Algunas curiosidades sobre la Península de Kamchatka
En cuanto anuncié las fechas e itinerario de la Expedición Kamchatka fue tal el interés que ha despertado, que la mitad de las plazas volaron en la primera semana y el resto a no mucho más tardar. El viaje lo merece, sin duda. Hablamos de una de esas experiencias de una vez en la vida, de sumergirse en uno de los territorios más indómitos del planeta, de paisajes espectaculares poblados por volcanes y un montón de especies animales. El sobrenombre de «la Alaska rusa» se le queda pequeño puesto que apenas recibe visitantes extranjeros cada año y, en vez de confortables highways válidas para cualquier tipo de coche o motocicleta, exige transitar por senderos pedregosos bien a pie, en helicóptero o en vehículos 6×6 de los tiempos de la Guerra fría.
Para conocer mejor Kamchatka he reunido unas cuantas curiosidades sobre el territorio. Aunque, en realidad, esta remota península situada en extremo más oriental de Rusia es de una singularidad tal que no cabrían aquí todas sus peculiaridades. Si bien trataré de ser breve y trasladar las más interesantes a continuación.
¡Ya hemos regresado del viaje! Puedes leer esta carta desde un lugar llamado Kamchatka con las sensaciones en caliente sobre el que ha sido una increíble e irrepetible aventura. Así como un resumen del día a día vivido durante el viaje a tierras rusas.
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Algunas cosas de Kamchatka que quizás no sepas
1. El misterioso origen de su nombre
Es curioso, pero nadie parece ponerse de acuerdo con la etimología de Kamchatka. ¿De dónde procede este nombre? Hay quien asegura que se trata de un topónimo de origen «ainu», etnia que se expandió entre el sur de Kamchatka, Sajalín, las islas Kuriles y, por supuesto, el norte de Hokkaido en Japón. Vendría a significar algo así como «territorio extenso y explosivo», haciendo referencia a la presencia de volcanes activos en la región. El sufijo -ka (tierra o lugar), utilizado también por los koryaks, aparece en múltiples topónimos de Rusia e incluso del norte de los Estados Unidos (Alaska). También se ha dicho que es la derivación de un viajero ruso llamado Иван Камчатый (Ivan Kamchatyj) que exploró el oriente siberiano, lo que también podría ser otra razón, aunque muy poco aceptada por los historiadores.
Otra hipótesis menos probable pone en liza a los cosacos rusos en el momento de conquistar la península cuando los nativos les dijeros que el río más grande era el Konshatka y de ahí derivaron a Kamchatka. Sea como sea, el origen de este nombre está claro que no es ruso sino que tiene que ver con las lenguas de las poblaciones nativas que vivieron (o siguen viviendo, como los koryaks del norte o los itelmenos) en este apartado rincón del planeta.
2. El súmmum de la vulcanología
Kamchatka se encuentra en pleno cinturón de fuego del Pacífico. Dos grandes cadenas montañosas sacan a la luz trescientos volcanes, de los cuales nada menos que treinta cuentan con actividad. En 1996 los volcanes de Kamchatka fueron declarados Patrimonio de la Humanidad. Y es que ningún lugar del planeta posee semejante densidad de volcanes activos. Lo que viene a ser un polvorín en el que abundan las erupciones volcánicas y, por tanto, los terremotos. Razón por la cual es un lugar tan deseado por los científicos y amantes de la vulcanología.
Uno de los volcanes en erupción desde hace años es el Shiveluch, del que se detectó a finales de enero de este año que su columna de humo había superado los 4.000 metros sobre el nivel del mar.
3. Vetada a los visitantes hasta los años noventa
La península de Kamchatka siempre fue considerada por los mandatarios de la URSS (así como ahora de la actual Federación rusa) un lugar estratégico esencial. Su cercanía con los Estados Unidos provocó que durante la Guerra Fría fueran construidas múltiples infraestructuras militares de carácter ultrasecreto, incluyendo una base para submarinos nucleares, de ahí que la presencia de extranjeros en Kamchatka estuviese completamente prohibida hasta la caída de la Unión Soviética (incluso para los rusos que no eran de la región). Se trataba de un territorio extremadamente militarizado con más de 1200 kilómetros de longitud «cerrado» a cal y canto a los ciudadanos no pertenecientes a la URSS. Hoy día, en pleno 2019, hay una ciudad llamada Vilyuchinsk, muy cerca de la capital, que sigue vetada a los visitantes (y de la cual vimos emerger un submarino nuclear mientras navegábamos por la Bahía de Avacha).
4. Un arca de Noé en el extremo de Rusia
Dada su variedad de climas y hábitats, así como la escasa densidad de seres humanos poblando tan extenso territorio, la Península de Kamchatka alberga una cantidad extraordinaria de especies animales. Se calcula que el número de osos pardos, los vecinos rusos de los grizzlies que hay en Norteamérica, supera la cifra de los 20.000 miembros, aunque es realmente imposible realizar un censo en condiciones. Mucho tienen que ver la gran cantidad de ríos salmoneros existentes, así como el Lago Kuril, considerado el lugar de anidación del salmón más importante de Eurasia.
Pero no sólo de osos vive Kamchatka. Su particular arca de Noé cuenta también con alces, renos, lobos, linces o zorros, entre otros muchos. En sus costas nadan ballenas, orcas, focas, nutrias y leones marinos. Y sobrevuelan los frailecillos cada verano, aunque el plato fuerte que muchos andan buscando en Kamchatka en cuanto a aves se refiere es tener un encuentro con el pigargo gigante, el águila marina más grande del planeta (las hembras pueden alcanzar los 10 kilogramos de peso).
5. Sólo tres ciudades para un territorio casi tan grande como Italia
Mientras que la superficie terrestre de Kamchatka es muy similar a la de Italia, Reino Unido, Ecuador o Nueva Zelanda, su número de habitantes no tiene nada que ver. De hecho, la población de Kamchatka, que por poco supera las 300.000 personas, se reparte en únicamente tres ciudades como son Petropavlovsk (donde viven las 3/4 partes), Elizovo y Vilyuchinsk (esta última cerrada a los extranjeros por albergar importantes instalaciones de la marina rusa así como la antigua base de submarinos nucleares). El resto son pequeñas aldeas, granjas o asentamientos de los pastores de renos, los koryaks.
6. Korkyaks e itelmens, nativos de Kamchatka
Si bien la mayor parte de la población de Kamchatka es de origen ruso, aún sobreviven algunas etnias como los Korkyaks (que tienen bastante relación con los chukchis de la zona del Estrecho de Bering) o los Itelmens. Los primeros, dedicados sobre todo al pastoreo de renos, son aún nómadas y viajan centenares de kilómetros con estos animales de los que viven por completo. Los itelmens o itelmenos, en cambio, suelen estar más en zonas costeras y viven de la caza de focas y pescado. Buena parte de su actividad económica se encuentra en el mar y se les suele ver bastante en el área de Petropávlovsk y la Bahía de Avacha.
Se cree que el pueblo koryak pudo haber cruzado a América y viceversa en los tiempos en los que se congelaba el Estrecho de Bering (aunque la distancia en barco de las islas Aleutianas (Alaska) es mínima). De hecho, las similitudes de las tradiciones de los pueblos del extremo oriente ruso con los nativos del norte de Estados Unidos o Canadá hacen entrever una relación más próxima de lo que se piensa.
7. La capital de Kamchatka, fundada por un explorador danés
Vitus Bering, a quien se le debe el nombre del famoso Estrecho que separa Eurasia de América, fue un explorador danés contratado por el Zar Pedro I el Grande en 1725 para cartografiar y explorar el extremo oriente de Rusia. Allí ya divisó y pasó varios años entre Kamchatka y las islas orientales. Regresaría en 1740 a la península liderando la Armada rusa, cuando se encargaría de fundar Petropávlovsk (en plena Bahía de Avacha) con el objeto de tener una base desde la que poder zarpar hacia el continente americano. Tomó el nombre de las dos embarcaciones (Santo Apóstol Pedro y Santo Apóstol Pablo) utilizadas para su expedición. Y hasta hoy es la capital de Kamchatka. Bering llegaría en 1741 a Alaska (aunque fallecería ese mismo año en la isla que lleva su nombre), siendo uno de los primeros europeos en tocar sus costas occidentales. De hecho Alaska sería rusa hasta que fue vendida a los estadounidenses en 1867 por un precio irrisorio en el que muchos consideran el peor negocio de la Historia. Aunque, hasta entonces, geopolíticamente hablando Petropávlovsk gozó de una gran importancia.
8. Caviar de calidad… y barato
El caviar rojo de Kamchatka es una exquisitez que fuera del territorio se convierte en un lujo inasumible para la mayoría. Pero en la Península resulta económica su adquisición, puesto que el salmón keta viene a desovar en verano en gran número y es tan fácil pescarlo que basta con meterese en el agua y utilizar un cubo. La abundancia lo convierte, por consiguiente, en su máxima devaluadora, de ahí que se puedan comprar latas de caviar (150 gramos aprox) por poco más de 10 euros. Los pocos turistas que visitan la zona no se pierden el Mercado Central de Petropávlovsk para traerse un souvenir muy cotizado en todo el mundo… menos en Kamchatka.
9. Kamchatka, el Risk y Ricardo Darín
Es curioso como los aficionados a ese juego de estrategia llamado Risk donde se invaden países con los dados siempre recuerden a Kamchatka como un espacio clave. Hace frontera con otros tres territorios de Asia y además permite cruzar a América, por lo que invadirlo o resistir con él es parte indiscutible de mil y una partidas entre amigos. Esa es la llave que tiene que ver con la película hispanoargentina dirigida en 2002 por Marcelo Piñeyro y protagonizada por los actores Ricardo Darín y Cecilia Roth, entre otros. Que nada tiene que ver con Rusia, puesto que la trama se desarrolla por completo en Argentina durante el tiempo de la dictadura militar, sino con ese «país imaginario» que le sirve a una familia para escapar de la realidad. Y es que para el protagonista «Kamchatka es el lugar donde resistir”.
En resumen, Kamchatka es una película muy recomendable por muchas razones, pero que nada tiene que ver, salvo en el nombre, con esta provincia rusa.
10. Kamchatka = GMT + 12
Kamchatka se encuentra al final del mapa de husos horarios según el GMT (Greenwich Meridian Time), lo que significa un +12 a la hora marcada en Londres. Es decir, coincide en horario con nuestras antípodas, Nueva Zelanda. Rusia en este tema sabe bastante, puesto que en su territorio hay nada menos que diez usos horarios distintos. Aunque no verás en Kamchatka un hotel, banco o negocio en el que no haya una reloj marcando la hora de Moscú.
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¡PLAZAS AGOTADAS!
Ya hemos regresado de la Expedición Kamchatka que tuvo lugar el último verano (2019). Se llenaron enseguida todas las plazas disponibles. Pero seguro que habrá más ocasiones para viajar juntos por el mundo:
Sele
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¡Ya hemos regresado del viaje! Puedes leer esta carta desde un lugar llamado Kamchatka con las sensaciones en caliente sobre el que ha sido una increíble e irrepetible aventura. Y un resumen del día a día de dicho viaje.