Tras las huellas de Carlos V en Flandes - El rincón de Sele

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Tras las huellas del Emperador Carlos V en Flandes

Resulta paradójico que un personaje histórico tan importante como el Emperador Carlos V, el mismo que fuera capaz de amasar un poder inigualable en un Imperio en el que nunca se ponía el sol, tuviera a bien nacer en una letrina. Su madre, Juana de Castilla, quien tuvo la mala suerte de pasar a la posteridad como Juana la Loca, confundió una indisposición intestinal con el que sería el parto de su primer hijo y lo tuvo sola, sin ayuda, en la oscuridad de un baño palaciego. Sucedió en la noche del 24 de febrero del año 1500 durante una fiesta en el Palacio Prinsenhof de la ciudad flamenca de Gante. Allí precisamente, en Flandes, surgiría toda una Leyenda. Fue en este territorio donde el monarca pasó buena parte de su vida y protagonizaría algunos de los episodios más importantes que se conocen de tan estudiada figura.

Hora azul en el puente de San Miguel de Gante (Flandes, Bélgica)

Durante varios viajes a la región me he empeñado en perseguir con afán las huellas de Carlos V en Flandes. Y no son pocos, precisamente, los rastros del Emperador y su familia, o el legado español superviviente a los tiempos de los famosos Tercios. Basta con levantar la cabeza y observar lo que se tiene delante…

La figura de Carlos V en Flandes: Ciudades esenciales

A pesar de que las señales de Carlos I de España y V de Alemania se repiten de manera constante en el callejero, en monumentos y denominaciones varias de lo que fueran los Países Bajos españoles, me he centrado en las ciudades donde más tiempo pasó el Emperador. Son esas ciudades esenciales de Flandes, en las que tengo que incluir Bruselas (actual capital de Bélgica, de la Región de Flandes y de la Corte en tiempos del Rey Carlos), y en las que sobreviven muchas historias nacidas hace ya más de quinientos años.

Carlos V en una vidriera de la Catedral de Bruselas

Gante, lugar de nacimiento de Carlos V

Prinsenhof

Todo comenzó en Gante. Como decía al principio, en una noche invernal del mes de febrero del año 1500, Juana de Castilla da a luz a su primer hijo varón en el lugar más insospechado, un baño de Palacio. Desde hacía más de un siglo los Condes de Flandes residían de manera permanente en la Casa del Príncipe (Prinsenhof) de esta ciudad, ya que el castillo medieval de Gravensteen se había quedado anticuado y carecía de los lujos renacentistas de la época. La nueva Corte de los Príncipes tenía una extensión de dos hectáreas, contaba con nada menos que trescientas habitaciones y se hallaba completamente amurallada. Incluso poseía su propio zoológico a orillas del río. De hecho en 1535, tras la batalla de Túnez contra los turcos comandados por el Almirante Barbarroja, el propio Carlos V mandó traer cuatro leones desde allí, por lo que desde entonces el viejo zoo ducal pasó a llamarse «Patio de los leones».

Casa Prinsenhof de Gante, lugar de nacimiento de Carlos V

Hoy día, tras siglos de abandono y demoliciones, no queda de este palacio más que un pedazo al que se le conoce como «La Puerta Oscura» (Donkere poort en neerlandés) situado al final de la Calle Prinsenhof a pocos metros del canal Lieve (en el encuentro con la calle Bachtenwalle). Lo de oscura, aunque suena sugerente, tiene más que ver con los humos de las fábricas que hubo antaño y que ennegrecieron algunas fachadas.

Puerta oscura del Palacio Prinsenhof de Gante, lugar de nacimiento de Carlos V

El significado de andar con la soga al cuello

Justo frente a la Donkere poort se encuentra la estatua de un «penitente gantés» con una soga al cuello. Representa otro de los momentos importantes de Carlos V en Gante, quien no se caracterizaba por gozar de las simpatías de sus súbditos. Corría el año 1539. Los ciudadanos ganteses, hastiados de pagar impuestos para sufragar las guerras del Emperador en el extranjero, se revelaron contra éste mostrando su desencanto. La revuelta, organizada por nobles y casas gremiales, fue sofocada enseguida, pero Carlos no perdonó semejante afrenta. Por ello el 3 de mayo de 1540 mandó desfilar descalzos hacia Prinsenhof a numerosos ciudadanos de Gante de los más diversos estamentos (y sin que se escapara la nobleza) portando una especie de ridículos camisones y con una soga al cuello como la de los ahorcados para advertir de que no daría nuevas oportunidades.

Estatua de hombre con la soga al cuello de Gante

Curiosamente los ganteses recuerdan este castigo con cierto orgullo y se hacen llamar a sí mismos Stroppendragers, que viene a significar algo así como «los que cargan con la soga». Durante diez días de julio (desde el primer sábado antes del 21 de julio) se celebra este hecho en la ciudad y se hace un desfile que recrea lo que sucedió aquel 3 de mayo de 1540. Y, por supuesto, andan con la soga al cuello…

El bautizo del futuro Emperador

Volviendo atrás a los primeros días de vida en Gante del que sería Rey de España y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, nos trasladamos a otra fecha marcada en el calendario. El 7 de marzo de 1500 tuvo lugar el bautizo de Carlos en la actual Catedral de San Bavón (entonces este templo era una iglesia parroquial dedicada a San Juan Bautista y no sería catedral hasta 1559). Si bien, muy por encima de la pila bautismal de Carlos, la estrella indiscutible del lugar desde 1432 es y será el políptico más famoso (y robado) de todos los tiempos, «La adoración del Cordero Místico» pintado por los hermanos Van Eyck.

La Adoración del Cordero Místico de los hermanos Van Eyck (Catedral de San Bavón, Gante)

La abadía de San Bavón

Damos otro salto en el tiempo para viajar una vez más a 1540, al momento exacto del desfile de los ganteses con camisón y soga. Porque en Gante surge una de las mayores curiosidades españolas y relacionadas con Carlos V en Flandes. ¿Recordáis que la Catedral de San Bavón no existía como tal durante su reinado sino que era la iglesia de San Juan Bautista? Lo que sí había entonces en la ciudad, pero más alejado, junto a la vieja Portus Ganda donde se fundó ésta, era una abadía medieval dedicada a San Bavón, patrono de los ganteses que se había convertido allí mismo al cristianismo gracias a San Amando de Maastrich. La figura de este santo era sumamente venerada y la abadía había sido durante siglos uno de los lugares más idolatrados por peregrinos venidos de distintos rincones de los Países Bajos.

Abadía de San Bavón en Gante (Flandes, Bélgica)

Tras la revuelta de Gante ante los gastos exagerados del Emperador en guerras que a los locales les resultaban completamente indiferentes, éste no sólo mandó ejecutar a los máximos responsables o hacer desfilar de manera humillante a más de trescientos ganteses hasta la puerta de su palacio, sino que su castigo fue más allá. Deshizo varias leyes centenarias, acribilló a impuestos a la ciudadanía y tocó su símbolo histórico-religioso, la Abadía de San Bavón. Allí mismo ordenó erigir una ciudadela que fuera cuartel general de los españoles en Flandes, por lo que fue demolida la mayor parte del viejo monasterio benedictino.

Escudo de Carlos V en la Abadía de San Bavón de Gante (Flandes, Bélgica)

Del Spanjaardkasteel (castillo de los españoles) levantado bajo el mandato de Carlos V apenas queda rastro, pero sí de la vieja San Bavón que se sitúa en Spaanjard Straat (calle de los españoles, como no podía ser menos) y se puede visitar de manera organizada en excursiones desde la Oficina de Turismo de Gante, o de forma libre cuando los vecinos del barrio abren sus puertas durante las tardes en los fines de semana. Bajo el suelo de este auténtico museo de lápidas, yacen los cuerpos anónimos de aquellos soldados que viajaron desde España para dar su vida por una Corona que son siempre fue leal con ellos. A saber cuántos «Alatristes» pasaron sus últimos días en Gante…

Calle de los españoles en Gante (Flandes)

Para conocer más de este lugar no os perdáis un relato en este mismo blog que cuenta la historia de la Abadía de San Bavón y su relación con los Tercios de Flandes.

Detalles de Carlos V a lo largo de la ciudad

La efigie de Carlos V no sólo está en el imaginario gantés o en sus festejos de verano. Basta pasearse por la ciudad y encontrarlo en diversas representaciones. En Prinsenhof Plein una escultura del monarca fue un regalo de la ciudad de Toledo a Gante. Se trata de una copia de la obra del artista italiano Leone Leoni, cuyo original del siglo XVI se encuentra hoy día en el Museo del Prado.

Sele junto a la estatua de Carlos V en Gante (Flandes, Bélgica)

Su efigie, junto a la de otros monarcas, en la fachada de una precioso edificio en Burgstraat (La conocida como casa de las cabezas coronadas) junto al Castillo Gravensteen, vigila serio a los paseantes. También símbolos como el águila imperial o las columnas de Hércules (Plus Ultra) se dejan ver en distintas zonas de la ciudad.

Carlos V en la casa de las caras (Gante, Flandes)

Malinas, la escuela del futuro Emperador

Los palacios de las «Margaritas»

Apenas a 30 kilómetros de la Corte de Bruselas la ciudad flamenca de Malinas (en neerlandés Mechelen) fue parte de una etapa fundamental de la vida de Carlos V. Y es que aquí pasó buena parte de su niñez y adolescencia (con idas y venidas a Bruselas). Cuenta la Historia que cuando no alcanzaba ni un año de edad sus padres, Felipe el Hermoso y Juana de Castilla, se ven obligados a partir a España para asistir a Cortes como herederos de los Reyes Católicos. Entonces le encargan su cuidado a Margarita de York, esposa de Carlos el Temerario y abuela de Felipe el Hermoso, y éste se queda en su palacio. La que había sido la residencia del obispo de Kamerrijk en Malinas se convirtió, por tanto, en la que a la postre se denominaría Corte Imperial debido a que aquí estaría el futuro Emperador Carlos V desde 1501 hasta aproximadamente 1515.

Palacio de Margarita de York en Malinas (aquí viví Carlos V en su niñez)

Justo enfrente se hallaba el Palacio de Margarita de Austria, quien a la muerte de Margarita de York apenas dos años después (1503), se ocuparía de su sobrino Carlos. Hoy ambos palacios, que al parecer llegaron a estar comunicados, se encuentran al comienzo de la calle Keizerstaat de Malinas, apenas a tres minutos a pie de la Plaza Principal de la ciudad. El de Margarita de York (a mano derecha) sólo conserva una parte, que tiene que ver con el vestíbulo de recepción y que hoy día es un teatro. El de Margarita de Austria, uno de los personajes más queridos por los flamencos a lo largo de la Historia, es la sede del Tribunal de primera instancia. Pero entonces se trató del primer palacio renacentista edificado en la región. Con todos los honores aquí se ocupó de la educación de su sobrino la que fuera gobernadora de los Países Bajos entre 1507 y 1530 (Margarita de Austria fue, además, un personaje muy querido por la gente de aquellas tierras). En realidad Felipe dejó muy atado que fueran los borgoñones quienes educaran y asesoraran a su hijo, pero Fernando El Católico, que ya tenía planes para su nieto Carlos, envió en 1505 a Flandes al humanista y erasmista jienense Luis Cabeza de Vaca (y no fue el único) para que éste fuese su maestro y transmisor del conocimiento de lengua y cultura castellanas (si bien cuando Carlos llegó a Castilla hablaba tan mal castellano que no se le entendía mucho).

Palacio de Margarita de Austria en Malinas (Flandes)

Grote Markt y Ayuntamiento

Las huellas en Malinas del que fuera Emperador son evidentes. Si nos dirigimos al corazón de la ciudad, que no es otro que su Plaza Mayor o Grote Markt, encontramos una estatua en piedra de un Carlos V entronado en la fachada principal de la vieja Lonja de Paños (ahora Ayuntamiento). De hecho la recreación escultórica del personaje es tan fidedigna que a pie de calle se aprecia perfectamente el mentón prominente que tanto le acomplejó durante toda su vida (padecía prognatismo).

Grote Markt de Malinas (Flandes)

«Tiene los ojos ávidos, el aspecto grave, pero no cruel ni severo; ni en él otra parte del cuerpo se puede inculpar, excepto el mentón y también toda su faz interior, la cual es tan ancha y tan larga, que no parece natural de aquel cuerpo; pero parece postiza, donde ocurre que no puede, cerrando la boca, unir los dientes inferiores con los superiores; pero los separa un espacio del grosor de un diente, donde en el hablar, máxime en el acabar de la cláusula, balbucea alguna palabra, la cual por eso no se entiende muy bien» Descripción del rostro de Carlos V realizada en 1525 por el Embajador veneciano Gaspar Contarini. 

Carlos V en Malinas (Flandes)

Escudo de Carlos V en Malinas (Flandes)

Este hermoso edificio, que comprende no sólo la Casa de Paños sino también el Palacio del Consejo Superior, puede ser visitado en su interior (de manera guiada, conviene preguntar en la Oficina de Turismo). Dentro, además de escudos con águilas bicéfalas, una chimenea superlativa y algunas dependencias poseedoras de una gran vistosidad hay algunas curiosidades dignas de ver. La primera es un tapiz prodigioso de la conquista de Túnez por parte de Carlos V y las tropas españolas en 1535, que al haber estado durante siglos resguardado de la luz conserva muy bien sus colores (la serie completa se encuentra entre la Armería del Palacio Real de Madrid y el Alcázar de Sevilla). Y la segunda tiene que ver con los vitrales en los que aparecen los escudos de todas las posesiones imperiales. Hay un detalle que me llamó poderosamente la atención. Y es que donde pone Toledo sale el escudo de Navarra (y donde está el escudo toledano dice que es de Navarra), un error que a saber desde cuando está ahí…

Símbolo de Plus Ultra de Carlos V en Malinas (Flandes)

La cerveza preferida de Carlos V

Carlos V se aficionó tanto a la cerveza de Malinas durante su juventud, que ya no encontraría otra que le supiese mejor que la Mechelschen Bruynen que se venía elaborando en la ciudad desde 1433. Nacida en el Gran Beaterio maliniense logró «enganchar» literalmente al bueno de Carlos. Tanto que cuando marchaba de viaje o residía en Castilla (incluso en su retiro de Yuste), iba acompañado de cerveceros que se ocupaban que nunca le faltara su «medicina» preferida. De hecho mandaba traer en barriles esta Mechelschen Bruynen para combatir a las que se hacían en España, mucho más suaves que a las que estaba acostumbrado en Flandes. De hecho su gusto pasaba por una cerveza cremosa, tostada y, sobre todo, bien amarga.

Cervecería Het Anker en Malinas (símbolo de la Gouden Carolus)

Los barriles que recibía en tierras de Castilla iban sellados con la correspondiente efigie del emperador a caballo, una imagen semejante a la de monedas de oro que hicieron durante su reinado. De ahí nace la cerveza Gouden Carolus, una de las más famosas de Bélgica. En la vetusta Fábrica de cerveza Het Anker, situada en el Beaterio de Malinas, dicen seguir la receta original que tanto seducía al Emperador y que marida perfectamente con carnes estofadas y a la brasa. Carlos V, obsesionado con la comida y la cerveza, encontraba en esta fusión una de las pasiones de su vida.

InformaciónLa fábrica de cerveza Het Anker (que significa «El ancla») se puede visitar de manera guiada, aunque tan solo en idiomas inglés y neerlandés. En español se hace a través de agencias radicadas en Bélgica como Buendía Tours. La duración de la visita es de hora y media y se degustan dos de las variedades de la Gouden Carolus. Precio: 7’5€ .

También es posible comer o cenar en su brasserie, el lugar idóneo para maridar la Gouden Carolus con buenos platos belgas e internacionales.

Ni el propio Rey Emperador Carlos se hubiera imaginado en vida que una de sus máximas huellas en Flandes es la cerveza de la que se enamoró en Malinas.

No hay demasiadas visitas guiadas en castellano con la temática de Carlos V y los españoles en Flandes, pero sí resulta recomendable esta excursión que une las ciudades de Malinas y Lovaina en la que ir tras la figura del emperador. Al igual que un breve tour de un par de horas por Bruselas con Carlos como protagonista.

Bruselas y la Corte del Emperador

Palacio de Coudenberg

Tres ciudades se vanaglorian de haber sido residencia del emperador durante más tiempo. Malinas, Valladolid (entonces capital judicial de la Corona de Castilla) y, sobre todo, Bruselas. Aquí se situaba la Corte de los Países Bajos al abrigo de uno de los Palacios Reales más imponentes de todo el continente europeo. El conocido como Palacio de Coudenberg, cuyo nombre hace mención a la colina sobre la que fue construido en plena Edad Media, fue escenario de momentos sin duda esenciales en la vida institucional de Carlos V. En 1515 fue proclamado señor de los Países Bajos en el Aula Magna del Palacio, una de las dependencias con mayor riqueza y solemnidad de la Corte. Y el mismo lugar que acogería cincuenta años más tarde las conocidas como Abdicaciones de Bruselas (1555-1556) en las que un abatido Carlos V renunciaba a ser la cabeza del Imperio y de sus distintos reinos para retirarse a un monasterio de la comarca extremeña de La Vera (concretamente a Yuste) para curar sus dolencias físicas y, sobre todo, espirituales.

Pintura del Palacio de Coudenberg en Bruselas (Palacio de Carlos V)

En tiempos del Emperador Carlos, el palacio se ve agrandado (La gran capilla fue una de sus ensoñaciones culminadas) y poblado con las obras de grandes pintores flamencos. Desde Brueghel el viejo hasta Rubens (aunque las de este último fueron realizadas mucho tiempo después de la muerte de Carlos). Pero en 1731 un incendio devastó por completo y no tenemos más descripciones de lo que fuera el Palacio de Carlos V que las que nos ofrecen escritos y pinturas de la época. Décadas más tarde, una vez demolidas las ruinas de Coudenberg, se levantó el actual Palacio Real. Y el mayor símbolo del poder imperial en Flandes se quedó en mera anécdota.

Galerías subterráneas del Palacio Coudenberg o de Carlos V (Bruselas)

Pero tras las obras de adecuación del tranvía en la Place des Palais de Bruselas se redescubrieron y recuperaron un buen número de galerías subterráneas y dependencias que formaron parte del viejo Palacio de Carlos V. Hoy día se puede caminar por corredores y pasadizos, e incluso las antiguas cocinas, entrando por el Museo BELvue de Bruselas (precio 7€, entrada combinada con el museo, 12€). Pasear por los vestigios arqueológicos de la que fuera la suntuosa residencia imperial supone recuperar una Leyenda de sus cenizas. Y recordar la figura de su más insigne ocupante a través de planos muy intuitivos que nos enseñan a identificar las partes del palacio por las que estamos caminando.

Restos del Palacio Coudenberg (o de Carlos V) en Bruselas

Sabías quéHubo una prisión muy conocida en Bruselas que se situaba en el mismo lugar en el que hoy en día se encuentra el Hotel Amigo (Cinco Estrellas, Rue de l’Amigo nº1). Al parecer el nombre viene de cuando los presos encarcelados allí, que apenas conocían palabras en castellano, trataban de llamar la atención de los soldados españoles exclamando «¡Amigo!«.

La Catedral de San Miguel y Santa Gudula

Muy cerca de Coudenberg, apenas un paseo caminando si se va hacia la Grand Place, una fachada muy Notre Dame de París se alza sobre nuestras cabezas. Se trata de la Catedral consagrada a San Miguel y Santa Gudula, y que recogiera los funerales del Emperador Carlos V encabezados por su hijo y heredero Felipe II. De allí partió una procesión fúnebre sin precedentes que los cronistas de entonces detallaron en sus escritos.

Detalle de la coronación de Carlos V en las vidrieras de la Catedral de Bruselas

Carlos así como su familia se dejan ver en las grandes vidrieras de la Catedral.

Carlos V en la Grand Place de Bruselas

El corazón de Bruselas es indiscutiblemente la Grand Place, para muchos la más bella de cuantas plazas existen en Europa. Un lugar en el que, como no podía ser menos, se perpetúan los recuerdos del Emperador. Como, por ejemplo, en la Lonja del Pan, más conocida por el sobrenombre de Casa del Rey (Maison du Roi, frente al ayuntamiento, ahora museo municipal) debido a que era utilizada por los duques de Brabante y en cuanto Carlos fue proclamado rey de España recibió esta denominación. Además el propio monarca ordenó la remodelación del lugar. En la fachada hoy neogótica (el edificio gótico de tiempos de Carlos fue reconstruido tras los bombardeos de 1695, como buena parte de la plaza) no cuesta situar la figura de bronce de Carlos V acompañado por su esposa Isabel de Portugal (aunque hay quien asegura que se trata en realidad de su abuela María de Borgoña)

Alfombra de flores en la Grand Place de Bruselas (Tapis de fleurs 2016)

Estatua de Carlos V en la Maison du Roi de la Grand Place de Bruselas

Una confusión ciertamente común es creer que la casa nº1 de la Grand Place de Bruselas, situada en el ala oeste y a la que se le dice en francés Maison du Roi d’Espagne (la Casa del Rey de España) hace mención a Carlos, el Emperador. Nada más lejos de la realidad, aunque la ubicación de una de las cervecerías más famosas de Bélgica (Roy dEspagne) nos pueda inducir a error. En realidad esta construcción barroca nació en 1697, al reconstruirse la plaza casi por completo, y está dedicada a la figura del último Austria, Carlos II de España, soberano de los Países Bajos y cuyo semblante aparece precisamente en la fachada.

El Rey Carlos II en la Grand Place de Bruselas

El Ommengang de Bruselas

En 1549 Carlos V vino a Bruselas con su hijo y heredero Felipe (quien sería Felipe II) para presentarle los que serán sus dominios. Apenas le quedaban siete años para abandonar definitivamente Flandes y retirarse al Monasterio de Yuste, por lo que durante muchos meses Carlos y su hijo viajaron a las ciudades principales de los Países Bajos españoles, siendo recibidos con grandes festejos. En Bruselas la celebración fue tan grande que casi quinientos años después se sigue recreando este momento cada vez que comienza julio. Se trata del Ommengang. La ciudad se vuelca por completo durante varios días mediante desfiles y representaciones históricas, catas de cerveza e incluso justas ecuestres. La gente se disfraza de los bruselenses de la época así como de sus personajes históricos preferidos. Y Carlos, por supuesto, tiene el papel protagonista de la festividad más importante y vistosa de Bruselas.

Escudo de Carlos V (Flandes)

Esto es parte, además, de algo mucho más grande y que se conoce como Carolus Festival, que comienza en mayo y termina a finales de agosto, y que se encarga de dar a conocer todos los perfiles posibles del Emperador Carlos V a través de exposiciones y eventos varios en la ciudad.

No cabe duda de que los bruselenses se sienten orgullosos de que su ciudad fuese la residencia más habitual del Carlomagno flamenco…

En Bruselas se están popularizando los tours siguiendo las huellas del Emperador Carlos V en la ciudad. Aquí el más recomendable en castellano (visita guiada de 2 horas).

Carlos V en otras ciudades flamencas

Lier

Gante, Malinas y Bruselas fueron la trilogía de ciudades esenciales de Flandes en las que el Emperador Carlos V forjó su figura. Pero viajando por otras ciudades flamencas es posible seguir el hilo de vida de quien pusiera los cimientos de una Europa unida (aunque entonces fuese por los lazos dinásticos). Como, por ejemplo, en Lier, a 20 km de Malinas u otros 15 km de Amberes, ciudad dentro de Brabante en la que se casaron sus padres Felipe el Hermoso y Juana I de Castilla. La ceremonia tuvo lugar un 20 de octubre de 1496 en la iglesia de San Gumaro (a la que llegaron atravesando el Puente de Aragón) y todavía queda reflejo de los novios, así como del propio Emperador, en las vidrieras del templo. Siendo un adolescente, muy poco antes de viajar por primera vez a España, Carlos tuvo interés en conocer dónde contrajeron matrimonio sus padres y se conoce que estuvo rezando en la misma San Gumaro (su padre ya había muerto y su madre estaba confinada en Tordesillas).

Brujas

¿Y Brujas? ¿Qué relación existe entre el Emperador Carlos V y la ciudad más famosa y turística de Flandes? Allí cabe destacar que nació Felipe el Hermoso y que su corazón está guardado en la Iglesia de Nuestra Señora dentro de una humilde caja de plomo junto al cuerpo de su madre (y abuela de Carlos), María de Borgoña. Además está documentado en el primer testamento del Emperador fechado en 1522, que éste exigió ser enterrado en este mismo lugar en el caso de encontrar la muerte en Flandes.

Imagen de Brujas (Flandes)

El Salón renacentista del Brugse Vrije, en la Plaza Burg, posee una de las más preciosas chimeneas barrocas que jamás se construyeron. Sobre el mármol y el alabrastro un inmenso friso de madera de roble nos descubre al propio Carlos junto a sus abuelos, los Reyes Católicos, así con Maximiliano de Austria y la Duquesa de Borgoña. Y no es todo, en esta misma sala hay un busto de terracota que inmortaliza al Emperador a la edad de ser proclamado Señor de los Países Bajos en el Palacio Coudenberg de Bruselas (1515). Incluso en la delicada fachada gótica del Ayuntamiento se recuerda su figura escultórica bajo el nombre en latín CAROLUS.

Efigie de Carlos V en Brujas (Flandes)

Amberes

La ciudad del río Escalda, cuyo puerto era de los más importantes en toda Europa (y sigue siéndolo), recibe al visitante en su plaza mayor (Grote Markt) con el escudo del Rey Felipe II (y único soberano de los Países Bajos), concretamente en la fachada del Ayuntamiento. Al parecer su padre, quien visitó la ciudad en distintas ocasiones, se hospedaba en el castillo de Steen junto al río, y se encargó de renovarlo casi por completo. Aunque los años, las guerras y las remodelaciones del muelle lo dejaron muy diferente a cómo estaba en su origen. Aún así es una postal medieval perfecta de Amberes (su edificio más antiguo) y los símbolos del gran Emperador Carlos V brillan en las paredes de la fortaleza (se puede entrar de manera gratuita pero es más interesante exterior que interiormente).

Castillo Steen de Amberes (Flandes, Bélgica)

En Amberes se publicó en 1543 la primera traducción al castellano del Nuevo Testamento por parte del protestante español Juan de Enzinas, quien además le presentó un ejemplar a Carlos V. Pero eso entonces estaba prohibido por la Iglesia Católica, por lo que sus libros fueron confiscados y él perseguido. En ese instante el Emperador estaba viendo cómo la Reforma iniciada por Martín Lutero se extendía de manera cada vez más rápida. Y bien es conocido que éste fue uno de sus mayores quebraderos de cabeza hasta el final de sus días.

Ayuntamiento de Amberes en la Grote Markt (Flandes, Bélgica)

Más tarde llegaría la Biblia Políglota de Amberes con el editor Benito Arias Montano y el «impresor» más importante del siglo XVI, Cristóbal Plantino. Nombrado architipógrafo regio por Felipe II tuvo la fama en España y los Países Bajos de poseer exclusividad en la publicación de textos religiosos (algo que no fue del todo cierto), lo que en la época suponía tener el triple de prensas que en la mismísima París. Actualmente uno de los mayores atractivos de Amberes es precisamente la casa, talleres y museo Plantin-Moretus (en Vrijdagmarkt), declarados Patrimonio de la Humanidad UNESCO en 2005.

Sabías quéLos amberinos (también llamados antuerpienses) y no el fútbol fueron quienes hablaron por primera vez de «la furia española». En esta ciudad vivieron la rabia de las tropas españolas en 1576, hastiadas por llevar meses sin cobrar un maravedí por la ruina de la Hacienda Real de Felipe II. Los rebeldes saquearon por completo Amberes e incendiaron muchos de sus edificios más importantes para cobrar con ira una deuda que les tenía como auténticos «mendigos» en Flandes. Si bien nunca en Amberes estuvieron felices con el Emperador ausente, Carlos V, nada tiene que ver la relación de los flamencos y de los propios españoles durante el reinado de su heredero, Felipe II, al que consideraron un personaje nefasto y perjudicial para sus intereses.

Fachadas de Gante (Flandes, Bélgica)

Pero las huellas españolas en Amberes que nacieron en los tiempos de Carlos van más allá. De hecho aún perviven en la manera de ser y entender la vida de la gente local (y en algunos apellidos más castellanos que Isabel la Católica), así como en el lenguaje de la calle. Porque, por ejemplo, a un amberino de pura cepa, nacido en la ciudad al igual que sus padres, se dice que es un sinjoren. Su fama de arrogantes se refleja en esta variación de la palabra castellana «señores». Lo mismo sucede con llamar a los niños pequeños con el término pagadder, que se trata de una clara alusión a la figura del «pagador», que eran esos soldados españoles de tan corta estatura que no podían ir al Frente y se debían ocupar del papeleo y de «pagar los sueldos».

Fachadas de la Grote Markt de Amberes (Flandes, Bélgica)

Lovaina

Lovaina era una ciudad a la que Carlos iba de paso, aunque sus dos hermanas se educaron aquí. Y, si bien, no quedan demasiadas huellas del emperador, conviene recordar que en la abadía Keizerberg (al norte de la ciudad, a un par de kilómetros del casco histórico) se encontraba la fortaleza de los Duques de Brabante y, por tanto, era el lugar escogido por este personaje para pernoctar (Lovaina se encontraba en plena ruta entre dos ciudades comerciales como Brujas y Colonia). Se cuenta que llegó a tener aquí su propio zoológico con animales tanto europeos como otros exóticos traídos de fuera del continente. Hoy no queda más que una abadía del XIX, pero sigue siendo un rincón especial por el que nunca está de más pasarse.

Castillo de Arenberg (Lovaina, Flandes)

Relacionado con Carlos tiene que ver que aquí pasaron no pocos años dos personas esenciales para el Emperador de cara a su formación. Y es que en Lovaina enseñaba teología Adriano de Utrech, el futuro Papa Adriano VI, o vivía el Señor de Chievres, Guillermo de Croy, con quienes viajaría a las Españas por primera vez en 1517. El que fuera Sumo Pontífice legaría los terrenos donde vivía a la universidad (el conocido como Colegio del Papa se ubica en la Plaza Hogeschoolplein). Mientras que el palacio de Arenberg, en su estructura actual, fue mandado erigir por el propio Guillermo de Croy.

El último viaje de Carlos

El 28 de agosto de 1556 el Emperador dice adiós por última vez a su Gante natal y, por tanto, a lugar donde todo comenzó que, como recordaréis, fue en una letrina de Prinsenhof. El 17 de septiembre embarca en Flesinga (al sur de La Haya en Países Bajos) escoltado por 56 navíos camino a su retiro en el Monasterio de Yuste donde fallecería dos años más tarde acogotado por sus propios fantasmas.

El que fuera el hombre más poderoso de la Tierra durante la primera mitad del siglo XVI cerraría sus ojos en La Vera extremeña, nada menos que a 1700 kilómetros de su amada Flandes. Desaparecía así el último César de Europa…

Gante desde el Castillo de Granvensteen (Flandes)

Recomendados para seguir la figura de Carlos V:

  • «Carlos V, el César y el hombre», de Manuel Fernández Álvarez (Editorial S.L.U. ESPASA LIBROS, 1999).
  • «La conspiración de Yuste: Hay que matar a Carlos V», novela histórica de Víctor Fernández Correas (Esfera Libros, 2008).
  • Documental de televisión «Carlos V. Un monarca, un imperio«.
  • Serie por capítulos: «Carlos, Rey Emperador» (RTVE).

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9 Respuestas a “Tras las huellas del Emperador Carlos V en Flandes”

  • […] la historia de la ciudad. Aunque todavía genere confusión entre los turistas que piensan que fue el lugar de nacimiento de Carlos V cuando este hecho tuvo lugar en Prinsenhof, un palacio más moderno y lujoso que este castillo residencial y defensivo a partes iguales que se […]

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