Curiosidades que aprendí viajando a Valladolid II - El rincón de Sele

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Curiosidades que aprendí viajando a Valladolid II

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Campos de Valladolid

Continuando con la lista de curiosidades que aprendí durante mi último viaje al interior de la provincia de Valladolid os presento una segunda parte con desconocidas Capillas Sixtinas del Renacimiento en Castilla, coches de caballos por los viñedos, imágenes del que particularmente pienso es el mejor castillo medieval en Europa, una máquina del tiempo a la Antigua Roma y un museo bastante atípico donde cuanto más nos vean con las manos en la masa, mejor. Y es que por más que me sumerja en este corazón tan castellano, la facultad de sorprenderse sigue mantieniéndose intacta.

Sin más dilación he aquí más anotaciones en forma de consejos con los que continuar profundizando en Valladolid y, por supuesto, sin dejar de incitar a conocer la provincia en la que puede ser algo más que una simple escapada. Son lugares que recomiendo, así como formas diversas de visitarlos y, por tanto, vivirlos. Tomad nota que aquí van:

La Capilla Sixtina del arte castellano está en Medina de Rioseco

Nunca hubiera imaginado que en Medina de Rioseco sufriría (o gozaría) el síndrome de Stendhal en su concepto más poético. La emoción ante la acumulación de belleza artística es posible vivirla en muchas de sus iglesias, pero concretamente en la de Santa María tengo la seguridad de haber visto el súmmum del Arte en Castilla. Es en la Capilla de los Benavente donde se encuentran recreadas escenas del Génesis, el Juicio Final o la vida de Jesús y la Virgen con una maestría tal que justificaría por sí misma una escapada a la provincia de Valladolid. El cúmulo de figuras, el dramatismo de cada rostro e incluso el color recuperado en una amplia restauración que duró muchos años, lleva a esta maravilla levantada en 1544 con carácter funerario a estar considerada como una de las obras cumpres del Renacimiento en España.

Capilla de los Benavente (Medina de Rioseco, Valladolid)

Es un lugar que podría quedarme admirando durante horas sin levantar un ápice el pie del acelerador más emocional. Todas las escenas y rostros, incluso las figuras condenadas en el infierno, son dignas de tener un apellido insigne como el de Capilla Sixtina. Y no soy yo quien lo dice, ya que fue Eugenio D´Ors quien pronunción tal comparativa cuando presenció por primera vez la obra de los hermanos Corral o Juan de Juni, cuando además la policromía no no se encontraba en tan buen estado como en estos momentos. Por belleza no será que hasta la reja es una auténtica maravilla.

Capilla de los Benavente (Medina de Rioseco, Valladolid)

Un paseo en coche de caballos por los viñedos de la Ribera del Duero

Son usuales las visitas a las bodegas más famosas y también más familiares de la Ribera del Duero. Pero en Bodegas Comenge, justo a la entrada de Curiel de Duero viniendo de Peñafiel (a 6 km) proponen un recorrido en coche de caballos por los viñedos, como preludio idóneo de una cata con la que conocer los que sin demasiado ruido hacen unos de los vinos más deliciosos de la provincia de Valladolid.

Coche de caballo en Bodegas Comenge (Curiel de Duero, Valladolid)

Desde una calesa entre la primavera, el verano y la época de vendimia, se puede respirar el aire de los viñedos a pies del castillo de Curiel y, además, descubrir un pueblo precioso que tiene otra fortificación cerca de la plaza, una iglesia mudéjar con un artesonado maravilloso e incluso una escuela de los años 40 a la que sólo le falta el profesor dar la lección. Este tipo de rutas en calesa cuestan 20€/persona y hora (12 para niños) y doy fe que se disfrutan mucho. Por otro lado la visita a la bodega es indiscutiblemente la esencia de la buena vida en la Ribera del Duero…

Curiel de Duero (Valladolid)

Un coso taurino para las mejores fotografías del castillo de Peñafiel

No exagero si digo que mi castillo preferido en Europa es el de Peñafiel. Como un barco atracado en la cima de una colina representa lo mejor de los castillos medievales que tenemos en España, con las voces aún presentes del Cid más batallador y del Infante Don Juan Manuel ideando cuentos con sabias moralejas que no han perdido vigencia. Es probable que haya estado unas cuatro veces en la imponente Peñafiel, por lo que más que contar una curiosidad quiero dar un consejo a los viajeros que vayan a conocer el castillo. Se trata del lugar más idóneo para tomar las mejores fotos del castillo de Peñafiel. Y lo es no sólo por ubicación sino también por el significado histórico y cultural que posee. Me refiero a la Plaza del Coso, considerada una de las primeras plazas mayores de España y que se utiliza para celebrar festejos taurinos y de Semana Santa (con la Bajada del Ángel en Domingo de Resurrección) desde la Edad Media.

El castillo de Peñafiel visto desde la Plaza del Coso

Sus balcones de madera de los siglos XVII, XVIII y XIX y su arena perenne dibujan los escenarios ideales sobre los que observar de punta a punta el castillo de Peñafiel. Las fotos de la fortaleza con el coso (también conocido como el corro de los toros) son de auténtica postal… de la época medieval. Sin duda uno de mis rincones predilectos tanto para fotografiar como para pasear contemplando la esbelta figura de la considerada como «Peña más fiel de Castilla», y a la que se debe el nombre del pueblo.

Un increíble viaje en el tiempo dentro de una Villa romana

Arqueológicamente hablando Valladolid es una sorpresa. Son muchos los yacimientos de la época vaccea (véase, por ejemplo, la necrópolis de Pintia junto a Peñafiel), pero más si nos vamos a los tiempos en que Hispania era la despensa del poderoso Imperio Romano del que formaba parte. El concepto de latifundio y de recaudación de impuestos para financiar guerras lejanas, algo que no nos debe parecer ni extraño ni lejano, ya existía hace dos mil años. De ahí que aún sobrevivan en la provincia restos de villas romanas, algo así como cortijos o haciendas en las que había una casona o palacio en el corazón de tierras de cultivo y de pasto del ganado. Un poco de todas ellas están en el Museo de Villas Romanas Almenara-Puras, que conserva los restos de una casa-palacio romana con sus espacios bien delimitados, mosaicos inmensos e incluso el color de las paredes.

Resto romano del Museo de las Villas romanas de Valladolid

Esta visita es didáctica e interactiva, ya que además del museo propiamente dicho y olvidándonos de las ruinas (que son una auténtica maravilla), han recreado una casa romana en la que se puede ver estancia a estancia comos si estuviese funcionando hoy día. Están las termas, habitaciones, el patio… como un molde fidedigno de una casona dentro de una villa (no es una recreación de las ruinas que hay justo al otro lado). Durante fines de semana y festivos se llevan a cabo visitas teatralizadas en la que un grupo de actores nos hace viajar al Imperio romano junto al público. Con dichas actuaciones es posible acercar la arqueología y el patrimonio histórico a todos los públicos para comprender su significado y a valorar lo que se tiene.

Visitas teatralizadas en el Museo de las Villas romanas de Valladolid

El Museo de las Villas Romanas Almenara-Puras da para muchas horas, las que se necesitan para admirar los mosaicos y aprender todo lo que nos cuenta el que es uno de los mejores espacios didácticos e históricos de la provincia. Abre de jueves a domingos (y festivos) de octubre a marzo, ambos incluidos, y de martes a domingos (y festivos) de los meses de abril a septiembre. Su ubicación exacta es Carretera N-601 Valladolid-Adanero km 137.

Haz pan con tus propias manos… y cómetelo

Dicen que Castilla es la despensa de España, con una infinidad de hectáreas dedicadas al cultivo del cereal y, sobre todo, al trigo. En la localidad de Mayorga, situada en plena Tierra de Campos a 80 kilómetros de Valladolid, se levanta uno de los museos más interesantes, curiosos y podríamos decir que interativos de toda la provincia. Se ha aprovechado la nave de la antigua iglesia de San Juan para descubrir este alimento básico a lo largo de la historia, su evolución e importancia en cada país y, por supuesto, que nos pillen con las manos en la masa. Y es que se organizan talleres en los que los visitantes hacen pan con sus propias manos, a veces poniendo en práctica imaginativas figuras, conociendo de primera mano lo que se cuece al otro lado del obrador. Pero lo mejor de todo es podérselo comer recién hecho descubriendo una nueva faceta culinaria que quizás nunca hubiésemos imaginado.

Museo del pan de Mayorga (Valladolid)

Además Mayorga como pueblo es realmente interesante, con un rollo de justicia o picota en la que se amarraban a los condenados desde el siglo XV, o la posesión del que se considera el buzón de correos más antiguo del mundo. Pero a lo que le tomé la matrícula es a las Fiestas de Santo Toribio (27 de septiembre), cuando recuerdan la llegada de las reliquias del santo apagando las luces del pueblo y caminando durante la noche por las principales calles del pueblo con pellejos que servían para guardar vino embadurnados en pez que no dejan de arder. La conocida como Fiesta del Vítor es de interés cultural y se celebra desde mediados del Siglo XVIII. Más de mil «antorchas» de piel encendidas a la vez y goteando en la calle debe ser un auténtico espectáculo digno de ver.

Y no quiero cerrar esta serie de curiosidades sin mostraros el vídeo que mi amigo y compañero de viajes Paco Nadal ha publicado en su Canal Youtube «Paco Nadal… supongo», y que recomiendo no perderse. Salen muchas pistas sobre este viaje y algunos miembros de Travel inspirers disfrutando de la provincia castellana. Yo aparezco haciendo de un personaje «muy santo»…

Como ves… Valladolid tiene mucho que ver. ¡Mucho que ver contigo!

Sele

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PD: ¿Ya has leído la primera parte de las Curiosidades que aprendí viajando a Valladolid?

PD2: No te pierdas más artículos sobre Valladolid o el apartado dedicado a RINCONES DE ESPAÑA

3 Respuestas a “Curiosidades que aprendí viajando a Valladolid II”

  • […] + Curiel de Duero: Es una de esas curiosidades de la provincia de Valladolid que, a un paso de Peñafiel (y a sólo 18 km del Monasterio de Valbuena), cuenta con nada menos que dos castillos, una iglesia con un prodigioso interior que mezcla románico, gótico y mozárabe, y hasta un aula de la época de la postguerra española. ¡Y apenas tiene algo más de un centenar de habitantes! Además cuenta, como no podía ser menos, con algunas bodegas conocidas como Comenge, que realizan visitas guiadas por sus viñedos… ¡en carro de caballos! […]

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