Consejos prácticos para viajar a Benín y Togo - El rincón de Sele

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20 consejos prácticos para viajar a Benín y Togo

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¿Por qué viajar a Benín y Togo? ¿Qué sorpresas puede deparar una aventura de este tipo? ¿Dónde están los lugares más interesantes que ver en estos dos países? ¿A cuántas etnias se puede tener acceso? ¿Es fácil moverse por allí? ¿Son destinos seguros? ¿Ir por libre o mejor con guía? ¿Qué vacunas son obligatorias? ¿Es posible asistir a una ceremonia vudú o a una danza mágica de una de las muchas tribus animistas que habitan este territorio de África Occidental? Surgen numerosas preguntas a la hora de preparar un viaje a Benín y Togo al que sacar el máximo partido, el mayor número de experiencias de las que aprender de un conglomerado multiétnico que convierte a esta parte del Golfo de Guinea en objeto deseado para entusiastas de la antropología y la diversidad cultural y religiosa más extrema. Responderlas es básico para asimilar y atinar con la planificación de un viaje muy diferente a cualquier otro que nada tiene que ver con ir de un punto a otro o visitar monumentos y que requiere tener en cuenta múltiples aspectos.

Hechicero taneka en Benín

Tras recorrer durante dos semanas a ambos países y, con objeto de que pueda resultarle útil a quienes estén interesados en realizar un viaje de este tipo, he preparado una lista de preguntas y respuestas con las que conocer un poco mejor esta parte del mundo. En ella se puede leer una recopilación de consejos para viajar a Benín y Togo desde un punto de vista práctico. Y así sumergirse de lleno en un mundo de etnias diversas, una cultura poco conocida, los últimos santuarios de la naturaleza salvaje en África Occidental y, por supuesto, a los orígenes del vudú en su lugar de nacimiento. 

CONSEJOS PARA VIAJAR A BENÍN Y TOGO
(20 preguntas y sus respuestas)

1. ¿Cómo llegar a Benín o a Togo?

No existen vuelos directos entre España y Cotonou (capital de Benín) o Lomé (capital de Togo). Por tanto, para llegar a uno de estos países hace falta, al menos una escala. El aeropuerto internacional de Cotonou recibe vuelos desde París (Francia) con la compañía Air France, Bruselas (Bélgica)con Brussels Airlines, Estambul (Turquía) con Turkish Airlines o Casablanca (Marruecos) con Royal Air Maroc. A Lomé se puede llegar por éstos, sumando además la compañía portuguesa TAP vía Lisboa (Portugal) si bien dispone de muy pocas frecuencias.

Mapa situación de Benín y Togo en África

Nuestra «peculiar» experiencia con Royal Air Maroc

En nuestro caso entramos y salimos por Cotonou y viajamos utilizando la opción más lógica (aparentemente) y económica, que fue hacer el viaje vía Casablanca con Royal Air Maroc. A priori nos parecía un engorro y pérdida de tiempo falta subir a París para después bajar a África Occidental. Incluso puede haber una diferencia de precio de mínimo 250 euros entre volar con Royal Air Maroc o Air France. Pero una vez comprados los billetes de avión entendimos perfectamente la diferencia.

Isaac y Sele en el vuelo de Royal Air Maroc que les llevó a Benín

Royal Air Maroc ofrece con suficiente antelación vuelos diarios tanto a Cotonou como a Lomé. Vuelos de cuatro horas y precios desde Madrid que rondan los 700-800 euros ida y vuelta, aunque en múltiples ocasiones te sorprenden con ofertas de 500-600€. Pero son múltiples las quejas porque una vez comprados los billetes pueden cancelar un vuelo y hacértelo mover (sin coste) uno o dos días adelante o hacia atrás. A medida se van llenando las plazas (o quedan libres) son dueños de retirar a discreción el vuelo, por ejemplo, de un miércoles y un jueves, juntando todos al martes. Eso nos lo hicieron no una sino DOS VECES, tanto para la ida como para la vuelta. Afortunadamente contábamos con flexibilidad y no nos supuso más contratiempo que llamar al teléfono 91 5947699 para hablar directamente con las oficinas en Madrid de Royal Air Maroc, ya que hacerlo vía web resultaba complejo, y que nos ubicaran en los nuevos aviones. Pero nos pareció de una informalidad lamentable. Luego, eso sí, fueron extremadamente puntuales tanto a la ida como a la vuelta (nos habían hablado de retrasos, overbooking, etc.). Así que que cada cual saque sus propias conclusiones de si merece la pena elegir una opción u otra.

Sobre paradas técnicas y tiempos de espera en aeropuertos

Los vuelos de ida a Cotonou con Royal Air Maroc (no a la vuelta) suelen hacer una brevísima parada técnica en Lomé (de menos de una hora y que no requiere bajarse ni del avión). Conviene tener en cuenta también que llegan bien entrada la madrugada, a eso de las 4:00 de la mañana.

 

Rumbo Cotonou vía Lomé (Royal Air Maroc)

 

Por otro lado se recomienda a la vuelta personarse en el aeropuerto de Cotonou, incluso Lomé, con un mínimo de tres horas de antelación puesto que son extremadamente lentos en los controles a los pasajeros. Y en nuestro caso nos sucedió algo muy curioso, ya que salió nuestro avión 45 minutos antes de lo previsto (quizás porque ya estaba todo el pasaje dentro).

2. ¿Hace falta visado para entrar a Benín? ¿Y a Togo?

En efecto es necesario visado para poder visitar tanto Benín como Togo. Y, por supuesto, son dos visados individuales y completamente diferentes ya que no existe un salvoconducto especial para turistas extranjeros como existió en su momento (conocido Visado Turístico Entente) y que incluía otros destinos del Golfo de Guinea como Togo, Benín, Níger, Costa de Marfil y Ghana). A pesar de las diversas informaciones que pululan por la red, incluso de manera sorprendente en algunos canales oficiales, conviene dejar muy claro que el Visado Turístico Entente para estos cinco países YA NO SE EMITE lamentablemente.

Passport control

Visado de Benín

En el caso de Benín, obtener el visado es extremadamente rápido y sencillo, ya que cuenta con un sistema ágil de peticiones online. Hay que entrar y cumplimentar los datos solicitados en la web oficial  evisa.gouv.bj/en/. No piden informaciones raras como en otros visados que sí hemos cumplimentado y, salvo raras excepciones, una vez se ha cumplimentado y pagado el mismo, este documento es expedido en un plazo de aproximadamente 48 horas con un período de validez que empieza a contar desde el momento en que es emitido.

Ejemplo de visado de Benín

Lo único necesario es tener el pasaporte con una vigencia superior a 6 meses desde la entrada prevista al país , elegir si es para 30 ó 90 días y, por supuesto, escoger la opción de MULTIENTRADA si se tiene pensado visitar otro u otros países del entorno como, por ejemplo, Togo y regresar después a Benín. El precio en 2019 para un visado de este tipo es de 75 euros. Hay que llevarlo ya hecho, no se emiten en el aeropuerto pertinente.

Imprime y conserva el papel del visado

Una vez aceptada la solicitud del visado y enviado el documento del mismo (tiene un código de barras), se debe imprimir (recomiendo llevar un par de copias por si acaso) porque es lo que piden en el aeropuerto al salir o entrar así como en la frontera terrestre que corresponda. Ese es el visado oficial, no el sello que ponen las autoridades beninesas en el pasaporte y que sólo refleja que se ha entrado o salido del país.

Visado de Togo

Para entrar a la República Togolesa se exige visado turístico, independientemente de que se vayan a estar pocos días en el país. A diferencia de Benín, no cuenta con una plataforma e-visa o de solicitud online por internet, pero es posible obtenerlo tanto en el aeropuerto internacional de Lomé así como en cualquiera de sus fronteras terrestres. El pasaporte tiene que tener una validez de 3 meses posterior a la fecha de expiración del visado de entrada. Y solicitan 3 fotografías tamaño carnet.

Policía preparando nuestros visados de entrada a Togo

El visado obtenido en aeropuerto o en frontera terrestre es válido para 7 días y tiene un coste de 10.000 CFA). Es extensible para más tiempo, aunque este trámite hay que hacerlo en Comisaría una vez se ha entrado al país. En el caso de entrar a Togo por el conocido como País Somba desde Benín, en dicha frontera (dirección Kara) sólo te dan un salvoconducto para 24 horas, por lo que se debe gestionar el visado en la comisaría de policía de Kara, previa compra de un sello en la Oficina de Hacienda de dicha ciudad.

3. ¿Existen vacunas obligatorias para viajar a Benín y Togo?

Tanto para viajar a Benín como a Togo es obligatoria la vacuna de la fiebre amarilla. Si bien no es lo más usual pedirla nunca a los viajeros, ni en aeropuerto, ni a la hora de solicitar visado, ni en cruce de fronteras, ni controles, la legislación al respecto es determinante y no hay que saltársela bajo ningún concepto.  Y más aún ser suficientemente responsables de viajar lo más protegidos que podamos. Por tanto hay que llevar consigo el certificado de vacunación internacional (carnet amarillo) donde venga reflejada esta vacuna. Antiguamente se pinchaba cada diez años pero se verificó su validez para toda la vida una vez se ha sido vacunado.

Vacunas en Irán

En cuanto a las vacunas recomendadas tendríamos las de: Fiebres tifoideas (son tres pastillas y tiene una duración de dos años), tétanos, hepatitis A y B, meningitis y MUY IMPORTANTE, hay que llevar la profilaxis de la malaria, ya que existe presencia de la misma en ambos países. Por tanto es conveniente antes de un viaje de este tipo rendirle una visita al Centro de Vacunación Internacional que corresponda e informarnos convenientemente. Con la salud no se juega.

El tratamiento de la malaria (sea con Malarone u otro medicamento) es de una pastilla al día, que se empieza a tomar se inicia uno o dos días antes de viajar a Benín y/o Togo, durante la estancia total del viaje y la semana posterior al regreso. Lo que no quita la prevención básica con repelentes antimosquitos (Relec Extrafuerte u otras marcas) y utilizar manga larga en lugares húmedos, sobre todo cuando amanece y atardece, un momento potencialmente álgido para la aparición de mosquitos.

Cuidado con los mosquitos en Benín y Togo (África)

Lo de beber agua embotellada (siempre) es una obviedad, pero eso sí que debe ser algo que cumplamos a rajatabla.

4. ¿Por qué viajar a Togo y Benín?

Tanto Benín como Togo son destinos en los que sus visitantes pueden poner el foco en su extraordinaria variedad multiétnica y multicultural. Más de una cincuentena de etnias habitan ambos territorios, todas ellas con enormes diferencias entre sí (lengua, tradiciones, historia, religión, etc.), por lo que desde el punto de vista antropológico ambos países son interesantísimos. En esta zona del mapa perviven las creencias y rituales animistas y se puede considerar, además, el núcleo de origen y desde el cual se extendió la religión vudú. En Benín o en Togo los distintos pueblos están tan arraigados a sus costumbres que si uno se topa con una danza o ceremonia no será porque «ha sido colocada para turistas». ¡En absoluto! Allí la religión es parte de la vida y suceden cosas todo el tiempo, así que es importante estar en el sitio correcto en el momento adecuado. Esa es la gran clave de la cuestión. No hablamos de un viaje de recorrer monumentos ni de ir de un punto A a un punto B sin más. Para llegar a todas estas cosas hay que indagar, saber dónde se está cociendo algo y, muy importante, tener buenos contactos. Porque puede estar habiendo una danza de zangbetos (guardianes de la noche para el vudú) a quinientos metros de tu hotel y no tener ni idea. Pero a esa cuestión le dedicaré unas palabras más adelante.

Danza de máscaras Gelede en Benín

Quienes vengan buscando monumentos impresionantes, ciudades cosmopolitas y paisajes superlativos quizás ni Benín ni Togo logren culminar sus exigencias. No quiere decir, por supuesto, que no exista un patrimonio digno de visitar y además muy fotogénico (Palacios Reales de Abomey, casas de adobe de los Somba, edificios coloniales en Porto-Novo o Togoville, etc.). Y en naturaleza el norte de Benín cuenta con el Parque Nacional Pendjari, probablemente la mejor reserva de fauna de África Occidental donde se avistan leones, elefantes y multitud de animales que, sin ser ni mucho menos Botswana, tiene su aquel. Pero tampoco puede servir como razón única para embarcarse en un viaje de este calado.

Cocodrilo en Pendjari (Benín)

¿Entonces por qué viajar a Benín y Togo? Para contagiarse con un millón de sonrisas, pasárselo genial con la cámara de fotos, aprender sobre costumbres y formas de vida de grupos étnicos muy diferentes, vivir la gran gama de colores que atesora el Golfo de Guinea y sentir que estás en una parte del planeta cargada de autenticidad, aún no muy trillada, que está esperando a que la descubras.

Fiesta Taneka en Benín

5. ¿Cuántos días se recomiendan (como mínimo) para un viaje a Benín y Togo?

Dado que las distancias por carretera no son cortas y, sobre todo, que hay que contar con la suficiente flexibilidad para «atrapar» los distintos acontecimientos que sucedan en determinadas localidades recomendaría combinar ambos países en un par de semanas. Por supuesto da para más y se puede reducir, todo en función de la profundidad que queramos darle a la temática que más nos interese. Pero 15 días es tiempo para hacerse una buena idea de estos países que, aunque pequeños, cuentan con múltiples atractivos.

País Somba en Togo (Tata-Somba)

¿Más tiempo para Benín o para Togo? Personalmente creo que Benín tiene unos cuantos motivos para dedicarle unos días más que a la República Togolesa. Uno muy importante es duplicarle en extensión y, por tanto, tener una mayor número de opciones para ver y hacer.

6. ¿Cuándo viajar a Benín y Togo?

Entre noviembre y mediados de abril se da la época de menos lluvias en esta parte del mundo, llegando antes éstas al sur que al norte. La intensidad de las mismas va subiendo a partir de entonces y correspondería al «verano europeo» (julio y agosto) la caída mayor de aguaceros, sobre todo en el norte del país (de hecho el Parque Pendjari cierra sus puertas en agosto por las inundaciones que hacen impracticables sus caminos). Estos meses, siendo lluviosos, son más benevolentes en el sur del país, donde es bastante peor el mes de junio.

Baobab en Pendjari (Benín) durante un día de tormenta

En la época seca, por razones obvias, los caminos están mejor (aunque hay buenas carreteras asfaltadas) y es más fácil coincidir en festejos o celebraciones en los distintos pueblos que en el resto del año. Pero si se coincide en un período más lluvioso, al menos se ganarán paisajes muchos más verdes y frondosos. Y que llueva no significa que lo haga todo el día. Benín y Togo son más de tormentas fuertes durante un par de horas al día que de estar todo el día cayendo agua.

Fiesta taneka en Benín

Lo que sí es para todo el año es el calor. Es fácil llegar y superar los 30 grados centígrados, no importa el mes que sea, aunque durante la temporada seca el bochorno puede ser tremendo. Así que más vale asegurar que los hoteles escogidos tengan todos habitaciones con aire acondicionado.

7. ¿Qué ver o hacer en un viaje a Benín y Togo de unas dos semanas de duración?

Tras nuestra experiencia, si pudiera escoger lugares (o momentos imprescindibles) para un viaje a Togo y Benín de 15 días aproximadamente me quedaría con estas doce propuestas:

  • Visitar el País Somba/Batammaribe/Tamberma (Benín y Togo): A ambos lados de la frontera, en el norte de estos países, se encuentra la Tierra de los conocidos como Somba (Batammaribe en el lado beninés y Tamberma en Togo), una de las etnias más interesantes de África Occidental. Y no sólo por su vestimenta, porque practiquen el animismo y los fetiches de los ancestros estén a la entrada de sus hogares sino también porque las viviendas típicas, las tata-somba, siempre junto a un baobab, representan lo más florido de la arquitectura tradicional. Son casas-fortaleza de adobe cargadas de un simbolismo y de una belleza (tienen incluso complejísimas «escarificaciones» en las paredes). Flanqueados por la sierra de Atacora los Somba se expanden en el Valle de Koutammakou, el cual está protegido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2004.

Tata Somba en Togo (Mujer y vivienda tamberma en Togo)

  • Hacer un safari en el Parque Nacional Pendjari (Benín): Ideal para los amantes de los buenos safaris africanos. Pasarse, al menos, un par de días en Pendjari es siempre una buena idea si nos gustan los refugios de la fauna y no encontrarse a demasiada gente por el camino. Por supuesto no es el Serengeti (ni debemos llevar las espectativas de un safari en Botswana) pero esta reserva natural fronteriza con Burkina Faso ofrece grandes posibilidades de ver un buen número de mamíferos, aves y reptiles. Leones, elefantes, hipopótamos, cocodrilos, facóqueros, búfalos, antílopes, con muchísima suerte guepardos son sólo una pequeña parte de una lista que supera las 100 especies de mamíferos y 300 de aves (es un destino muy TOP para los ornitólogos). En nuestro caso los vimos todos, salvo a los guepardos. De hecho tuvimos a tres leones durante ahoras a unos pocos metros de nuestra habitación (Hotel Pendjari).

Leones fotografiado sen un Safari en Pendjari (Benín)

  • Conocer a la etnia Taneka (Benín): Al norte del país, vecinos de lo Somba, viven los taneka en viviendas cilíndricas de adobe coronadas por tejadillos puntiagudos de paja. No sólo en el pueblo de Taneka Beri, quizás el más espectacular y que conserve un mayor número de casas tradicionales, sino en las muchas aldeas de alrededor donde no dejan de suceder cosas. En nuestro caso pudimos asistir a un ritual de iniciación para los jóvenes taneka que se celebra únicamente cada diez años. Y conocer en persona al rey, los hechiceros de los poblados y ver cómo danzaban las mujeres con cuernos de cebú en la cabeza y los varones jóvenes se veían sometidos a distintas pruebas para formar parte de pleno derecho de la comunidad.

Danza taneka en Benín

  • Asistir a una ceremonia vudú (Benín y/o Togo): Del vudú se sabe tan poco que a muchos les han llegado meras connotaciones hollywoodienses y piensan que sólo consiste en clavar alfileres a un muñeco. Es una manera simplista y poco acertada de definir una religión con miles de años de antigüedad que nació en esta parte de África y viajó encadenada en las manos de millones de esclavos vendidos como ganado para trabajar en América (sobre todo Brasil, las costas caribeñas, Cuba y el sur y este de los recién nacidos Estados Unidos). El vudú sigue presente en Benín y Togo y es practicada por cerca de sesenta millones de personas en toda África. Aquí se pueden conocer sus raíces y pasear por los curiosos templos y santurarios vudú donde conocer un panteón de dioses y espíritus que están en todas partes. Pero si se tiene la oportunidad de asistir a un ritual, celebración o danza relacionada con el vudú (suelen suceder para pedir cosas positivas, agradecer las buenas cosechas, recordar a los antepasados, etc.) hay que decir que es algo realmente impresionante. La pura esencia de un viaje de este tipo. Tampoco es fácil lograrlo, de ahí que sea importante ser pacientes, tener suerte, coincidir en el lugar y momento correctos y, a ser posible, tener un buen contacto local para tener acceso a algo semejante.

Ceremonia vudú en Benín

  • Hacer senderismo en la montaña más alta de Togo: El Monte Agou no llega a los 1000 metros de altitud pero se preside un fabuloso paisaje de bosques lluvioso habitado por la etnia ewé, que vive en vertiginosos pueblos de paredes anaranjadas y que se aprovechan de su conocimiento de las plantas de la zona y sus valores nutritivos y medicinales. Con base en Kpalimé, el único pueblo «mínimamente mochilero» que encontramos en el viaje, se suelen realizar caminatas por el bosque buscando el punto más alto de Togo a no demasiada distancia de la frontera con Ghana.

Monte Agou en Togo

  • Navegar por Ganvié, la «Venecia africana» (Benín): Hace casi tres siglos, la etnia tofí escapaba de las largas manos del reino de Abomey para venderlos como esclavos a los negreros europeos. Sabían que nunca se atreverían a capturarlos en el agua, a la que tenían un gran temor debido a sus creencias. De ahí que levantaran casas sobre pilotes en el Lago Nokoué, al norte de Cotonou, y fundaran Ganvié, conocida por muchos como la «Venecia Africana». Hoy continúa existiendo esta ciudad flotante y se puede recorrer utilizando una embarcación. Fotogénicamente hablando es una locura maravillosa y es uno de esos imprescindibles sin los cuales nadie podría marcharse de Benín con la conciencia tranquila.

Ganvié, la Venecia africana en Benín

  • Visitar una aldea holi para observar y comprender los tatuajes y escarificaciones de las mujeres (Benín): Los holi son una grupo étnico que vive en chozas hechas con ramas y hojas de palmera. Mantienen su cultura, para muchos primitiva, para otros sencillamente auténtica. Las mujeres, sobre todo de mediana edad para arriba, tatúan y escarifican su rostro y cuerpo convirtiéndolos en auténticos lienzos. Existe una gran simbología en estos dibujos, pero tan importante es para ellas el tatuaje, que cuando se bañan en el río la «rara» es quien está poco tatuada. Cierto es que se trata de una tradición con un evidente signo de pertenencia e incluso de belleza, las nuevas generaciones están dejándola atrás y son cada vez menos las jóvenes que deciden seguir los pasos de sus madres y abuelas. Así que poder conocer más sobre los holi en una aldea tradicional es toda una experiencia, tanto antropológica como fotográficamente hablando.

Mujer holi en Benín

  • Encontrarse con los últimos nómadas de África Occidental (Benín y Togo): La etnia fulani vive repartida en diversos países de África Occidental, manteniendo una vida nómada, puesto que siguen al ganado bovino del que viven vendiendo productos lácteos. Se desconoce su origen pero al no mezclarse, han conservado no sólo sus rasgos físicos (rostros alargados y pieles menos oscuras) sino muchas de sus tradiciones. Viven en poblados o campamentos en plena selva, que montan y desmontan para proseguir un viaje que nunca finaliza. Ellas visten ropajes muy coloridos que recuerdan mucho a los de algunas mujeres de India y decoran sus rostros con piercings, tatuajes y escarificaciones. Son realmente elegantes. Además se ocupan no sólo de la gestión de los campamentos móviles sino también de su construcción, así como tareas económicas, de crianza, etc. Son mujeres todoterreno. Los hombres se ocupan del pastoreo de ganado y se pasan jornadas enteras con enormes grupos de vacas y cebúes pastando en lo más profundo del bosque. Toparse con los fulani puede ser, de seguro, uno de los mejores momentos de un viaje a Togo y Benín. Pero, dado que se mueven tanto, no resulta del todo sencillo.

Mujer fulani en Togo

  • Recorrer el último sendero de los esclavos en Ouidah (Benín): Se calcula que más de dos millones de esclavos negros, capturados por el Reino de Dahomey, fueron vendidos a mercaderes de personas durante dos siglos, para ser llevados a América. En la colonial Ouidah, en las costas de Benín, aún sigue en pie la plaza de las subastas dedicada precisamente a Chacha, el sobrenombre de un negrero brasileño de origen portugués, Francisco Félix de Souza, quien por su amistad con el rey de Dahomey, fue tratado incluso un auténtico virrey. En esta ciudad se respira un ambiente triste en un sendero que cubre las distintas etapas de quienes dejaron de ser libres para convertirse en auténticos animales con dueño. Muchas estancias se han derruido, como la «casa negra» donde permanecían a oscuras durante semanas, pero llegar hasta la playa donde emerge la «Puerta de no retorno», un arco que recuerda las atrocidades allí cometidas, no resulta difícil imaginar largas filas de hombres y mujeres encadenados para ser llevados a los grandes galeones que esperaban unos metros más adelante.

Puerta de no retorno en Ouidah (Benín)

  • Entrar a los Palacios Reales de Abomey, Patrimonio de la Humanidad (Benín): Abomey es la capital del antiguo Reino de Dahomey, cuyos poderosos reyes se nutrieron de la venta de los esclavos que «cazaban» en sus pueblos de origen. De los siglos XVIII y XIX son algunos de los Palacios Reales que se mantienen en pie en Abomey, cuya historia, arquitectura y relieves están protegidos como Patrimonio de la Humanidad. Algunos se pueden visitar, como los de Ghezo y de Glelé, aunque hay, al menos, una docena de grandes palacios que muestran la riqueza de una dinastía monárquica realmente poderosa que tuvo atemorizado no sólo a los pueblos de alrededor sino también a su propia gente. Aunque en Abomey, así como en otras partes de Benín, se sigue recordando con cierta idolatría a estos reyes, a pesar de ser colaboradores máximos del esclavismo en África.

Palacio Real en Abomey (Benín)

  • Perderse en los mercados más coloridos (Benín y Togo): A un país se le toma el pulso en sus mercados. Y en el África subsahariana, da igual si Togo, Benín, Senegal, Costa de Marfil o Camerún, el colorido de los mismos es extraordinario. Perderse en los laberintos de puestos, donde se mezclan etnias de aquí y allá, trae la consecuencia de aprender de la forma de vida de la gente, de su alimentación, su agricultura, ganadería, e incluso sus creencias. Los más importantes y fotogénicos se encuentran en Dantokpa (Cotonou, Benín), Lomé (Togo), Sokodé (Togo) o también Bohicon, si bien casi cualquier mercado de cualquier pueblo resulta interesante.

Mercado de Dantokpa (Cotonou, Benín)

Impactan realmente los conocidos como mercados (o secciones) de fetiches. De sus puestos mugrientos y malolientes con calaveras, animales muertos y grotescas tallas de madera emerge mucho de la religión vudú, así como la medicina tradicional que encuentra en estas cosas su instrumental válido. Los mercados de fetiches son una experiencia peculiar que oscila entre el temor y la curiosidad, y resultan no aptos para todo el mundo. Los más impactantes están en Dantokpa (Cotonou, Benín), Lomé (Togo) o Bohicon (Benín), aunque los hay en casi todas las poblaciones de cierta importancia.

Detalle de un mercado de fetiches en Togo

  • Contemplar las fachadas coloniales más pintorescas (Benín y Togo): Benín fue colonia francesa (llamada Dahomey), aunque hubo alguna zona más portuguesa, como Ouidah y Porto-Novo. Togo fue primero alemana y su capital se llamaba Togoville, a escasa media hora de Lomé, aunque esa tierra conocida como «Togoland» fue viendo reducirse su tamaño y tras la I Guerra Mundial quedar dentro de lado francés. Por tanto, no es ilógico pensar que sobreviven numerosas construcciones coloniales, aunque en su mayor parte el estado de deterioro es evidente. En Ouidah, Porto-Novo o Togoville hay mucho de aquel tiempo que se desgasta en paredes pintadas en tonos pastel que parecen no querer olvidar del todo ciertos momentos del pasado. Un pasado muy doloroso en el Golfo de Guinea, antes conocido en Europa como «la costa de los esclavos».

Porto-Novo, ciudad colonial de Benín

8. Benín y Togo… ¿Por libre o con agencia?

Sabéis que soy muy proclive a viajar a los sitios por libre. Sobre todo cuando se cuenta con mucho tiempo y es fácil trasladarse de un sitio a otro. Pero esto no es Europa. Ni se le parece lo más mínimo al Sudeste Asiático. Viajar a Benín y Togo no es simplemente ir de Cotonou a Abomey, de Abomey a Djogou y de Djogou a Tanguiéta. Porque todo y más se queda en el camino. En estos países más que lugares en concreto, lo que muchos van buscando es conocer las distintas etnias, visitar aldeas (unas más remotas que otras) y, a ser posible, asistir a algún festejo, ceremonia o ritual religioso. Buscar el lado humano de un territorio donde el interés antropológico marca la diferencia. Sea un rito de iniciación taneka, una danza de zangbetos tras un funeral o de máscaras gelede al final de la temporada de lluvias. En nuestro caso estuvimos en ceremonias vudú donde se utilizaron calaveras humanas, vimos un hechicero hacer un ritual de sanación Somba o fuimos los únicos testigos blancos de los ritos de iniciación taneka que suceden sólo una vez cada diez años. También fuimos recibidos por dos reyes y contemplamos danzas de Zangbeto, Egungun y Gelede, las sociedades secretas más importantes probablemente de la religión vudú en esta parte del mundo. Y pudimos fotografiar escenas que nunca hubiéramos ni tan siquiera soñado presenciar.

Mascarada Gelede en Benín

Buena parte del éxito de nuestro viaje a Benín y Togo y las muchas experiencias obtenidas en el mismo tuvo que ver, y no sería justo no reconocerlo, con que iba con nosotros un beninés (Euloge, que tiene una agencia local llamada Loana Travel) que hablaba perfecto castellano y que peleó como un jabato para que nos fuésemos con el mejor sabor de boca posible. Tenía contactos en todas partes y eso nos abrió las puertas de aldeas holi, del campamento fulani, y nos permitió asistir (y comprender) determinados acontecimientos religiosos o folclóricos que, de otra manera, hubiese sido imposible. Él no se limitó a llevarnos de un punto A a un punto B sino que se las ingenió para localizar dónde estaban sucediendo cosas, incluso nos ofreció la flexibilidad que le pedíamos. De hecho el primer día variamos por completo la ruta que habíamos previsto porque supo que en varias aldeas taneka iban a comenzar los ritos de iniciación, que ni él mismo había tenido la ocasión de ver nunca. Y eso es lo que queríamos, tener capacidad de improvisar para estar en el sitio correcto en el momento perfecto.

Danza taneka en Benín

Por supuesto que se pueden visitar los palacios de Abomey por libre, incluso darse un paseo por el mercado de Porto-Novo. Hay mototaxis y buses que recorren el país y que cuestan unos pocos CFAs. Moverse es rápido e incluso fácil, por supuesto. Pero no así saber dónde moverse ni tener acceso a poblados, templos o a determinadas personas. Y ahí está la clave de ir con el guía adecuado que no sólo se ocupará de que vivas diversas experiencias, algunas muy impactantes, sino que te hará comprender qué es lo que está sucediendo a tu alrededor. Y en un universo tan sumamente incomprendido que llega a tener incluso altas dosis de surrealismo, entender, aunque sea un 10%, es un tesoro.

Sele en una danza Gelede en Benín

Loana Travel, especialistas en el Golfo de Guinea

Tras rebuscar en las redes encontramos que Loana Travel era una agencia local, con presencia en España y con guías que hablan castellano (algo muy complejo en esta parte del mundo) experta en Benín, Togo y países de alrededor como Ghana, Burkina Faso, Costa de Marfil e incluso Nigeria. Nuestra experiencia con ellos fue extraordinaria, pudiendo hacer un viaje completamente a medida que sobrepasó todas nuestras expectativas.

Mujer taneka en Benín

9. ¿Tanto Benín como Togo son países seguros para viajar?

Benín y Togo, dentro de África Occidental, se consideran países seguros para el visitante. No están envueltos en guerras, los índices de delincuencia y criminalidad están muy por debajo de otros países del entorno. De Benín dice el Ministerio de Asuntos Exteriores español que «Presenta unas condiciones de seguridad aceptables y un ambiente en general cordial con el extranjero, aunque es siempre recomendable desplazarse en grupo y acompañado por personas con experiencia en África». De Togo advierte que su situación política entre Gobierno y oposición ha traído manifestaciones en los últimos años y que conviene informarse del estado actual antes de partir.

Mujer de Benín

La policía beninesa es bastante formal y respetuosa con los visitantes extranjeros, no así tanto la de Togo, que en algún control de carretera si se la puede ver pidiendo algún «regalo» extra, aunque sea lo justo para pagarse un café. Tampoco pasa de ahí la cosa, pero sí pueden resultar algo más liantes.

Conviene ser precavidos, sobre todo en las grandes ciudades cuando llega la noche así como evitar la conducción (o ir en coche) a ciertas horas, dado que la luminosidad en las carreteras es bastante deficiente. Y mucho cuidado con bañarse en el mar. En esta parte de África las corrientes marítimas del Atlántico son muy fuertes y las playas, más bien, son de adorno y no muy aptas para rememorar Verano Azul.

Sele e Isaac en Benín

Aún así siempre que viajamos al extranjero debemos estar perfectamente cubiertos por lo que pueda pasar, por lo que siempre conviene no marcharse sin contratar con seguro de viaje. Y, por muy seguros que sean, Benín y Togo no son ninguna excepción. No es recomendable llevar a cabo un viaje de este tipo sin un buen seguro que nos cubra tanto en Togo como en Benín ante posibles accidentes, enfermedades o contratiempos que puedan suponernos un sobrecoste inasumible (la hospitalización o atención médica en este país para un extranjero es extremadamente cara). En nuestro caso para esta aventura utilizamos el Seguro de viajes de IATI porque nos parece que sus pólizas cuentan con una cobertura superior a la media (Más de 100.000 euros en muchas pólizas), están muy enfocadas a distintos tipos de viajes, te adelantan el dinero si sucede algún problema y ofrecen un trato personalizado. Los lectores de este blog, además, pueden contratar el Seguro de viajes de IATI que mejor se adecué a lo que están buscando con un 5% de descuento (que se aplica de forma directa entrando a través este mismo enlace o en el banner de abajo).

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10. ¿Cómo es la oferta hotelera?

En cuanto a hoteles hay que decir que su oferta varía, sobre todo, cuanto más de la costa nos apartemos. En Cotonou, Grand Popo, Lomé, etc. hay hoteles de todas las categorías, algunos incluso muy buenos. Pero fuera de las grandes ciudades costeras las propuestas son menores y los alojamientos existentes resultan más básicos, salvo en contadas excepciones. Para hacernos una idea, muchos hoteles parecen haber sido construidos en los años setenta y ochenta, quedando completamente desfasados y dejando una sensación de cierto abandono. De los de ducha (con agua «del tiempo») cerca del váter y sin un elemento que aisle el agua que cae al asearnos. Pero en su defensa debo decir que la mayoría de cuantos vimos ofrecían habitaciones relativamente limpias y, al menos tenían wifi gratis.

Hotel en Togo

Es imprescindible, dado el calor que hace durante buena parte del año en Benín y Togo, exigir aire acondicionado en las habitaciones (es raro que no las tenga). Y un consejo, si se sabe a qué hora se va a llegar, no es mala idea pedir que lo vayan encendiendo para evitar el «efecto sauna» nada más abrir la puerta. La potencia de los aparatos de aire acondicionado deja mucho que desear y tardan en enfriarse las habitaciones.

Habitación de hotel en Benín

11. ¿Qué tal la comida en Benín y Togo?

No es cuestión de engañar al personal. Ni Benín ni Togo son el súmmum de la gastronomía mundial. Salvo excepciones, sobre todo en ciudades grandes donde sí puede haber más variedad, el menú ofrecido en los restaurantes se reduce, como mucho, a pollo (poulet), gallina de Guinea (pintade), pescado (poisson) y en raras ocasiones vaca (boeuf) con arroz (riz) o patatas fritas (pommes frites). Y el tamaño de los pollos no son como los de un asador de pollos de España. Más bien de pollito joven que si fuera persona no le había salido ni el primer diente. La gallina de Guinea es necesariamente más grande y su sabor no está nada mal. También es muy usual que los restaurantes ofrezcan spaguetti a la boloñesa, aunque de carne picada pongan tan poca que en ocasiones haga falta lupa para encontrarla.

Isaac y Sele en un restaurante de Benín

Algo muy común en los restaurantes de Benín y Togo, y a esto me atrevería a decir que sin excepción, es la tardanza en el servicio. No es extraño (puesto que lo vivimos durante un par de semanas) que un simple plato de pollo con patatas tarden en servirlo una hora de reloj. O un desayuno por la mañana. Y no exagero para nada. En muchas ocasiones es porque no tienen el producto en cuestión y se van raudos al mercado a comprarlo en cuanto alguien lo demanda. Para esos caso, al igual que comentaba con el aire acondicionado, lo ideal es que si se conoce el restaurante en cuestión se pueda encargar previamente la comida que se va a pedir.

12. ¿Son países caros o baratos?

Ni Togo ni Benín son excesivamente caros pero tampoco están tirados de precio. Los precios de comer en un restaurante corriente son similares a los europeos (5/6 euros un plato de pollo con patatas por ejemplo), mientras que si se come en un puesto de mercado o de carretera el mismo plato puede costar una tercera parte. Los hoteles pueden costar 20-30€ (con aire acondicionado) y subir a un mínimo de 60/70€ si la categoría es algo mayor. Un refresco o cerveza cuesta, normalmente, en torno a 1€.

Sele en una tienda de arte africano en Benín sosteniendo una máscara

La gasolina tiene también precios europeos y las agencias, que suelen trabajar con coches de alquiler, pagan precios desmesurados por vehículos de categoría, sobre todo si son 4×4 para poder entrar al Pendjari, por ejemplo, de ahí que haya determinadas excursiones que, sueltas, no resultan económicas.

A la hora de comprar se estila el regateo salvaje hasta para pagar por un plátano.

13. ¿Cuál es la moneda que se utiliza? (Sobre cambiar dinero, la aceptación del euro y las tarjetas de de crédito)

En Togo y Benín se paga, al igual que en Senegal, Malí, Burkina Faso, Níger, Costa de Marfil o Guinea Bissau, con el Franco CFA, oficialmente «franco de la comunidad financiera africana». Las CFAs (pronunciadas «sefas») de África Occidental (no confundir con las centroafricanas, aunque son fácilmente intercambiables y aceptadas) vienen fijadas al euro y tiene un valor estable de 655,957 CFA = 1€. Se puede cambiar en aeropuertos, bancos o casas de cambio a un valor aproximado que oscila entre los 640 y los 655 por 1€.

Casa de cambio en Benín

¿Aceptan euros en Togo y Benín? Generalmente admiten la moneda europea en la mayor parte de las transacciones, sea en un restaurante o en un comercio local que vendan artesanía. Las vueltas las suelen dar en CFAs.

Tienen grandes problemas con el cambio, por lo que muchas veces ante una venta y entregar un billete mínimamente grande (da igual si es de 1000 CFS que es menos que 2 euros) se las ven y las desean para dar las vueltas. Algunos incluso aprovechan para decir que les faltan 100 ó 200 CFAs cuando realmente sí las tienen y así arañar una propinilla. Saben que el turista occidental a priori, siempre va con prisa, y acepta perder unas monedas con poco valor.

Hay cajeros automáticos en las principales poblaciones tanto de Benín como de Togo, incluso en ciudades no demasiado grandes. Y normalmente disponen de cash suficiente. Así que sacar dinero no es un problema. Lo que sí suele ser menos usual es la utilización de la tarjeta de crédito, salvo en hoteles y restaurantes de alta gama, donde sí las aceptan.

Billetes y monedas. ¿De qué valor los tienen?

 

Las CFAs de África Occidental tienen billetes de un máximo de 10.000 francos (lo que equivale a unos 15 euros). También de 5.000, 2.000 y 1.000 y 500. Monedas hay desde 1 franco como mínimo, aunque raras veces se encuentran, a 5, 10 25, 50, 100, 200 y 500.

 

1000 CFAs de África oeste

14. ¿Cómo es el trato del local al visitante extranjero?

En general el trato al visitante es bueno. La gente es amable y no ahorra precisamente en sonrisas. Quizás sea en las capitales Cotonou o Lomé donde palpamos más frialdad con respecto a los turistas, pero quizás porque están más acostumbrados a ver visitantes. Esto se nota, por ejemplo, en el barrio de la catedral de Lomé, con un imponente mercado a pie de calle, o en el gran mercado Dantokpa de Cotonou, donde tomar fotos a diestro y siniestro no está tan bien visto como si se hiciese en una aldea. De hecho lo mejor es llevar la cámara guardada para evitar recelos y, si la cosa surge, pues ya sacarla y tomar fotos. Siempre con el consentimiento de la persona o personas a las que se enfoca (al menos de cerca, con los planos generales no problem).

Joven beninés asomado a la ventana en Porto-Novo

Fuera de las capitales todo es mucho más relajado. Y en las aldeas aún más. Si se escucha «Yobo» en contadas ocasiones, que sepáis que están diciendo «blanco» para referirse al visitante. Es como el «mzungu» en lengua swahili que tanto escuchan los viajeros en países como Kenia o Tanzania cuando se encuentran haciendo un safari fotográfico.

15. ¿Son Benín y Togo destinos idóneos para las personas amantes de la fotografía?

La pregunta creo que incluso sobra. Benín y Togo fotográficamente hablando son espectaculares. Y más que por sus paisajes o sus poblados tradicionales de adobe, que los tiene, por el efecto humano. El colorido de estos países africanos resulta, quizás sólo comparable al de India, y basta caminar por un mercado cualquiera para verlo. Pero es la gran variedad étnica la que permite disfrutar de la fotografía de acontecimientos culturales o religiosos, incluso de rostros, algunos con escarificaciones o tatuajes, que permiten gozar de lo lindo a quien tenga a su cámara fotográfica tanta estima como a su propia mano.

Hechicero taneka en Benín

Pocos lugares en el mundo permiten una fotografía «de personas» de ese modo. Con personas ataviadas con ropajes típicos, cascos decorados con cornamentas de cebúes o antílopes, tatuajes tribales en la cara e incluso en el cuerpo… sumado a la luz inigualable de África y a esos paisajes donde abundan los baobabs, las acacias o los enormes ficus, será raro regresar sin atesorar una hermosa colección fotográfica.

Niña de Benín

Fotografía, pero siempre con respeto

Dado que Benín y Togo son destinos donde la «fotografía humana» es uno de los objetivos de muchas de las personas que llegan a ellos, hay que tener siempre cierto sentido común y, sobre todo, cierto respeto. No hay que ir con la cámara disparando ráfagas como el que se encuentra en un campo de tiro y todo  vale. Hay gente a la que no le gusta en absoluto que les hagan fotos, por lo que conviene preguntar primero. Aunque nada mejor que ganárselos con una sonrisa, conversando y, si surge, pues adelante. Habrá un montón de personas a los que no les importe nada que se les retrate, incluso todo lo contrario, que les encante y sean ellos quien lo pidan. Eso sí, después, nada mejor que mostrar el resultado.

Anciana holi con su cuerpo tatuado (Benín)

Si te gusta la fotografía de escenas humanas te recomiendo le eches un vistazo a esta serie fotográfica titulada «Almas de Benín y Togo en blanco y negro».

16. ¿Se ven animales salvajes en Benín y Togo?

Si bien la caza indiscriminada esquilmó buena parte de la fauna de ambos destinos, hay que decir que los amantes de la naturaleza encontrarán sus rincones con encanto para ver animales en su estado salvaje. En Benín, sobre todo, habría que dirigirse al norte, concretamente a los Parques Nacionales de Pendjari, así como el conocido como W en el flanco oeste del río Níger. Se trata de un paisaje absoluto de sabana donde se pueden encontrar leones, elefantes, búfalos, hipopótamos y un buen número de antílopes, así como cocodrilos y un número que supera las 300 especies de aves. Sigue siendo una faceta del país muy poco conocida y no es mucha la gente que se acerca a estos parques para realizar un safari fotográfico. Personalmente, tras poderlo hacer, me parece un complemento perfecto a un viaje que ofrece mucho más que su vertiente antropológica.

León en el Parque de Pendjari (Benín)

En Togo la situación de la caza tanto legal como furtiva fue incluso menos controlada que en Benín, por lo que sus opciones para ver fauna salvaje son algo más limitadas, siendo el Parque de Sarakawa, en torno a una hora al norte de Kara, una de las propuestas de naturaleza más en boga en este país en los últimos años. Fue una reserva privada perteneciente al sempiterno presidente togolés Gnassingbé Eyadéma, quien gobernó Togo entre 1967 hasta 2005. Tras su muerte se trató de preservar este parque de más de 600 hectáreas e incluso se trajeron animales de África del Sur como cebras o avestruces, los cuales han multiplicado su presencia en la zona. Eso sí, en cuanto a depredadores, si bien de vez en cuando aparece algún felino despistado, mejor no contar con verlo porque ni está ni se le espera.

Hipopótamo en Pendjari (Benín)

Sin duda la mejor opción para un safari es el Pendjari en Benín. Si bien, como he comentado antes, conviene no llevar las expectativas que tendríamos en paques conocidos como el Masai Mara, Serengeti, Chobe, etc. Hay menos, no se ve igual… pero hay. Y con suerte puede dar para un excelente safari fotográfico.

Carraca abisinia en Pendjari (Benín)

17. ¿Cuál es el estado de las carreteras en Benín y Togo?

Tengo que decir que lo de las carreteras supuso una grata sorpresa para mí. Y es que, con salvedades (sobre todo para ir a las aldeas holi o, por supuesto, en Pendjari donde si llueve mucho se convierte en un río), el estado de las carreteras tanto en Togo como en Benín es relativamente bueno. Obviamente no podemos esperar autopistas de cuatro carriles como en Alemania, pero sí un viaje mucho más tranquilo y menos movido de lo que sí puede ser en otros países de África Occidental. La carretera norte sur de Togo (Kara-Lomé) está muy pero que muy bien, así como las que circundan la antiguamente conocida como Costa de los esclavos. De hecho es muy usual empezar por Benín y entrar a Togo por el norte, ya que se tarda incluso menos en bajar al sur que si se hace por la propia Benín. De ahí que combinar ambos países sea un acierto.

Carretera en TogoCarretera buena (así se baja Togo de norte a sur)

Carretera de tierra en BenínCarretera menos buena. Bien durante la época seca, no tan bien durante la época lluviosa. 

18. ¿Hace falta algún enchufe especial?

Tanto para Benín como para Togo los enchufes  y corriente son idénticos a las de España, por lo que no es preciso llevar consigo ningún adaptador.

Enchufe válido en Benín y Togo

19. ¿Es fácil conectarse a internet?

Hoy día es raro encontrar un alojamiento en estos países que no ofrezca a sus clientes wifi gratuito. No se puede esperar una conexión veloz como la de Japón o Corea, pero sí lo suficientemente buena como para entrar a ver páginas webs, subir cosas a redes sociales o hablar por whatsapp (tanto por escrito como llamando vía IP).

Facebook bar en Benín

En todas partes venden tarjetas SIM con datos. En Benín hay paquetes «ilimitados» (en Benín sí son más limitados), por lo que una buena opción para tener conexión siempre (siempre que haya cobertura, claro) es llevar un router portátil o un móvil que ya no se use demasiado y pueda ser utilizado como punto de conexión.

20. ¿Son países accesibles para personas con discapacidad?

Las facilidades para gente que tenga alguna discapacidad y viaje a Benín y Togo son prácticamente inexistentes, tanto en ciudades, pueblos como, por supuesto, entornos naturales. No se ven apenas accesos (ni en hoteles ni monumentos) para personas que necesitan silla de ruedas. El braille brilla por su ausencia en hoteles, establecimientos y monumentos, por lo que aquellas personas que tengan alguna enfermedad visual, les puede resultar un destino aún no demasiado sencillo. Ni, por supuesto, para viajeros o viajeras con algún tipo de discapacidad física.

Porto-Novo (Benín)

No sólo buena parte de África está muy lejos de ofrecer facilidades para personas con diversidad funcional, por lo que espero que cuando rehaga dentro de unos años esta lista de consejos para viajar a Benín y Togo, pueda añadir una sentencia en posititivo al respecto.

Benín y Togo, un viaje a lo más profundo del ser humano

Son muchas más las preguntas que cabría hacerse ante un viaje de este tipo. Y si surgen, estaré encantado en responderlas.

Sele e Isaac en una aldea holi de Benín

Mientra tanto podéis leer los mejores momentos vividos tanto en Togo como en Benín y esperar nuevos escritos sobre esta gran experiencia.

Sele

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