Un pueblo auténtico de Andorra llamado Pal
Andorra, compuesta por valles y montañas pirenaicas, no sólo tiene el esquí y otras actividades invernales como recurso. Quien no quiera hacer vida en sus pistas o yendo de compras ofrece todavía la posibilidad de reencontrarse con la tradicionalidad y el embrujo de lo de siempre, de lo que se resiste a cambiar. Aunque bien es cierto que el turismo ha engordado los pueblos con hoteles, tiendas y centros de ocio y ha convertido muchas de las localidades andorranas en pequeñas ciudades, aún sobreviven algunas aldeas de montaña que apenas han sido tocadas por la varita de la modernidad. Es el caso de Pal, englobado en la Parroquia de La Massana, y con apenas doscientos habitantes. Los coches y autobuses lo pasan de largo camino a Vallnord (estaciones de Arinsal y Arcalis) y cuando se marchan apenas queda el silencio vestido de piedra. Muchos desconocen que aquí se encuentra uno de los pueblos más atractivos y fotogénicos de Andorra.
Ya sabéis que yo no soy mucho de esquiar, por lo que siempre he tratado de buscar en Andorra ese otro lado que nos traslada al románico y a la inaccesibilidad que tuvo durante siglos por vivir en la inmensidad de la montaña. Pal es una de esas sorpresas que siempre he agradecido llevarme…
Pal, a primera vista, parece una aldea suspendida en la montaña, en la que la que las lineas rectas no parecen existir, así como el tiempo. Aquella mañana lluviosa y fría los relojes parecían haberse detenido en el pueblo. Quizás porque en realidad nunca han hecho falta. Porque bastaban sus muros de piedra y las calles mojadas en las que todavía había nieve convertida en hielo. Amontonado junto a puertas y sobre la mayor parte de los tejados, buscaba seducir a la cámara con sus panorámicas y, sobre todo, sus silencios.
Nunca podré olvidar cómo tras la lluvia no existía un solo ruido más. Sus callejuelas incrustadas en la ladera no permiten ni permitirán el paso de cualquier vehículo motorizado. Tan sólo un rebaño de cabras se deja ver por allí de vez en cuando para devolverse a un redil próximo.
La Iglesia de Sant Climent de Pal, construida en el Siglo XII (aunque reformada en centurias posteriores) levantaba orgullosa su glorioso campanario de estilo lombardo con tres pisos de ventanas geminadas dejando al trasluz los campos andorranos y esa nieve pintada de blanco que tardaba en marcharse. Aunque sus puertas estaban cerradas (se abre previa reserva en la Oficina de turismo de La Massana), alojado en su cubierta, era imposible no sentirse suficientemente protegido. La gran dama de Pal nada tiene que envidiar a las demás iglesias románicas que esparcen su simiente por los valles de Andorra.
La lluvia caía más y más fuerte, pero Pal se volvía más y más hermosa. Quizás porque era capaz de envolverla en su manto, aislarla aún más del mundo moderno y de ese del trasiego de los Resorts de esquí alpino. Para este pequeño rincón de Andorra no se necesita equipaje, ni internet ni demás distracciones. En realidad no hace falta nada más, simplemente dejarlo como está y continuar siendo uno de los conjuntos rurales más genuino del país de los Pirineos.
Si alguna vez regreso a este lugar prometo quedarme de nuevo con sus silencios. Grabaré a fuego en mi mente la armonía de sus formas y el viento rocoso de sus tejados.
Pal es una de las sorpresas que depara viajar a Andorra en invierno. Pero, también, uno de los atractivos para quienes escogen viajar a Andorra en verano y van en busca de pueblos de montaña y diseccionar su singular románico.
Sele
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6 Respuestas a “Un pueblo auténtico de Andorra llamado Pal”
Sele, felicidades por el relato y las excelentes fotos.
Andorra, una asignatura pendiente…
Un abrazo
Excelente entrada.
Yo soy más de playa que de montaña, pero esta es una buena razón para probar.
Lo tendré en cuenta en mi agenda viajera.
Un saludo y enhorabuena.
sele
SELE ,HERMOSAS FOTOGRAFIAS COMO SIEMPRE Y EL RELATO. FELICITACIONES UNA VEZ MAS. SALUDOS .TERE.
Preciosas las fotografías. Este pueblo parece tener un encanto muy especial, potenciado por el manto de nieve que lo cubre.
Ya sé en qué fechas volver a tierras pirenaicas 😉
Un saludo.
Hola! Para ingresar a la iglesia hay que pedir que la abran en la oficina de turismo?
Gracias
O eso o que un día haya alguna ceremonia. Nosotros no la pudimos visitar por dentro.
Un saludo,
Sele