Isla Plaza Sur, el planeta rojo de Galápagos - El rincón de Sele

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Isla Plaza Sur, el planeta rojo de Galápagos

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Justo al nordeste de la gran isla Santa Cruz nacieron dos islotes gracias a las corrientes subterráneas de lava que emergieron espontáneamente del océano. Esta creación nada extraña en el archipiélago de las Galápagos, dentro de un evidente origen volcánico, se la conoce hoy día como Islas Plazas, nombre puesto en recuerdo del decimosexto presidente de la República del Ecuador, Leónidas Plaza. Ambas formaciones, Isla Plaza Norte e Isla Plaza Sur, cuentan con aproximadamente dos kilómetros de extensión cada una y se miran frente a frente desde su única frontera, un canal de agua cristalina de no más de cien metros de ancho donde la vida marina se despliega con especial intensidad. Esta delgada línea de mar es suficiente para que la evolución de las especies que habitan las islas haya ido de distinta manera como, por ejemplo, que sólo haya iguanas terrestres en sólo una de ellas (la sur). Dado que la isla Plaza Norte no admite visitas turísticas normalmente debido la presencia de investigadores, sí que logramos llegar a Plaza Sur, de la que puedo decir que nos regaló una de las excursiones más recomendables en barco que pudimos hacer desde Santa Cruz.

Isla Plaza Sur (Galápagos)

En isla Plaza Sur nos encontramos con una porción de tierra vestida con el rojo de los pocos vegetales que se han aferrado a ella junto a gigantescos cactus, alimento de las grandes iguanas amarillas que se aferran a la vida al igual que los leones marinos, las gaviotas de cola bifurcada o los multitudinarios grupos de pufinos que sobrevuelan el acantilado. Es uno de los lugares más pintorescos y originales de Galápagos, con una belleza que podríamos tildar de otro planeta. 

¿Ya has leído estos 50 consejos prácticos para viajar a Galápagos por tu cuenta?

No existe un día igual a otro en Galápagos. Muchas veces basta con superar un kilómetro para cambiar de paisaje de forma radical. Lo que no varía en ningún modo es la presencia de la fauna endémica del archipiélago, aunque sí las especies de animales con las que te vas encontrando las cuales se despliegan con toda naturalidad a tu lado mientras vas caminando. De las 19 islas y 215 islotes sólo están habitadas 4 como son Santa Cruz, San Cristóbal, Floreana e Isabela. El resto se encuentra deshabitado, sin más presencia humana que la de los viajeros que desembarcan en ellas para visitarlas, así como los científicos, observadores o documentalistas. La monitorización de las mismas para mantener el equilibrio es esencial, por eso las visitas se hacen a cuentagotas y son necesarios permisos por parte de las agencias turísticas que se dedican a ofrecer excursiones. De ese modo se controla el número de personas que puede estar en una isla en una misma fecha con objeto de que el impacto sea mínimo o inexistente.

Mapa de Isla Plaza Sur en el archipiélago de las Galápagos

Plaza Sur, una isla de color rojo

Una de esas islas a las que se puede llegar sin necesidad de hacer un largo crucero sino manteniendo base en Santa Cruz, es Plaza Sur. Sus dimensiones son muy modestas, con poco más de 2 kilómetros de largo, pero suficientes para proporcionar una experiencia formidable. Aún recuerdo cuando Isaac y yo nos aproximamos en el yate Sea Lion (propiedad del Finch Bay Eco Hotel) que partió temprano, a eso de las 7:45, desde Puerto Ayora. Después de un par de horas de camino con el mar en calma y la compañía irreductible de las fragatas planeando a babor y estribor, entramos por el canal turquesa que separa a las islas Plazas. Mientras la norte parecía más árida, la sur, destacaba con un suelo teñido de rojo que contrastaba con la presencia de grandes cactus y el azul del agua quieta como el de una piscina. En las rocas nos aguardaba un grupo de leones marinos, que dirigieron sus miradas a nuestro tranquilo desembarco seco (a diferencia de otros en que tienes que ir por el agua) en la isla. Nada nuevo, como si en realidad observaran un pájaro volar en el cielo. Allí el hombre no ha logrado perturbar la paz de quienes viven tranquilamente allí. Por una vez su depredador sólo está en el agua, en grandes tiburones y orcas. Nada más.

Isla Plaza Sur (Galápagos)

Tras dejar las rocas y tocar la tierra pudimos ver bien de cerca de qué se trataba ese rojo que coloreaba todo el suelo. Es una planta perenne conocida como Sesuvium edmonstonei, endémica en Galápagos. Sus hojas gruesas almacenan en mayor medida las aguas que caen sin demasiada frecuencia en esta parte del archipiélago y durante nueve meses al año se vuelven de color rojo. Sólo durante junio, julio y agosto varía la coloración de esta especie de hierba que puebla por completo la isla Plaza Sur siendo menos vistosa (uno de los muchos motivos por los que el verano europeo no es el más indicado para visitar Galápagos).

Isla Plaza Sur (Galápagos)

Asistimos al período de incubación de las gaviotas de cola bifurcada

Durante los meses de octubre y noviembre en Plaza Sur es muy destacable la presencia de numerosas gaviotas de cola bifurcada que acuden a la isla a empollar sus huevos en el suelo. Este tipo de gaviotas, más pequeñas que las normales, se las distingue porque sus grandes ojos están rodeados por círculo anaranjado del mismo tono que sus pies palmeados. No contar con depredadores (y el buen filo de sus picos) provoca que no vean necesario anidar en árboles o cerca espinos, sino en suelo firme para poder imprimir más calor a sus huevos. Durante nuestro recorrido por la isla vimos muchas de ellas al abrigo del sesuvium,  sin importarlas que pasáramos más o menos cerca de ellas. Conviene respetar siempre una distancia de seguridad para no molestarlas y, en todo caso, seguir aquellos senderos marcados con pequeñas estacas con el fin de proteger este enclave y no pisar la vegetación. De esa forma estas aves no se verán nunca importunadas en un proceso tan vital.

Gaviota de cola bifurcada en isla Plaza Sur (Galápagos)

Lo sorprendente una vez más es la cercanía con la que la naturaleza se muestra frente a ti. Esa es la diferencia de otros lugares del mundo en los que se observan animales. Aquí no es que los veas, es que los tienes prácticamente encima y debes hacer esfuerzos para no pisar sin querer un pájaro o incluso una iguana, especie que también inundan la isla. Estos reptiles en ocasiones se les puede ver incluso haciendo compañía a las propias gaviotas mientras están empollando sus huevos. Realmente Galápagos es una escena tras otra, por lo que conviene no descuidarse y absorber todos los detalles que difícilmente encontraremos en otros rincones del planeta.

Iguana y gaviota de cola bifurcada empollando sus huevos en isla Plaza Sur (Galápagos)

Uno de los mejores paisajes de Galápagos

Plaza Sur cuenta con una superficie que no llega a las 12 hectáreas. Para hacernos a la idea, hablamos de una docena de campos de fútbol desplegados uno después del otro de izquierda a derecha, siempre mirando cara a cara a su isla hermana. El mayor desnivel que uno cubre durante la visita es de unos 23 metros de altura, justo en el extremo contrario al desembarco. La subida a pie, además de gaviotas e iguanas, nos permite observar una panorámica excepcional de las dos islas, sobre todo de la sur con su inmensa alfombra colorada y un buen número de cactus opuntia de gran tamaño. Da la sensación desde arriba de que estamos en un lugar genuino e irrepetible, un planeta extraterrestre bañado por las aguas del océano Pacífico. Personalmente me cuesta avanzar hasta el acantilado, donde nos espera otra vista magistral, no pudiendo evitar mirar hacia atrás una y otra vez. En la vida me hubiese imaginado un paisaje semejante.

Isla Plaza Sur (Galápagos)

Por fin me puedo asomar al filo del acantilado, un corte de algo más de dos kilómetros en el que se puede sentir el poder del oleaje. El viento alienta  una sinfonía de pufinos, gaviotas, fragatas reales y pelícanos, sin olvidar a la preciosa ave tropical (especie Phaeton aethereus) con su característica cola larga y delgada. Todas ellas formaban el pentagrama de ese Pacífico desatado de rocas negras pintadas con guano de los pájaros que gustan anidar en entornos extremos como éste. El contraste entre las dos orillas es tal que parece que nos encontramos en una isla diferente.

Sele en isla Plaza Sur (Galápagos)

El barranco de los solteros

Caminamos durante varios minutos por el filo del acantilado hasta llegar a lo que se conoce como el barranco de los solteros. A pesar de la rompiente y de la altura, suben hasta bien arriba los leones marinos para tomar el sol y dormir, algo que puede alargarse con frecuencia a las 20 horas diarias. Siempre se trata de machos solitarios que se apartan del grupo, sin que jamás se hayan visto a las hembras llegar hasta este punto. Se explica así entonces la denominación de barranco de los solteros, puesto que parece ser el sitio en el que los leones desparejados acuden a echarse la siesta manteniéndose lo suficientemente alejados del grupo.

León marino en el barranco de los solteros de isla Plaza Sur (Galápagos)

En dicho barranco se agrupaba una multitud de iguanas marinas, miembros jóvenes casi en su totalidad. De color negro, estos reptiles representan a las únicas iguanas del planeta que son capaces de bucear para conseguir comida, eminentemente un tipo de alga. Es uno de los mejores ejemplos de Galápagos para explicar la teoría de evolución de las especies de Darwin. Mientras que su origen es terrestre, como las demás que habitan el archipiélago, por culpa de la falta de alimento se vieron obligadas a adaptarse y evolucionar en un largo proceso  para poder buscarlo bajo el mar en las mejores condiciones. De hecho son endémicas de Galápagos, un caso extraordinario de perfeccionamiento de una especie que está presente prácticamente en todas las islas del archipiélago.

Iguanas marinas en isla Plaza Sur (Galápagos)

Su color es negro para absorber el calor de forma rápida y, además, poder camuflarse en las oscuras rocas volcánicas. Los machos, que son más grandes que las hembras, tienen grandes espinos en la cabeza que se extienden por todo el cuerpo para perderse justo en la cola. Como diría Darwin, son animales absolutamente antediluvianos. Y, como en casi todos los casos en los que se observa fauna en Galápagos, no tienen miedo de las personas, por lo que hacerles fotografías desde cualquier ángulo es siempre un placer.

Iguana marina en isla Plaza Sur (Galápagos)

Es especialmente curioso que exista mezcla entre iguanas marinas y terrestres, naciendo auténticos híbridos que, aunque son estériles en un alto porcentaje de los casos, están perfectamente adaptados para trepar por las rocas o los cactus y alcanzar algas en zonas mínimamente profundas. Es un tema que en isla Plaza Sur estudian los naturalistas como un posible caso de evolución de una especie que, quien sabe si dentro de muchas generaciones, tenga lo mejor de las iguanas terrestres y las marinas.

Sele fotografiando una iguana marina en isla Plaza Sur (Galápagos)

Las iguanas amarillas y lo que sucede cuando el equilibrio se toca

Continuamos caminando por la isla, siempre a través atravesando el sendero que daba un rodeo a gran parte de la misma. Cuando fuimos dejando atrás el acantilado comenzamos a encontrarnos con las grandes iguanas terrestres, pintadas de color amarillo intenso con algunas motas rojas en algunos casos. Basta con buscar algún gran cactus para asegurarnos que vamos a poder ver una o varias de estas iguanas degustando a cámara lenta un delicioso higo chumbo. Y digo lo de a cámara lenta porque se toman su tiempo, llegando incluso a embadurnarse algo más que la boca por las salpicaduras consecuentes a la mordedura continuada de este fruto verde que es tanto la base como la cima de su pirámide alimenticia. El alfa y el omega de las iguanas está precisamente en estas plantas sin las cuales no podríamos verlas por aquí. Y esto abre un tema muy interesante, un hecho real que podríamos extrapolar a lo que ha sucedido (y sigue sucediendo) en todo el mundo.

Iguanas terrestres en isla Plaza Sur (Galápagos)

Se ha demostrado por algunas fotos antiguas hechas por investigadores que en la actualidad hay menos de la mitad de cactus gigantes que hace varias décadas. Y todo se debe al momento en el que interviene el hombre, antes de que las islas contaran con la protección actual, afectando seriamente al medio ambiente. La cadena de infortunios es una muestra muy clara de lo que sucede cuando se altera el equilibrio natural de las cosas. ¿Por qué hay menos cactus? Muy fácil, porque hay más iguanas que se los comen. ¿Y no es bueno que haya más iguanas que antes? os podréis preguntar algunos. La respuesta es negativa. Antes en isla Plaza Sur, así como en otros lugares de Galápagos, surcaban los cielos un buen número de gavilanes, los únicos depredadores de las iguanas, así como de otras especies terrestres. Cuando el hombre colonizó algunas de las islas del archipiélago se dedicó a cazar estos gavilanes porque atacaban a las aves de corral introducidas de forma artificial. El resultado fue devastador, sus áreas de cría desaparecieron de 5 islas y el número de gavilanes disminuyó de forma alarmante hasta considerarse una especie amenazada en esta parte aislada del planeta. La consecuencia directa no se hizo esperar, se multiplicó la población de iguanas terrestres, que para alimentarse recurrían a los recursos que les daba la isla, los famosos cactus opuntia de los que hablábamos. Al haberse alterado el equilibrio hay muchos menos cactus en Plaza Sur, y el número de iguanas sigue aumentando. Eso supone que, si no sucede algo extraño, la escasez de alimentos matará de hambre a todas las iguanas de este importante islote de Galápagos. Su desaparición es un final previsible y anunciado desde hace tiempo.

Iguana terrestre en isla Plaza Sur (Galápagos)

Me parece increíble cómo un lugar tan pequeño es capaz de enseñarnos lo que sucede a gran escala. Basta un pedacito de tierra volcánica para darnos cuenta de cómo cada vez que actuamos sobre la naturaleza las consecuencias pueden ser imparables. En cierto modo la isla Plaza Sur constituye un micromundo extrapolable a un lado y otro del océano en el que si provocamos que se oxide un eslabón de la cadena original estaremos interrumpiendo el ciclo de la vida diseñado hace millones de años. De ahí la importancia de mantener Galápagos, de hacer de el archipiélago un santuario de vida salvaje en el que los distintos impactos tengan únicamente que ver con el modo de volar de los piqueros de patas azules o el contoneo de los pingüinos.

Iguana terrestre en isla Plaza Sur (Galápagos)

El salto de la iguana

Tras dejar atrás algunos cadáveres de leones marinos recién nacidos y continuar por la tupida alfombra roja de sesuvium, asistimos a una escena nada usual de captar, tal como nos comentó el guía que nos acompañaba en la isla. Una iguana había dado un salto enganchándose con sus colmillos y sus patas al codiciado fruto del cactus. Mantenía el equilibrio justo para no caerse, aunque era cuestión de segundos que sucediera. En cierto era una metáfora de cómo se aferraba a la vida para no soltarse de un recurso cada vez más escaso, mientras nosotros grabábamos y fotografiábamos absortos lo que podría formar parte de un documental de sobremesa. No hacían falta zooms potentes para retratar aquel minuto que para mí fue como una hora. Todo sucedía apenas a un par de metros de nuestros objetivos.

Iguana agarrada a un cactus en isla Plaza Sur (Galápagos)

Por eso precisamente siempre digo que la naturaleza te muestra lo que ella quiere y te tapa los ojos cuando no desea que mires. Y por eso, volviendo al comienzo, no existen dos días iguales en Galápagos. En un abrir y cerrar de ojos cambia el paisaje, aparecen nuevos protagonistas y novedosos elementos en el escenario. En el caso de uno mismo lo que sí es idéntica es la manera de ilusionarse, de saberse en uno de los lugares más asombrosos del planeta. Me repetía una y otra vez que la experiencia del viaje a Galápagos era irrepetible, que aquel estaba siendo uno de los mejores momentos de toda mi vida.

Fotografiando una iguana en isla Plaza Sur (Galápagos)

Cómo llegamos

– La aerolínea LAN comunica Quito y Guayaquil con las islas de Baltra o San Cristóbal, siendo una opción esencial a tener en cuenta a la hora de planificar el viaje. Nosotros llegamos por San Cristóbal y nos fuimos por Baltra. Entre islas tomamos distintas embarcaciones que vienen a costar 30 dólares por trayecto.

Un viaje a la vida

Si os llama la atención Galápagos no os perdáis este pequeño vídeo que resume en pocos minutos todo un viaje a la vida.

Pocos lugares en el mundo he podido disfrutar tanto como las Galápagos. Muy pocos. O incluso diría que ninguno.

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