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Noche de auroras boreales en Abisko (Laponia Sueca)

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No importa si es la primera, la segunda o la octava vez que sucede. Cuando las auroras boreales revolotean sobre tu cabeza en un cielo repleto de estrellas el corazón se te sale del pecho, no sabes dónde mirar y quieres atrapar ese momento para siempre como sea. Da igual si las has visto antes o si te lo han contado. Cada ocasión es única. Quizás sea por eso que viajar en invierno a Laponia Sueca se haya convertido en una terapia energizante para mí. Salir a cazar el vuelo de la aurora boreal, de las míticas luces del norte, se trata de la medicina perfecta para desconectar de un mundo y engancharse a otro donde volver a creer en la magia, en los sueños de una infancia en la cual todo era posible. Y en la última ocasión fueron las orillas congeladas del lago Torneträsk, en pleno Parque Nacional de Abisko, el escenario idóneo donde pudimos contemplar uno de los mejores recitales de danza de nuestras vidas. Con intensas luces verdes y rojas como estilosas bailarinas.

Auroras boreales en Laponia Sueca

Una cabaña abierta, leña prendiendo con el objetivo de ir escalando grado a grado el ambiente glacial del exterior y, sobre todo, la ilusión de un grupo de viajeros y viajeras empujando con entusiasmo para cumplir un bonito sueño. Ingredientes con los que una noche de auroras boreales en Abisko se convirtió en ese instante que se quedará con nosotros mientras vivamos.

Era la noche perfecta para ver auroras boreales en Abisko

Observar auroras boreales no resulta tan fácil como puede parecer. Deben darse una serie de condiciones al mismo tiempo y que te agarre a ti en el lugar indicado a la hora exacta. Por un lado hallarse a una latitud por encima del Círculo Polar Ártico (he aquí un listado de los mejores lugares del mundo donde ver auroras boreales). Por el otro que se de actividad (todo viene de explosiones y tormentas solares que empujan partículas por el espacio que son atraídas por los polos de la Tierra). Que sea de noche y la contaminación lumínica (natural o artificial) se ponga prácticamente a cero. Y, por supuesto, evitar los cielos nublados, puesto que las auroras están entre 70 y 800 kilómetros de altura, muy por encima de cualquier nubosidad.

Mapa de la aurora boreal

En nuestro caso cumplíamos con todas las premisas. Tras varios intentos fallidos no había quien dudara que nos encontrábamos en la noche perfecta para contemplar auroras boreales de cierta intensidad. Habíamos pasado la jornada en el entorno de Abisko, probablemente el parque natural más famoso de Laponia Sueca (y uno de los lugares del mundo con más días de avistamiento de auroras), jugueteando con un esplendoroso atardecer ártico, las aguas congeladas de un fabuloso cañón rocoso y hasta caminando sobre la superficie del Lago Torneträsk, un depositario de agua dulce que supera los 300 kilómetros cuadrados. Incluso nos había dado tiempo a cruzar hasta el lado noruego pasado Riksgränsen (el último pueblo sueco antes de traspasar el país vecino).

Atardecer ártico en Riksgransen (Laponia Sueca)

Hicimos tiempo en el STF Abisko Turiststation, el mejor hospedaje de la zona, donde nos quedamos a cenar. También fuimos a por provisiones, ya que teníamos muy definido el punto exacto donde haríamos «guardia» para esperar la llegada de las auroras (Con ésta era la cuarta salida a Laponia Sueca en apenas año y medio). Tal era el convencimiento de que íbamos a lograr nuestro propósito que incluso algunos miembros del equipo marcharon a por leña, pues en uno de los refugios habilitados cerca del lago había una pequeña chimenea a la que vendría bien guarecerse cuando el frío, próximo a los veinte grados bajo cero, hiciese mella.

Abisko Turistation

Durante la cena empezó a vislumbrarse un arco de luz muy extenso. Como un arcoíris pero sin otra tonalidad que la verde. Aún ligero, pero apreciable a simple vista. El presagio de que no faltaba demasiado para que el show definitivo diera comienzo. Así que recogimos bártulos, nos abrigamos a base de bien y nos marchamos un sitio alejado de cualquier conato de contaminación lumínica donde pudiéramos dejar las furgonetas a buen recaudo. Y con un refugio. Estos suecos lo tienen todo tan bien pensado (y tan bien cuidado) que da gusto hacer viajes de naturaleza por su territorio, con una infraestructura bien pensada para quienes viajan por su cuenta, en coche, camper o autocaravana.

Aurora boreal en Abisko (Suecia)

Comienza el espectáculo. ¡Auroras boreales danzando sobre nosotros!

No habíamos accedido al refugio, cuya puerta atrancaba la nieve, que el arco de luz había dejado de estar solo. El cielo, con la estrella polar como faro en plena nocturnidad, empezó a adivinar dibujos y líneas luminosas de distintos grosores. Minutos después de que las ventanas de la casita de madera se iluminaran con el fuego de la chimenea el fenómeno natural hizo acto de presencia. Y las luces empezaron a moverse, a desplegar filamentos como si del telón de un teatro deslizándose sobre el escenario se tratara. Ya no eran verdes únicamente. Tonos rojos, morados y amarillentos acompañaban esta sintonía cromática, si bien el verdor se había apoderado del techo celeste.

Auroras boreales en Abisko (Laponia, Suecia)

Antiguos comerciantes del lejano oriente que viajaban con sus bártulos hacia territorios árticos narraban que durante los inviernos a menudo contemplaban el vuelo de poderosos dragones. Precisamente cuando se observan las auroras boreales con intensidad y movimiento da la sensación de que los cuerpos alargados de estas criaturas mitológicas se adueñan de los cielos nocturnos. Para los miembros del la etnia sami, la población realmente autóctona de Laponia donde durante miles de años han ejercido como pastores de renos, las auroras gozan de otra connotación. Según este pueblo que habita tierras noruegas, suecas, finlandesas e incluso rusas, la luz verde marca el camino por el que las almas de los muertos son atrapadas en un incierto final. De ahí que aparezcan mencionadas en sus cantos típicos (Yoik) con los que expresan sus creencias así como sus propios sentimientos.

Auroras boreales en el Parque Nacional de Abisko (Suecia)

Para unos forasteros como nosotros la sensación de ver auroras boreales sostenidos el suelo nevado del que meses después es un inmenso lago navegables no pudo ser más dichosa. ¡Era para vernos!. La alegría nos envolvió por completo. Algunos intentábamos retratar lo que estaba sucediendo, aunque éramos sabedores de que la verdadera emoción resulta imposible de captar. No sólo es la luz, sino como se mueve. Ahí está la clave de lo que convierte una noche ártica más en una noche de auroras.

Sele viendo auroras boreales en Abisko (Laponia Sueca)

Podía refulgir por el este o por el oeste. A veces incluso desde ambos extremos a la vez. Para después situarse encima de nuestras coronillas o deleitarnos con un agregado de filamentos de colores que se retuercen de manera constante. No nos podíamos creer la sesión que estábamos viviendo. Aunque sí éramos conscientes de que la fortuna se había puesto de nuestro lado.

Grupo del viaje de autor a Laponia Sueca (febrero de 2022)

Durante muchos minutos nos despreocupamos de las temperaturas, aunque todos terminamos calentándonos las manos y los pies, los que más sufren con el frío extremo, en aquella cabañita convertida en refugio ocasional donde el suelo seguía escurriendo porque la madera no perdía el hielo, por mucha fuerza que le diéramos a esta hoguera.

Fuego en nuestro refugio en Abisko la noche que contemplamos auroras boreales

Hasta entonces el viaje a Laponia Sueca nos había traído paisajes memorables, cascadas congeladas, alces solitarios, rebaños de renos y unos atardeceres que sólo el Ártico sabe crear. Pero aquella noche también habíamos tenido auroras boreales. En un lugar apartado de Abisko que mantendremos en la memoria de esas cosas que resultan dignas de recordar.

Auroras boreales en el Parque Nacional de Abisko (Laponia Sueca)

Un rincón al otro lado de la línea del Círculo Polar donde Ana, Jose, Isabel, Ramón, José Antonio, Manuela, Sonia, Santi, Oriol, Eva, Roberto, David y un servidor podemos decir que fuimos felices y desconectamos por completo de todo para conectar con la naturaleza más asombrosa y, sobre todo, con nosotros mismos.

¿Habrá más viajes de autor para ver auroras boreales en Suecia?

Por supuesto. Para marzo de 2025 regresaremos por estos lares (combinando tanto Suecia como Noruega). No dudes en ponerte en contacto conmigo si quieres formar parte de futuras aventuras en las que cazar auroras boreales será uno de nuestros (muchos) objetivos.

Abisko bajo la aurora boreal

NOTA: No te pierdas los mejores consejos para ver auroras boreales.

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