Guía práctica de un viaje a Burdeos y el Périgord - El rincón de Sele

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Guía práctica de un viaje a Burdeos y el Périgord

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Nunca me hubiera imaginado, por muy altas expectativas que llevara, que en la Aquitania viviría uno de los mejores viajes en coche de toda mi vida. Soy un auténtico apasionado de Francia, de saborearla poco a poco y sacarle partido muy lentamente a sus regiones, comarcas, ciudades y pueblos, por muy pequeños que sean. En la Burdeos más dieciochesca me quise quedar para siempre pero rebuscando en el corazón del Périgord hallé la que probablemente sea la zona más densamente poblada de Patrimonio, cultura y paisajes de todo el país. En mitad de un invierno atípico que nos dejó ver el sol, llevamos a cabo una ruta en coche desde Madrid que, sin más planes que un mapa lleno de garabatos, nos acercó a un universo de grandes castillos, viñedos al borde del Dordoña, pueblos sujetos por acantilados agujereados por cuevas prehistóricas, grandes casas-palacio del Renacimiento, entramados de madera sosteniendo viviendas con más de quinientos años y la mejor gastronomía del terruño. En definitiva, un viaje apasionante a una de las regiones históricas más interesantes y recomendables que he podido conocer en Francia.

Issigeac, Périgord

A continuación quiero compartir todos los detalles de esta ruta en coche propio por Burdeos y el Périgord mediante una pequeña guía práctica en la que aparecen los lugares visitados, así como algunos consejos con los que poder exprimir aún mejor un viaje a una zona en la que hay muchas cosas que ver y que hacer y en la que uno siempre tiene sensación de quedarse con ganas de más.

Viaje a Burdeos y el Périgord (Aquitania, Francia)

AQUITANIA, UNA REGIÓN QUE LO TIENE TODO

Aquitania, en el suroeste de Francia, engloba no sólo el Périgord sino también la Landas, los Pirineos Atlánticos (con el País Vasco francés como baluarte) o la Gironda en la que los ríos Garona o Dordoña van a morir al océano en el estuario más grande de Europa (muy cerca también se encuentra Pilat, la gran duna del continente). Su capital es Burdeos, una ciudad con el casco histórico protegido por UNESCO más extenso que existe en el mundo, mientras que desde ella se extienden hectáreas y más hectáreas de viñedos donde nace un vino reconocible por todos (y también un color). Siguiendo el Dordoña (la Dordogne) hilamos camino en un valle esencial para comprender la Guerra de los cien años que tuvieron en batalla a ingleses y franceses, lo que se advierte hoy día con una elevada concentración de castillos, fortalezas o bastidas, pueblos convertidos en auténticos fuertes defensivos a partir de plazas cuadrangulares que se han conservado a la perfección.

Mapa de Aquitania (Francia)

De la Dordogne a la Vézére pasamos a un valle con una concentración máxima de asentamientos prehistóricos y cuevas en las que los genios de antaño realizaron algunas de las obras cumbres del arte rupestre. Dicen que la población de Les Eyzies-de-Tayac-Sireuil es la capital mundial de la Prehistoria, y razones no faltan, con un buen número de cavernas visitables y otras como Lascaux que, al igual que Altamira en Cantabria, han tenido que cerrarse al público.

Casa del Périgord

Siguiendo hacia el norte el Périgord se vuelve color blanco en Périgueux (por la piedra clara de las construcciones) y verde en Brantome (por sus prados y robledales), para cerrar una suma de colores que tienen que ver con una mezcla de razones históricas, geográficas e incluso turísticas (El Bergeracois es el Périgord púrpura por los vinos y los alrededores de Sarlat el negro dada la presencia de oscurísimos y frondosos bosques).

Con esto creo explicar sobradamente que razones, y muchas, teníamos para escoger esta zona, centrándonos en Burdeos y el Périgord, para una escapada de 6 días en coche saliendo desde Madrid. No importaba que fuera invierno, ni mucho menos. Por nosotros mejor, como amantes reconocidos de viajar en temporada baja en la que encontramos muchas más ventajas que inconvenientes.

HOJA DE RUTA DEL VIAJE A BURDEOS Y EL PÉRIGORD (RECORRIDO EN AQUITANIA)

Más de 1000 castillos, más de 100 bastidas (la tercera parte de toda Francia), decenas de testimonios prehistóricos, 15 pueblos declarados entre los más bellos del país (bajo la prestigiosa denominación de Les plus beaux villages de France), un mar de viñedos y bodegas visitables, el paisaje boscoso del Périgord negro… Casi nada, ¿verdad?

Paisaje urbano en el Périgord (Francia)

Con la cantidad enorme de rincones que merecen la pena en Aquitania y la «densidad monumental, cultural histórica y paisajística» del Périgord es evidente que hacen falta muchos días para visitar la zona en profundidad y que, por tanto, hay que escoger. Muchos lugares igual o incluso mejores que los elegidos para formar parte de la ruta quedarán fuera, eso hay que asumirlo cuanto antes. ¡Qué complejo es ojear un mapa del Périgord y seguir una línea con el índice que impliquen dolorosísimos descartes! En nuestro caso contábamos con 6 días incluyendo el viaje de ida y de vuelta en coche desde Madrid, que no es moco de pavo. Hablamos de un total de 2000 kilómetros y una estancia de dos días en la ciudad de Burdeos que, sin duda, los merece.

Chateau en Saint-Emilion (Francia)

Una vez hecho el viaje creo que sólo para el Périgord habría que hacer un mínimo de 5-6 días, sin incluir Burdeos en este rango. Por otro lado también conviene explicar que algunos descartes que hicimos se debieron a la estacionalidad. Viajamos a la zona en temporada baja y encontramos algunos lugares cerrados. Aunque la sensación última es que la Aquitania es un destino válido para todo el año, que su temporada alta es «muy alta», y que haberla recorrido en pleno febrero nos ha traído más ventajas e inconvenientes.

Pueblo del Périgord (Aquitania, Francia)

Y sin más dilación os presento el recorrido realizado (no incluye el viaje desde/a Madrid) por el Périgord y la ciudad de Burdeos. En esta ocasión, dado el elevado número de lugares visitados Google Maps me ha venido que ni pintado para explicar la totalidad de la ruta:


Ver mapa más grande

SALIDA DESDE MADRID (A) Burdeos – (B) Saint-Emilion – (C) Castillo de Monbazillac – (D) Castillo de Bridoire – (E) Bergerac – (F) Issigeac – (G) Beaumont-du-Périgord – (H) Saint-Avit-Sénieur – (I) Cloître de Cadouin – (J) Molières – (K) Badefols-sur-Dordogne (L) Castillo de Milandes – (M) Castillo de Castelnaud-la-Chapelle – (N) Beynac-et-Cazenac – (O) La Roque-Gageac – (P) Sarlat-la-Canéda – (Q) Castillo de Puymartin – (R) Périgueux REGRESO HACIA MADRID

En el viaje tratamos de incluir algunos de los considerados highlights o lugares destacados de la Aquitania, sobre todo centrándonos en Burdeos como límite occidental y en Sarlat como el punto más oriental de la ruta. Pero a su vez llegamos a un buen número de pueblos (por ejemplo en la zona de las Bastidas) o castillos que puedo asegurar no habíamos oído hablar/leído sobre ellos en la vida. Combinamos unos rincones que sabíamos fijos, pero nos dejamos llevar (y mucho) por la improvisación y los consejos de la gente de a pie, los blogs de viajes y la rica información proporcionada por la red de oficinas de turismo de Aquitania que ayudó muchísimo a descubrir lugares magníficos (mención especial a Bergerac o Sarlat). También nos  vino bien echar una ojeada a la página web de Turismo de Francia que le dedica bastante espacio a la zona de Dordoña-Périgord o a la propia de web oficial de Aquitania en español.

NOTAS ACERCA DE LOS LUGARES VISITADOS EN EL VIAJE A BURDEOS, DORDOÑA Y PÉRIGORD). ¿QUÉ VER EN ESTA PARTE DE AQUITANIA?

Tal como acabamos de ver en el mapa, lugares visitados han sido muchos en este viaje por Burdeos, el Valle de la Dordoña y, por tanto, el Périgord. A continuación os muestro una breve reseña de cada uno de ellos:

Burdeos

Pero…¡qué ciudad más hermosa es Burdeos! Mucho más incluso de lo que me habían contado. Desde 2007 su centro histórico está protegido por la UNESCO que lo incluyó dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad. Y razones no faltan puesto que posee un casco viejo compacto, bien cuidado y que llevó a la perfección la transición del medievo a las luces de finales del Siglo XVIII en que se convirtió en una ciudad ilustrada y una de las banderas de la Europa venidera. Las orillas del Garona, donde iban y venían grandes barcos cargados de toneles de vino, están acompasadas por unos edificios elegantes que bien parecen palacios versallescos de los que salen callejuelas estrechas que siguen el trazado de antaño. No hay más que ver la Plaza de la Bolsa o la Puerta de la Borgoña para darse cuenta que Burdeos es la Ilustración en sí misma, pero guardando los secretos de su vejez en un conjunto monumental y religioso excelso. De hecho posee Catedral (Saint André), Basílica (Saint Michel), Abacial (La Santa Cruz, con un pórtico maravilloso), su propia Notre Dame y la preciosa Saint-Louis des Chartrons con el interior más prodigioso y mejor iluminado de todo Burdeos.

Plaza de la Bolsa en Burdeos (Francia)

También sobreviven grandes torres medievales en la denominada «ciudad rubia» por el color amarillento de sus edificios. Pero también podría denominarse «la ciudad de la gente» puesto que pocos lugares en el mundo cuentan con un casco viejo tan grande peatonalizado casi por completo. Nos sorprendió la vitalidad en las calles, el aroma foráneo que convive en Saint Michel, la cantidad de restaurantes y tiendas con encanto que están siempre repletas. Nos enamoramos de las callejuelas llenas de anticuarios del barrio de Chartrons, de su delicioso mercado gastronómico de los domingos junto al Garona y de la Plaza de la Ópera que bien podría corresponder al distrito más auténtico de París.

Imagen de Burdeos (Francia)

Subir a la torre de Pey-Bertrand, el campanario separado de la Catedral, y contemplar la composición de tejados bordaleses con un evidente horror vacui, y cómo las agujas de las iglesias llegan hasta el cielo sobre el que se refleja el propio río Garona, es la mejor idea para comenzar a comprender la ciudad, a hacerla nuestra. Dos días se necesitan como mínimo para saborearla y disfrutarla como es debido. Volveremos, no tengo duda de ello…

Portada románica en la catedral de Burdeos

Bordeaux CityPass (tarjeta) y visitas guiadas en la ciudad

  • Con la tarjeta turística Bordeaux CityPass se puede ahorrar dinero en las visitas a lugares turísticos de la ciudad, ya que incluye la entrada gratuita a 20 museos y monumentos de Burdeos así como un uso sin límites del transporte público. Todo para 48 o 72 horas. Se puede adquirir online con antelación.
  • Se puede recorrer la ciudad mediante visita guiada por expertos (tanto free tours como privadas en castellano), así como contratar distintas excursiones. Más información aquí.

 

Saint Emilion

La excursión por excelencia desde Burdeos (porque está 35 km, poco más de media hora) es el pueblo medieval de Saint Emilion, cuna de algunos de los mejores tintos del mundo debido a su ubicación estratégica entre viñedos centenarios. Patrimonio de la Humanidad, es un soplo de aire fresco inmediato que uno tiene cuando se marcha por unas horas de la ciudad. Indiscutible en toda ruta por Aquitania, cuenta con un conjunto monumental amplísimo en el que destaca, sobre todo, la Iglesia Monolítica de Saint Emilion, construida de forma subterránea (de arriba a abajo) dentro de una colina de piedra caliza, y siendo uno de los ejemplos más curiosos de «iglesia rupestre» en Europa.

Saint-Emilion (Francia)

La visita a Saint Emilion da para unas horas, que suele combinarse con la visita a alguna bodega próxima. Aprovechamos una excursión organizada por la Oficina de Turismo de Burdeos que combinaba trayectos, visita guiada a la Iglesia Monolítica (sólo se puede hacer de esta forma) y cata en la prestigiosa bodega de Chateau Franc Mayne con algunos de sus vinos de DO Burdeos premiados. De 13:30-18:30 y una  periodicidad que varía en función de la época del año (en verano se hace a diario y en invierno un par de veces a la semana como máximo) es una escapada desde la ciudad que conviene tener en cuenta tanto para hacerlo organizado como de forma independiente.

Castillo de Montaigne (Saint-Michel-de-Montaigne)

Por la carretera de Saint Emilion que va siguiendo el río Dordoña hasta la ciudad de Bergerac (D-936) se halla uno de los primeros lugares históricos que formarían parte de la región de Périgord, concretamente del Perigord púrpura (por el color del vino). El castillo de Montaigne, al que se llega desviándose al poco de pasar Castillon-la-Bataille, es supuestamente uno de los châteaux más interesantes de la región. Fue nuestro primer intento de ver un castillo pero no sólo lo encontramos cerrado (algo que preveíamos) sino que dentro de una mañana que comenzó con lluvia copiosa y un viento terrible, no hallamos apenas un lugar donde tomarle fotos (que era lo que buscábamos) , ya que su acceso (cerrado al público en invierno) estaba bastante alejado del mismo. No todo iba a salir a pedir de boca, aunque lo compensaríamos posteriormente con otros lugares que ni pensábamos encontrar.

Castillo de Montaigne (Périgord, Francia)

Castillo de Monbazillac

Le Château Monbazillac se encuentra apenas a cinco minutos al sur de la ciudad de Bergerac. Sin movernos del Périgord púrpura pudimos disfrutar de los exteriores de este coqueto castillo del Siglo XVI con ciertos tintes renacentistas (y muy del Valle del Loira) que se erige en sí mismo como todo un balcón a la Dordogne. Este es de los pocos castillos de la región que abren todo el año, aunque hacen excepciones los lunes y algunas semanas entre enero y febrero (por eso no pudimos verlo por dentro). Al parecer las visitas guiadas tienen como denominador común al vino que se produce en las viñas que rodean al castillo, por lo que es una manera de matar dos pájaros de un tiro: Turismo histórico + enoturismo en un solo lugar.

Castillo de Monbazillac (Périgord, Francia)

Castillo de Bridoire (Ribagnac)

Siguiendo por la carretera de Monbazillac vienen indicaciones a otro de los castillos más destacados del Bergeracois o Pays du Bergerac. Bridoire es uno esos châteaux de cuento de hadas en mitad de un bosque frondoso en el que sobresalen diversos torreones circulares rematados en tejados cónicos que nos trasladan a la Edad Media y, por qué no decirlo, a la infancia. Abre entre abril y octubre y los veranos, además de juegos medievales en los que la gente va disfrazada y hay caballos, además de organizarse visitas nocturnas a la luz de las hogueras, las antorchas y los candiles.

Castillo de Bridoire (Périgord, Francia)

Tuvimos que conformarnos por tanto en hacer una brevísima visita exterior, aunque es realmente lo más interesante de este château que merece la pena anotar dentro de una ruta por el Périgord.

Bergerac

Qué curiosa historia la de una ciudad asociada constantemente a un personaje – Cyrano de Bergerac – que ni era de allí ni probablemente llegara jamás a ella. Casualidades del destino, de nombres coincidentes, el hombre de gran nariz y habilidad tanto con la espada como con la pluma, se autoproclamó «de Bergerac» por contar con unas tierras de sus antepasados en una zona próxima a París. Aún así, sin saberlo, puso a Bergerac en el mapa para todo el mundo y, por ello, cuenta con dos estatuas en dos espacios estratégicos de esta villa histórica perigurdina.

Plaza en Bergerac (Périgord, Francia)

Bergerac es un agradabilísimo paseo entre callejones que conservan numerosas construcciones de la Edad Media y la Edad Moderna, cuando fuera un imperturbable bastión hugonote. La capital del Périgord púrpura, rodeada de más de 40.000 hectáreas de viñedos, es una parada indiscutible en ese afán por destapar los encantos de una zona repleta de lugares dignos de conocer. Hicimos un bonito recorrido a pie por las calles protegidas y, en su mayor parte, peatonales del centro de la villa, en la que cabe destacar el entorno de la Plaza de la Iglesia de Saint-Jaques (con una escultura a color del gran Cyrano) que nos recuerda que Bergerac está dentro de una de las rutas del Camino de Santiago desde Francia. También es especialmente interesante la Rue de la Mirpe, con una preciosa selección de casas de entramados de madera y contraventanas de colores que merecen por sí solas una visita (aquí también hay otra estatua de Cyrano, la primera que se levantó en la ciudad).

Estatua de Cyrano de Bergerac en Bergerac (Périgord, Francia)

Caminando junto a un Dordoña bien crecido nos fijamos en la presencia de auténticas gabarras que durante siglos transportaron el vino hasta Inglaterra u Holanda. Muy cerca, en la Maison des vins (Casa del Vino de Bergerac) accedimos a un escondido claustro de monjes recoletos que en su día fueron parte esencial para la transmisión del producto más famoso de toda la zona. Muy destacable igualmente es la gran casona que alberga el Museo del Tabaco (Casa Peyrarède) y que nos recuerda que le Pays de Bergerac ha sido siempre uno de los máximos productores y exponentes de la industria tabacalera.

Imagen de Bergerac (Périgord, Francia)

Desde Bergerac uno tiene a tiro de piedra multitud de bodegas al igual que castillos como Monbazillac o Bridoire, pero también puede plantearse como inicio de una ruta a lo que se conoce como «El País de las Bastidas» con las que se puede hacer un viaje a la Edad Media. Precisamente allí mismo decidimos salir al encuentro de algunos de sus rincones…

Issigeac

Apenas a 18 km al sur de Bergerac y en el mismo corazón del País de las Bastidas, cabe destacar que Issigeac no es una bastida (organizadas a partir de plazas cuadrangulares) y ni siquiera suele aparecer mencionada en guías de viaje por el Périgord. Pero para nosotros fue uno de los mejores descubrimientos de todo el viaje. Si no es una bastida es porque es mucho anterior a la construcción de éstas a partir de la Guerra de los cien años y si no es turística sólo puede explicarse con que hay demasiados lugares históricos por la zona que le hacen sombra. Issigeac, la cual dicen fue fundada como aldea en el Siglo VI, es una auténtica reliquia del medievo, una ciudad completamente circular construída alrededor de lo que fue un antiguo monasterio (después el castillo de los obispos de Sárlat). Conserva calles estrechas y la mayor parte de sus casas se conservan intactas desde el Siglo XV con los materiales propios de la época como son el adobe y la madera que se esparce como arterias externas en muros y tejados.

Issigeac (Périgord)

La «escasez de marketing» sobre Issigeac ha sido una salvación para un pueblo maravilloso por el que pasear se ha convertido en un viaje por el túnel del tiempo a la Alta Edad Media. Cada domingo se organiza un mercado y en agosto, cuando el pueblo recobra vida y más atención que durante el resto del año, hay una jornada en la que las calles y las personas se visten de época. Para llegar conviene tomar la N21 justo al cruzar por el puente de Bergerac (sentido Agen) y desviarse a unos 8 kilómetros a la altura de Colombier. Viene bien indicado por la carretera.

Issigeac (Périgord, Francia)

Beaumont-du-Périgord

Desde Issigeac hay señales hacia Beaumont, ubicada a tan sólo 15 km al nordeste por la carretera D-25. La de Beaumont es probablemente una de las bastidas mejor conservadas de la zona (la más famosa es la de Monpazier, que lamentablemente no pudimos visitar por falta de tiempo), con una plaza fortificada magnífica a la que merece detenerse con el coche. La de las bastidas responde a un nuevo modo de reorganización de las poblaciones que debían ser defensiva y económicamente autosuficientes intramuros. La iglesia de Sain Front que gobierna el pueblo de Beaumont es más parecida a un castillo que a un templo religioso, y es que la de ser un bastión militar fue precisamente su objetivo, incluso antes de su utilización definitiva como centro de culto cristiano.

Beaumont du Périgord

Aquí estuvimos algo menos de media hora, puesto que lo principal se encuentra alrededor de la plaza fortificada (y porticada).

Saint-Avit-Senieur

Apenas a 5 km por la D-25 desde Beaumont se yergue una abadía dedicado al ermitaño San Avit que, al igual que la iglesia de Beaumont-du-Périgord, se asemeja más a un gran castillo o fuerte medieval que a un lugar de culto. La abadía de Saint Avit es junto a la de Cadouin uno de los lugares del Camino de Santiago francés protegidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Saint-Avit-Senieur (Périgord, Francia)

Actualmente se están reformando algunas zonas de este lugar que es un auténtico museo viviente de las peregrinaciones del pasado por el camino que partía de Vézelay y pasaba por Limoges (Camino Lemovicensis). Merece una parada pero si lo comparamos con el de Cadouin se quedaría en un segundo plano.

Abadía de Cadouin

Siguiendo por la D-25 y a 7 kilómetros de Saint-Avit-Senieur se encuentra la Abadía de Cadouin, también proclamada por UNESCO como monumento a proteger dentro la ruta del Camino de Santiago. Desde siempre fue considerada más importante que la anterior, sobre todo a partir de la llegada de un Santo Sudario supuestamente rescatado en las Cruzadas que posteriormente se demostró que era falso y a partir de entonces la abadía alargó un imparable declive. Su interior es un regalo para los viajeros, sobre todo por contar con un claustro gótico esplendoroso cuyas ventanas parecen llamaradas en torno a un patio silencioso. Pero también conviene fijarse en los detalles de muros y columnas en los muros exteriores, que nos muestran todo el simbolismo atemorizador del arte románico.

Abadía de Cadouin (Périgord, Francia)

Molières

Molières es una pequeña bastida de no más de 300 habitantes por la que pasamos de forma prácticamente casual de camino a Badefols-sur-Dordogne donde teníamos pensado hacer noche en uno de los pocos hoteles que permanecían abiertos en el invierno. Levantada en 1284 por un senescal de Aquitania nombrado por el Rey Eduardo I de Inglaterra se vio afectada sobremanera no sólo por la Guerra de los cien años entre galos y británicos sino también por las posteriores guerras de religión entre católicos y protestantes. Quizás por eso da impresión de estar inacabada y salvo la plaza cuadrangular y la Casa del Bayle por la que pasan tanto las personas como los coches, no queda demasiado que ver allí. Es un lugar agradable, rodeado de vegetación, y es una de esas inesperadas visitas «de paso» en las que te paras a tomar unas fotos.

Rebeca y Sele en Moliéres (Périgord, Francia)

Castillo de Milandes

Aquí iniciamos nuestra etapa en el conocido como Périgord negro, reconocible por sus oscuros bosques, sus elevadas colinas en cuyos acantilados asoman pueblos históricos o emblemáticos castillos como el Château des Milandes, construido en el Siglo XV y situado en la comuna de Castelnaud-la-Chapelle (conviene no confundir con el castillo del mismo nombre). A pesar de no estar abierto durante el invierno, no pudimos evitar parar de camino al castillo de Castelnaud y rodear el edificio en una mañana soleada que fue de las mejores de todo el viaje al Périgord.

Castillo de Milandes (Périgord, Francia)

Curiosamente en Milandes pasó sus últimos años la bailarina estadounidense Joséphine Baker (en las visitas se incide mucho en la figura de la artista afroamericana que triunfó en los años 30 en el Folies Bergère de París). Sus exteriores son realmente actractivos (tanto fachada como jardines), mostrando el tipo de castillos del Renacimiento que podríamos encontrarnos perfectamente si vamos más al norte, concretamente al Valle del Loira. Aunque aquí no vivieron monarcas sino los Duques de La Forc, con François de Caumont a la cabeza y una esposa caprichosa que quería presumir de llevar una vida más propia de una Emperatriz.

Castillo de Castelnaud-la-Chapelle

Este castillo, muy alejado de los lujos renacentistas y barrocos, siempre tuvo una misma función, ser un bastión inexpugnable. Como un balcón hacia el Dordoña se caracteriza por ser una auténtica máquina de guerra, una catapulta medieval en la que aún se escuchan los atronadores cañones disparados durante la Guerra de los cien años. Ingleses y franceses lo ocuparon indistintamente, puesto que sabían que el Valle de la Dordoña estaba dominado cuando el castillo de Castelnaud estuviera en su poder. Su gran enemigo era Beynac, perfectamente a la vista desde los paseos de ronda y lo más alto de la torre del homenaje que se edificó sobre un viejo fortín cátaro.

Castillo de Castelnaud-la-Chapelle (Périgord, Francia)

Le château de Castelnaud, a diferencia de otros muchos de la zona, permanece abierto todo el año y es, con razón, uno de los más visitados de todo el Périgord. Porque es un castillo vivo, porque su interior que necesitó de décadas de delicadas restauraciones posee uno de los mejores museos de la guerra en el medievo que existen no sólo en Francia sino también en Europa. Sus corredores y dependencias son testigos de la historia sin haberse olvidado de tratar de ser didácticos e interactivos para que lo disfruten tanto los grandes apasionados de la Edad Media como los niños que empiezan a aprender sobre esta época. Poseen todo tipo de armaduras y armas, tanto reales como reconstruidas, y a uno se le enseña si quiere a conocer el mecanismo de lanzamiento de catapultas y antiquísimos trabucos que horadaban los muros de piedra más gruesos.

Castillo de Castelnaud-la-Chapelle (Périgord, Francia)

Castelnaud, cuyo pueblo en las faldas del castillo es también una auténtica reliquia medieval, abre a diario y permite tanto visitas guiadas como libres a un precio que por poco supera los 8 euros. Si hay que escoger en todo el Périgord un castillo que visitar, por su importancia y lo interesante de sus estancias interiores, además de las panorámicas obtenidas desde lo más alto, es precisamente éste, el ubicado sobre una colina en Castelnaud-la-Chapelle.

Beynac-et-Cazenac

Si existe un lugar que represente a la perfección lo que es el Valle de la Dordoña y el Périgord negro basta con abandonar Castelnaud, cruzar el puente y conducir no más de dos minutos sentido izquierda. Tenemos ante nosotros el que probablemente sea el pueblo más hermoso que visitamos durante el viaje (con perdón de Issigeac y La Roque-Gageac). Beynac-et-Cazenac, más conocido como Beynac, es una localidad encaramada a un acantilado en el que un castillo elevado protege a sus habitantes desde hace muchos siglos, cuando las batallas entre franceses e ingleses estaban a la orden del día. Beynac, al contrario que Castelnaud, estuvo la mayor parte del tiempo bajo el dominio francés.

Beynac-et-Cazenac (Périgord, Francia)

Recorrer Beynac es tener ganas de perderse entre callejones que son auténticas cuestas empedradas las cuales se han mantenido inalterables con el tiempo. Justo a la cabeza, el castillo medieval, con unos exteriores magníficos (y que se retratan a la perfección desde el cementerio que hay próximo) mira a la cara tanto a Castelnaud como otro castillo de corte renacentista, Fayrac, que hoy en día es la residencia privada de unos millonarios tejanos.

Castillo de Beynac (Périgord, Francia)

Cuentan que el castillo de Beynac estuvo gobernado durante muchos años por señores tan sádicos que los campesinos del pueblo y alrededores conocían aquel edificio como «El Arca de Satanás». Hoy día es uno de los lugares más fotogénicos de todo el Périgord, sobre todo en los días en los que amanece con unas ligeras capas de bruma que se entremezclan con las casas tanto como con las velocísimas aguas del río Dordoña.

La Roque-Gageac

Hace algunos años se hizo una clasificación de pueblos más bellos de Francia y La Roque-Gageac quedó en tercer puesto tras el Mont Saint Michel y la cercana Rocamadour. Y sinceramente no es de extrañar porque este pueblo construido al pie de un acantilado de más de 100 metros, que no puede crecer más por razones obvias (la montaña y el río le sostienen), es de los que te dejan con la boca abierta. Nosotros no tuvimos demasiada suerte porque en el momento en que visitamos La Roque-Gageac estaban arreglando la carretera principal y andaba todo cortado, pero aún así nos llevamos una excelente impresión de una de las poblaciones más antiguas de la zona que cuentan soportó no sólo la guerra de los cien años sino mucho antes las embestidas de los piratas que se adentraban por La Dordogne con sus barcos de asalto.

La Roque-Gageac (Périgord, Francia)

Le Château de la Malartrie domina las mejores vistas de La Roque, pero la mejor idea para disfrutar de este emplazamiento de carácter medieval es caminar por la calle que se extiende a la sombra de los rocosos muros del acantilado. Surgen entonces edificios maravillosos que son abrazados por las enredaderas de la montaña para hacerlos suyos. Esa mezcolanza entre Naturaleza y creación humana convierte a La Roque-Gageac en uno de los lugares más fotografiados del Périgord negro.

Sarlat-la-Canéda

Sarlat es la gran dama del Périgord negro. Es, sin duda, su ciudad más significativa y la más visitada de la región (según datos de 2013 pasaron por ella 2 millones de turistas). Pero lo es con toda la razón del mundo. Aquello es un decorado real del medievo con sus oscuras fachadas y callejones estrechos que indagan en un laberinto de relojes de arena. El conjunto urbano de Sarlat nos hace retroceder un mínimo de quinientos años para caminar embozados por las esquinas de palacetes, casas renacentistas (la de La Boétie es magnífica) y un sinfín de correcalles por los que pasear es un auténtico placer. De hecho tiene el dato de ser la ciudad con más edificios protegidos por metro cuadrado de toda Europa. Y eso es mucho decir, ¿no creéis?

Sarlat (Périgord)

Posee un monumento cuyo origen se desconoce pero que se denomina «la linterna de los muertos» (porque está próximo a un cementerio monacal) simbolizando la extravagancia de una ciudad que se debe al foie gras, al paté y a la trufa que parece colorear las paredes que se retuercen en un cascos históricos que es una delicia. El orgullo de Aquitania, la razón para venir y enamorarse…

Detalle de Sarlat (Périgord, Francia)

Castillo de Puymartin

En la carretera que une Sarlat con Les Eyzies-de-Tayac-Sireuil nos desviamos a mano derecha para ascender una colina y encontrar un castillo no de cuento de hadas sino… de fantasmas. Y es que por sus muros dicen vaga la Dama blanca, esposa del dueño del castillo a finales del siglo XV que fue emparedada hasta la muerte en una de las torres del castillo por serle infiel. A pesar de su origen como fortín defensivo en plena contienda entre ingleses y franceses, se convirtió en un suntuoso palacio que recuerda al castillo de La Bella Durmiente y que se puede visitar de abril a noviembre por el precio de 9€.

Castillo de Puymartin (Perigord, Francia)

Merece la pena aunque sea parar y caminar por los alrededores de Puymartin. Además es gratis. Queda muy cerca (siguiendo por la misma carretera a Les Eyzies) otro castillo que recomiendan bastante como es le Chateâu de Commarque, pero se nos hizo tarde y no pudimos visitarlo lamentablemente.

Périgueux

Capital del Périgord blanco, tal como atestiguan sus muros de piedra sobre los que se refleja ese sol casi provenzal que acaricia a una de las ciudades más vivas de toda la Aquitania (con permiso de Burdeos). No sé si fue que aparecimos en pleno mercado de los miércoles a los pies de la Catedral así como en otros espacios abiertos de la ciudad, o que aquel era un día especial. Pero las calles estaban tremendamente animadas, respirándose un ambiente diurno magnífico en la ciudad doblemente medieval y galo-romana con fachadas renacentistas de grandes ventanas cuadradas y escaleras de mármol que se advierten tras los portales.

Périgueux (Périgord blanco, Francia)

La Catedral de Saint Front, parada de peregrinos a Santiago, tiene una pose medio bizantina medio Sacre Coeur parisina que la hacen especial. El faro de la cristiandad en Périgueux se advierte casi desde cada callejuela de la parte vieja que un día estuviera completamente amurallada y de la que sólo se conserva la Torre Mataguerre (un calificativo que suena a occitano puro). Rodeada de siete colinas, como Roma y tantas ciudades inmortales, se impone Périgueux como otro de esos lugares fundamentales con los que descubrir un Périgord de colores y una Historia con mayúsculas.

Mercado de Périgueux

MEDIOS DE TRANSPORTE UTILIZADOS

Viaje con coche propio al Périgord

Aunque la cata en la bodega de Saint Emilion la hicimos en un autocar que salió de la Oficina de Turismo de Burdeos por eso de «Si bebes no conduzcas» y porque nos pareció una excursión atractiva para hacerla organizada, absolutamente todo lo demás  hicimos con nuestro vehículo particular. En total 2000 kilómetros en un viaje que partió de Madrid y que supuso un gasto de gasolina de 222€+ 85€ de peajes (Hay muchísimos, sobre todo en Francia, aunque los españoles son los más caros del trayecto).

¿Y por qué el coche? Sencillamente nos salía más a cuenta que los vuelos que vimos desde Madrid, porque decidimos el destino apenas con una semana de antelación y porque nos apasionan los viajes de ese modo. En definitiva, de Madrid a Burdeos no hay más de siete horas y media. El resto son trayectos más bien cortos y en los que ES NECESARIO VEHÍCULO, ya que no están comunicados con medios de transporte públicos. Se puede hacer en bus o tren ciudades como Sarlat, Périgueux, Bergerac y, por supuesto, Burdeos, pero no es tan fácil llegar a los distintos castillos, a pueblos de menor envergadura ni realizar una ruta demasiado ambiciosa. En definitiva, este es un viaje para hacerlo prácticamente entero utilizando un vehículo propio o de alquiler.

El Périgord en coche

Por supuesto, en caso de no llevar coche propio, lo que se puede hacer es alquilar. Aquí tienes un buen comparador de alquileres de coches para realizar este viaje.

En cuanto a los precios del combustible, son mayores en Francia que en España, sobre todo si el automóvil tiene motor de gasolina (se nota la diferencia con el gasóleo). Aún así aquí va un consejo para ahorrarse unos euros: Conviene utilizar las gasolineras de los centros comerciales tipo Leclerc, Carrefour, Auchan, etc… Los precios son bastante más bajos que en las gasolineras de toda la vida, sobre todo que las pequeñas y automáticas que hay a la salida de los pueblos (esas pueden ser 30 cts/litro más caras).

EL ALOJAMIENTO DURANTE EL VIAJE A BURDEOS Y EL PÉRIGORD

Tuvimos de todo, desde el «capricho» al lugar estratégicamente situado. El invierno en los lugares pequeños hace que no abunden las opciones de hospedaje tanto como en verano, cuando se multiplican los hoteles abiertos, las guesthouses e incluso las casas que alquilan habitaciones. Esta vez, dado que era un viaje un tanto especial para ambos, tuvimos el alojamiento que queríamos y… necesitábamos.

+ Burdeos: Hotel Mama Shelter (2 noches): Esta cadena hotelera que ha triunfado en París, Lyon, Marsella o Estambul, acaba de aterrizar en Burdeos a un minuto a pie de la catedral. Levantado en la vieja sede de la que fuera una Compañía de Gas ha supuesto para la ciudad una reconversión tanto de hotel como de restaurante que proclama a los cuatro vientos esos alojamientos 3.0 con habitaciones ultramodernas pero confortables, con televisión de Apple, amplitud, vistas y un desayuno de categoría cada mañana. Con máscaras de Batman y Superman junto a los espejos incitan a vivir una experiencia aventurera desde 69€ la doble.

Habitación del Hotel Mama Shelter en Burdeos (Francia)

+ Badefols-sur-Dordogne: Hotel Côté Rivage (1 noche): El placer de dormir a orillas del Dordoña en una habitación con encanto es ley en el Côté Rivage, uno de los alojamientos que permanece abierto a todo el año y que se sitúa en la frontera invisible del Périgord púrpura del negro. Cerca de Bergerac, pero también de Sarlat, y del país de las Bastidas, las abadías medievales del Camino de Santiago… y donde el único ruido que se escucha es el de las veloces aguas de un río que pasa justo al lado del hotel. Muy confortable. Su único pero son los precios de los desayunos y cenas/comidas que se ofertan y la baja señal del wifi (gratuito, eso sí).

Habitación del Hotel Cote Rivage (Badefols-sur-Dordogne, Périgord)

+ Périgueux: Hotel Ibis Périgueux Centre (1 noche): La ubicación perfecta, con la Catedral de Saint-Front a la vista desde la ventana, aparcamiento y dos minutos caminando al corazón del casco histórico de la capital del Périgord blanco. Lo bueno de los Hoteles Ibis es que encuentras exactamente lo que vas buscando, además de contar con una cama propia de un cinco estrellas con la última oleada de renovaciones de estos hospedajes de la cadena Accor.

Habitación del hotel Ibis Périgueux Centre

Viaja seguro…y con seguro

Cuando viajamos al extranjero nos conviene estar protegidos contra todo lo que nos pueda pasar. Aunque estemos viajando por Europa no está de más llevar una buena póliza que nos cubra en el destino, en este caso Francia, ante posibles accidentes, enfermedades o contratiempos (robos, pérdida de equipaje,etc..) que puedan suponernos un sobrecoste a posteriori. En mi caso para viajar siempre utilizo el Seguro de viajes de IATI porque me parece que cuenta con una cobertura superior a la media, te adelantan el dinero si sucede algún problema y ofrecen un trato personalizado e inmediato en tu idioma. Además posee coberturas antiCovid que permiten viajar con mayor tranquilidad en tiempos de pandemia. Los lectores de este blog pueden contratar el Seguro de viajes de IATI que mejor se adecué a lo que están buscando con un 5% de descuento (que se aplica de forma directa entrando por este enlace).

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DISFRUTEN DE LA AQUITANIA

Estas han sido las pinceladas de nuestro peculiar roadtrip. En cuanto a los lugares quizás no están todos los que son, pero sí que son todos los que están. Hay mil viajes diferentes a la Aquitania, a ese Périgord que retuerce sus bigotes en valles con personalidad, aroma a buen vino, senderos históricos y una sorpresa inevitable. Confieso que mi amor por Francia va a más y que no sería descabellado afirmar que habrá una tercera vez este año.

Calle de Issigeac (Périgord)

Volveré, por supuesto, al Périgord, y a recorrer la costa de Aquitania con la Duna de Pilat en su avance inexorable y el estuario de la Gironda avisando de la fuerza del Océano. Como el gran Cyrano, no soy de Bergerac pero no hace falta llevar ningún gentilicio para sentirse parte de una tierra privilegiada.

Sele

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PD: Son muchos viajes los que hemos hecho a Francia. Puedes leer todos aquí.

Como por ejemplo al Valle del Loira

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O a la casa de D´Artagnan en el Gers.

Guía práctica del viaje al Gers, alma mosquetera de Gascuña (Francia)

Y buscando los pueblos medievales más pintorescos de Midi-Pyrénées

Guía práctica de un viaje en coche a Midi-Pyrénées

También hemos hecho un viaje en coche por los pueblos más hermosos de interior en el País Vasco francés. ¡No os perdáis esta ruta!

Pueblos de interior en el País Vasco francés

¿Y si seguimos juntos la Ruta de los Cátaros?

Banner pais cataro por ti.

Y para rematar la Provenza con la Costa Azul más veraniega…

Banner del viaje a la Costa Azul

70 Respuestas a “Guía práctica de un viaje a Burdeos y el Périgord”

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