Razones para viajar al Estado de Yucatán, la puerta al mundo maya en México
En el Estado mexicano de Yucatán el corazón maya sigue latiendo con fuerza. De hecho nunca ha dejado de hacerlo. Más allá de los excepcionales conjuntos arqueológicos que la selva cubrió con su manto verde, los vocablos de una lengua que no se resigna a vivir en silencio, los cenotes sagrados o el sabor inimitable de la cochinita pibil, uno de los platos yucatecos más internacionales. Dentro de la península del mismo nombre, Yucatán vive acompañado de otros dos estados con los que se complementa dentro de un viaje al México maya como son Quintana Roo (al este, con Cancún y Riviera Maya son los exponentes de un litoral privilegiado de aguas cristalinas) o Campeche (al sur, con una de las ciudades coloniales más bellas de América o la enigmática Calakmul en el dosel de árboles del Petén). Dentro del caprichoso reparto que hicieron la Historia y el azar, al Estado de Yucatán le sobrevino la misión de albergar una de las siete maravillas del mundo como es Chichen Itzá, proteger a Uxmal y otros secretos dentro de la ruta Puuc y vestir de vivos colores a sus pueblos mágicos con lo más florido de la arquitectura colonial.
Las razones para viajar al Estado de Yucatán se explican por sí solas en el instante en que te dejas llevar por tus propios pies entre inmensas ruinas abrigadas por los rigores de la selva o cuando flotas sobre las aguas de un cenote mientras diriges la mirada a la oquedad por la que se filtra un tímido rayo de sol. Y, sobre todo, en el momento que piensas que tu aventura por lo mejor del universo maya no ha hecho más que comenzar.
¿Por qué viajar al Estado de Yucatán? Motivos para soñar con el México de los mayas
Hay otro Yucatán que da nombre a un hermoso Estado y que no tiene que ver en absoluto con el de las playas de arena fina de Cancún, Isla Holbox y Riviera Maya (eso es Quintana Roo), aunque bien saben los yucatecos que en Playa Progreso se cuentan los minutos más despacio. Si bien queda muy cerca, éste se trata de un territorio plagado de restos arqueológicos de la civilización maya, de ciudades y pueblos con coloridas fachadas coloniales e infinidad de propuestas de relax, turismo activo o gastronomía. Propongo olvidarse por unos instantes de los edificios a pie de playa, el buffet libre o el todo incluido. Y sumergirnos juntos por algunas de las muchas maravillas que aguardan a los viajeros y viajeras en el Estado de Yucatán, ideales para una ruta por carretera con algo más de calma para sacarle el mayor partido. Por supuesto, pediremos cochinita pibil para el almuerzo (al menos una vez) y nos daremos uno de los mejores baños de nuestra vida después de pasear en carro de caballos por los muros amarillos de un pueblo mágico. No hará falta la pulserita en la muñeca pero, por si acaso, no te la quites, que la tentación está ahí al lado.
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Yucatán, la puerta al mundo maya
Quienes aman los destinos arqueológicos están de suerte, pues en el Estado de Yucatán se encuentran algunos de los mejores ejemplos de la civilización maya. Destaca, sobre todos ellos, Chichen Itzá, que fuera un importante centro de poder nacido de un cenote sagrado y con la fabulosa pirámide escalonada de Kukulkán como emblema principal dentro de un recinto gigantesco. Trescientos sesenta y cinco escalones, uno por cada día del año, permitían ascender a a esta construcción de carácter ceremonial. En los equinoccios en la cara norte, donde permanecen dos cabezas de serpientes con plumas que representan al Dios Kukulkán, confluye el gran conocimiento astronómico de los mayas, pues se proyectan en sus balaustradas una sombras que parecen hacer deslizarse a la gran serpiente. Esta gran ciudad prehispánica fue incluida dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1988 y votada por el público para ser una de las siete nuevas maravillas del mundo en 2007.
¿Cómo evitar las aglomeraciones en Chichen Itzá?
Sin duda se trata del lugar arqueológico más visitado de la península de Yucatán. Y la estrella de las excursiones de medio día que proponen los grandes establecimientos hoteleros de Cancún y Riviera Maya. Por lo que para poder visitar tranquilamente y sin mucha gente este complejo arqueológico lo aconsejable es pernoctar la noche antes en Valladolid, que queda bastante cerca, y estar en las puertas a las 8:00 de la mañana, que es cuando abren. Generalmente quienes vienen de las excursiones de puntos más lejanos en la costa caribeña llegarán pasadas las 10:00/11:00 de la mañana. Así que ese tramo horario permite una experiencia mucho más sosegada y disfrutable.
Pero el mundo maya no se acaba en Yucatán (y mucho menos en México u otros países como Guatemala, Honduras o Belice donde también tuvieron presencia). Para nada. ¡Sólo en este estado mexicano hay más de 1600 sitios arqueológicos! Entre los destacados, también considerados Patrimonio de la Humanidad, estaría Uxmal y toda la zona Puuc (Kabáh, Nohpat, Sayil y Labná). Probablemente, sobre todo Uxmal, gane en belleza incluso a Chichen Itzá, pero recibe una cuarta parte de los visitantes. La ruta Puuc, que se refiere a un estilo arquitectónico compartido donde los muros son lisos y aumenta la cantidad y calidad del ornamento, da para dedicarle tiempo.
Otra de las ciudades mayas más destacadas y bellas del Estado de Yucatán sería Ek Balam (cuyo significado sería «Estrella Jaguar», a 30 km al norte de Valladolid, por lo que podría combinarse en el mismo día con Chichen Itzá.
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Los pueblos mágicos
En 2001 nació el programa «Pueblos mágicos» por parte de Secretaría de Turismo de México para dar cierta visibilidad a determinadas poblaciones de cierto interés histórico, artístico o cultural. Fue entonces cuando empezó a formarse una lista que se ampliaría año tras año y que a muchas localidades les serviría para posicionarse en el mapa. Turísticamente hablando ha sido un filón para México estos años y formar parte de los pueblos mágicos mexicanos pasó a ser un valor seguro. Para su pertenencia se valoran determinados aspectos, sobre todo culturales, que tengan que ver con las culturas indígenas y la herencia colonial recibida de España. O con hechos históricos relevantes, que posean ciertas singularidades gastronómicas o unas fiestas y tradiciones ancestrales de interés y que convenga impulsar y preservar.
El Estado de Yucatán cuenta con cuatro pueblos mágicos: Izamal, Valladolid, Sisal y Maní (los dos últimos añadidos en 2020). El primero, sin duda, es el más llamativo y representa a la perfección el ideario de «pueblo mágico». Un pueblo con deliciosas fachadas coloniales de color amarillo que se en línea recta se dirigen al al ex convento de San Antonio de Padua y su magistral un atrio de 75 arcos (sólo superado en tamaño por San Pedro del Vaticano) foco de algunas fotos prodigiosas. Para muchos, entre los que me incluyo, Izamal está entre los pueblos más hermosos de México. No tiene mácula. Arquitectónicamente es un prodigio de la armonía. Además a un costado de su rico casco histórico destacan las ruinas mayas con la pirámide Kinich Kakmó, considerada como una de las más voluminosas e importantes del Mayab.
Después de Izamal nombraron Pueblo mágico a Valladolid, más grande y más conocido dada su cercanía con las ruinas de Chichen Itzá. De hecho sería la segunda localidad más importante y poblada del Estado de Yucatán, sólo después de Mérida. La denominada «capital del oriente maya» no sólo posee un casco histórico donde destacan ricos edificios coloniales, sus muchos lugares religiosos como el convento de San Bernardino de Siena o la parroquia de San Gervasio sino también coloridas casas señoriales, el Palacio Municipal y algunos museos de interés. El callejón de los frailes es sencillamente maravilloso. Además en la historia reciente de México fue protagonista en la cruenta Guerra de Castas (1847) o de las primeras chispas revolucionarias en 1910. Su situación estratégica es clave, además, puesto que para muchos visitantes supone una base excelente para ir a las ruinas mayas de Chichen Itzá o Ek Balam, además de algunos importantes cenotes.
Sisal, en cambio, se asoma a playas cristalinas. De pasado colonial, se ubica dentro de la Reserva Estatal El Palmar, la zona de mayor influencia del Corredor Biológico Mesoamericano con especies como el flamenco y otras aves de interés ornitológico.
En cuanto a Maní, decir que es famoso por considerarse el punto donde iniciar la Ruta de los Conventos en Yucatán (El de San Miguel Arcángel está en su territorio) así como por poseer un cenote en pleno centro del pueblo (Xcabachen).
Mérida, capital de Yucatán
Si bien es cierto que Mérida, la ciudad más importante y poblada del estado yucateco en la que fuera T’ho en tiempos de los mayas, no está dentro de la clasificación de los Pueblos mágicos, no conviene pasarla por alto. Su riqueza arquitectónica colonial es muy destacable, con la Catedral de San Ildefonso como una de las más antiguas de Hispanoamérica o la inigualable fachada plateresca de la Casa de los Montejo. Pero sobre todo Mérida tiene que ver con la mucha vida de sus calles y la cantidad de acontecimientos culturales que tienen lugar en la misma.
Mérida está considerada además la ciudad más segura de Latinoamérica así como la capital cultural y gastronómica del sureste de México.
Propuestas de turismo activo (y avistamientos de fauna)
Yucatán también es para almas inquietas. Personas con necesidad de moverse, soltar adrenalina y darle cuerda al físico y a las emociones fuertes. Para ellos precisamente hay indicadas múltiples propuestas como hacer rafting, rutas en bicicleta por zonas de selva, kayak entre manglares, bajar cenotes haciendo rápel, espeleobuceo en estas cavidades veneradas por los mayas o rastrear fauna (hay un montón de especies animales, aunque los ornitólogos sí que están de enhorabuena porque se considera un auténtico paraíso de las aves). En El Palmar (donde se ha avistado el jaguar en numerosas ocasiones), la Reserva Especial de la Biosfera Ría Celestún (con más de 170 especies de aves, donde destaca la presencia de los flamencos), El Cuyo o las orillas del río Lagartos son las reservas ecológicas más importantes del Estado de Yucatán donde la huella del ser humano es prácticamente inapreciable. Un estallido de naturaleza que provoca más disparos con la cámara fotográfica de los que podamos asimilar.
Cenotes a contraluz
El subsuelo de Yucatán es un inmenso laberinto repleto de ríos subterráneos comunicados entre sí. Durante millones de años de desprendimientos y erosión nacieron infinidad de pozas de aguas cristalinas. Para los mayas este fenómeno natural recibía el nombre de «dzonoot», lo que derivó a la palabra cenote, cuyo significado no es otro que «hoyo de agua». Se calculan sólo en Yucatán más de 7000 pozos de agua de tres tipos, los que están completamente abiertos y recuerdan a lagos o lagunas, los semicerrados con alguna que otra entrada de luz (los más populares) y otros que se encuentra completamente cerrados. Aunque la mayoría no son accesibles, sí que hay muchos cenotes visitables donde poder darse un baño, hacer espeleobuceo e incluso snorkel.
¿Cuáles son los cenotes más bonitos de Yucatán? Difícil elección, pero hay unos cuantos que conviene apuntarse. Como, por ejemplo los más próximos a Valladolid como Dzitnup (que en realidad son dos: Samulá y X’kekén), Palomitas (y Agua Dulce al lado) y Yacobá. O el de Ik Kil, apenas a dos minutos en coche de Chichen Itzá. En el entorno de Mérida no puedo dejar de recomendar Cuzama y sus tres cenotes (Chelentún, Chak-Zinik-Che y Bolom-Chojol).
Algunos sólo permiten el baño, mientras que otros promueven algunas actividades en el agua. Si se viaja a Yucatán, al menos, hay que probarlo una vez. Eso sí, que nadie espere la calidez de las aguas del Caribe. Porque en los cenotes la temperatura del agua es algo más fresca.
Haciendas coloniales, remansos de paz y autenticidad
En el Estado de Yucatán durante la época colonial se levantaron numerosas haciendas. Mansiones dando luz a inmensas fincas o plantaciones (en las que se cultivaba el henequén). Y, aunque buena parte de las mismas ya no gozan de su función original, muchas se han reconvertido en confortables hoteles boutique o incluso restaurantes de lujo a los que no les falta un detalle. Ochil, San Antonio Millet, Petac o Santa Cruz, muy cerca de Mérida, son establecimientos de categoría que contrastan con los resorts de pulserita junto a las playas del Caribe. Son auténticos remansos de paz, un regalo en escenarios de los siglos XVIII y XIX donde perder la noción del tiempo es ley.
La ruta de los conventos
Con la llegada de la orden monástica de los franciscanos en 1524 los conventos, iglesias y santuarios cristianos empezaron a formar parte de este gran territorio de la Nueva España. Muchos de ellos, con un gran valor artístico e histórico donde permanece la esencia de la arquitectura colonial española con el colorido propio de México, forman parte de lo que se ha venido a denominar «la ruta de los conventos». Un recorrido que se puede hacer en uno o dos días, normalmente desde Mérida, aunque hay quien los combina con la ruta Puuc (Uxmal y otras ciudades mayas anteriormente mencionadas). Y para empezar, nada mejor que el pueblo mágico de Maní.
La mayor parte de los mismos se suceden en una ruta circular al sur de Mérida. Si bien en un día daría tiempo a ver buena parte, he aquí los más importantes: Maní, Mama, Tekit, Tecoh, Chumayel o Acanceh o Gran San Pedro Cholul.
La deliciosa cocina de Yucatán (el Imperio del maíz)
La gastronomía yucateca es uno de los grandes atractivos. Bajo una notabilísima influencia maya se mezclan diversos ingredientes de la cocina española, sudamericana e incluso asiática, lo que da forma a una gran variedad de platos muchos de los cuales han traspasado fronteras como la archiconocida cochinita pibil (carne de cerdo adobada en achiote acompañada con cebolla morada y una salsa de chile habanero).
Gastronómicamente Yucatán es un portento con platillos bien sazonados como el Poc Chuc, los famosos huevos motuleños, los papadzules o la sopa de lima agria. Aunque, realmente, se pueden probar otras cocinas puesto que hay restaurantes de todos los estilos posibles.
Esto último me recuerda dos cosas. Que tengo un hambre terrible y que tengo que regresar a Yucatán.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
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