casi por entero en madera de nogal durante el primer tercio del Siglo XIX por los mismos artesanos que realizaron otros como el de Sv. Jovan Bigorksi o Sv. Gabril. La de Sveti Spas es una joya realizada con enorme meticulosidad dentro de una madera moldeada como la mantequilla. Los motivos pictóricos del iconostasio nos traen escenas tanto del Viejo como del Nuevo Testamento tal y como nos explicó voluntariamente una mujer que mezclaba inglés, francés e italiano en sus frases.

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La tumba de quien fuera Fundador del Movimiento de Liberación Macedonio, Goce Delčev (1872-1903), que ya en su momento abogaba por la Independencia de Macedonia, se encuentra desde los años sesenta en el patio de este monasterio. Aunque el cuerpo está sin cabeza debido a que desapareció cuando fue expuesta en el Puente de Piedra (Kamen Most), quien sabe si llevada por la corriente del Río Vardar. Se pueden revivir esos tiempos por medio de fotografías, cartas y objetos personales del propio Delčev en el pequeño museo levantado hace algo más de cuatro décadas. El precio de la entrada al museo y a la iglesia es de 120 denares por persona.

LOS DIVERSOS RECOVECOS DE ČARŠIJA

Era casi medio día y el barrio otomano ya contaba con cierto ambiente en sus calles. El kebapche se despachaba en los bares junto a un cuenco de barro con alubias y una pizquita de pimienta. Muchos hombres copaban los cafés y echaban una partidita al backgammon mientras que otros se iban lavando en la fuente de la Mezquita de Murat Pasha antes de acudir a uno de los cinco rezos diarios a los que obliga el Corán. Los niños corrían por la calle arriba y abajo simplemente porque sí, mientras que sus madres se detenían en tiendas de zapatos y perfilaban en los escaparates coloridos y extravagantes vestidos de fiesta, probablemente para alguna boda cercana que ya tenían en mente. Es la vidilla de la calle del barrio con más personalidad de Skopje, donde no caben los vehículos a motor y tan sólo tiene permitido la circulación arcaicos carros de madera con los que transportar las mercancías de un lado al otro.

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En la Plaza donde arranca la calle hacia el Bazar (Bit Pazarska) se la una circunstancia arquitectónica más sobresaliente de la ciudad. Aquí se encuentran también unos antiquísimos Baños Turcos (Čifte Amam), los segundos de Skopje sólo superados por muy poco en dimensiones y edad por la ya mencionada Daut Pašin Amam, que sobrevive junto al Kamen Most. Si nos acercamos a unos metros a la pared de estos baños también convertidos en Galería de Arte observamos un mar de cúpulas que ondean hasta el minarete de la Mezquita Mustafa Pasha y que nos enseñan que Skopje tiene en sus entrañas, a menudo algo escondida, una belleza que no suele dejarse ver a priori. Simplemente hay que salir a buscarla y no dejarse vencer por las primeras impresiones. Si lo hacemos, nos estaremos perdiendo la escencia que ha logrado sobrevivir al desastre. En nuestro caso bastó esta imagen para dar por acertado nuestro paso por esta ciudad que no goza de demasiada fama.

Seguimos buscando el norte, alejándonos por el empedrado de aquella instantánea y dejándonos seducir por ese sabor cada vez más próximo al de un Gran Bazar. No teníamos más que caminar un par de minutos para encontrarlo.

BIT PAZAR: EL GRAN BAZAR DE SKOPJE

El Bit Pazar se desenvuelve casi de la misma forma en los últimos quinientos años. El que es el Mercado al Aire Libre más grande y concurrido de la capitalP1170917 macedonia está siempre a rebosar. El Bazar de los Bazares de Skopje nos regala un viaje de ida y vuelta al corazón del comercio más tradicional, el del regateo, el de la fruta manoseada y el olor fuerte a especias. Por un instante logra arrebatarnos cualquier noción a Europa que pudiésemos llevar en la mochila. Creemos estar en el Próximo Oriente y nunca en el viejo continente en el que vivimos. Esa es la particularidad no sólo de Skopje sino de gran parte de los Balcanes en los que podemos remover dentro de un mismo cuenco culturas, ideas y religiones. Todo ello fruto de una Historia realmente ajetreada que nos ha dejado estas peculiaridades costumbristas y urbanas en la primera década conclusa del Siglo XXI.

Tengo predilección por este tipo de escenas, por contar sin pausa los segundos que suceden a nuestros pasos, como si estuviésemos dentro de una cámara lenta en la que se despliegan una tras otra las imágenes de la cotidianeidad de un mercado corriente y moliente. El altavoz proyectando las encomiendas religiosas a los fieles del Islam en la vecindad no hace más que acrecentar cualquier sensación que nos acompañe en ese instante. Es Skopje en estado puro.

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El norte de Bit Pazar lo domina otra de esas Mezquitas a las que conviene echar un vistazo, Aladza. Ya nos metemos hasta 1438 en tiempos del Pasha Ishak Bey, cuyo mausoleo permanece intacto desde entonces en un jardín aledaño en el que hay otras tumbas de personajes importantes de la época. En el momento en el que la visitamos había ceremonia religiosa y no había ni siquiera quien se asomara a la puerta (puesto que la entrada durante los rezos está prohibida). Aún así es una de las más interesantes junto a la del Mustafa Pasha.

EL VIEJO CARAVANSARAI DE KURSHUMLI AN

La Mezquita de Aladza fue nuestro tope septentrional en la ciudad vieja. A partir de ahí fuimos bajando poco a poco, ya sin muchos objetivos a la vista salvo callejear y dejarnos perder por salidas estrechas que fueran paralelas a las zonas más concurridas y quien sabe si descubrir algún lugar nuevo de los que noP1170927 hablara la guía (La única que encontramos para Macedonia es la Bradt, en inglés). Y así sería. Pasado el Bazar (sentido sur, como si nos dirigiésemos hacia el río) y tomando un callejón a nuestra derecha, muy cerca del Museo Nacional de Macedonia (si se va con tiempo puede ser una visita más que interesante), nos encontramos un un Caravansarai del Siglo XVI que supuestamente no se visita pero al encontrar una puerta entornada no pudimos evitar colarnos para poder verlo. Los Caravansarais eran los lugares donde se hospedaban y reunían los comerciantes, quienes además podían guardar sus mercancías durante el tiempo que fuera necesario. Esto tenía mucho sentido cuando dichos comerciantes llevaban a cabo largas rutas que podían llevarles a recorrer toda Europa o llegar a Turquía, Persia e incluso India. El nombre de este caravansarai es Kurshumli An y para encontrarlo no hay más que acercarse al Museo Nacional de Macedonia. Vale la pena asomarse al menos unos segundos y ver cómo en las galerías que dan al patio hay depositadas numerosas estatuas romanas que al parecer no han tenido cabida en el museo de al lado.

Poco debió quedarnos para ver de Čaršija porque lo recorrimos de arriba a abajo. Desde un antiguo mercado cubierto de textiles (Bezisten) casi pegado a los Baños turcos Čifte Amam hasta muchos de los comercios más tradicionales, sobre todo uno dedicado a las antigüedades militares que nos vió pasar lo menos tres veces por su escaparate. El día se fue nublando más y no era descartable que nos fuera a caer una buena encima, por lo que pospusimos el almuerzo hasta que entonces y aprovechamos para seguir deambulando por las callejuelas del barrio otomano de Skopje.

Pero lo que empezó por un tímido chispeo se convirtió en el diluvio universal y tuvimos que subir al hotel a por un paraguas (siempre lo lleva Rebeca), aunque terminamos quedándonos un rato medio traspuestos en la cama. Cuando ya sí que notamos que el hambre acariciaba nuestros estómagos volvimos de nuevo a la calle, aunque la lluvia era tan incómoda que hacía inútil al paraguas con el que nos cubríamos a medias. Así que nos metimos a uno de los primeros bares tradicionales que vimos, de los del kebapche, el pollo asado y las judías. No es que comiéramos demasiado (unos lo hicimos más que otras) pero por 120 denares cada uno (2€ aprox) tuvimos una buena ración de kebapche (salchichas en carne picada al grill), un platito de judías (que Rebeca aborreció), patatas fritas y nuestros respectivos refrescos. ¡Más económico imposible!

Después tomamos unos tés y un pastel a compartir en otro establecimiento en el que tratamos de conectarnos a internet (tenían Wifi en casi todos los bares y restaurantes) mientras la lluvia rompía el suelo. Nos temimos que nuestra visita turística por Skopje había finalizado prácticamente puesto que allí debía anochecer a eso de las cinco y cuarto y no parecía que fuese a escampar en los próximos minutos (u horas). Afortunadamente nos equivocaríamos, pero apenas nos quedaría tiempo para hacer unas gestiones bastante necesarias: Buscarnos un transporte a Ohrid para la mañana siguiente.

TEMA DEL TRANSPORTE AL LAGO OHRID: ¡SOLUCIONADO!

Decidimos ir caminando a la Estación de autobuses/trenes (están en el mismo edificio) puesto que nos dimos cuenta que no estaba nada lejos ni de Čaršija ni, por tanto, de nuestro hotel. Yo diría que aproximadamente 15 minutos fue el tiempo que tardamos en llegar hasta allí a paso lento, entreteniéndonos en uno de los puentes al Vardar y observando cómo la palpitación de la ciudad en cuanto a gente y tráfico había en lo que presumía ser el lado cristiano de Skopje.

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Ya dentro de la Estación de autobuses la adquisición de billetes de bus para Ohrid no pudo ser más sencilla, puesto que bastó ponernos en una fila muy corta en las taquillas y demandar tickets para el primer autobús de la mañana que fuera hasta allí. Nos dieron dos asientos para las seis de la mañana (calculamos 3 horas y media de viaje, por lo que llegaríamos a las 9:30) por 520 denares cada uno. Para ser un trayecto ciertamente importante no suponía ni siquiera 9€ por persona. El transporte tanto en Bulgaria como en Macedonia nos estaba pareciendo lo más barato que habíamos visto en Europa con total seguridad.

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Hay muchos autobuses que hacen ruta entre Skopje y Ohrid y, aunque existen variaciones entre el invierno y el verano (donde ponen más), nos anotamos los horarios que tenían para el día siguiente por si a otros viajeros podían serles de utilidad:

HORARIOS BUS SKOPJE A OHRID –> 06:00 – 08:00 – 10:00 – 14:00 – 15:00 -15:30 – 16:30 -18:30

Lo que sí teníamos claro, aunque tuviéramos que madrugar más, es que el de las seis de la mañana era nuestro bus, puesto que de tomar el siguiente (8:00) no llegaríamos a Ohrid hasta pasadas las 11:30.

LOS BULEVARES QUE PARTEN DE MAKEDONIAN SQUARE

Con los deberes hechos no nos quedó más que tomar el pulso a una noche agradable y sin lluvia en el lado más moderno y cosmopolita de Skopje. Fuimos dando de lado al Río Vardar hasta Makedonian Square y nos sorprendimos de la gran cantidad de bares, grandes restaurantes y locales modernos que nos encontramos a nuestro paso. Aunque la propia Makedonian Square lo mejor que nos dejó fue la panorámica nocturna del Kamen Most y la Kale iluminados poderosamente por los focos.

Desde allí surgió un interesantísimo paseo en el Bulevar del Mariscal Tito, quizás lo más parisino de Skopje, donde la oferta de tiendas, restaurantes, terrazas y ocio actual suponían el mayor de los contrastes posibles con el barrio otomano por el que tanto habíamos transitado las horas precedentes. Se veía perfectamente que había sido renovado casi por completo, hasta la última farola, el último banco o los últimos maceteros con flores. Y tenía un ambiente fabuloso de paseantes en la noche de un jueves con una temperatura ideal y donde había incluso gente que se atrevía con darse una cena en las mesas que había fuera apostadas.

P1170939Pero este bulevar repleto de cafés cuenta con algo que mucha gente desconoce cuando viaja a Skopje. Pervive la casa natal de un personaje muy pero que muy popular durante todo el Siglo XX. Quizás el nombre de Gonxha Bojaxhiu no diga nada a priori a la mayoría de nosotros pero si digo la Madre Teresa de Calcuta seguro que sí. Y es que la célebre monja albanesa nació y pasó sus primeros años en Uskub (nombre de Skopje en el Imperio Otomano), por lo que las menciones hacia ella son constantes, y más en la casa museo que se ha acondicionado para las visitas. Una estatua suya está justo a la entrada y no pasa desapercibida a lo largo del bonito paseo que supone el bulevar. Otro motivo más para colocar a la desconocida Skopje en el mapa, ¿no creéis?

 Otra cosa que nos sorprendió fue ver una amplia presencia de la cocina española en la capital macedonia. En nuestro paseo nocturno vimos nada menos que tres restaurantes españoles. Muy cerca de uno de ellos había una enorme estatua de un toro bravo del que daba ganas de salir corriendo, cual 7 de julio en la ciudad de Pamplona. A éste le quería ver yo en la Estafeta…

Antes de regresar al Ruedo paramos en el Restaurante Calabria, muy cerca de nuestro hotel, donde tomamos unas pizzas realmente buenas. Y no demasiado lejano el horizonte de la medianoche sentimos nuestros pasos sobre el empedrado de Čaršija, que dormía, mientras que muy lejos, en las montañas, una cruz de metal gigante parecía flotar en el cielo, el cual iluminaba con sus llamas. El jueves terminaba. El viernes estaba a punto de entrar y dejarnos a la orilla del Lago Ohrid, el más hermoso de los motivos de nuestro viaje.

CONTINUARÁ…

* Puedes ver una selección de fotografías de este capítulo pinchando aquí.

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