Guía de lugares esenciales que ver en Arabia Saudí
Arabia Saudí. Una tierra gobernada por inmensos desiertos cautivos de su propia diversidad. Desde auténticos océanos de arena hasta entornos montañosos sepultados por una erosión extrema y suelos rojos que parecen sacados de otro planeta. Una tierra de inmensa riqueza, donde lo sagrado y lo mundano convergen en una danza cautivadora. Pues allí antiguas historias y las tradiciones más arraigadas conviven con la modernidad y el progreso en una simbiosis que deleita los sentidos y despierta la curiosidad del alma viajera. Se trata de un país que abrió recientemente sus puertas a los turistas extranjeros (por motivos que no tengan que ver con el peregrinaje religioso a los lugares santos del Islam) después de mucho tiempo donde parecía que habían tirado las llaves a lo más profundo del Mar Rojo. Parecen haberlas recuperado justo ahora para iniciar una nueva etapa en la cual poder mostrar sin tapujos sus muchos tesoros naturales, monumentos milenarios y recibir a los visitantes con una cálida bienvenida que sólo las gentes del desierto saben ofrecer.
Arqueología a raudales, paisajes sublimes, el corazón del Islam, una monumentalidad arrebatadora, innovación y futuro, un litoral arrebatador de arrecifes de coral entre el Mar Rojo y el Golfo Pérsico, buena gastronomía así como una hospitalidad legendaria. Ese pack viene garantizado de serie cualquier viaje al reino saudita que se precie. Pero.. ¿Qué ver en Arabia Saudí en un viaje? ¿Qué lugares debemos visitar de cara una primera vez en el país? Tras poder realizar dos viajes con recorridos de dos semanas cada uno en este destino del Medio Oriente, me gustaría compartir una hoja de ruta con rincones realmente inspiradores a los cuales merece la pena detenerse.
YA DISPONIBLE: Consejos prácticos para viajar a Arabia Saudí.
ARABIA SAUDÍ, PUERTAS ABIERTAS A LA MAGIA ORIENTAL
Lo que voy a contar puede sonar un tanto infantiloide. Y seguramente lo sea. Pero debo confesar que primera vez que supe que quería ir a Arabia Saudí fue viendo la película de Aladdin. Debía tener once o doce años y recuerdo todavía la canción donde se decía eso de «Cuando el sol baje más, mira bien y verás, una luz que te hechizará. Esa es la señal, el momento especial, en que Arabia ante ti surgirá. Si a Arabia tu vas, al cruzar ese umbral, tus sueños allí, se harán realidad, con su magia oriental….». Aparecía un desierto, un bazar, un gran palacio y un exotismo rompedor, que ciertamente recordaba más a la India que a la Arabia real. Pero esta adaptación cinematográfica realizada en 1992 a través del cuento referido en «Las mil y una noches» era precisamente eso, la exhibición de un oriente onírico mecido entre la la realidad y la ficción. Ni que decir tiene que ya por entonces agarré el mapamundi y varios Atlas, con los que sucumbía a muy corta edad, y me puse a investigar sobre tan peculiar destino. Aunque rápidamente me topé con la realidad. Se trataba de uno de los pocos países completamente cerrados a los visitantes que no fueran musulmanes o, bien, que no viajaran por razones estrictamente laborales.
Y pasó una década, y otra… en total veintisiete años desde el estreno de la película de Disney hasta que en 2019 se anunciara oficialmente que el Reino de Arabia Saudí permitiría las visitas de turismo, sin importar la confesión religiosa de los viajeros. Un país acostumbrado a recibir peregrinos musulmanes de todas partes del mundo pero nunca a quienes desearan indagar en rincones ajenos a la religión. Con desiertos indómitos, campos volcánicos, un Mar Rojo con los corales prácticamente intactos, asombrosas zonas de montaña, islas paradisiacas y lugares arqueológicos de distintas civilizaciones sin olvidar, por supuesto, que hablamos de la tierra más sagrada para el Islam. En definitiva, un país virgen, inmensamente puro para el visitante, sin triquiñuelas ni sacacuartos esperándole. Al contrario, con la gente esperanzada por abrir una nueva etapa, de aprovechar el reciente aperturismo para ejercer cambios paulatinos que arrastren poco a poco al país al siglo XXI.
Luego llegó la pandemia, y los planes para viajar a Arabia Saudí tuvieron que atrasarse. Hasta que por fin llegó el momento y la forma de hacerlo. A través de uno de los viajes de autor que organizo en los que acudo a determinados destinos con los lectores del blog. Sería junto a mi amigo Roberto y de la mano de X-Plore, la agencia con la que colaboro para movernos entre lugares más que especiales, cuando viajáramos con un grupo de once integrantes a Arabia Saudí. Con un itinerario diverso, pero completo a su vez. Por supuesto, Arabia Saudí tiene el tamaño de cuatro veces la Península Ibérica, por lo que diseñar una ruta para un viaje de algo menos de dos semanas no resulta sencillo. Pero tras realizar esta primera prospección puedo decir que, si bien, faltan muchos sitios para hacerse la mejor de las composiciones de lugar, he aquí muchos de los más interesantes que se pueden visitar en el reino saudita. ¿Queréis conocer nuestra hoja de ruta por Arabia Saudí? ¡Aquí la tenéis!
¿QUÉ VER EN ARABIA SAUDÍ? HOJA DE RUTA DEL PRIMER VIAJE (12 DÍAS)
He seleccionado una serie de escenarios que formaron parte de nuestro viaje. Aparecen los sitios más importantes acompañados de una breve descripción de los mismos y sujetos bajo el orden en que nosotros los hicimos.
Mapa con la ruta del viaje a Arabia Saudí de 2023: JEDDAH (vuelo directo desde Madrid – MEDINA – HARRAT KHAYBAR (CAMPO VOLCÁNICO) – FUERTE DE KHAYBAR – AL ULA Y ALREDEDORES (Hegra-Madinah Saleh, Maraya Concert Hall, Elephant Rock, Old Al Ula, Ruinas de Dadan, El Arco, etc.) – AL GRAMEEL – TABUK (Tabuk City, desierto de Al Hisma «Wadi Rum saudí», Wadi al Disah, Lion´s Rock, El cañón saudí, Haql-Mar Rojo, etc.) – JEDDAH (vuelo de vuelta).
En 2024 tuvimos la suerte de regresar al país, esta vez añadiendo a Jeddah, Al Ula y Tabuk una ruta con numerosos rincones del sur de Arabia Saudí como Najrán, Abha, Parque Nacional de Asir, Jizan y las Islas Farasan, entre otros. Se trata de una de las zonas menos visitadas y más desconocidas de toda la península Arábiga. Cabe recordar nuevamente que estamos hablando de un territorio que cuadruplica en superficie al de la península Ibérica y cuyas posibilidades son inmensas.
Mapa con la ruta del viaje a Arabia Saudí de 2024 (sólo destacada en rojo la parte sur): JEDDAH – NAJRÁN – ABHA – RIJAL ALMAA – WADI LAJAB Y MONTAÑAS DE ASIR – CAFETALES AL AEEN – JIZAN -ISLAS FARASAN – JIZAN – AL ULA Y ALREDEDORES (Hegra-Madinah Saleh, Maraya Concert Hall, Elephant Rock, Old Al Ula, Ruinas de Dadan, El Gran Arco, etc.) – AL GRAMEEL – TABUK (Tabuk City, desierto de Al Hisma «Wadi Rum saudí», Wadi al Disah, Al Shaq, El cañón saudí) – JEDDAH (vuelo de vuelta).
No me extiendo más. Aquí están esos imprescindibles que pudimos ver en dos viajes a Arabia Saudí y que, espero, puedan servirte de inspiración para preparar el tuyo.
Jeddah: Entre balcones y rascacielos
Su aeropuerto internacional tiene conexiones directas con múltiples ciudades del mundo. Con Saudia Airlines se puede volar directo a la ciudad más grande, importante y moderna de las costas del Mar Rojo saudí. En nuestro caso sirvió como puerta de entrada y salida al país, ya que tiene línea aérea directa con ciudades como Madrid y Barcelona, con vuelos prácticamente diarios que salen de tarde y suelen llegar a la medianoche.
Un paseo por Al-Balad, el barrio viejo de Jeddah (que desde antiguo fue puerto de La Meca), lleva al visitante a adentrarse por un área histórica y culturalmente rica reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2014. Al-Balad es conocida por su arquitectura tradicional, con edificios históricos de estilo islámico con sus característicos balcones desde los que ver desde el interior sin ser visto por fuera. Muchas de estas construcciones conservan intrincadas decoraciones talladas en madera y yeso. El barrio también es famoso por su zoco, un mercado tradicional empeñado en serpentear en estrechas callejuelas peatonales. Aquí se encuentran tiendas que venden una amplia variedad de productos, como joyas, especias, ropa, artículos de cuero y cerámica. Los visitantes también pueden disfrutar de la gastronomía local, con muchos restaurantes que sirven platos típicos de la región.
En la actualidad buena parte del viejo Al-Balad se encuentra en un amplio proceso de restauración y se augura que en poco tiempo se puedan completar los trabajos. Aun así, tal como está ahora mismo, justifica por sí sola la visita a Jeddah.
Muy recomendable también se hace poder conocer la mezquita flotante en La Corniche y, ya cerca del barrio antiguo, acudir al mercado central de pescado (Al Kurnaysh Br Rd, Al-Baghdadiyah Al-Gharbiyah, Jeddah) donde venden los mejores productos del mar a la población local. E incluso hay restaurantes próximos que permiten elegir el género para que te lo cocinen, aunque esto supone bastante tiempo.
Medina y la mezquita sagrada del profeta
La Hégira o huida de Mahoma desde La Meca a Medina está considerada como el inicio oficial de la Era islámica. En el año 622 d.C Mahoma llegó a esta tierra rodeada de montañas desnudas y restos de un inmenso campo volcánico huyendo de sus perseguidores y levantó una primera mezquita (Quba), aunque días después iniciaría otra tras dejar que uno de sus camellos le indicara dónde debía construirse (esperó a que se posara en el suelo). Aquí la nueva religión echó a andar y, desde entonces, Medina pasa por ser uno de los lugares más sagrados e importantes para los seguidores del Islam. Millones de peregrinos musulmanes de todas partes del planeta llegan hasta aquí en el viaje de sus vidas. El objetivo último es La Meca, por supuesto. Pero, Medina, a diferencia de ésta, sí permite la llegada de visitantes que no profesen la religión islámica, aunque con ciertas limitaciones.
¿Qué visitar en Medina? Sin duda, lo más importante, lo constituye el inmenso edificio y explanada que alberga la Mezquita del Profeta (Masjid al-Nabawi), la segunda más sagrada del Islam, con alrededor de 400.000 metros cuadrados que respiran de religiosidad y de fe.
SOBRE LA MEZQUITA DEL PROFETA
Durante su vida, el Profeta Mahoma utilizó la que fuera una humilde construcción religiosa como lugar de oración y centro de enseñanza. A su muerte sería aquí enterrado. Con los siglos, la mezquita fue ampliada y renovada varias veces, y ahora es una impresionante y gigantesca estructura capaz de albergar hasta un millón de personas durante la oración del viernes o durante el Hajj.
El exterior de la mezquita es asombroso, con una cúpula verde que lo domina todo. Dicho domo está rodeado por un enorme patio, que puede acomodar a más de 600.000 personas. El patio se sostiene con una serie de columnas de mármol, cada una de las cuales está decorada con intrincados diseños de caligrafía islámica. Se trata del corazón de la mezquita, el lugar exacto donde se halla la tumba del propio Mahoma, profusamente decorada con intrincados diseños de plata y oro. Aunque nunca se ve la lápida, pues está protegida por gruesos muros.
El interior de la mezquita también cuenta con una serie de espacios sagrados. Uno de los más impresionantes es, como no podía ser menos, el mihrab, un nicho tallado en la pared que indica la dirección de la Meca hacia donde hay que dirigir el rezo. También hay una serie de minaretes que rodean la mezquita, todos ellos simétricos y muy altos.
Se trata de un lugar al que no pueden acceder los no musulmanes. Pero sí resulta posible aproximarse al perímetro de la mezquita y admirar tanto el edificio como la llegada de miles de feligreses que se sitúan en un vastísimo patio exterior con parasoles que se abren en las horas más soleadas del día. Lo mejor es acercarse al final de la tarde, rondando con el atardecer y la llamada a la oración, ya que se cuenta con una luz preciosa para admirar el conjunto religioso. Por supuesto, en primer lugar, es importante vestirse modestamente, ya que la mezquita es un lugar sagrado y lo contrario llamará la atención. Las mujeres deben cubrir su cabello y sus brazos y piernas, mientras que los hombres deben llevar pantalones largos y camisas de manga larga. Aunque no se vaya a acceder al corazón de la mezquita. Dicha exigencia sólo sucede en los dos santos lugares, tanto en el centro neurálgico de Medina como en La Meca (aún inaccesible para los no musulmanes). En el resto del país, no es obligatorio cubrirse, ni hombres ni mujeres (de este tema hablaré más adelante).
La experiencia de poder admirar, más que el conjunto tan grandioso, a la gente cómo vive su llegada al templo, justifica por completo detenerse en esta ciudad. La verdad es que no existen palabras que puedan explicar contemplar ese espectáculo con tus propios ojos. Aunque no se sea musulmán ni tan siquiera seguidor de ninguna religión.
Pero la visita a Medina no se queda, en absoluto, en la mezquita del profeta. Hay algunos sitios más a los que conviene rendirle una visita y que no nos quisimos perder. Como, por ejemplo:
- Museo de la ciudad de Medina: Debería ser el primer lugar en cuanto orden de visita, de cara a hacerse una mejor composición de lugar en Medina, comprender la importancia de la ciudad desde el ámbito religioso e histórico así como saber de la evolución de ésta.
- Quba: Fue la primera mezquita levantada por Mahoma y, por tanto, de todo el Islam. Aunque no se trate de la más importante (pues esa es la del Profeta ya mencionada), sí parece una de las más elegantes de la ciudad. Blanca inmaculada y con sugerentes cúpulas, si bien nada tiene que ver con la construcción original.
- La colina de los arqueros: Otro punto esencial de peregrinaje tiene que ver con los lugares donde se libraron las batallas entre los primeros musulmanes y quienes intentaban asesinar a Mahoma por fundar una nueva religión. Sobre una pedregosa colina donde se situaban los arqueros del Profeta durante la batalla de Ubhud suben desde hace siglos los musulmanes en una tradición de carácter religioso. También hay una mezquita cerca, un antiguo cementerio con los soldados fallecidos en combate y, justo al otro lado, un pequeño palmeral datilero donde se conserva, entre otras cosas, un pozo de más de mil años de antigüedad y que contrasta con la aridez de las montañas que le rodean.
Harrat Khaybar, el territorio de los volcanes blancos
Cuando se circula por la rectilínea y ancha autovía que surge al norte de Medina hacia Al Ula, uno se da cuenta muy rápidamente que esos paisajes erosionados que se ven tras el cristal son fruto de antiquísimas explosiones volcánicas. Pero, si se avanza algo más de una hora, a la altura de Al Thamad, tomando una nueva ruta a mano derecha, se avanza por una vía recién construida que se sobrepone a las coladas de lava. Si llegamos hasta el final, donde sólo entonces pueden acceder los todoterrenos, se advierte el campo volcánico más asombroso de la Península Arábiga. Harrat Khaybar se desliza en un horizonte de aspecto estepario, donde los cráteres, la ceniza y las oscuras coladas nos hacen pensar que no estamos en Arabia sino en el corazón de Islandia.
Como llevábamos los vehículos adecuados y personas expertas en la conducción sobre terrenos complicados, nos adentramos por este campo volcánico con el objetivo de conocer de cerca los conocidos como volcanes blancos. Éstos son conos volcánicos que destacan notablemente en el paisaje por su contraste con el terreno oscuro y árido de la región. Estos antiguos cráteres están compuestos principalmente de ceniza volcánica muy rica en sílice, lo que le aporta un color pálido (muy amarillento) y se cree que se formaron hace unos 30.000 años durante una serie de erupciones explosivas.
La combinación de conos oscuros con otros blancos rompió por completo nuestros esquemas. Dado que, si además le añadimos flores de distintos colores, ya que el invierno del 2023 en Arabia Saudí dejó más agua de la normal, y rebaños de camellos con sus pastores beduinos, nos permite incidir en la idea de que se trata, sin lugar a dudas, de uno de los rincones más sorprendentes, inhóspitos y desconocidos de un país donde, si se lleva algún referente de antemano, ni mucho menos será semejante collage geológico.
A diferencia de otros campos volcánicos, los volcanes de Harrat Khaybar son en su mayoría inactivos en la actualidad, aunque se han registrado algunos terremotos y actividad sísmica en la región en los últimos siglos. Una explosión que se oyó hasta en Medina, llenó durante días la Mezquita del Profeta de feligreses que se creyeron hasta el mismísimo fin del mundo.
Tras dejar a un lado Jabal Abyad, el volcán más alto de la región con algo más de 2000 metros de altura, subimos a pie a la cima de un cono de gran diámetro situado a escasos centenares de metros, Jabal Bayda, también blanco. Las vistas tanto de la caldera, donde cuando llueve se acumula una pequeña lagunilla, como del vasto campo volcánico de Harrat Khaybar, no suele formar parte de las rutas que se ofrecen actualmente por parte de las agencias sauditas. Aquí vinimos a propósito, a sabiendas de que sólo llegar a la zona, merecería la pena por completo. Aunque nadie espere mínima infraestructura turística. Es un área aún escasamente transitada donde lo raro sería coincidir con algún turista, sobre todo extranjero.
El fuerte de Khaybar
Entre el rastro de las coladas de lava y cráteres erosionados en Khaybar también hay oasis. Palmeras y otro tipo de vegetales inundan un improvisado vergel desde hace miles de años. Cuentan que mucho antes de que existiera la religión musulmana, una amplia comunidad judía controlaba la zona. Y sería aquí cuando poco antes de que Mahoma y sus tropas avanzaran definitivamente sobre La Meca, arrebataron este territorio a dichos judíos que se pertrecharon heroicamente tras los gruesos muros de una fortaleza elevada sobre una especie de farallón de basalto. Al final la rendición trajo un acuerdo por el que los viejos moradores podían explotar el oasis, pero a cambio de un tributo del 50% hacia el nuevo movimiento islámico. Dicho éxito atrajo más adeptos hacia la figura del Profeta y sus creencias, lo que le valió de cara a éxitos sucesivos. La expansión de los musulmanes se volvió imparable, de ahí que la victoria sobre el fuerte de Khaybar sea uno de esos hitos de la historia islámica temprana, y de la lucha por la supervivencia y la expansión de la comunidad musulmana. Y, hoy día, los restos del monumento, bajo un enclave sugerente y fotogénico, se erija como una atracción turística popular en Arabia Saudita a la cual muchos visitantes de acercan a explorar sus ruinas y aprender sobre el lugar.
La visita se hace desde un moderno Centro de Interpretación (con museo, restaurante, servicios, etc.) al que se accede mediante unos todoterreno color negro tras dejar los vehículos en el aparcamiento. Es parte de la pompa que tanto le gusta ofrecer a los saudíes a sus visitantes. El resultado lleva a admirar las mejores panorámicas posibles del fuerte de Khaybar, con un emplazamiento inmejorable. En los minutos previos al atardecer los amantes de la fotografía se derriten al ver cómo los últimos rayos de sol rasgan los colores de las ruinas hasta definir una de las panorámicas más sobresalientes de cualquier viaje a Arabia Saudí que se precie.
La hospitalidad, tradición y servicio
Sobradamente es conocida la hospitalidad de las gentes del desierto en general y de la Península Arábiga en particular. Raro es encontrarse a alguien y que no te ofrezca sentarte con él y tomar un café. De ahí que lo que forma parte del carácter del pueblo, acostumbrado a recibir a los visitantes con los brazos abiertos, se haya institucionalizado incluso en las visitas turísticas. Los lugares que sirven como recepción de visitantes, sean centros de interpretación o meras dependencias de acceso, siempre tienen preparadas botellas de agua, zumos naturales así como algunos ágapes en forma de dulce, galleta, dátiles, fruta deshidratada, etc., con el objeto de satisfacer a quienes llegan. Todo, por supuesto, se ofrece de manera gratuita. Son conocidos como «servicios de hospitalidad» que hacen aún más agradable el comienzo o final de la visita a un área arqueológica, monumental o natural. Para que nadie olvide que la mejor manera de encontrarse es precisamente servirle a los demás. O, al menos, eso e lo que piensan en un destino cuya acogida al visitante se convierte en una bienvenida con todas las letras.
Al Ula, naturaleza y arqueología van de la mano en el mejor destino que visitar en Arabia Saudí
La ocasión y el lugar debe considerárseles un capítulo aparte dentro del viaje a Arabia Saudí. Porque viajar a Al Ula, algo para lo que se requieren varios días, justifica por sí solo una visita a este país. Si hay una zona que ver en Arabia Saudí con cierto detenimiento e interés, es precisamente ésta. No le falta de nada. Parajes naturales que dejan con la boca abierta, ruinas arqueológicas de distintas civilizaciones entre los que se encuentra un enclave protegido como el primer sitio Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en Arabia Saudí, el aroma de saberse un paso comercial durante milenios, formas rocosas inimaginables entre desierto y nutridos oasis que convierten a éste no en un lugar de paso sino un viaje en sí mismo. Es como mezclar las montañas de Utah, con el desierto de Arizona y las ruinas de Petra, pero con camellos por el camino, dátiles de postre y un chill out con shishas al atardecer. Además, hospedándose en una especie de jaimas situadas en un entorno privilegiado donde prístinos cielos nocturnos nos recuerdan a muchos cómo en las grandes ciudades nos hemos dejado robar las estrellas.
Al Ula ha sido hasta ahora una joya oculta en el corazón de Arabia Saudí, la cual se presenta en la actualidad como un destino turístico de primer nivel. Situada en una hermosa llanura rodeada de montañas y desierto, toda ella se viste de maravilla natural y cultural, extendida durante algo más de 22.000 km² (en superficie similar a Galicia o a la Comunidad Valenciana). Con un clima agradable durante todo el año y un rico patrimonio histórico y arqueológico, Ubicada en el cruce de rutas comerciales antiguas, fue habitada por diversas civilizaciones desde hace muchos miles de años. Esto se refleja en la rica historia de la zona, que incluye vestigios de antiguas culturas como la nabatea, dadanita (Lihyan), la islámica o la otomana. También de otros pueblos pre-islámicos cuyo paso se debía tan importante ruta caravanera dentro de uno de los ejes esenciales del Medio Oriente para el comercio del incienso, la mirra, especias y objetos venidos en las alforjas de quienes trataban con mercancías provenientes de India, de la isla de Socotra así como de diversos núcleos del continente africano.
¿Qué visitar, por tanto, en la región de Al Ula? Aquí van cinco sitios esenciales que conviene visitar y que no nos quisimos perder en ninguno de los dos viajes a Arabia Saudí:
+ MADA’IN SALEH (HEGRA): Uno de los lugares más impresionantes de Al Ula es, sin duda, la antigua ciudad nabatea de Hegra, también conocida como Mada’in Saleh. Fue el primer sitio saudí en ser declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO (2008), puesto que en el área se conservan fabulosos tumbas y monumentos tallados en la roca que datan de hace más de dos mil años. Esta ciudad antigua se extiende sobre más de 52 hectáreas y es una de las más grandes y mejor conservadas de la región, tanto que se la conoce como «la Petra Saudí», puesto que fue levantada por el pueblo nabateo, quienes ya por entonces monopolizaban prácticamente la ruta del incienso, y ubicaron en Al Ula su ciudad comercial más importante a cientos de kilómetros al sur de su capital. Y así como Petra es el lugar más famoso, retratado y turístico de Jordania, la antigua Hegra que se visita en Arabia Saudí fue olvidada durante miles de años.
Mucha culpa tuvo no sólo que el país estuviese cerrado a los visitantes extranjeros, sino también porque permaneció sepultada bajo una maldición desde tiempos de Mahoma donde se cuenta que fue un pueblo castigado por Alá por su avaricia. Tanto que locales saudíes nos contaban que no se pasaba nunca por ella y cuando, no había más remedio, y los comerciantes debían hacerlo (incluso hace pocos años), tapaban su rostro para no vislumbrar un lugar que para ellos estaba condenado.
Hegra es el hogar de más de cien tumbas antiguas y otros restos civiles delicadamente modelados en las rocas de arenisca. Un testimonio excepcional de la habilidad y la maestría de los antiguos nabateos, quienes fueron capaces de esculpir de forma genial aquel entorno, dejando al mundo un legado increíble que ha sobrevivido hasta nuestros días. Cada tumba es única, con sus propios detalles y patrones. Se visitan algunas de las más nobles dentro del más de centenar de estructuras funerarias existentes, destacando Qasr al-Farid, «el castillo», tumba de Lyhian, el hijo de Kuza, esculpida en una solitaria roca. Para muchos, entre los que me incluyo, el lugar número uno por el que deseaba viajar a Arabia Saudí.
Otros complejos funerarios que se incluyen dentro de un recorrido establecido de distintos puntos son la de Jabal Al Ahmar (el primer sitio que se visita, con dieciocho tumbas), Jabal Al Banat (quizás el más impresionante de todos) o Jabal Ithlib, con un desfiladero que aguarda un inmenso salón abierto en el que se colocaban las tallas de las distintas deidades. Se visitan normalmente los exteriores, pudiéndose entrar sólo en las tumbas donde así se indica. Aún así los nabateos eran buenos escultores pero no se conservan pinturas ni relieves, salvo los huecos donde se depositaban los cadáveres.
El lugar se visita de la siguiente manera. Tras adquirir las entradas (experiencealula.com) se parte en bus desde el Winter Park de Al Ula, el cual en minutos dejan a los visitantes en un centro de recepción (con exposiciones, tienda, baños y el consabido ágape de hospitalidad). Una vez allí el sistema de visita es el conocido en inglés como «hop on, hop off» o, lo que es lo mismo, el de los buses turísticos de muchas ciudades que puedes tomar y bajarte las veces que desees con una misma entrada. Pasan transportes cada cinco o diez minutos en cada complejo fúnebre, por lo que puedes quedarte el tiempo que desees en las tumbas. Y en todas las tumbas hay guías turísticos acreditados que explican a los visitantes el sitio en concreto (tanto en árabe como en inglés). Se trata de una visita cómoda, flexible y bien organizada. Incluso permiten que los visitantes se muevan en novísimas bicicletas apostadas en cada sitio, aunque en días de calor no parece lo más recomendable. Eso sí, conviene llevar suficiente agua así como protector solar. No hay una sola sombra.
NOTA 2024: En 2024, ante el paulatino aumento de visitantes a Hegra, estaban probando la modalidad de ir en bus siempre con un mismo guía pero no subiendo y bajando cuando uno quiere sino con un tiempo estipulado. Los guías del yacimiento arqueológico me indicaron que eran pruebas y que posiblemente retomaban la opción hop on hop off, pero que era algo que aún los responsables de la zona debían decidir.
¿Otra forma de admirar las ruinas de Hegra y los paisajes fascinantes del desierto de Al Ula? Sin lugar a dudas, el globo. Se ha establecido en el área una compañía que organiza salidas en globo (más info en https://sa.heroballoonflights.com) y nosotros tuvimos la oportunidad de hacerlo. ¡Alucinante! El precio es de 1000 riales (aprox 250€) y mereció mucho la pena.
+ TUMBAS DADANITAS (antiguo reino de Lihyan) Y VALLE DE LAS INSCRIPCIONES: Si bien, los dadanitas (también conocido como el pueblo Lihyan), son anteriores a los nabateos, llegaron a coincidir con ellos. Aunque sus modos de trabajar la roca son bien diferentes. Muy próximo al pueblo de Al Ula sobreviven algunas de las tumbas dadanitas, reconocibles por pequeños vanos cuadrados en las montañas, aunque en algunas de ellas hay esculpidas efigies de leones (animales que en esa época también vivían en la península arábiga). La visita a los restos de este antiguo reino se lleva a cabo de un modo similar al de Hegra (también te acercan buses desde el Winter Park), aunque no requiere tanto tiempo como ésta.
Lo más interesante del tour, además del espectacular entorno natural donde se ubicó este pueblo, quizás no esté en unas tumbas muy sencillas que se aprecian desde lejos sino en el conocido como el valle de las inscripciones (Jabal Ikmah). Un recodo entre paredes rocosas donde se conservan a la perfección petroglifos de distintas épocas así como inscripciones antiguas en sus paredes. Jabal Ikmah se considera uno de los sitios arqueológicos más importantes de Arabia Saudí, un auténtico tesoro nacional, pues la escritura reflejada en sus paredes incluye textos en nabateo, arameo y griego, entre otras, una muestra singular de la enorme riqueza cultural y lingüística de una región la cual, cabe recordar, se trató un lugar de asentamiento (y de paso) de múltiples pueblos de la Antigüedad.
+ EL ANTIGUO PUEBLO DE AL ULA (OLD AL ULA): Al Ula es el nombre no sólo de una región sino de una antigua población junto a un extenso oasis. Lugar de paso para las rutas caravaneras, muchas de sus casas de adobe se yerguen en callejuelas fantasmales donde ya no vive nadie, pues sus habitantes las dejaron para irse a un nuevo emplazamiento a escasos kilómetros. Pero se trata de un laberinto de barro de la primera época islámica, coronado por una pequeña fortaleza que vigila impasible desde lo alto de una colina de piedra. En el costado oriental sobreviven algunas viviendas en pleno palmeral que corresponden a las conocidas como casas de verano, mientras que la mayor parte que ha llegado hasta nosotros tiene que ver con las casas de invierno, mejor preparadas para el frío. Las primeras se pueden visitar libremente haciendo una ruta de senderismo entre palmeras (Heritage Oasis Trail Tour). Las segundas, en un área mucho más amplia, se visitan de manera organizada con guía de habla inglesa, pudiendo acceder a algunas de estas viviendas, admirando antiguas mezquitas y muchos detalles de la que fuera una de las poblaciones más interesantes con arquitectura de adobe de todo Arabia Saudí.
Uno de los costados (el de invierno) se ha restaurado especialmente. Ahora cuenta además con una calle con tiendas de artesanía y algún que otro restaurante, aunque los precios en ningún caso son populares.
+ MARAYA CONCERT HALL: A los saudíes les encanta hacerlo todo a lo grande. El más difícil todavía está en su afán (y en sus finanzas alimentadas con los ingresos del petróleo). De ahí que en uno de los valles de Al Ula, rodeados de montañas rocosas de pura arenisca, se empeñaran en crear el mayor edificio de espejos del planeta. El Maraya Concert Hall representa uno de esos espejismos con los que los comerciantes de las viejas rutas caravaneras se encontraban en el desierto. Pero, en este caso, no es una visión sino una realidad que te hace explotar la cabeza. ¿Disparate o genialidad? Que cada uno obtenga sus propias conclusiones.
+ JABAL ALFIL (ELEPHANT ROCK): Todo Al Ula es un museo al aire libre donde las montañas y las rocas recrean, a través de la erosión así como la imaginación de quienes les observan, algunas formas que nos recuerdan a algo. Quizás uno de los mejores emblemas de semejante aleatoriedad creativa sea el Jabal Alfil, más conocido como Elephant Rock por su similitud a un elefante. De ahí que la zona se haya hecho muy popular, sobre todo para acercarse durante las últimas horas del día y compartir allí un atardecer estupendo. Además el área cuenta con una pequeña cafetería y asientos chill out enterrados en la arena donde brindar (sin alcohol, por supuesto) con la puesta de sol. A posteriori iluminan la zona para poder quedarse más tiempo por la noche.
+ HARRAT VIEWPOINT (LA MEJOR VISTA PANORÁMICA DE AL ULA): Quien desee obtener las mejores vistas panorámicas de Al Ula, nada mejor que el Harrat Viewpoint, pues se pueden contemplar montañas, desierto, el gran oasis, la vieja Al Ula, el área arqueológica de Dadan y un largo etcétera de maravillas. Y todo ello además en un espacio elegante y bien preparado con asientos que se dirigen a la puesta de sol, un restaurante donde se come muy bien y, en ocasiones, hasta con música tradicional en directo. Si antes decía que una puesta de sol, al menos, había que verla en Elephant Rock, la otra perfectamente se puede disfrutar, si la visibilidad y el clima acompañan, en Harrat Viewpoint.
+ LA ROCA DEL ARCOÍRIS (THE ARCH ROCK): Algo más de una hora al norte del pueblo de Al Ula (en nuestro caso lo visitamos cuando íbamos camino de Tabuk) y, accesible con 4×4, se encuentra un gran arco de piedra que los lugareños lo comparan con un arcoíris. Otra de esas formaciones del desierto rocoso de la vasta región de Al Ula que merece todas las atenciones, pues su tamaño y localización lo convierten en un lugar sumamente fotogénico. Además, al estar apartado suficientemente de la ciudad y carecer de contaminación lumínica, es un lugar excepcional para observar las estrellas y deleitarse los aficionados a la fotografía nocturna.
Al Gharameel, uno de los lugares más fotogénicos de un viaje a Arabia Saudí
A 108 kilómetros al norte de Al Ula, casi tocando la región de Tabuk, el pueblo de Al Buraykah deja a su costado oriental un paraje desolador digno de película de ficción. Las rocas de Al Al Buraykah, más conocidas como Al Gharameel, son restos de la que fuera una enorme montaña ahora prácticamente desaparecida por los efectos voraces de la erosión. Sólo quedan largas y finísimas columnas rocosas que parecen dedos emergiendo de la arena, creando un paisaje absolutamente extraterrestre. ¡Son cientos de ellas! Un lugar excepcional para disfrutar de la fotografía (también ideal para nocturnas) y vivir una de las vertientes más extrañas y diferentes del variopinto desierto saudí.
No queda demasiado lejos de la Roca del Arcoíris, por lo que puede ser una combinación ideal cuando se está recorriendo la carretera Al Ula – Tabuk. 4×4 imprescindibles para acceder al área de Al Gharameel.
La región de Tabuk (Del desierto rojo de Al Hisma al Mar Rojo)
Para nosotros la región de Tabuk conformó una de las etapas más largas y productivas del viaje. Tanto que nos quedamos en la zona cinco noches seguidas para descubrir los muchos encantos, tanto del desierto interior, de oasis escondidos en profundos valles o wadis, como de las costas inmaculadas del Mar Rojo, aún regadas de arrecifes de coral intactos. La ciudad de Tabuk, algo insulsa aunque con buenos servicios, sería la base desde la cual saldríamos a explorar monumentos arqueológicos, zonas naturales así como el litoral en el Golfo de Aqaba. Y todo esto es lo que pudimos descubrir:
Tabuk City, nuestro centro de operaciones
En la provincia más septentrional de Arabia Saudí existen motivos y lugares suficientes como para poder permanecer no pocos días. De hecho la combinación de Al Ula + Tabuk me parece la más acertada para un primer viaje al país arábigo. Por lo que, en caso de escoger una ciudad con alojamiento suficiente (así como confortable) para utilizarlo de centro de operaciones, esa debe ser Tabuk. Y así fue como hicimos nosotros.
La ciudad, con algo más de medio millón de habitantes, no se vanagloria de estar entre las más bonitas del mundo. Ni de la propia Arabia. Sólo quedan pedacitos minúsculos del que fuera un lugar mencionado en la Biblia y por el que pasaron numerosos pueblos de la antigüedad. Sería el propio Mahoma quien apreciara su fertilidad, pues cuenta con manantiales de agua que la convertían en parada esencial para las rutas de caravanas así como de peregrinaje a La Meca. Se la consideraba un punto de inflexión en el viaje, pues está rodeada de desierto, y aquí los viajantes saciaban su sed así como la de sus camellos, además de lograr avituallamiento para continuar una difícil travesía terrestre. Más adelante, al haber estado comunicado con la gran línea ferroviaria de los otomanos (duró pocos años hasta la llegada de la I Guerra Mundial), aumentó su importancia, aunque hoy de aquella ruta ferroviaria sólo quedan en la ciudad las ruinas de una antigua estación ahora convertida en museo ferroviario.
Muy interesante puede llegar a resultar la visita al antiguo fuerte que recuerda esa faceta de Tabuk como lugar de paso. Un edificio medieval rodeado de avenidas modernas y comerciales carentes de encanto donde poder interpretar parte del pasado de la ciudad. También cuenta esta metrópoli con la mezquita del Profeta, aunque no queda nada de los tiempos de Mahoma, pues se echó completamente abajo para levantar una nueva (y, cómo no, de unas dimensiones superlativas). Por lo que pasear por el Zoco Twaheen, buscar buenos sitios para comer (hay una amplia oferta de restaurantes) así como pernoctar, pasa por ser lo mejor que se puede hacer en Tabuk.
Al Shaq, el Gran cañón saudí
Los saudíes definen a este lugar como «un desgarro en la tierra», aunque nadie se refiere a Al-Shaq con este nombre sino como «el Gran Cañón Saudí». Uno de los mejores atractivos de la zona, aunque sorprendentemente no se ven muchos turistas por allí (en nuestro caso a nadie, pero hay que darle unos años). Ubicado a tan sólo cuatro kilómetros de la carretera entre Dhiba and the ciudad of Tabuk (se encuentra próximo a una pequeña población llamada Shiqry) es el resultado de la actividad sísmica de la región, la cual separó hace miles de años dos grandes paredes de roca arenisca hasta crear una brecha en la tierra de alrededor de cinco kilómetros de longitud y una profundidad de trescientos metros.
Otro de esos sitios fabulosos que recuerdan a los desiertos de Arizona y Utah al que se accede únicamente con vehículos 4×4 preparados para salirse de cualquier cosa que se compare con una carretera, pista o sendero. Eso sí, conviene no acercarse demasiado al borde porque no hay nada que separe al visitante del precipicio y, en ocasiones, el viento sopla demasiado fuerte. Afortunadamente aún es un lugar virgen, aunque me temo que no lo será por mucho. ¡Porque es extraordinario!
Lion’s rock
Apenas a un par de kilómetros del acceso al Gran Cañón Saudí, conviene detenerse junto a una roca que recuerda al perfil de un león. De ahí su nombre, Lion’s Rock. Si bien la formación rocosa que tiene a su costado, algo así como un champiñón gigante, resulta aún más fotogénica.
Desierto rojo de Al Hisma, el Wadi Rum de Arabia Saudí
Muy poca gente sabe que el formidable desierto del sur de Jordania, caracterizado por sus semejanzas con el planeta Marte, el celebérrimo desierto de Wadi Rum, es sólo el extremo septentrional de Jibal Hisma o el desierto de Hisma, una cadena de montañas de arenisca rica en óxido de hierro que provoca que el suelo arenoso contenga tan característico color rojizo que lo convierte en uno de los paisajes más fotogénicos y alucinantes de todo Oriente Medio. Y Arabia Saudí se lleva la mayor parte de esta maravilla natural que se recorre en 4×4 preparados para deslizarse por auténticos montículos de arena fina tan roja que te rompe todos los esquemas. ¡Este no es un sitio para utilitarios! Ni para quien no sepa manejarlos, cosa que nuestros amigos Ahmed y compañía hacían con la soltura de quienes parecían haber corrido el Dakar ya desde la cuna. Íbamos con los mejores. Y éramos conscientes de ello.
Deambular sin rumbo fijo por este desierto, el Wadi Rum saudí, es todo un privilegio. Apenas se hallan turistas recorriéndolo y, a día de hoy, no dispone la zona de infraestructura de jaimas ni alojamientos como sí sucede en Jordania. Todavía es virgen y permite alcanzar sensaciones de quienes se llegan a ver como un punto microscópico sobre un mapa inmenso de montañas, arena y camellos vagando entre los wadis y extrañas formaciones rocosas que dan pábulo a las pareidolias a las que tanto gusta jugar a nuestro cerebro.
Y en medio de la nada, donde no se antoja ningún rincón fértil a decenas de kilómetros a la redonda, surgen desfiladeros tan estrechos que apenas cabe un vehículo (o una persona de caderas anchas) los cuales desembocan en auténticos jardines secretos, puros oasis que no aparecen ni en los mapas, pero sí en la tradición milenaria de mercaderes y nómadas que durante siglos merodearon por estos lares. No hasta hace mucho, confesaba Ahmed, se veían por aquí pastores beduinos poniendo el campamento con su ganado a sabiendas de que en los rincones más indómitos y ocultos de Jibil Hisma, existen pequeños paraísos de vegetación donde hacer un paréntesis en su viaje hacia ninguna parte.
En el segundo de los viajes a la zona, pudimos incluir en el itinerario un ascenso a El ARCO (hay dos, este sería el grande), donde no pocos invocamos a Stendhal en nuestro intento de expresar la intensidad de las sensaciones que nos proporcionó aquel lugar.
Wadi Al Disah
Junto con Al Hisma este valle, Wadi al Disah, justifica totalmente un viaje al norte de Arabia Saudí. Hablamos de una grieta de más de dieciocho kilómetros, con paredes verticales de trescientos a quinientos metros, muy rica en agua, por la que los beduinos y camellos llegaron a alcanzar en el lugar una posición seminómada, al tener garantizada el agua todo el año así como la posibilidad de cultivar múltiples especies vegetales con cuyos frutos poder poder subsistir e incluso comerciar. Con unas montañas con grado de erosión menor al de Al Hisma, permite circular con todoterrenos y conductores avezados en vadear vastas áreas acuáticas. Surcar todo el valle se convierte en una de las mayores aventuras de todo viajero al país saudita que se precie, algo inasumible para todo el mundo, pues requiere de una pericia excepcional. El premio final conlleva admirar un auténtico tesoro natural (y cultural) flanqueado por la verticalidad de muros de piedra arenisca que recrean un escenario imponente, casi de ciencia ficción.
Tras superar la grieta, el paisaje se convierte de repente en el Monument Valley de Arizona, volviendo de nuevo a las comparativas con otros monumentos naturales, pero en el caso del norte saudí, semejante atrevimiento no deja de estar cargado de razón.
Haql y el barco varado Giorgios
Arabia Saudí es mucho más que grandes desiertos, lugares de peregrinaje, monumentos o ciudades modernas. Tiene unos dos mil kilómetros de litoral en el Mar Rojo, desde la frontera jordana con Aqaba hasta Yemen. Sin olvidar, por supuesto, una amplia porción bañada por las aguas del Golfo Pérsico. Pero en cuanto al Mar Rojo se refiere, es el país, sin lugar a dudas, que alberga mayor diversidad natural y un mejor estado de los arrecifes de coral. Un sobrevuelo de norte a sur por Arabia Saudí (cuando es de día, por supuesto) permite apreciar desde el aire tanto sus barreras de coral como islotes paradisiacos. Todo ello, o casi todo, inexplorado y sin la más mínima infraestructura urbanística. No digamos ya turística. Aunque por delante asoman proyectos como el de NEOM, que va a cambiar toda región noroeste del país, el litoral del Mar Rojo saudí se puede tildar de casi intacto. Por lo que, obviamente, cuenta con un potencial extraordinario para los amantes del buceo, el snorkeling y, en definitiva, de quienes adoran ser testigos directos de la rica vida marina que ofrecen estas aguas. El súmmum de todo esto lo podemos ver en el sur, en las famosas islas Farasan, pero en cuanto a la zona norte, en plena región de Tabuk, ir a Haql, puede convertirse en una gran idea.
Haql es una pequeña ciudad marinera que se encuentra en pleno Golfo de Aqaba, a pocos kilómetros de la ciudad jordana de Aqaba. Desde la misma se vislumbran las montañas del Sinaí en Egipto, zona famosa de buceo en ciudades como Sharm el-Sheij o Dahab (donde siendo un veinteañero hice mis primeros pinitos con el snorkeling), la propia Aqaba así como la ciudad de Eilat, ya en Israel. Cuatro países a un paso los unos de los otros en el brazo más estrecho del Mar Rojo. Y es en Arabia Saudí donde la calidad y pureza de las aguas, con los corales en un estado excepcional, permite disfrutar de unas opciones de buceo y snorkeling increíbles. Aunque no cuente con infraestructuras, ni plataformas ni nada. Sólo alguna tienda de alquiler de material y nada más. Eso, por lo menos, en 2023. Ya que la previsión nos lleva a un país recién abierto que se encuentra en pleno desarrollo para recibir turismo de todo el mundo.
En una playa cualquiera de Haql nos zambullimos en el mar para encontrarnos con la barrera de coral a poco más de veinte metros de la orilla. Y puedo asegurar que hacía mucho tiempo que no veía una transparencia y luminosidad en el agua semejante. Una experiencia maravillosa para todos quienes pudimos meter la cabeza ahí dentro y sabernos dentro de un acuario natural.
A algo más de veinte minutos de coche hacia el sur sobreviven los restos de un barco varado cerca de la orilla, el Giorgios, un navío que lleva en la misma posición algo más de sesenta años y cuyo cuerpo oxidado y semisumergido decoró una bella puesta de sol sobre las montañas de la Península del Sinaí. Junto a unos lugareños que fumaban shisha y compartieron unos dátiles, nos despedimos de uno de los mejores días de todo el viaje a Arabia Saudí.
RECOMENDACIÓN PARA COMER EN HAQL: Por cierto, Haql no tiene muchas cosas además de sus aguas cristalinas. Pero puedo recomendar un sitio para comer excepcional. Su nombre es Al-Qasr, donde te preparan como quieras pescados frescos (capturados en el día), mariscos y arroces, además de otro tipo de viandas. El pescado lo puedes elegir tú mismo porque son los que tienen expuestos en el mostrador. Y los precios son bastante populares para la calidad y servicio que se ofrece. Un restaurante marinero de los de toda la vida y de los que cada vez quedan menos.
Madyan, el pozo de Moisés y tumbas nabateas
Arqueológicamente hablando, la región de Tabuk permanece envuelta no sólo de riquezas naturales sino también arqueológicas. En la que fuera la bíblica Madyan, por ejemplo, aún perviven las huellas del exilio de Moisés. Se le considera el sitio exacto donde éste encontró refugio después de escapar de Egipto. Allí tendría un encuentro con el profeta Shu’ayb, quien vio en Moisés una persona de alma pura y el cual se ofreció a una de sus hijas en matrimonio. Moisés vivió en Madyan con su esposa y su suegro durante una década antes de emprender su viaje de regreso a Egipto para liberar a su pueblo del faraón egipcio.
Por lo tanto se supone otro de esos lugares importantes a los que rendir una visita. Todo ello en un entorno de elevadas montañas donde, incluso a veces, se deja ver la nieve en la cima. Aunque, quizás, lo más notable de la antigua Madyan se sitúa en la localidad de Al Bada, que consiste en una necrópolis nabatea con alrededor de una treintena de tumbas. La mayor parte de las mismas se vinieron abajo con la erosión y los derrumbes de la montaña en la cual se excavaron, aunque se están llevando a cabo excavaciones arqueológicas para conocer más sobre el lugar y recuperar algunos de estos lugares de enterramiento. Afortunadamente quedan tres hipogeos en muy buen estado, con los característicos frisos superiores donde aparecen escaleras de bajada y de subida (icono nabateo presente en los monumentos funerarios), a los cuales, además, se puede acceder a su interior.
No es Hegra (Al Ula), pero para quien desee indagar en los valiosos restos arqueológicos del noroeste de Arabia Saudí, puede ser una buena excursión que, combinada con el Valle de Moisés (Wadi Tayyib al Ism), apaña un día más que interesante. Eso sí, conviene calcularle aproximadamente tres horas de la ciudad de Tabuk.
Garganta de Wadi Tayyib al Ism
Según la tradición, sería aquí donde el pueblo liberado por Moisés (considerado también profeta para la religión islámica), llegaría después de que éste llevara a cabo el milagro de separar las aguas del Mar Rojo. De ahí que Wadi Tayyib al Al-Ism sea conocido también con el sobrenombre del cañón de Moisés. Hablamos de otra de esas profundas aperturas en la tierra, en este caso con material granítico, que se deslizan por el noroeste de la región de Tabuk desde interior al mar. Y con un dosel de montañas muy elevadas al fondo, que vuelven a dar una nueva lengua de tuerca a la variedad paisajística saudita.
El avión estrellado americano (Santa Catalina)
En 1960, un hombre de negocios estadounidense llamado Thomas Kendall, junto con su familia, se embarcó en un avión privado PBY-5A Catalina para un viaje que estuvo cerca de terminar en una tragedia. Recientemente se había hecho con este hidroavión construido en los años treinta para llevar a su familia a recorrer el mundo. Y en uno de sus saltos, pasó de Egipto hasta una playa solitaria del Estrecho de Tiran, ya dentro de Arabia Saudí. Tras pasar una jornada de playa con sus hijos, se percataron de que les estaban observando. Minutos después, los visitantes empezaron a escuchar disparos de ametralladoras. El avión se quedó inutilizado, pues perforaron los motores y se salió el combustible, y Thomas Kendall quedó malherido. El ataque había sido por parte de beduinos, quienes creían que se trataban de israelitas invasores.
La familia fue llevada a una comisaría de los alrededores de Tabuk y, tras explicar que no eran espías ni nada por el estilo, recibieron la visita del entonces Príncipe Khalid bin Abdulaziz Al Saud. Tras ser trasladados por aire a Jeddah para que el señor Kendall se recuperara de sus heridas en un hospital y poner a toda la familia bajo la protección de la embajada de Estados Unidos en Arabia Saudí, quienes ordenaron los disparos fueron decapitados y a los soldados que se llevaron consigo cosas del avión les cortaron las manos. ¿Y el avión Santa Catalina? Se quedó en el mismo lugar. Hoy día el esqueleto de la aeronave continúa allí, en una playa de Ras Gasabah, todavía en soledad. Aunque las obras del megalómano Proyecto NEOM convertirán en ese rincón aislado en algo muy diferente a lo que se puede observar ahora.
¿En qué consiste el Proyecto NEOM?
El proyecto NEOM es una iniciativa de desarrollo económico y social a gran escala lanzada en 2017 por el gobierno de Arabia Saudí. NEOM se está construyendo en la región noroeste del país (Tabuk), cerca de la frontera con Jordania y Egipto, en un área de aproximadamente 26,500 km². El objetivo principal del proyecto es crear una ciudad futurista que combine tecnología avanzada, sostenibilidad, innovación y calidad de vida para sus habitantes. NEOM se diseñó para ser una ciudad modelo con un enfoque en los sectores de energía renovable, biotecnología, tecnología de la información, turismo y entretenimiento. Son, en resumen, varios proyectos en uno destinados a cambiar radicalmente la zona y procurar las cero emisiones de carbono con un número de población importante.
The Line es uno de los elementos más destacados del Proyecto NEOM. Se trata de una ciudad completamente nueva que se está construyendo en el noroeste de Arabia Saudí, y que tiene como objetivo ser una ciudad verde, inteligente y sostenible para el futuro. La idea es crear una ciudad completamente libre de emisiones de carbono, que esté conectada a la naturaleza y que esté diseñada para mejorar la calidad de vida de sus residentes.
The Line se está construyendo ya a lo largo de una línea recta de 170 km, lo que la convertirá en la ciudad más larga del mundo. La ciudad tendrá una población estimada de un millón de personas a partir de 2030. En 2045 podría llegar a albergar a nada menos que nueve millones de ciudadanos. El diseño de The Line incluirá zonas residenciales, comerciales e industriales, así como áreas verdes, parques y espacios públicos.
Pero además de The Line, se levantará un nuevo puerto, en las islas del Estrecho de Tirán se levantarán resorts de Marriott y hasta habrá una zona donde poder esquiar en cualquier época del año. Sin duda, un antes y un después no sólo en Arabia Saudí sino en todo el planeta. Y no es un plan a futuro. Todo ha empezado ya a construirse. De hecho pudimos observar las obras de The Line, que atraviesa del mar a la costa buena parte de la región de Tabuk. ¿Genialidad o monstruosidad? Veremos cómo evoluciona todo.
¿Qué otros lugares de Arabia Saudí en el sur pueden ser interesantes para visitar?
Lo expuesto hasta ahora corresponde al centro/norte de Arabia Saudí. Pero, en el último viaje pudimos también profundizar en el sur del país a través de una bellísima ruta en la considerada una de las partes más puras e inexploradas del país. Como, por ejemplo:
Najrán, casas de barro y petroglifos en la ciudad de las dagas
Enclavada cerca de la frontera yemení y con el desierto de Rub’ al-Khali en su horizonte, Najrán destaca como un tesoro histórico y cultural. Al-Ukhdood, su extenso sitio arqueológico, revela apenas un fragmento de su rico pasado, siendo testigo de la influencia de diversas civilizaciones. A corta distancia, Bir Hima alberga petroglifos preislámicos que narran la vida antigua con grabados de animales y escenas cotidianas.
Dentro de Najrán, las construcciones de barro estilo yemení, como el fotogénico Palacio Al-Aan, resisten el tiempo. Estas viviendas medievales, con su sistema de bloques tradicional, dan testimonio de la conexión histórica con Yemen. Najrán se revela como un destino donde las ruinas antiguas, los petroglifos y las casas de barro cuentan la historia no contada de esta región, preservando su patrimonio con esfuerzos de conservación y promoción turística.
Abha y el Parque Nacional de Asir
Una reserva natural ubicada en la región de Asir, al suroeste de Arabia Saudita. Con una superficie de más de 2,000 km², el parque es conocido por su diversidad biológica, con una gran variedad de flora y fauna, incluyendo numerosas especies (tiene desde leopardos hasta babuinos). El parque también cuenta con montañas escarpadas completamente verdes, impresionantes cascadas y numerosos senderos para hacer senderismo. En la región todavía hay hombres que llevan tocados floridos y dagas ajustadas en cinturones de piel. Son los qahtani u hombres de flor, una tribu muy singular y poco conocida de la península arábiga.
Rijal Almaa, el pueblo más bonito del sur de Arabia Saudí
A casi dos horas de Abha, a través de carreteras serpentinas entre las montañas de Asir, se encuentra Rijal Almaa, un pueblo que se postula como el más hermoso de Arabia Saudí. Su arquitectura tradicional, integrada en las montañas circundantes, presenta casas de piedra oscura con elegantes detalles geométricos en blanco, restauradas para preservar su encanto. Rijal Almaa, cuyo casco histórico fue revitalizado tras la partida de sus últimos habitantes hace una década, busca el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Sus calles empedradas, un cautivador museo, antiguas viviendas y la rica artesanía local ofrecen una experiencia única en el sur de Arabia Saudí. Es un gusto saborear esa conexión única entre tradición y naturaleza en el más yemenita de los municipios sauditas.
Wadi Lajab y el universo de los hombres flor
En el sur de Arabia Saudí, los hombres de la tribu Qahtani, asentados en las montañas de Asir, desafían la vestimenta convencional y adoptan un traje tradicional de dos piezas: camisa sobre una falda típica, complementado por una daga a la vista y un cinturón de piel. Lo que distingue su atuendo es el tocado, elaborado diariamente con flores frescas y hierbas aromáticas, dando vida a una tradición de más de dos mil años. Estas coloridas guirnaldas, compuestas por caléndulas, jazmines y albahacas, entre otras, no solo son una expresión estética, sino que también se utilizan por razones medicinales, como alivio para dolores de cabeza.
A lo largo de las remotas aldeas en las montañas de Asir, especialmente en lugares como Al Habala y Wadi Lajab, es común encontrarse con estos hombres flor, cuyo orgullo de pertenencia y arraigo a las costumbres ancestrales se refleja en sus tocados herbáceos. A pesar de su reputación de personas rudas, suelen recibir a los forasteros con simpatía, posando sonrientes para las fotos. Aunque su fama se ha mantenido en el anonimato hasta hace poco, hoy en día, a pesar de los desafíos que enfrentan debido a la guerra en Yemen, los hombres flor de Arabia Saudí continúan preservando su identidad única y compartiendo su tradición con aquellos que exploran las provincias de Abha y Jizan.
Los cafetales del sur de Arabia Saudí
En una aldea remota llamada Al Aeen, ubicada a pocos kilómetros del Yemen, tuvimos la oportunidad de visitar una granja dedicada al cultivo del preciado café árabe. La travesía hacia Torfa Farms for Khawlani Coffee fue desafiante, con vehículos todo terreno sorteando pendientes empinadas en tramos no asfaltados. A pesar de la dificultad, la experiencia reveló una Arabia diferente, con paisajes espectaculares de cultivos en terrazas, antiguas fortalezas de piedra y la cercanía con Yemen.
Al Aeen es territorio también de los singulares «hombres de flores», quienes nos llevaron a sus plantaciones de café y nos invitaron a probar diferentes variedades de este elixir dorado. Además, nos ofrecieron una experiencia culinaria única, compartiendo una pasta hecha con ghee (mantequilla clarificada), dátiles machacados y miel, un manjar revitalizante.
Islas Farasan: Las Maldivas saudíes
En el Mar Rojo, a solo una hora y media de Jizan, las Islas Farasan permanecen como un secreto bien guardado, con aguas turquesas, manglares exuberantes y vestigios históricos milenarios. Este archipiélago, apenas visitado por extranjeros, ofrece una perspectiva única de Arabia Saudí. Su ubicación estratégica en el sureste del Mar Rojo y su valor medioambiental han contribuido a su preservación, aunque la falta de inversión turística quizás se deba a la incertidumbre en la región.
Las Islas Farasan, rodeadas de mitos y misterios, mantienen su encanto gracias al desconocimiento general. Su historia se entrelaza con civilizaciones antiguas y audaces mercaderes de perlas que encontraron riquezas en estas tierras. Durante nuestra visita, exploramos la isla principal, Farasan, en pequeñas embarcaciones, adentrándonos en un frondoso bosque de manglares y observando pelícanos rosados. Además, realizamos un safari para avistar las esquivas gacelas arábigas y visitamos la desierta isla Dumsuk, con aguas cristalinas y mantarrayas.
Las Farasan albergan antiguas casas de comerciantes de perlas, como las de la familia Al Rifai, que destacan por sus intrincados diseños y ornamentaciones. A pesar del deterioro, la Autoridad General de Turismo y Antigüedades se ha comprometido a rehabilitar estas construcciones. Además, el historiador Ibrahim Moftah, en su casa-museo, comparte conocimientos sobre las islas y exhibe una rica colección de antigüedades.
En Al Qassar Village, una villa cultural rodeada de palmerales, descubrimos cómo antiguas civilizaciones aprovecharon los acuíferos para establecerse y desarrollar actividades agrícolas y ganaderas. También exploramos rincones remotos con 4×4, como la isla Sadiq, con playas escondidas y manglares. Islas Farasan, con su diversidad y belleza, justifican plenamente la exploración del sur de Arabia Saudí.
Información más detallada sobre las islas Farasan y el sur de Arabia Saudí en este reportaje.
Y PARA CUANDO VUELVA DE VIAJE A ARABIA SAUDÍ…
Queda tanto por ver, que se necesitan varios viajes a Arabia Saudí para poder decir que lo conoces un poco. Aquí dejo un par de sitios en los que me gustaría incidir la próxima vez que tenga la ocasión de visitar este destino:
- Diriyah: Ciudad histórica situada a las afueras de Riyadh, la capital de Arabia Saudita. Es conocida por ser la cuna de la dinastía saudita y por ser la ciudad más importante del centro de Arabia en el siglo XVIII. La ciudad se ha convertido en un destino turístico popular por su arquitectura tradicional, sus estrechas calles de piedra y sus hermosos jardines. Un gran aliciente es explorar el casco antiguo de Diriyah, el cual ha sido cuidadosamente restaurado para preservar su belleza histórica. El distrito, además, cuenta con impresionantes edificios antiguos, incluyendo palacios, mezquitas y fortalezas, como la famosa fortaleza de Turaif, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2010.
- El lugar vacío: Empty Quarter o Lugar vacío es el nombre con el que los saudíes denominan al Rub’ al-Khali, vasto desierto de arena que ocupa buena parte del sudeste de la Península Arábiga adentrándose en países como Yemen, Omán o Emiratos Árabes Unidos. Con una extensión de más de 650.000 km², está considerado como uno de los desiertos más grandes y áridos del planeta. Posee impresionantes paisajes y ofrece una sensación de aislamiento única en Arabia. Dicho desierto cuenta con dunas de arena dorada que se elevan a más de 300 metros de altura, así como grandes extensiones de llanuras rocosas y cañones serpenteantes. Buena parte del «Lugar vacío» está inexplorada.
TEST RÁPIDO SOBRE VIAJAR A ARABIA SAUDÍ
Aunque ya tenéis a vuestro disposición con un montón de consejos para los viajeros y viajeras que se estén planteando visitar Arabia Saudí aquí tenéis una lista de preguntas y respuestas cortitas y al pie:
- ¿Hace falta visado para viajar a Arabia Saudí?–> En efecto, es necesario, pero puede obtenerse online de forma muy sencilla. Aquí te explico cómo sacarse el visado turístico a Arabia Saudí.
- ¿Qué aerolíneas vuelan a este destino?–> Desde Europa vuelan las aerolíneas internacionales más importantes, aunque desde España recomiendo Saudia Airlines, quizás la mejor opción para viajar a Arabia Saudí, ya que posee vuelos directos casi diarios tanto desde Madrid como desde Barcelona. Ambas con destino Jeddah.
- ¿Cuántos días son recomendables como mínimo para este viaje?–> Lo mínimo son 10-15 días para montarse una buena ruta, aunque cabe asumir que siempre nos vamos a dejar cosas por el camino. Hablamos de un país cuatro veces más grande que la Península Ibérica.
- ¿Arabia Saudí es un destino seguro?–> En estos momentos es un destino seguro donde los índices de criminalidad son mínimos. Y el trato al visitante es inmejorable. Los mayores problemas tienen lugar en la frontera de Yemen, aunque en los últimos meses la situación en esa zona se ha relajado bastante. Por supuesto, siempre es aconsejable llevar un buen seguro de viaje (recomiendo IATI, con un descuento para seguidores de El rincón de Sele).
- ¿Es obligatoria alguna vacuna?–> Ninguna en estos momentos, ni si quiera exigen certificado de vacunación Covid-19.
- ¿Se puede recorrer en coche de alquiler?–> Por supuesto, es un destino que se puede hacer alquilando un vehículo, ya que las compañías más importantes trabajan aquí. Puedes comprobarlo aquí a través de un comparador que funciona bastante bien y que tiene bastantes ofertas en el país.
- ¿Hay algún código de vestimenta?–> Salvo que se esté visitando un lugar religioso o sagrado, donde sí conviene cubrirse más, lo único que se deben evitar durante el viaje son las camisetas de tirantes o pantalones/falda mostrando más allá de las rodillas. No exigen en ningún momento que las mujeres se cubran la cabeza, salvo que se vaya a acceder a alguna mezquita. Realmente para los visitantes es un destino muy relajado a este respecto, que nada tiene que ver con lo que se obliga en otros países como puede ser Irán.
- ¿Cómo conectarme a internet?–> Si bien hay wifi en todos los alojamientos, siempre recomiendo llevar internet en el teléfono móvil. Particularmente en Arabia Saudí funciona muy bien la eSIM de Holafly, una tarjeta virtual que se descarga desde casa horas antes de salir y que posee datos ilimitados. Sólo hay que acceder aquí, seleccionar la horquilla de días en los que quieres que tenga validez la eSIM (5, 7, 10, 15 ó 20), introducir el código descuento elrincondesele para que se aplique una rebaja al precio y recibirás la confirmación enseguida.
Más información práctica aquí.
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Espero que esta información te sirva de ayuda para organizar tu próximo viaje a Arabia Saudí. Son más de diez mil palabras de información actualizada, que puedes combinar con un artículo práctico con un montón de consejos útiles así como este artículo especial dedicado al (desconocido) sur del país.
Por último, no quiero olvidarme de las personas que formaron parte del equipo de los dos primeros viajes a este destino tan fascinante y que nos lo pusieron fácil en todo momento. Gracias a Antonia, Begoña, José Luis, Marga, Anamari, Almudena, David, Isabel, Juan Ramón, Olga Lucía y Laura por su confianza en nuestra primera salida.
También los miembros del segundo viaje. Anna y Núria, Bego y Fran, Pere y Carmen, Piluca, Ángeles, Núria, Montse o Charo, así como la amistad y apoyo de Roberto y el buen hacer de Ahmed, Faris y otros muchos compañeros del equipo saudí.
¡Salud y viajes!
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
10 Respuestas a “Guía de lugares esenciales que ver en Arabia Saudí”
Hola estaría interesada en los próximos viajes para el año que viene que haya plazas, gracias!!!!
Hola! He leído en tu blog tu guía para visitar Arabia Saudita y me ha parecido muy interesante.
Te pregunto:
– para realizar un recorrido similar al tuyo cuantos días debiera dedicarle?
– Viajo a Jordania y me interesaría anexar Arabia Saudita, tu irías primero a Jordania o a Arabia Saudita?
– que opinas de alquilar un coche en Arabia Saudita para el recorrido? es seguro? conviene?
– que moneda conviene llevar para cambiar: euro o dolar?
– por cual aeropuerto conviene ingresar?
Te agradeceré tu información!
Hola Carlos,
Te recomiendo eches un vistazo también a este artículo lleno de consejos y recomendaciones para viajar a Arabia Saudí: https://www.elrincondesele.com/consejos-viajar-a-arabia-saudi/
Sobre lo que me preguntas, dedicaría aproximadamente dos semanas. De hecho vuelvo en enero para añadir además zonas del sur, que me parece muy interesante.
Quizás te sea más sencillo empezar por Jordania y terminar en Arabia Saudí, aunque realmente no importa el orden.
Se puede alquilar vehículo, aunque en zonas de desierto no te puedes meter con él. Aquí es mejor contratar a alguien. Seguridad no hay problema.
Lleva euros y los cambias allí.
Si vinieras por avión y no entras por Jordania, entraría por Jeddah e iría subiendo.
Echa un ojo al post de consejos, que te dará luz para tu viaje.
Mucha suerte!!
Sele
De veras que el mundo es muy chico y muy grande a la vez. Sorprendente.
Hola, me podrías aconsejar sobre la conexión de internet en Arabia Saudí. Marcho el día 13 de febrero. Me han hablado de una tarjeta, Exprés VPN
QUE OTRA TARJETAS HAY PARA COMPRARLA EN ESPAÑA
MUCHAS GRACIAS
Hola Sagrario,
Yo para Arabia Saudí me pillo esta eSIM desde España. Aquí tienes para comprar: https://esim.holafly.com/es/esim-arabia-saudi/?ref=elrincondesele&utm_source=elrincondesele_blog&utm_medium=affiliation&utm_campaign= Y en el código descuento por elrincondesele. Te saldrá un poco más barata. Y funciona fenomenal.
Un saludo!
Sele
Qué presupuesto se necesita para visitar cómodamente l país en 2 semanas?
Hola!
Depende de muchos factores, ya que hay diversidad de oferta de alojamiento en la parte de Al Ula, así como de las actividades que realices. Es muy variable, la verdad, no sabría qué decirte.
Saludos!
Sele
Hola sele! Estoy en al ula i quería hacer Harrat Khaybar. Qué es mejor, desde al ula o desde medina? Merciii
Hola Pepe,
La ruta desde Medina es muy chula y no tendrás que hacer ida y vuelta si estuvieses en Al Ula.
Sele