No soy objetivo ni con Galicia ni con mi pasión desenfrenada por las Rías Baixas a las que regreso, al menos, una vez al año desde la niñez. Ahora que he formado mi propia familia y me toca ejercer de pater cicerone por esos rincones cargados de encanto que abundan en la zona, existe un lugar por el que tengo absoluta predilección y que no puede faltar bajo ningún concepto dentro de la ruta que hagamos. Y ese es Combarro. La razón para rendirle una visita es manifiesta. Probablemente se trate del pueblo costero más bonito de Galicia. Imaginad, una aldea marinera con estrechas calles de granito que se suceden paralela y perpendicularmente a la ría de Pontevedra. Poseedor de varias decenas de hórreos, muchos de ellos tan próximos al agua que sus pilares llegan a verse inundados con la llegada de la marea alta. A través de los espigados cruceiros de piedra se van orientando los paseantes que acuden a este lugar donde no faltan las leyendas de meigas y que huele a crema de orujo, cáscara de mejillón, pulpo a feira y buen albariño.

Si bien hablamos de un pueblo pequeño, con un casco viejo compacto e ideal para visitar pie, unas horas dan bastante de sí. Y no por lo poco o mucho que ver en Combarro sino por todo lo que se puede sentir en un destino familiar, amable, acogedor y repleto de rincones de una fotogenia increíble. 

Combarro, sugerente laberinto de hórreos y cruceiros junto a la ría: 100% destino familiar

Podría definir a Combarro como un museo al aire libre o uno de los mejores ejemplos vivientes de la arquitectura rural gallega. Letanía de hórreos, cruceiros y balcones de granito floridos e impolutos. Callejones de piedra que se nutren de su propia estrechez y el aroma a salitre del que para muchos está entre los pueblos marineros más bellos de cuantos se pueden visitar en tierras gallegas. Indiscutible en toda ruta por las célebres Rías Baixas ha alcanzado una fama irreversible, sobre todo visitantes provenientes de Sanxenxo o Portonovo que vienen buscando una de las mejores excursiones de medio día que ofrece la zona.

No exagero si digo que he estado, al menos, una veintena de veces en Combarro. Incluso en un mismo año he ido en más de una ocasión. Como suelo hospedarme cerca de Sanxenxo o Portonovo, municipios que quedan a unos veinte minutos en coche, resulta para mí una escapada recurrente, tanto cuando he viajado con mi familia, con amigos, solo o, por supuesto, en las primeras vacaciones con mi hijo Unai, quien entonces no había cumplido ni un año de vida. Siempre un paseo bajo la brisa de la ría, bajo el sol o tímidas gotas de lluvia que aparecen de improviso, me ha venido bien, por lo que volver no es una obligación sino una estupenda excusa en forma de escapatoria con la que cargar energías ante todo lo que esté por venir.

¿Qué ver en Combarro? Ideas para una visita con encanto

Lo primero, olvídate del coche

Lo que suelo hacer nada más llegar a Combarro es olvidarme del coche, por lo que aparco en las proximidades del puerto deportivo, donde es raro que no haya plazas disponibles a pesar de ser éste un destino muy concurrido. Hay quien lo deja en los márgenes de la carretera por la costa que une Sanxenxo con Pontevedra (PO-308) al poco de ver el cartel que anuncia la llegada al pueblo, pero es escaso el espacio con el que se cuenta, por lo que es mejor bajar al muelle y bien utilizar las plazas sin coste o recurrir al aparcamiento de pago del club náutico y evitar complicaciones, sobre todo si no se cuenta con el tiempo suficiente. Por supuesto, sobra decir que el casco histórico de Combarro es completamente peatonal.

Tres calles… tres ejes con los que descubrir y recorrer Combarro

En Combarro perderse no es tarea fácil. Basta dominar tres ejes paralelos a la ría, los cuales vertebran este entrañable municipio marinero. El principal es Praza da Chousa (o, para ser más exactos, Praza Peirao da Chousa) y, aunque comienza poco después del aparcamiento principal junto al muelle, se trata de una plaza que termina convirtiéndose en la calle peatonal más larga que se puede recorrer en el pueblo. Su final está en una diminuta plaza (Praza da fonte) coronada por un cruceiro y una fuente  de piedra, desde donde surgen otras posibilidades al paseante, aunque más lejos del centro histórico. Praza da Chousa, en su versión como rúa, atraviesa casi por completo este valioso conjunto histórico-artístico declarado Bien de interés cultural (BIC) pudiendo apreciar recias viviendas de piedra de sobrias balconadas con varios siglos de antigüedad. Se trata del territorio del granito y, tanto en primavera como verano, de las flores que adornan algunas fachadas.

Al poco de iniciar la marcha por Praza da Chousa (si es que se viene del muelle) surge muy pronto la oportunidad de tomar un desvío a mano izquierda (contrario al mar) para viajar en el tiempo por la Rúa San Roque, una de las más pintorescas y esenciales para comprender Combarro. Pues en la misma está la iglesia consagrada a este santo que desbanco al anterior patrón del pueblo, San Sebastián, tras una plaga de peste que hizo mella en la zona. Dado que San Roque está considerado como uno de los protectores de las enfermedades parece lógico semejante cambio. Todo además vino acompañado del fin a una dependencia de siglos al cercano monasterio de Poio (que queda apenas a tres kilómetros dirección Pontevedra). La talla del santo es sacada en procesión cada 16 de agosto, donde se viven con intensidad sus festejos. El acceso a la iglesia, que no siempre permanece abierta, está próximo a la cuesta con la que la calle se vuelve a fusionar con Praza da Chousa. Un ángulo especialmente fotogénico y con una tienda de artesanía con mucho encanto como es Artesanía Celsa (Rúa San Roque 14).

La tercera calle es la conocida como Rúa do mar, pues es la más próxima a las aguas de la rúa y donde pueden observarse mejor los característicos hórreos que dan fama a la localidad. Esta calleja es tan estrecha como abierta a los distintos salientes que la comunican con estos hórreos o despensas que cuando sube el nivel de las mareas parecen barcos de piedra dispuestos a zarpar en cualquier momento. En todo Combarro, no sólo en el casco histórico, hay contabilizados una sententena de hórreos, pero son en torno a una decena los más próximos a la ría. No existe discusión sobre si se considera o no a este elemento como el más característico y fotografiado por quienes caminamos por Combarro utilizando estas tres vías. El hórreo, se mire por donde se mire, es el protagonista absoluto de casi cualquier escena.

Rúa do mar es, por tanto, la calle más popular y pintoresca de Combarro. Por ella uno va paseando con los hórreos a un costado y las tiendas y tabernas típicas al otro. Algunas incluso disponen de mesas, pocas porque no suele haber mucho espacio, con deliciosas vistas a la ría. Pero doy fe que algunas de esas «tabernas marineiras» son una maravilla. Y no sólo por su privilegiada ubicación, sino también porque se come de maravilla. Así que, si se puede, no debe faltar tomarse algo en esta calle, ya sea sea una ración de pulpiño a feira, una empanada típica (la de bacalao con pasas roza el delirio), una bandeja de mejillones, almejas o zamburiñas o, por qué no, un buen arroz con bogavante.

Dónde comer en Combarro (y muy bien)

Os voy a confesar mi restaurante preferido en Combarro, ese lugar donde es absolutamente imposible no salir sin una sonrisa de oreja a oreja. Pero sed cautelosos y guardadme el secreto, ¿de acuerdo? Bueno, sé que no lo vais a cumplir…. ¡Y hacéis bien! En la misma Rúa do mar (nº20), casi al final de la calle (si se viene desde el muelle), hay una pequeña bodega típica con un restaurante con terraza (acristalado) en frente llamado O Bocoi (tel: 986 77 11 42). Pues bien, es un espectáculo de sitio, no sólo porque siempre motiva comer junto al mar o, para ser exactos, la ría de Pontevedra, sino además porque cuentan con unos platos deliciosos y una  buenísima relación calidad/precio, así como un trato amable al cliente. Mariscos, empanadas, pescados, carnes y mucho ojo a los arroces que preparan porque son excepcionales, sobre todo los que llevan bogavante.

En la misma calle, aunque al poco de iniciar la marcha si se viene desde el puerto, también cuenta con buenas vistas al mar la Taberna Leucoiña (Rúa do mar 34, tel 986 77 10 64). Y justo antes, en la propia plaza, O Peirao de Rial (Praza da Chousa 43, tel +986 77 07 32) cuenta con buena fama y mesitas dando a la ría. Algo más modesto e ideal para un picoteo y buenos precios es el Bar Chousa (Praza da Chousa 1, tel 658 04 46 16), que queda frente al puerto y que lleva muchos años sirviendo empanadas y raciones varias. 

Pero si se tiene la posibilidad, yo no lo dudaría un segundo y me iría a O Bocoi. Es apuesta segura.

Mapa de Combarro

Para identificar algunos de los lugares y calles mencionadas podéis consultar este sencillo mapa de Combarro:

¿Qué ver o hacer en los alrededores de Combarro?

Combarro queda próximo de valiosas propuestas turísticas dignas de formar parte de una buena excursión. La combinación perfecta de Combarro es la suma de esta visita con la de los monasterios de Poio (a tres kilómetros) y Santa María da Armenteira (a trece kilómetros), ambos muy recomendables. Pontevedra y su espléndido casco histórico peatonalizado queda apenas a siete kilómetros (que se hacen en un cuarto de hora como mucho).

El monasterio de Poio está tan sólo a tres kilómetros de Combarro (dirección Pontevedra)

La localidad cuenta con algunas pequeñas áreas de playa próximas como Chancelas, Padrón, Ouriceira, Sinás o la playa urbana de Raxó. Aunque mi preferida está apenas a nueve kilómetros dirección Sanxenxo, y es la Praia de Areas.

Para rutas próximas os recomiendo echar un vistazo a este artículo dedicado a nada menos que 20 rutas o excursiones cortas desde Sanxenxo o Portonovo en Rías Baixas para hacer por libre y que es perfectamente válido para quien ande visitando Combarro.

Visitar Combarro y, por ende, Rías Baixas, no deja de ser una forma más de perpetuar un amor que fue a primera vista y llegó para quedarse. Bienvenid@s al pueblo más bonito de Galicia. Al menos… para mí.

Sele