100 consejos útiles para viajar a Bután (Guía práctica)
Es evidente que Bután, el reino de la felicidad en los Himalayas, no forma parte de la lista de los países más visitados del mundo. Quizás por las normas tan singulares que posee para que controlar el turismo que atraviesa sus fronteras, o porque sigue siendo un país del que escasea la información práctica, suele generar no pocos interrogantes a la hora de preparar un viaje a este destino. ¿Cómo llegar a Bután? ¿Es necesario obtener visado? ¿Qué es eso de la tasa mínima diaria? ¿Se puede viajar por libre a Bután? ¿Cuántos días son necesarios como mínimo? ¿Qué lugares no deben faltan en nuestra ruta? ¿Cómo es el ascenso al Nido del Tigre? ¿Se puede asistir a las ceremonias religiosas? ¿Se diferencia mucho de Tíbet, su vecino de arriba? ¿Cómo son las carreteras? ¿Y los hoteles? ¿Se trata de un país caro o barato? Preguntas y más preguntas que surgen, como es lógico, cuando se tiene pensado viajar a Bután y comienza la fascinante fase de planificación (la cual reconozco que es una de mis favoritas).
Tras recorrer durante diez días esta pequeña nación abrazada por las montañas más altas del planeta, con objeto de que pueda serle útil a aquellos que tengan interés en realizar este viaje, he recopilado más de un centenar de consejos para viajar a Bután desde un punto de vista muy práctico. Y, de ese modo, solventar todas esas preguntas que yo mismo me hice antes de emprender una gran aventura en el reino del dragón del trueno, uno de los pocos países cuya apuesta pasa por mantenerse fiel a su filosofía de vida.
CONSEJOS PARA VIAJAR A BUTÁN
¿Cómo llegar a Bután?
Por aire
– Una inmensa mayoría de los visitantes que llegan a Bután lo hacen en avión, siendo los puntos de conexión más habituales Katmandú y Delhi. Sólo existen dos compañías aéreas en Bután que operan en países extranjeros. Druk Air, la aerolínea de bandera butanesa, vuela al aeropuerto internacional de Paro desde Katmandú y Delhi. Pero también añadió en los últimos años otras localidades indias como Calcuta, Gaya, Bagdogra o Guwahati así como nuevos destinos internacionales como Dhaka (Bangladesh), Bangkok y Singapur. La segunda aerolínea, Bhutan Airlines, creada en el año 2011 y única de carácter privado, también comunica Paro con Katmandú, Delhi, Calculta o Bangkok.
El aeropuerto internacional de Paro, en un valle a más de 2000 metros de altura rodeado de montañas de 4000/5000 metros, se considera uno de los más difíciles para llevar a cabo un aterrizaje o despegue. De ahí que sólo sean unos pocos pilotos los que están capacitados y, por tanto, autorizados para realizar esta ruta. Esta no deja de ser una de esas curiosidades sobre Bután que salen siempre a la luz a la hora de emprender un viaje a este destino. Pero que la cosa se quede en eso y no aflore miedo alguno puesto que jamás ha habido un accidente aéreo en este aeropuerto. ¿Que es difícil? Sí. ¿Que se hace todos los días y se lleva un control estricto y sólo se sale con condiciones climáticas y de visibilidad excelentes? También.
– Quienes realicen el viaje de Katmandú o Delhi a Paro y viceversa, no importa con qué aerolínea, deben saber que se vuela muy cerca de la cordillera del Himalaya y que las increíbles vistas de los grandes colosos de nuestro planeta, incluidos el Everest, el Lhotse, los Annapurnas, el Makalu, el Kangchenjunga y un largo etcétera de seismiles, sietemiles y ochomiles, justifican por sí mismos este viaje. ¡Qué panorámicas más maravillosas desde la ventanilla! Pero, ¿en qué lado y posición situarse para garantizar las mejores vistas de los Himalayas? Toma nota porque esto te interesa:
- Vuelos Delhi/Katmandú – Paro: Las vistas buenas son desde la ventanilla del lado izquierdo (Asiento con letra A).
- Vuelos Paro – Delhi/Katmandú: Las vistas buenas son desde la ventanilla del lado derecho (Asiento con letra F).
Por supuesto son mejores los asientos delanteros y traseros que evitan, en la medida de lo posible, el ala del avión.
La cuestión es… ¿Cómo de difícil es conseguir estos asientos? Porque no están garantizados para el que los quiera. Lo esencial es llegar con suficiente antelación al aeropuerto (3 horas al menos) y solicitarlos a la hora de facturar. Sólo Druk Air permite el check-in online, aunque a veces da fallos no permite realizar la selección de asiento por lo que lo más eficaz sigue siendo presentarse en la cola de facturación y pedir la ventanilla que más nos interese para la ocasión. Y, por supuesto, llevar a bordo la cámara de fotos.
Las montañas más emblemáticas de la cordillera del Himalaya que se ven en un vuelo a Paro desde Katmandú (y viceversa)
Por tierra
– Existe la opción de entrar a Bután por tierra, aunque no se trate de algo demasiado usual. Hay tres posibles entradas desde India por carretera en el Estado de Assam y las fronteras de Bengala Occidental. La más popular es la de Jaigaon a Phuentsholing (puertas abiertas de 6:30 am a 10:00 pm). Debe ser algo que se coordine con la agencia correspondiente para solicitar que el viaje comience en un punto concreto. El desarrollo es el mismo que si se accede por avión.
Documentación necesaria para viajar a Bután. ¿Cómo se obtiene el permiso de entrada? La tasa mínima diaria
– Bután cuenta con un modelo turístico que no se parece a cualquier otro. Tras un lento pero progresivo aperturismo donde se limitaba el número de accesos al país por parte de los visitantes extranjeros el gobierno impuso una medida de control de gasto en el destino a través de lo que se conoce como la «tasa mínima diaria». Un impuesto variable entre los 200 y 250 dólares americanos en función de si es temporada alta o baja en la que se incluyen gastos como alojamiento, transporte, guía, chófer, comidas, agua, entradas a sitios, etc.
* Nota de 2022: Tras la reapertura del destino después de la pandemia, el Gobierno ha decidido que la tasa de 200 dólares diarios sea aparte de los gastos pertinentes de hospedaje, visitas, entradas, etc…
– Por supuesto es obligatorio obtener un permiso de visado antes de viajar a Bután. Sin él resultará imposible subirse al avión. Dicho permiso no se puede solicitar la embajada o consulado correspondiente como sucede en otros casos. Sino que debe hacerse en la pertinente agencia de viajes que venda experiencias en Bután. Todo se procesa a través de un sistema en línea a través de un operador turístico butanés con licencia, bien de manera directa o con una compañía extranjera que sirva de intermediaria (y que, a su vez, tiene acuerdos con una agencia local). Se ocuparán de solicitar a los clientes que hayan contratado el viaje completo con ellos (guía, traslados, alojamiento, comidas o entradas) una copia del pasaporte. Las agencias, en realidad, se encargan de toda la tramitación. La necesaria carta de autorización será procesada por el Consejo de Turismo de Bután una vez se ha efectuado el pago correspondiente (exigen (200/250 dólares americanos por día de estancia + 40 dólares extra en un solo pago referente al visado). Una vez recibido el pago, la autorización del visado será enviada, demorándose como máximo unas 72 horas hábiles. En el punto de acceso, normalmente el aeropuerto de Paro, las autoridades butanesas exigirán dicha carta de autorización antes de poder estampar el visado definitivo en el pasaporte. Realmente el cliente que viaja al destino no se involucra en este proceso, sino la agencia local o intermediaria a la que se adquiere el viaje.
¿A cuánto asciende la tasa obligatoria que se paga por día de viaje en Bután?
– La cantidad de la tasa mínima diaria varía en función de la temporada a la que se viaje a Bután. En la denominada temporada baja (enero, febrero, junio, julio, agosto y diciembre, peores en cuanto condiciones meteorológicas) se pagan 200 dólares por día. Mientras que durante la temporada alta (marzo, abril, mayo, septiembre, octubre y noviembre, meses con menos lluvias) se pagan 250 dólares diarios. Para grupos de 3 o más personas. Para 1 ó 2 personas se paga un extra por día de estancia, que según la web oficial asciende a otros 30€ más por cada uno.
– En realidad parece un proceso complejo pero no lo es. En resumen, los viajes a Bután sólo se pueden organizar con agencia y el precio cerrado dependerá entre otras cosas, de los días de estancia en el lugar. El usuario compra un viaje y no se tiene que preocupar de trámite alguno salvo tener el pasaporte en regla con más de seis meses de vigencia a partir de la llegada al destino con, al menos, una o dos páginas libres para estampar el sello de entrada. Y pagar el valor del viaje, por supuesto.
Más información en:
CÓMO CONSEGUIR EL PERMISO DE ENTRADA A BUTÁN (PARTICULARIDADES DE LA TASA MÍNIMA DIARIA)
* Nota de 2022: Tras la reapertura del destino después de la pandemia, el Gobierno ha decidido que la tasa de 200 dólares diarios sea aparte de los gastos pertinentes de hospedaje, visitas, entradas, etc… Por lo que todo este apartado en estos momentos no gozan de validez. Espero que le den una vuelta a este esperpento que hará que Bután sólo lo visiten personas millonarias. Se prevé que muchos trabajadores locales relacionados con el turismo se queden en la calle o que muchos hoteles se vean obligados a cerrar.
¿Se puede viajar por libre a Bután?
– La respuesta es clara. No se puede viajar por libre a Bután (salvo que seas nacional de India, Bangladesh o Maldivas). Sino que se viaja a Bután de manera organizada a través de agencia. Cierto es que existen numerosos programas y propuestas de más o menos días, ir solos, en un grupo más o menos grande, elegir determinadas actividades o destinos, hoteles, guías de un idioma determinado (en castellano sólo hay cuatro), etc. Existe bastante flexibilidad al respecto y cada vez se perfilan más recorridos o experiencias en Bután. Tanto con planes super cerrados como a medida. Por lo que quien desee viajar a Bután, sabiendo de antemano esta particularidad, ya tiene claro cómo hacerlo. Contratándolo con una agencia, la que más le convenza en cuanto a propuestas, atención, confianza, precio, diseño del itinerario, etc.
¿Con quién organicé yo el viaje a Bután?
Quizás ya sepas que llevo un tiempo proponiendo varios viajes de autor al año en los que los lectores o personas interesadas pueden venir conmigo a recorrer destinos algo atípicos. Y en 2019 nos atrevimos con Bután, de ahí que Pangea, con la que colaboro desde hace años para estos temas, sea precisamente una de las pocas agencias españolas que tienen experiencia en este destino y, por tanto, en la que he confiado para hacer de este viaje una realidad.
Si quieres formar parte de la próxima salida que se organice en Bután (probablemente en 2021) no dejes en contactar conmigo (titula el mensaje QUIERO IR A BUTÁN CON SELE) y te avisaré de éste y los próximos viajes de autor a destinos insólitos.
¿Cuándo viajar a Bután? Mejores meses para rendirle una visita al reino del dragón del trueno
– Los mejores meses para viajar a Bután y encontrar un clima más agradable y menos lluvioso son octubre, noviembre, marzo, abril y mayo. Cuando más lluvia hay es en verano, coincidiendo con los monzones (junio, julio, agosto y buena parte de septiembre). Tras estos meses estivales se sucede un período ideal en el que el cielo se encuentra más limpio y despejado, pudiéndose apreciar mejor las siluetas de las grandes montañas. Octubre y noviembre además coinciden con varios tsechus (festivales), lo que convierte a ambos meses en el momento más álgido para visitar Bután. Diciembre, enero y febrero son bastante fríos, aunque no tanto como el Tíbet, por lo que sumado a una disminución de la tasa mínima diaria (200$ en vez de 250$) y la presencia de menos turistas en el país puede resultar bastante interesante. Las ventajas de planificar un viaje a Bután en marzo, abril o mayo, sobre todo en los dos primeros, radica en la posibilidad de presenciar la floración de los rodoendros (especialmente en Punakha) y otros tipos de plantas y árboles.
– En un país como Bután, entre valles y montañas, el clima puede ser radicalmente distinto a distancias ridículas. Es posible que esté lloviendo a cántaros en Thimphu y tener un sol de justicia en Paro. El norte es más frío por su cercanía al Himalaya, el sur es semitropical (similar al sur de Nepal) y el centro suele gozar de una temperatura algo más agradable. Las mañanas y noches son frescas, mientras que en las horas centrales del día se pueden superar los 20º en una ruta normal (salvo de diciembre a febrero), por lo que se recomienda una vestimenta (por capas) que irse poniendo o quitando en función de cómo se comporte el termómetro. Y, da igual si se trata de la época seca, porque puede llover en cualquier momento, por lo que un chubasquero y/o paraguas siempre son bienvenidos.
¿Hacen falta vacunas para viajar a Bután?
– Para viajar a Bután no existe ninguna vacuna obligatoria y recomendadas son las mismas que deberíamos tener puestas de siempre (Hepatitis A + B, Tétanos, etc…). Generalmente resulta extraño que la gente se vacune para ir a Bután. De todas formas para el tema de vacunas lo más adecuado es consultar bien a un médico o leer las recomendaciones que nos ofrezca el Ministerio de Sanidad de nuestro país y ser consecuentes con nuestra decisión.
– Es aconsejable llevar (y ponerse) protección solar. Bután está bastante elevado y el sol quema aunque el día amanezca muy nublado. Así que la crema, gorra (o sombrero) así como unas buenas gafas de sol no deben faltar dentro del equipaje.
Consideraciones sobre el mal de altura en un viaje a Bután
– La altura media en Bután es de alrededor de 2300 metros sobre el nivel del mar, aunque en algunas ocasiones será usual encontrarse en un puerto de montaña a 4000 metros. Es raro llegar más alto. Y, dado que en Bután no está permitido practicar el alpinismo por encima de los 5000 meros por considerar las montañas más altas como sagradas, no nos encontraremos con las mismas circunstancias, ni mucho menos, que en Tíbet (cuya capital, Lhasa se encuentra a 3650 metros y de ahí se va para arriba). Por tanto, el mal de altura no es un tema que debiera preocuparnos, lo que no significa que no debamos tomar ciertas precauciones y permanecer alerta ante determinadas circunstancias. Porque no estamos exentos a posibles mareos, dolor de cabeza, náuseas o falta de energía cuando estemos en los puntos más elevados.
Consejos para prevenir o mitigar los efectos de la altura
- Hay que irse haciendo a la altura antes de realizar determinados esfuerzos físicos. En el caso de Bután lo más recomendable es dejar el ascenso al Nido del Tigre para el final. O llevar a cabo los trekkings más exigentes después de unos días de aclimatación.
- Resulta imprescindible beber mucha agua con el objeto de transportar mayor cantidad de oxígeno a las células. Hidratarse es la mejor solución para prevenir o aliviar los efectos del mal de altura.
- Evitar comidas copiosas con mucha grasa y no consumir demasiado alcohol.
Existe un dicho popular boliviano acerca del mal de altura o soroche que asegura que «Comer poquito, caminar despacito y dormir solito» es algo más que un buen consejo parahacer las cosas bien cuando se llega a sitios muy elevados.
– Aún así el mal de altura tiene un condicionante psicológico muy alto. Si nos obsesionamos y estamos cada dos minutos narrando la sintomatología es mucho peor. Hay que dejar de darle vueltas y estar a lo que tenemos que estar, que es a disfrutar de un viaje espectacular. La cabeza juega muy malas pasadas y no debemos volvernos unos hipocondríacos, que no es para tanto. Y menos en Bután, con una altura media inferior a la de muchos países en los que no nos tomamos tantas molestias.
La casa de cambio: Monedas aceptadas en Bután y sobre el uso de las tarjetas de crédito
– La moneda oficial de Bután es el Ngultrum butanés (BTN), cuyo valor es idéntico al de la rupia india. A finales de 2019 la equivalencia era de entre 75 y 80 BTN por 1 euro. Se obtiene en bancos nacionales y casas de cambio. Éstas no son como imaginamos, ya que muchos comercios están autorizados a cambiar dinero (nosotros lo hicimos en un establecimiento de venta de calzado deportivo en Thimphu). También hay hoteles que cambian. Aún así están comúnmente aceptados en las compras los dólares, los euros y las rupias indias. De hecho resulta bastante usual que devuelvan mezclados los ngultrum y clásicas rupias con la efigie de Gandhi.
Billetes y monedas. ¿De qué valor los tienen?
Dado el insignificante valor de las monedas (chetrum) es casi imposible encontrárselas en las transacciones comerciales que hagamos. Siempre nos manejaremos con billetes ngultrum. Los hay con un valor de 1, 5, 10, 20, 50, 100, 500 y 1000. Es decir, la equivalencia del billete más grande que poseen en Bután es de 1000 = 12,70 €.
– Si bien hay algún que otro cajero automático en Thimphu o Paro el uso de las tarjetas de crédito no está demasiado implantado todavía. En muy pocos sitios las aceptan. Salvo en algunas tiendas donde venden artículos caros (como tangkas, joyas, etc.) que sí indican la validez de determinadas tarjetas VISA y Mastercard. Por supuesto nunca está de más llevar alguna encima durante el viaje, pero con bastante probabilidad no tengas que sacar la tarjeta de crédito de la cartera. En Bután sigue imperando pagar en efectivo.
– Dado que cuando se contrata un viaje a Bután está incluido el transporte por carretera, vuelos internos, hoteles, entradas, guía, chófer, comidas y agua, etc. el gasto en el destino no suele ser elevado. De ahí que sea preferible cambiar moneda en cantidades no demasiado grandes. En mi caso particular, ya que me gusta comprar recuerdos y artesanía, recuerdo que cambié no más de 150€ para 10 días. También era sabedor que aceptan con total normalidad euros o dólares y que si necesitaba gastar algo más, no tendría problema alguno.
¿Cuántos días se recomiendan para viajar a Bután?
– Bután se trata de un destino cuyo coste al visitante depende de los días en que esté (debido a la tasa mínima impuesta de 200/250$ por cada día de estancia), por lo que resulta muy usual que muchas personas decidan pasar poco tiempo en este destino y utilizarlo para complementar un viaje más grande a países como Nepal o India. Así que no es raro que haya viajeros y viajeras que decidan una estancia de sólo tres o cuatro días para que les de tiempo a ver Thimphu, Paro y, por supuesto, el Nido del Tigre, número uno de los objetivos de quienes visitan el pequeño reino asiático. Y, de ese modo, no encarecer en demasía su experiencia butanesa.
– Para ver algo más que lo típico, que sería los Thimphu, Paro, Nido del Tigre y la antigua capital, Punakha (aprox para cinco días), recomiendo hacer diez días en Bután. O, al menos, que el viaje supere la semana de duración. Sólo así se accederán a otros valles, lugares menos concurridos y habrá tiempo de visitar muchos más dzongs (fortalezas), monasterios y templos o incluso practicar algo de trekking.
Lugares imprescindibles que ver en un viaje a Bután
– Uno de los grandes atractivos de Bután tiene que ver con una muy apreciable armonía en sus edificios, casas y monumentos. Todas las construcciones siguen los preceptos de la arquitectura tibetana y resulta raro encontrar construcciones que desentonen o rompan un delicado equilibrio. De hecho se puede decir que hay más y, en ocasiones, mejores muestras de arquitectura y artesanía típica tibetana en Bután que en el propio Tíbet. La influencia del vecino, tanto en la religión (budismo tibetano) como en las formas de los edificios civiles y religiosos, es máxima. Uno de los mejores ejemplos está en los dzongs, que son enormes fortalezas que aglutinan el poder político, militar y religioso de una provincia o distrito. Precisamente son éstos, los dzongs, son atractivos de gran interés para aquellos que llegan a Bután. Y, sin duda, los más hermosos son los de Punakha, Trongsa o Thimphu.
– En un país donde el budismo tibetano cuenta con tanto arraigo es lógico que los monasterios y templos, además de los ya mencionados dzongs, tengan una notable presencia en los itinerarios más completos que se pueden realizar en Bután. Algunos de gran antigüedad (aprox siglo VII), aunque la mayoría corresponden al siglo XVII, período en que se unificó el país antes dividido en pequeños territorios feudales
Selección de lugares a visitar en diez días
– Para conocer de manera más detallada las maravillas que ver en Bután recomiendo leer el artículo dedicado en exclusiva a exponer todos y cada uno de los lugares esenciales que deben formar parte de un viaje a este país. Se trata de una lista de rincones recomendados para una estancia de alrededor de diez días. Aunque de una manera muy resumida y esquemática serían éstos:
- PARO: El lógico punto de llegada/salida por la presencia de aeropuerto internacional. Tiene un dzong del siglo XVII, justo encima, un museo sobre la historia, cultura y tradición butanesa. También uno de los templos más antiguos del país (Kyichu Lhakhang). Es la base ideal para ascender al Nido del Tigre, dar un salto al valle de Haa y también para las compras de última hora (artesanía y recuerdos) en las muchas tiendas que jalonan su avenida principal entre arrozales.
- EL NIDO DEL TIGRE: No existe mejor imán para quienes viajan a Bután que éste. Sin duda constituye el mayor reclamo turístico de Bután este monasterio con nueve templos que cuelga de un acantilado, lugar al que llegaría el Gurú Rinpoche en el siglo VII a lomos de una tigresa para luchar contra los demonios y retirarse a meditar en una pequeña cueva. El ascenso requiere sobrepasar un desnivel a pie de alrededor de 800 metros que se realiza aproximadamente en tres horas (y dos de bajada). El resultado es inmejorable. (Recomiendo leer unos párrafos más adelante algunas «consideraciones y consejos para subir al Nido del Tigre»).
- THIMPHU: La capital de Bután desde 1952 se extiende en un valle muy frondoso rodeado de grandes montañas. Tiene 200.000 habitantes y sus grandes atractivos son el Tashichoedzong, uno de los dzongs más grandes e importantes de Bután, el Memorial Chorten (estupa estilo tibetano) en honor al tercer rey de la nación, un Buda gigante y dorado de alrededor de 50 metros de altura que corona la ciudad, así como la escuela de artes y oficios donde se puede ver in situ a los aprendices tallando máscaras ceremoniales o diseñando nuevos tangkas (altares portátiles pintados con una minuciosidad extrema). Interesante es la reserva natural del Takin, una gran herbívoro que vive en el Himalaya cuyo aspecto físico parece un collage de varias especies (cara de cabra, hocico de alce y cuerpo de vaca según los butaneses).
- PUNAKHA: Durante siglos fue la capital política y religiosa de Bután. Hoy sigue viendo coronar a sus monarcas en su espectacular dzong, probablemente el más hermoso de cuantos se pueden visitar en Bután. Este edificio poblado de rodoendros y jacarandas que florecen en primavera se ubica en la confluencia de dos ríos, Pho Chu y Mo Chu, lo que le hace parecer que esté a punto de echarse a navegar. Muy cerca hay un puente colgante que se dirige a la campiña. A menos altura que otros valles butaneses, Punakha vive de sus dos cosechas de arroz al año que se cultiva en onduladas terrazas. A las afueras se encuentra el Templo de la Fertilidad (Chimi Lhakhang), el cual es visitado por muchas mujeres que quieren ser madres (y las cuales deben dar tres vueltas al templo con un gran falo de madera) así como obtener la bendición del monje que cuida el lugar.
- DOCHULA PASS: Un puerto de montaña a mitad de camino de Punakha y Thimphu que no sólo permite ver (si el día está despejado) algunos colosos del Himalaya sino que también posee un bellísimo y evocador conjunto de 108 chortens (estupas) que recuerdan a los fallecidos por la lucha contra los rebeldes de Assam. Un lugar cargado de espiritualidad y fotogenia (donde además invitan a café y pastas).
- VALLE DE PHOBJIKHA: Uno de los valles más bucólicos y encantadores de Bután. Es por muchos el elegido para llevar a cabo diversas rutas de senderismo por sus campos y granjas tradicionales. Desde finales de octubre hasta marzo recibe la visita de cientos de grullas de cuello negro procedentes del Tíbet para pasar el invierno bajo un clima más benévolo que el que tienen al otro lado de la cordillera del Himalaya. Hay un centro de interpretación de esta especie donde se organizan avistamientos y actividades. Por otro lado la aldea de Gangte, donde trabajan algunos artesanos las pinturas – tangkas, posee un curioso monasterio en el que merece la pena detenerse. Sin duda, este valle es un gran destino de turismo rural en el que despertarse con unos paisajes deliciosos.
- TRONGSA: Un cruce de caminos este-oeste y norte-sur con uno de los dzongs más impresionantes de Bután. Si se quería impedir el paso de caravanas de un lado a otro simplemente tenía que cerrar sus puertas, lo que le sirvió para recaudar suculentos impuestos aduaneros. El heredero a la Corona de Bután debe ser gobernador dos años de Trongsa antes de poder aspirar a ser rey.
- BUMTHANG: Región con cuatro valles (Choekor, Tang, Chhume y Ura) que representa la Bután más rural y tradicional. En el valle principal, Choekor, además del dzong de Jakar, se pueden visitar santuarios sagrados, algunos de los cuales tuvo de huésped al mismísimo Gurú Rinpoche. Es el caso de Kurjey Lhakhang, donde se conserva la supuesta hendidura en la roca del considerado en el país como «un segundo Buda». Hay un recorrido muy interesante hacia otros templos, por lo que la zona da para quedarse varios días si se desea. En el valle de Tang, el más alejado, se puede conocer por dentro una mansión señorial y transitar por algunos de los parajes más conmovedores de Bután.
- VALLE DE HAA: El lugar de procedencia de la Casa Real butanesa es un valle separado por un puerto de montaña de 4000 metros de altitud desde Paro. Lo que en helicóptero suponen 10 minutos, en coche son 3 horas largas aunque con el Chele-la Pass como premio (repleto de banderas de oración e impresionantes vistas del pico nevado de Jomolhari (7.326 m.) a mitad de camino. Dos de los templos más antiguos de Bután (Templo Blanco y Templo Negro) se pueden visitar tranquilamente porque aquí llega menos del 10% de los turistas que viajan a Bután. Ideal para pernoctar en guesthouses o establecimientos rurales típicos.
– Hay muchos viajes posibles a Bután que no tienen que ver con lo expuesto anteriormente. Por ejemplo los amantes del trekking deben saber que hay rutas señalizadas para varios días como, por ejemplo, el Druk Path Trek entre Paro y Thimphu (6 días), el de los mil lagos al norte de Thimphu (5 días) o una alternativa para ver el Nido del Tigre desde otra perspectiva en una ruta de un par de días días (Bumdrak Trek). Incluso es posible practicar alpinismo en el entorno del Monte Jhomolhari, aunque sin posibilidad de hacer cumbre, cosa que está prohibida). Para los amantes de la fauna conviene saber que hay parques y santuarios de la naturaleza más pura como el Royal Manas, habitado por una diversidad increíble de animales (tigres, elefantes, leopardos, rinocerontes, etc.). Pero muy pocos lo incluyen en sus itinerarios, quizás por desconocimiento o por falta de tiempo para poder hacer otras visitas.
Sobre el ascenso al Nido del Tigre (Consideraciones y consejos)
– El desnivel total de la subida al Nido del Tigre desde el punto de partida en Paro es de alrededor de 800 metros de altitud. Se asciende a un total de 3100 metros sobre el nivel del mar, por lo que además de estar suficientemente aclimatados conviene subirlo sin muchas prisas y, a ser posible, en una fase final del viaje (no sólo para una mejor aclimatación sino también para terminar esta gran aventura por todo lo alto). Físicamente hablando requiere un estado de forma mínimamente aceptable o el esfuerzo será notable. Lo suben personas de todas las edades, cada una a su ritmo, en esta ruta de nivel medio o, más bien, medio-bajo. Lamentablemente la tigresa voladora del Gurú Rinpoche no ha vuelto a efectuar viajes a este lugar tan sagrado como extraordinario, pero no conviene torturarse al respecto. Lo sube gente con prótesis de rodilla y personas no recién jubiladas precisamente. ¡Incluso hay quien hace otros templos que están más arriba! Es cuestión de tomárselo con calma y optimismo. El resultado merece la pena. ¡Vaya si lo hace!
– Caminando la subida con paradas y descansos varios (se toman muchas fotografías) es de aproximadamente tres horas. Existe la posibilidad de hacer la mitad de la travesía a caballo (sólo en sentido subida y no bajada) hasta la conocida como cafetería donde se habrá salvado buena parte del desnivel. Se suelen contratar con antelación y esto tiene un coste de entre 20/25 euros. El recorrido es de alrededor de 40 minutos.
– Para evitar aglomeraciones (aunque no es la muralla China todo el que viaja a Bután quiere ver el Nido del Tigre) lo mejor es comenzar la subida con las primeras luces del día a partir de las 6:00 de la mañana. Más tarde empieza a llegar más gente así como a aumentar el calor.
– Hay un inconveniente con respecto a madrugar que no tiene que ver con el sueño sino con la luz. Los mejores ángulos para fotografiar el Nido del Tigre quedan a contraluz a primerísima hora de la mañana. Mi consejo es entrar primero al conjunto religioso, visitar tranquilamente todos sus templos, y dejar las fotos «típicas» para cuando se regresa. Hallarás posiciones increíbles con el sol a un costado y, por tanto, una luz mucho más benévola para tomar fotografías (por fuera, por dentro no está permitido). Cierto es que hay quien se plantea subir de tarde, pero la consecuencia es descender un camino complejo completamente a oscuras. Y raro será que tu guía (que sin él no puedes entrar al monasterio) lo encuentre acertado.
– Conviene llevar agua suficiente y alimentos energéticos (barritas, frutos secos, plátanos, etc.), aunque existe la posibilidad de comprar agua y refrescos en la cafetería que está a mitad de camino. Incluso comer. Para quienes llegan por la mañana pueden tomar café, té y galletas de manera gratuita.
En el reportaje MARAVILLAS QUE VER EN BUTÁN, LA TIERRA DEL DRAGÓN DEL TRUENO hago un inciso mucho más amplio sobre el Nido del Tigre y las etapas que se llevan a cabo en el ascenso.
Festivales en Bután
– Cada año en los distritos y algunas localidades importantes de Bután se celebran importantes festivales de carácter religioso, cultural y social. Los conocimos como tsechus son fiestas religiosas del budismo drukpa en las que hay danzas y ceremonias coloridas en escenarios realmente apropiados para dichos acontecimientos (normalmente en dzongs, monasterios o templos). Los monjes se atavían con prendas diferentes a sus clásicas túnicas bermejas y se colocan máscaras de criaturas o deidades para después bailar y pronunciar cánticos sobre leyendas e historias de la tradición budista e incluso local. Estos festejos se celebran por todo lo alto y duran varios días (de hecho tsechu significa «diez días» en la lengua butanesa).
– La mayor parte de Tsechus tienen lugar entre los meses de septiembre, octubre y noviembre, lo que convierte nuevamente a este periodo en un momento excelente para visitar Bután. Aunque igualmente los hay durante todo el año, incluso en temporada de lluvias Sin duda asistir a un tsechu puede ser una de las mejores vivencias del viaje (los de Thimphu y Paro son los más multitudinarios). Las fechas varían cada año puesto que dependen del calendario lunar, aunque normalmente las de los más célebres del país se suelen conocer con, al menos, un año de antelación. Un factor determinante a la hora de programar una ruta, ¿verdad?
¿Cómo conocer las fechas de los festejos de Bután?
En la web de la Oficina de Turismo de Bután se pueden buscar los eventos programados por mes y todos los años en el espacio online de la aerolínea nacional Druk Air se actualiza el calendario de eventos.
El alojamiento en Bután
– Los hoteles de Bután han vivido una mejoría evidente en los últimos años. Cierto es que los visitantes no suelen elegirlos sino que se encuentran con determinados hospedajes dentro de un plan cerrado. Pero, salvo excepciones, se trata de hoteles bien acondicionados de un nivel equivalente a las 3 estrellas (en ocasiones se puede hablar de 3 Superior ó incluso un 4*). Los mejores, sin duda, están en Paro, Thimphu o Punakha. Fuera de las ciudades clásicas, sobre todo en los entornos rurales (Bumthang, Valle de Phobjikha, etc.), los alojamientos son algo más rústicos y básicos. Aunque quienes han viajado hace algunos años a Bután y han regresado recientemente destacan un subida notable del nivel así como el servicio al cliente.
– En el caso de querer hoteles de 4 estrellas o superiores el pago de los 250$ de la tasa diaria mínima se dispara. Lo mejor es especificarlo en la agencia correspondiente y preguntar por el precio. El conocido como «lujo asiático» en Bután es aún escaso, por lo que lo poco existente supone un coste extra bastante importante.
Cómo moverse en Bután
– Dado que cuando se contrata el viaje a Bután está incluido el transporte con el chófer no será necesario aprenderse ninguna línea de autobús ni saber cómo funciona un taxi. Los viajes se suelen hacer, en grupos de más de cinco personas, en una especie de minibuses (si uno se fija son todos iguales) con espacio suficiente para los ocupantes y el equipaje. En general son vehículos con pocos años (todos llevan puerto USB, ideal para cargar móviles y/o cámaras durante la ruta) e ideales para un viaje de este tipo.
¿Cuál es el estado de las carreteras en Bután?
– En un país tan montañoso y en el que se viaja de valle en valle resultaría ilógico imaginarse rectas kilométricas y autopistas de varios carriles, ¿no es cierto? En efecto, Bután es un país donde las distancias cortas se hacen largas y hay más curvas que en el logotipo de los Juegos Olímpicos. El asfalto, salvo en determinadas zonas (y se están haciendo obras constantes) no está en mal estado. Pero de lo que no podemos huir es de la sinuosidad de unas carreteras que suben y bajan montañas una y otra vez. A veces 250 kilómetros pueden suponer doce horas de viaje. De ahí que los recorridos por carretera en Bután no se planifiquen con demasiada ambición y, de ese modo, se pueden aminorar los tiempos en el vehículo con el que nos estemos moviendo. En época de monzones son más frecuentes de lo deseable los desprendimientos o corrimientos de tierra y, por esa razón, algunas carreteras pueden sufrir cortes temporales.
– Las personas que sean propensas a marearse en el coche o en el autobús deberían llevar, por si acaso, alguna pastilla antimareo tipo biodramina (y si es con cafeína mejor, para no adormilarse durante el día). Y hacer caso a estos consejos de alguien como yo, que me pasé media vida con bolsas de plástico junto al asiento:
- Los asientos donde menos movimiento hay son los que están delante.
- Evitar leer o estar mirando el teléfono móvil durante los trayectos por carretera.
- Ventilar el vehículo (abrir ventanas o poner el aire acondicionado si lo hubiera).
- Mantener la vista en un punto fijo en el horizonte.
- Hay mucho de sugestión en los mareos. Cuanto más piensas en que te va a suceder más probabilidades hay de que definitivamente ocurra. Lo mejor es evitar hablar del tema o que te lo estén recordando todo el rato.
- Parar de vez en cuando a despejarse y así tomar el aire.
- Mantén tu mente ocupada, conversa con la gente que tienes alrededor (de lo que quieras pero que no salga el tema de los mareos).
- Comer algún alimento sólido antes del viaje. Aunque evita las comidas copiosas o difíciles de digerir.
La comida en Bután. ¿Qué tal se come? ¿Cómo son los restaurantes?
– La cocina butanesa no está entre las más variadas y ricas de Asia. Si la comparamos con India o China sale claramente perdiendo, pero aún así es más defendible de lo que uno puede llegar a pensar. Notablemente influenciada por la gastronomía hindú, así como tibetana, tiene al arroz como la base de todo. A partir de ahí carne de pollo (también de cerdo o ternera, pero menos), muchas verduras y todo regado de especias. Por supuesto, el picante está muy presente en buena parte de las recetas butanesas. Uno de los platos más recurrentes en Bután es el que lleva momos, una especie de empanadillas hervidas o al vapor de carne o verdura que triunfan en Nepal o Tíbet. También son frecuentes las sopas o caldos, muy sabrosos. La sopa de lentejas es todo un clásico. Con el tiempo es cierto que la comida puede hacerse un tanto monótona. Y, por el momento, no abundan los platos internacionales (ni tan siquiera pizza o pasta).
– Al igual que con los hoteles, los restaurantes están prefijados de antemano, por lo que los turistas que contratan un viaje a Bután no tienen que preocuparse por buscar los sitios donde se va a comer (ni de rascarse el bolsillo porque ya lo hicieron antes). Lo normal es que en un día de ruta la comida se haga en un restaurante y la cena en el propio hotel (abunda el concepto de buffet libre). Por lo que, salvo excepciones, lo de elegir platos de una carta no es algo que se suela hacer sino que, o se sirve un menú cerrado o se escogen las opciones (no demasiadas) que se deseen entre varias bandejas. NOTA: No están incluidas las bebidas como refrescos, vino o cerveza (que se pagan aparte).
– Los restaurantes tienen una calidad bastante aceptable. Y, podrá gustar más o menos la variedad de platos ofertados, pero se puede comer bien y con la tranquilidad de estar haciéndolo en un sitio limpio y cuidado.
¿Cuál es el trato de los butaneses a los visitantes extranjeros?
– Uno llega a Bután quizás por las fotos del Nido del Tigre. Pero termina quedándose con el valor, amabilidad y simpatía de la gente. Los locales siempre son sonrientes y educados con quienes les rinden una visita. Valoran muchísimo que se haya escogido su pequeño y aislado reino entre montañas para pasar unos días. Y son conscientes de que el turista foráneo hace un gran esfuerzo para estar allí.
– No existe la sensación que sí hay en otros países de que el turista es como un dólar andante. Es prácticamente imposible que alguien te importune para que entres su tienda o le compres algo. Y mucho menos que te pidan dinero. Al contrario, los butaneses son extremadamente tímidos y muchas veces no se dirigen al visitante por temores meramente idiomáticos. Uno se siente muy bien recibido en este destino en el que la gente es, de largo, su mayor garantía.
Compras en Bután. ¿Es un país caro o barato? ¿Dónde es mejor comprar?
– Bután no es un país en el que abunden las tiendas de souvenirs. Las de artesanía se dejan ver, sobre todo, en Paro, aunque las hay en todas las localidades de cierta importancia. Venden múltiples objetos partícipes en la vida del budista (molinillos de oración, campanas, cuencos tibetanos, etc.), aunque probablemente lo más llamativo sean las máscaras de madera que los monjes utilizan en los tsechus así como los tangkas, pinturas de la vida de Buda o con mantras (también con la rueda de la vida) plasmados una minuciosidad extraordinaria. De hecho algunos tangkas necesitan meses para terminarse.
– Aún así los objetos artesanales que se venden en Bután no difieren demasiado de los que se pueden comprar en países como Nepal o Tíbet. Con la diferencia de que los precios en Bután son muchísimo más elevados. Máscaras que en Nepal costarían 40€ en Bután pueden costar cinco veces más (y sin son más elaboradas multiplicarse su valor), así que se vuelve conveniente rebuscar mucho para encontrar algo bueno a un precio decente. En resumen, Bután no es país para compras y, salvo que algo nos guste mucho, hay que pensárselo bien. O esperar a Nepal o India, si se viene de uno de estos destinos, donde hay cosas igualmente interesantes con un coste mucho más reducido para los compradores.
– En Bután no se estila un regateo, digamos, excesivo si lo comparamos con los países del entorno. En ocasiones sí se pueden obtener descuentos de un 5% o un 10% (con muchísima suerte un 15%), pero no más. Y eso que cuando te dicen el precio de algo piensas que están multiplicando varias veces su valor y que van a estar dispuestos a una rebaja. Pero no. Y por mucho que presiones no van a salir a buscarte con la calculadora en la mano. Esto no es Nepal, India, Tíbet o Marruecos. Si no te convence el precio, mejor ve buscando otra cosa.
– En Paro hay más tiendas que en ningún otro lugar de Bután, por lo que al haber más variedad y, sobre todo, más competencia que en otras ciudades del país, es buena idea esperar aquí (se suele estar el día antes de partir en avión) para adquirir algunos recuerdos que llevarse a casa. Hay mejores precios y más posibilidades para regatear, dentro de la medida de lo posible. Igualmente la escuela de artesanía de Thimphu tiene una pequeña tienda con objetos realmente interesantes a precios realmente ajustados.
Por si acaso, viaja seguro y con seguro…
– El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación asegura en su web que en Bután «los servicios médicos locales son limitados. Es posible recibir asistencia básica en casos de emergencia. Para intervenciones quirúrgicas complejas es aconsejable salir del país. Por ello, se recomienda a los viajeros que suscriban una póliza médica de amplia cobertura que cubra la repatriación en caso de accidente o el rescate por avión cuando se tenga la intención de realizar actividades de montaña».
– Siempre que hacemos un viaje al extranjero conviene estar perfectamente cubiertos por lo que pueda pasar, razón por la que en mi caso jamás viajo a ninguna parte sin el correspondiente seguro de viaje. Nunca aconsejaría realizar un viaje de este tipo sin una buena póliza que nos cubra en Bután ante posibles accidentes, enfermedades (si nos afecta el mal de altura) o contratiempos que puedan suponernos un sobrecoste inasumible. En mi caso para viajar a Bután (así como por Nepal, el enlace) utilicé Seguro IATI Estrella. Cuenta con una cobertura superior a la media (100.000 euros), te adelantan el dinero si sucede algún problema y ofrecen un trato personalizado. Los lectores de este blog pueden contratar el Seguro de viajes de IATI que mejor se adecué a lo que están buscando con un 5% de descuento (que se aplica de forma directa entrando a través este enlace).
– Bután es un país extremadamente seguro para viajar. Los índices de criminalidad y delincuencia son ridículos y tiene una estabilidad política ejemplar.
Conectarse a internet en Bután. ¿Qué tal es el wifi? ¿Es fácil conseguir una tarjeta para tener datos en el móvil?
– Bután, sin ser Japón o Corea del Sur con respecto a internet, me ha sorprendido gratamente a la hora de encontrar wifi en muchos lugares. Por supuesto funciona mejor en los hoteles de ciudades importantes (el eje Paro-Thimphu-Punakha no falla) que en las zonas rurales (pero eso en Bután y también en España). Durante todos y cada uno de los días de nuestro viaje a Bután no hubo día en el que no tuviéramos conexión a internet. Aunque cierto es que no siempre funcionó de igual modo.
– Por fortuna tener datos para conectarse a internet en Bután a través del teléfono móvil durante todo el viaje es posible, fácil y asequible. En cualquier localidad hay establecimientos que ofrecen tarjetas prepago de las compañía Tashi Cell o Bhutan Telecom (pública), las cuales, aunque suelen venir con gigas suficientes se pueden recargar. Y hablamos de precios que van de los 4 a los 10 euros en función del plan escogido.
¿Es Bután un destino idóneo para las personas amantes de la fotografía?
– Paisajes montañosos al borde de la cordillera del Himalaya, templos y monasterios budistas asomándose al abismo, dzongs superlativos dominando los grandes valles, extensos arrozales, estupas bañadas con el humo de un incienso permanente… ¿Cómo no va a ser un destino TOP para la fotografía? ¡Claro que lo es! Eso sí, puedo asegurar que la del paisaje y los monumentos se queda en nada si se compara con las inmensas posibilidades que hay para fotografiar gente. Es raro encontrar alguien al que, pidiéndole permiso previamente, se niegue a una foto o incluso a un retrato. Son ellas, las personas, las que llenan de humanidad y autenticidad a este destino en el que todo el espacio en la tarjeta de memoria y todas las baterías son pocas para poder plasmar todo lo que uno desearía.
Además todo ayuda. El «decorado» que se encuentra en todas partes, la buena disposición de la gente y la ilusión que les hace después verse en la pantalla de tu cámara fotográfica. El único «pero» es que no se permite fotografiar los interiores de los monumentos y templos religiosos. Pero es que quizás hay tesoros que sólo deban merecerse y no ser hallados tan sólo en un frío álbum de fotos digital.
¿Bután o Tíbet?
– Es curioso pero buena parte de las preguntas que recibí desde antes incluso de emprender el viaje de diez días a Bután tenían que ver si este destino se parece mucho al Tíbet o qué experiencia es mejor si pudiera elegir sólo una. Y todo porque ambas coinciden en religión y conceptos arquitectónicos. Pero nada más. Las vivencias que proporcionan un destino u otro son completamente diferentes. Incluso las sensaciones. He aquí algunas consideraciones respecto a ambos, que remataré con una conclusión final:
- Los paisajes no se parecen absolutamente en nada. Tíbet está al norte de la cordillera del Himalaya y Bután al sur. Una distancia corta en un mapa pero que geográfica y climatológicamente hablando es un mundo. Así como Bután es verde, frondoso y muy fértil en buena parte del territorio, Tíbet posee paisajes mucho más áridos y secos propios de un altiplano muy elevado en el que no llueve demasiado (el Himalaya es una barrera para las nubes que precipitan abundantemente en Bután). Panoramas excepcionales ambos, pero que no tienen que ver.
- Tíbet y Bután tienen en común que no se puede viajar por libre a sus territorios. Y que resulta necesario agencia. Tíbet no exige 250$ diarios a sus visitantes pero es más puntillosa con los permisos (es un proceso algo más farragoso). Debido a su peculiar y difícil situación política con China pisándole el cuello puede haber cierre de fronteras o impedir el acceso a extranjeros por razones variopintas. En Bután, aunque se viaje con guía, chófer y transporte concertado, hay una total sensación de libertad y un ambiente más relajado.
- En Tíbet la tradición budista es anterior a la de Bután y sus templos y lugares sagrados tienen muchas veces más de mil años de antigüedad. En Bután, salvo algunos templos mandados levantar por el emperador tibetano Songtsen Gampo en el siglo VI d.C, la mayor parte de edificios religiosos que se visitan son del siglo XVII en adelante.
- El arraigo religioso es muy fuerte en ambas naciones, pero quizás en Tíbet sea más impresionante contemplar la extrema devoción de sus habitantes. Hay grandes peregrinaciones y hacen koras (dar vueltas a los lugares religiosos en el sentido de las agujas del reloj) realmente emocionantes.
- Hay mejor arquitectura tibetana en Bután que en Tíbet, sobre todo en cuanto a dzongs se refiere. Ha preservado mejor su estilo y tradición. Pero Tíbet cuenta con el mejor dzong de todos, el mítico Palacio de Potala en Lhasa.
- La delicada situación política desde la invasión de China a Tíbet y la marcha del Dalai Lama en 1959 han convertido en muy visible un proceso realmente reaccionario y preocupante con los habitantes nativos de la región. Los chinos están levantando rascacielos y ciudades que nada tienen que ver con Tíbet donde antes no había nada. Hay numerosos controles y se ha contaminado la armonía de uno de los reinos más antiguos del planeta. Bután, en cambio, cuenta con una democracia estable y consolidada y no se palpa tensión alguna en el ambiente.
- En un viaje al Tíbet se ven más próximos los Himalayas, incluida la posibilidad de pernoctar en el Campo Base Norte del Everest. Siempre se está a una altura que oscila de los 3500 a los 5200 metros, por lo que los posibles efectos son mayores que en Bután.
- Ambos, tibetanos y butaneses, son personas maravillosas aferradas a su historia y tradición. Ejemplares y siempre amables con los ciudadanos que los visitan.
Mi conclusión es que ambas naciones no tienen que ver entre sí salvo en determinados conceptos religiosos, arquitectónicos y artísticos, así como en la suerte de compartir las montañas más altas del planeta y un gran sentido de pertenencia a un lugar.
Información para personas discapacitadas
– Las facilidades para discapacitados en Bután son prácticamente inexistentes, tanto en ciudades, pueblos como, por supuesto, entornos naturales. No se ven apenas accesos (ni en hoteles ni monumentos) para personas que necesitan silla de ruedas. El braille brilla por su ausencia en hoteles, establecimientos y monumentos, por lo que aquellas personas que tengan alguna enfermedad visual, les puede resultar un destino aún no demasiado sencillo. Ni, por supuesto, para viajeros o viajeras con algún tipo de discapacidad física.
Popurrí de consejos para viajar a Bután
– En Bután hay varios tipos de enchufes pero todos los hoteles (independientemente de la categoría) permiten utilizar enchufes de clavija redonda al igual que en Europa. El voltaje es el mismo que en España, por lo que no son necesarios adaptadores.
– Los butaneses no se manejan demasiado mal con el inglés (en comparación con China o Tíbet hay una gran mejoría). Se nota que es una lengua estudiada en las escuelas y los más jóvenes, a los que además les gusta ver series y películas en televisión por cable en su correspondiente versión original, empiezan a hablar cada vez mejor la lengua de Shakespeare. Generalmente los guías y algunos conductores, así como trabajadores del sector turístico, hablan inglés. Por otro lado en 2019 sólo había cuatro guías butaneses que hablaran castellano (el nuestro fue uno de ellos), lo que es una gran ventaja para comprender muchas cosas y poderse comunicar con la población local.
– Nunca está de más esforzarse en aprender algunas palabras en el idioma nativo. Es algo que parece una tontería pero que entusiasma, y mucho, a los locales. En Bután se habla mayoritariamente el Dzongkha, aunque compartido con muchas más lenguas y dialectos. Hola se pronuncia Ku zuk zang po la, mientras que con Gaday bay zhui se pregunta ¿Cómo estás?. Con Ka drin che la se dan las gracias y para el momento regateo en las compras un Gadem chi mo? (¿Cuánto cuesta eso?) y un Gong phab nang? (¿Podría hacerme una rebaja?) seguro que da buenos resultados para obtener un descuento.
– Viajar a Bután con unas mínimas nociones sobre la religión budista (y si es de budismo tibetano mejor) nos servirá de ayuda para comprender muchas de las cosas que suceden a nuestro alrededor, sobre todo en templos y monasterios. Para quienes no tengan idea alguna de los conceptos que rigen esta religión (y filosofía) existe un libro realmente sencillo de entender cuyo autor es Gabriel Shaw y que se titula «Budismo para principiantes: Una guía para las enseñanzas budistas, meditación, atención plena y paz interna» donde repasa las particularidades de lo que en el Bután, Tíbet y otros países asiáticos no se trata sólo de una creencia sino de una manera de comportarse y asumir la vida. Y es que el budismo tibetano se profesa también no sólo en Tíbet o Bután sino también en el norte de India, Mongolia, Nepal y en algunas zonas de Rusia (como Buratia, Kalmukia y Tuvá).
Y hasta aquí esa lista de consejos para viajar a Bután que espero ir actualizando en próximas fechas. Se admiten nuevas recomendaciones, por supuesto.
Qué aventura tan especial. Allí pude llevar a cabo un viaje de autor con un grupo de personas fantásticas. Y estoy planeando poder regresar. Quizás en el otoño de 2021. ¿Quién sabe? ¿Tú te vendrías conmigo? ¡Cuéntamelo!
Consulta todos los viajes de autor con plazas disponibles.
¡Salud y viajes!
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
One Reply to “100 consejos útiles para viajar a Bután (Guía práctica)”
Estoy pensando en mirar de ir al Himalaya y pasar por Bután. Me encanta el budismo y tengo muchísimas ganas de conocer este país. Muchas gracias por la información!