Safari en el río Kinabatangan, el Amazonas de Borneo - El rincón de Sele

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Safari en el río Kinabatangan, el Amazonas de Borneo

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Aún queda ese Borneo que nos narraron exploradores y naturalistas en sus cuadernos de notas. Sigue viva la luz que se propaga en la espesura de la jungla, aún cuando la niebla despierta con ella. Borneo es el hogar de cientos de mamíferos, aves y reptiles, algunos de los cuales sólo se dejan ver en lo más profundo de la isla y en ningún sitio del planeta más. Y aunque este paraíso natural no atraviesa sus mejores momentos por la progresiva destrucción y tala de un hábitat único, siempre nos quedará el Kinabatangan. Este longevo río que se retuerce entre recodos de selva virgen es, sin duda, el pulmón isleño en el que la vida se expresa como mejor sabe, con los animales acudiendo diariamente al punto de partida.

Calao rinoceronte en Kinabatangan, uno de los ríos más importantes de Borneo

Hacer un safari en barca en el río Kibanatangan es uno de los imprescindibles de Sabah, dentro del Borneo malasio, puesto que ofrece la mejor oportunidad de observar ejemplares de avifauna en su propio paraíso.

Kinabatangan, el Borneo que siempre fue.

En Sukau, a prácticamente dos horas de Sandakan en una carretera repleta de baches, encontré el Borneo que venía buscando, el de los bosques vírgenes y cerrados que se asoman al río Kinabatangan y sus decenas de canales que se adentran en la Naturaleza más auténtica. Por unas horas logré olvidarme de las plantaciones de palma incontrolables y la deforestación que devasta una isla cada vez más asediada. Junto al cauce del río más largo de Borneo todo era posible, y lo sabía. Así que me aseguré de tener hospedaje en una pequeña cabaña de madera que formaba parte de un lodge muy humilde (Nature lodge Kinabatangan – www.naturelodgekinabatangan.com) y me aseguré de hacer un mínimo de tres incursiones en bote de madera por las aguas del Kinabatangan. Estaba convencido de que lo que me habían contado de este lugar era cierto y mi cámara de fotos iba a echar humo de todo lo que se cruzara en su camino.

El barco con el que navegamos por el río Kinabatangan en Borneo (Malasia)

Safari por la tarde por el río Kinabatangan.

Por la tarde, a eso de las 16:00 horas, tuvo lugar el primero de los safaris que pude disfrutar en el Kinabatangan. Las aguas color café se extendían más allá donde llegaba la vista mostrando su grandeza en un dilatado cauce cuya única frontera era la que ponía la propia selva. No tardaron en aparecer sus protagonistas animales, entre los que destacaba un auténtico ejército de proboscis, los monos narigudos que son endémicos de Borneo, lo que viene a significar que su existencia se origina y reduce a la isla surasiática. Estos macacos de aspecto extravagante cuyo macho dominante es el que tiene la nariz más grande, llegan a ser la esencia de un safari en el que su presencia se hace cotidiana.

Proboscis, el mono narigudo de Borneo

Hace tiempo leí una de las muchas listas que hay en internet que trataba de definir cuáles son los animales más feos del planeta. Y los monos narigudos estaban entre las primeras posiciones. Ya los nativos de Borneo les pusieron el apodo de “holandeses” por el color rosáceo de su piel y la barriga cervecera que no era óbice para saltar de un árbol a otro. Es cierto que no gozan de la belleza de otros animales terrestres, pero resultan simpáticos y muy atractivos a una cámara poco acostumbrada a captar este tipo de primates.

Monos narigudos en el río Kinabatangan (Borneo)

También vimos numerosos macacos de cola larga mucho más escandalosos que sus primos narigudos. Estaban siempre peleándose entre ellos y no prestaban atención alguna a la barca cuando se acercaba para que pudiésemos tomar fotografías.

Macaco de cola larga en el río Kinabatangan (Borneo)

En este primer safari tenía de compañía a un grupo de aficionados a los pájaros, aunque en el sentido más radical de la palabra. Pajareros con ojos (y el objetivo listo) únicamente para las aves. El aficionado al turismo ornitológico es es gente capaz de distinguir el trino del pájaro más raro del mundo y de señalarlo aunque esté perfectamente camuflado en la vegetación. Para los que no tenemos tanto ojo resulta bueno encontrarse con ellos salvo cuando sucede como a mí en el Kinabatangan, que los demás animales se las traían sin cuidado y ya podían estar viendo una manada de elefantes que si nos topábamos con un gorrioncillo de Borneo no había nada más que hacer.

Navegando por el río Kinabatangan y sus canales en Borneo (Malasia)

La cantidad y, sobre todo, variedad de aves que se dejan ver en el Kinabatangan es asombrosa. Águilas, tocos (familia de los tucanes), martines pescadores, garzas reales o trogones de vivos colores son algunos de los ejemplos de lo que nos pudimos encontrar en una primera incursión por el río. Incluso una pareja de cálaos (los conocidos como hornbills) endémicos de Borneo se pasearon por encima de nuestras cabezas, aunque ninguno de nosotros fue lo suficientemente rápido como para tomar una sola imagen.

Ave en un árbol a orillas del río Kinabatangan de Borneo

Parece más sencillo observar animales en los canales que nacen del Kinabatangan, aunque sea sólo por cercanía y por estar menos transitados por las barcas que atraviesan el río. No resulta extremadamente difícil encontrarse con orangutanes salvajes aunque no tuvimos demasiada suerte al respecto (sí los vimos en el Santuario de Sepilok). Lo mismo sucede con otra de esas especies únicas de la isla, como los elefantes pigmeos, los más pequeños que existen, quienes de vez en cuando acuden a los bebederos naturales que tanto el río como los canales ofrecen. Pero ya se sabe, la naturaleza es como el azar y no se deja ver así por así.

Río Kinabatangan , en el Borneo de Malasia

Cuando se empezó a ocultar el sol la barca regresó a su embarcadero de origen y nos emplazamos dos horas más tarde para hacer un safari nocturno en el que ya no vendrían nuestros amigos “los pajareros” (algo que agradecimos porque formaban mucho estruendo). El cielo azul oscuro y una luna llena que anticipaba su presencia durante la noche que estaba a punto de llegar eran los faros de un río que es a Borneo lo que el Amazonas a Sudamérica.

Río Kinabatangan. ¿El Amazonas de Borneo?

Nuestro encuentro con los elefantes pigmeos.

Cuando estaba cenando algo de arroz y pescado apareció la mujer que me había conducido hasta la cabaña desde Sandakan. Tanto a mí como a los que estaban en mi mesa, tres jóvenes mochileros de Dinamarca y Australia, nos describió su encuentro hacía unos minutos con un grupo de elefantes y nos preguntó si estábamos dispuestos a salir a verlos. No hubo respuesta sino una veloz carrera hacia la minivan para acudir lo antes posible a toparnos con los paquidermos. No todos los días se tiene la oportunidad de contemplar una manada de elefantes pigmeos, especie rara cuyos avistamientos son cada vez menos frecuentes.

Elefantes pigmeos próximos al río Kinabatangan (Borneo, Malasia)

La mujer aparcó la furgoneta junto a una pequeña aldea de casas de madera sostenida por columnas que las separaran suficientemente de un suelo que tendía a anegarse con facilidad cada vez que llovía. Había un montón de niños que no tardaron en enseñarnos hacia dónde habían ido los elefantes que acababan de cruzar por el campo que tenían frente a su ventana. En silencio y sin utilizar más luces que las de unas tímidas linternas que llevábamos no tardamos en encontrar lo que habíamos venido a buscar. Un grupo de en torno a ocho elefantes pigmeos estaban arrancando las ramas de una cortina de árboles que se adentraba en el bosque. Sin ser tan “pigmeos” o pequeños como los había imaginado, esta manada que permanecía junta y en la que pudimos distinguir dos crías, nos regaló un precioso instante a cámara lenta apenas a quince metros de distancia.

Safari nocturno por el Kinabatangan.

Tras el subidón de los elefantes y sin ganas de regresar a las cabañas a cenar iniciamos ininterrumpidamente el safari nocturno en barca por las aguas del Kinabatangan. Esta vez las especies que nos íbamos a encontrar iban a resultar diferentes por el mero hecho de ser de noctámbulas. Realmente se suele desconocer el hecho de que hay más animales nocturnos que diurnos y que la selva cuando se pone el sol se convierte en una auténtica celebración de la vida.

Grandes búhos y lechuzas nos obsequiaron con su giro de cuello 360 grados. En la noche las linternas son definitivas para captar a cualquier distancia el brillo de unos ojos. Y en el Kinabatangan fueron muchos los parpadeos que nos sirvieron para delatarlos, a pesar de que a priori nos hubiese parecido imposible conseguirlo.

Búho a orillas del río Kinabatangan (Borneo de Malasia)

Un cocodrilo de prácticamente tres metros haciéndose la estatua junto a la orilla nos hizo apresurarnos con un bote demasiado pequeño como para cometer riesgos. Sus ojos rayados, mandíbula inquebrantable y la coraza que tiene como piel le convierte al cocodrilo en el rey de la selva, al menos en lo que a la zona acuática se refiere. Por nuestra parte convenimos no importunarlo en demasía y dejarlo cazando como mejor sabía, pasando desapercibido, siendo paciente y sumamente silencioso.

Cocodrilo en el río Kinabatangan (Borneo, Malasia)

Las siluetas redondeadas y repetidas en las ramas nos mostraron el dormitar profundo de los macacos que habíamos podido observar saltando y vociferando horas antes. Lo mismo sucedía con los narigudos que dormían a pierna suelta alrededor del macho dominante. Esta vez no eran ellos quienes rompían el silencio en las orillas del río Kibanatangan.

Ave durante la noche en el río Kinabatangan

Pudimos echar ojo a algunas aves nocturnas, de vivísimos colores que se erigían en las ramas para vigilar su pesca. Aunque lo curioso fue estar a menos de medio metro de un martín pescador (diurno) que tenía la cabeza agazapada y se debía encontrar en el séptimo sueño porque no se percató en absoluto de nuestra presencia, pudiéndolo fotografiar a una distancia ridícula.

Martín pescador durmiendo posado en una rama a orillas del río Kinabatangan

El Kinabatangan por la noche era capaz de hablarnos, de enseñarnos su mano y subirnos a una vorágine de naturaleza explosiva que todavía debía expresarse con mayor fluidez cuando llegara el atardecer e hiciésemos el tercer safari a bordo de un humilde bote de madera.

Safari al amanecer.

Y la mañana llegó. Aún legañoso e impermeabilizado en repelente de mosquitos, a eso de las 5:50 am, llegó la hora de seguir descubriendo los secretos del río de la vida en Borneo. Como cada día desde que había llegado a la isla, el día se había despertado con un halo de niebla suficientemente espesa como para rebotar la luz de un sol exageradamente madrugador. El clima no era del todo caluroso y era necesaria la manga larga para no pasar demasiado frío en la barca.

Niebla en el río Kinabatangan (Borneo, Malasia)

El Kinabatangan de aquel amanecer resultaba enigmático y abría miles de interrogantes en cada capa de niebla. Aunque las respuestas no tardaron en llegar en la última de las travesías río arriba. Los monos narigudos habían acudido a su cita habitual en los árboles de la orilla y se pusieron a saltar de un lado hacia otro alterados y enérgicos. A diferencia de los macacos de cola larga, que merodeaban por allí también, no eran demasiado mirones y nuestra presencia les era demasiado insignificante como para detener su danza saltarina entre ramas.

Mono narigudo, especie endémica de Borneo

El orangután se estuvo haciendo esperar hasta darlo por imposible. Afortunadamente el Santuario de Sepilok me había permitido observar (tanto antes como después) lo suficiente a los orangutanes que luchan por su supervivencia en Borneo. Aunque esta ausencia la terminó compensando el avistamiendo te dos cáalaos pico rinoceronte (rhinoceros hornbill) que, si bien son usuales en el Kinabatangan, son harto complicados de ver y, sobre todo, fotografiar.

Calao rinoceronte en Kinabatangan, uno de los ríos más importantes de Borneo

Extraña ave donde las haya que no se conforma con tener un enorme pico como el del tucán sino que además le sale de la frente un cuerno curvado hacia arriba que le da el nombre por el que es conocida. Hay diversos tipos de cálaos no sólo en Borneo sino también en el Sudeste asiático o en África y probablemente esta subespecie sea la más curiosa de todas.

Otros pájaros como el martín pescador teñido de azul y naranja o coquetas garzas caminando por el agua con sus larguísimas patas se dejaron ver en este safari fluvial de carácter matutino. Igualmente terminamos siguiendo el vuelo de un águila que vigilaba a sus presas que se encontraban en el agua desde lo más alto de un árbol. Me acordé en no pocas ocasiones de los pajareros indonesios del primer safari, pero no precisamente porque les echara de menos sino por la cantidad de aves que se estaban perdiendo.

Martín pescador en el río Kinabatangan (Borneo, Malasia)

La niebla fue desapareciendo lentamente y nosotros continuamos durante un rato más nuestra andadura por las aguas color chocolate con leche del que a todas luces es el Amazonas de Borneo. Sin duda el Kinabatangan superó todas mis expectativas, que no eran escasas precisamente, porque logra mostrar a los viajeros el Borneo que siempre fue y nunca debería dejar de ser.

Mono narigudo colgado de una rama (Río Kinabatangan, Malasia)

INFORMACIÓN PRÁCTICA

Cómo llegar

– En Sukau se encuentran la mayoría de los hospedajes de quienes desean realizar un safari en el Kinabatangan y en los canales que nacen de él. Se encuentra a 2 horas de Sandakan y aunque se puede hacer el trayecto en uno de los muchos buses que salen de la Estación Central, la mayor parte de los viajeros llegan con rutas ya organizadas desde la propia Sandakan que incluyen alojamiento + safari + comidas (algo menos de 100€).

Cabaña en la que nos alojamos junto a la orilla del río Kinabatangan (Borneo, Malasia)

– A Sandakan se puede ir bien desde Kuala Lumpur o Kota Kinabalu en avión por un precio que va entre los 30 y los 50 euros (Malasian Airlines, MasWings, Air Asia, etc..). El trayecto en autobús entre Kota Kinabalu y Sandakan, ambos en Sabah, tiene una duración estimada de 6 horas mientras que en avión se tardan unos 40 minutos. Pienso que creo que no vale la pena viajar por tierra a no ser que no nos quede otra posibilidad.

– La opción que utilicé durante ese viaje para con las que conectar Malasia y España fue Turkish Airlines, haciendo escala en el inmenso aeropuerto Internacional de Estambul.

No olvidarse…

– El repelente de mosquitos es esencial siempre, pero sobre todo cuando amanece y atardece, que son los momentos preferidos de los mosquitos que van en busca de sangre fresca.

Ave de gran pico en el río Kinabatangan (Borneo, Malasia)

– Chubasquero que nos proteja de mojarnos nosotros y, sobre todo, el equipo fotográfico que llevemos en ese momento. En Borneo las tormentas pueden venir de repente y cuando lo hace cae agua en tromba.

– Cámara de fotos con un buen teleobjetivo o el mejor zoom posible. Los animales no están pegados a nuestras narices y hace falta una buena óptica para la fotografía de fauna.

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PD: Si quieres saber más sobre la fauna de Borneo en Malasia no te pierdas la experiencia con los orangutanes en Sepilok.

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