Algunos lugares asombrosos que ver en Myanmar (antigua Birmania)
Durante tanto tiempo se le llamó Birmania al país denominado de manera oficial Myanmar que reconozco me cuesta cambiar el chip, pues se trata de uno de los nombres más evocadores y hermosos de cuantos ilustraron los mapamundis. Como Mandalay, Rangún, Bagan o Inle, cuya mera pronunciación insinúa exotismo y, en definitiva, la inevitable obsesión de muchos por ese tipo de lugares lejanos de los que creemos saberlo todo pero no conocemos nada en absoluto. Rincones y parajes donde se roza la sacralidad en cada acto, en cada amanecer y en cada mirada. Los muchos micromundos de Myanmar son incalculables y, diría, que también inalcanzables. Resulta imposible, ni siquiera, imaginárselo. Después de muchos años donde el turismo sufrió su propio veto se fueron abriendo muy lentamente amplias zonas y regiones que desconocían la realidad de un mundo globalizado. Aún hoy día cuando se visita existe esa percepción de serenidad, de sinceridad en las sonrisas y en cada decisión que se toma. Resurge entonces un horizonte de arrozales y templos, de millones de estupas, de legiones de monjes budistas cubiertos con sus características túnicas en color azafrán. De niños con círculos amarillos de thanaka cubriendo las mejillas. Surge entonces la inenarrable sensación de atisbar uno de los países más formidables para viajar no sólo en el Sudeste Asiático sino en todo el mundo.
Después de bastantes años haciéndome preguntas sobre la antigua Birmania decidí embarcarme en un viaje para descubrir tan peculiar destino. Caminando descalzo por aquellos sitios milenarios y enigmáticos logré hacer una composición de lugar e, incluso, responder a varios anhelos. Gracias a este recorrido, que auguro repetiré en cuanto me sea posible, me gustaría aportar información para preparar una ruta por el país donde las estupas brindan con una jungla esplendorosa. ¿Qué ver en Myanmar? ¿Qué lugares merecen una visita durante un viaje de dos, tres semanas o incluso un mes dejándose llevar por este cúmulo de encantos? Aquí van, por lo tanto, unas cuantas y espero que valiosas ideas para aprovechar un viaje mítico a Myanmar o Birmania y diseccionar un buen itinerario.
Myanmar, el último país del Sudeste Asiático en desvelar sus tesoros al mundo
Cuando Tailandia, Vietnam, Camboya, Laos, Malasia, Singapur o Indonesia llevaban demasiados años amoldados al toma y daca del sector turístico, convirtiéndose en los destinos predilectos de todo tipo de viajeros, desde mochileros de bajo presupuesto y alta improvisación a quienes andan buscando el lujo y llevarlo todo medido hasta el extremo (el abanico entre unos y otros es lo suficientemente amplio), las autoridades de Myanmar, incluso bien entrado el siglo XXI y con la dictadura militar que parecía estar dando sus últimos coletazos (hace unas horas acaba de producirse un nuevo Golpe de Estado), no veían con buenos ojos la llegada de turistas a su país. Pero eso cambió de manera radical en la última década cuando no sólo empezaron a darse facilidades a los visitantes, sabedores de que este era uno de los cromos más cotizados del Sudeste Asiático, sino a levantarse nuevos hoteles y mejorar unas infraestructuras muy débiles. Les costaría mucho estar preparados para lo que estaría por llegar. De hecho en determinadas partes del país aún no lo están. Pero eso hace que Myanmar sea un país muy auténtico, aunque empieza a dar pasos de gigante en su posicionamiento en la región.
Parece lógico que hubiera mucha gente a la espera la eliminación de trabas burocráticas (ahora el visado se concede con suma facilidad sin necesidad de desplazarse a ninguna embajada u oficina consular) y de la apertura de territorios. Primero se permitió el acceso de manera guiada a una serie de lugares, después todos estos se dejaron llevar a cabo completamente por libre. Y ahora están en el proceso de permitir el acceso a regiones hasta ahora protagonistas de conflictos (en algunas como Rakhine, todavía perviven) donde se empiezan a ver turistas por primera vez.
Myanmar tiene fronteras con Bangladesh, India, Laos, Tailandia, China (por la hermosa provincia de Yunnan, incluso por la Región Autónoma del Tíbet). Coincide en su vertiente multiétnica (hay más de un centenar de grupos étnicos reconocidos) y en determinadas cosas con sus países vecinos. Pero es completamente diferente a todos ellos. Arqueológicamente hablando posee auténticas barbaridades, en el buen sentido de la palabra, como Bagan, Mrauk U, la pagoda Shwedagon, Kakku y las ruinas de las antiguas capitales del reino de Birmania en los alrededores de Mandalay. Linda en el norte con la cordillera del Himalaya y picos aún inalcanzables, mientras que la costa occidental el archipiélago de Mergui trae una inagotable colección de islas paradisíacas, en su mayoría salvajes y deshabitadas. Tiene parajes y templos que van muy por delante de la prodigiosa imaginación de Akira Toriyama (famoso creador de Dragon Ball). Y, sobre todo, la gente más amable y hospitalaria que convierte en un viaje a Myanmar en a mejor de las ideas posibles.
Si estás planteándote conocer este destino (por tu cuenta) te recomiendo le eches un vistazo a este post con 50 consejos para viajar a Myanmar por libre, donde encontrarás mucha información de utilidad para preparar esta aventura de principio a fin.
¿Qué ver en Myanmar/Birmania durante un viaje?
En el año 2015 tuve la ocasión de viajar a Myanmar donde seguí una ruta por libre de alrededor de quince días de duración. Un 50% previsto de antemano y otro 50% de improvisación. Desde entonces mi relación con este país surasiático ha sido intensa y llevo tiempo planteando opciones para futuros viajes. El entusiasmo, que ni el coronavirus ha logrado echar por tierra, me ha llevado a realizar una selección de lugares esenciales que ver en Myanmar durante un viaje de a partir de dos semanas. Tiempo justo para visitar algunas de sus maravillas. Pero añadiendo nuevas fichas a la mesa para quienes tengan a bien prolongar su estadía en la vieja Birmania una o dos semanas más para seguir descubriendo otros rincones con encanto. Aunque, en realidad, ni diez viajes bastarían para hallarlos todos.
Yangón, la penúltima capital con la Pagoda Shwedagon como fondo dorado
La anteriormente conocida como Rangún, la cual fuera capital colonial de la vieja Birmania hasta que en 2005 se situaran los principales edificios gubernamentales a la nueva, extraña y vacía Naypyidaw (a 300 km al norte), suele ser el punto principal de entrada de los visitantes que llegan a Myanmar en avión (el otro sería Mandalay). Una ciudad populosa y de tráfico caótico a la que puede llegar a costar tomarle el pulso (al contrario, por ejemplo, que a Mandalay) pero que tiene a la Pagoda Shwedagon como principal atractivo. Quizás este complejo religioso dibujado por una enorme estupa de oro sea el monumento más hermoso de todo el país. Lo que parece seguro que se trata del más sagrado. Tanto que por sí solo justifica una estancia en Yangón, sobre todo para acudir a este lugar mítico. Cuando llega la tarde, la luz juega todas sus cartas a nuestro favor y la gran estupa de cien metros de alto es rodeada por multitud de peregrinos que acuden a rezar. Verla por la noche completamente iluminada es también toda una experiencia.
Yangón también invita a conocer su legado colonial en el barrio dispuesto en cuadrícula junto al río, tomar una taza de té en el emblemático y anglófilo Hostel Straw (construido en 1901) o visitar otros monumentos religiosos como la Pagoda Sule (Sule Paya) con más de dos mil años de antigüedad. Chaukhtatgyi y su gran Buda reclinado de sesenta metros de la cabeza a los pies y protegido por una pagoda de seis pisos también tiene su atractivo. Como acercarse al Lago Kandawgyi, el pulmón de esta ciudad hiperpoblada, donde flota el Karaweik Hall, una suntuosa estancia en forma de antigua barcaza. Por otro lado siempre es buena idea acudir al mercado de Bogyoke (9:00 a 17:00) para comprar artesanía o admirar los codiciados puestos de joyas y ropas típicas de seda fina.
Excursiones organizadas típicas desde Yangón
- Visita privada en castellano (todo el día) por los mejores lugares de Yangón.
- Excursión de un día a Bago (en castellano, transporte incluido).
- Excursión a la Roca dorada (en castellano, transporte incluido).
Más excursiones y rutas reservables online y en castellano desde la ciudad de Yangón.
Bago, la ciudad de los templos (Perfecta ruta de un día desde Yangón)
Se trata, sin lugar a dudas, de una clásica excursión de un día desde Yangón, ya que se encuentra aproximadamente a 90 km (por carretera algo más de una hora). Y, además, camino de la principal estación de autobuses de la capital desde donde a posteriori se puede tomar un bus nocturno a Bagan, Lago Inle u otros muchos destinos de enjundia que visitar en Myanmar. Pero, ¿por qué ir a Bago? Pues porque fue una de las (muchas) capitales históricas del Imperio birmano y posee una cantidad ingente de pagodas, templos y un tremendamente fotogénico palacio de paredes doradas. Es ideal para recorrer en una jornada, aunque contando con transporte para moverse, ya que los principales atractivos se encuentran separados a distancias no asumibles fácilmente a pie (y menos cuando aprieta el calor, que es todo el año).
¿Qué visitar en la ciudad de Bago, denominada Pegu por los colonialistas portugueses? Por ejemplo, la Pagoda Shwemawdaw, considerada la más alta de Myanmar (114 metros de altura) así como una de las de mayor relevancia religiosa e histórica del país. Los cuatro Budas sentados de Kyaik Pun Paya mirando a cada uno de los puntos cardinales y con una estatura nada desdeñable de aproximadamente 30 metros son otro de los imprescindibles. También, al igual que en Yangón, hay Budas reclinados, siendo el de Myathalyaung de, nada menos que 80 metros. El otro, Shwethalyaung es algo más pequeño y está cubierto por un tejado, pero cuenta un milenio de vida hasta que fue rescatado del olvido y la vegetación (se restauró y pintó por completo). Muy llamativo, por supuesto, es el viejo Palacio Kanbawzathadi de paredes doradas, pero cabe recordar que se trata de una reconstrucción reciente basada en el palacio original del rey Bayinnaung de mediados del siglo XVI y que fuera completamente destruido. Eran otros tiempos en la legendaria Hanthawadi, hoy llamada Bago (aunque antes fue Pegu).
La roca dorada, el afán del peregrino budista
La Pagoda Kyaiktiyo es uno de los lugares más visitados por los peregrinos budistas de Myanmar. Situada en el Estado Mon se caracteriza por una pequeña pagoda sobre una roca granítica de la que existen creencias que se sostienen sobre un supuesto mechón del cabello del Buda. La imagen de la roca, dorada por el pan de oro que los devotos pegaron a esta gran piedra, parece estar a punto de caer al vacío. Pero no lo hace. Según la leyenda sólo una mujer lograría echarla abajo, por lo cual sólo los hombres tienen permitido tocarla y las mujeres se tienen que conformar con ver este curioso elemento a una prudente distancia.
Un lugar de espiritualidad al que para llegar hace falta caminar durante alrededor de tres kilómetros. Situado a 260 kilómetros de Yangón no está entre los lugares más bonitos que ver en Myanmar pero sí es de los que permiten atisbar un mayor nivel de religiosidad.
Se organizan excursiones (en castellano) desde Yangón a la Roca dorada (ida y vuelta en el día).
Los templos de Bagan, la maravilla arqueológica más importante que ver en Myanmar
Uno de los mejores conjuntos arqueológicos del Sudeste Asiático (apenas a un peldaño de lo que supone la camboyana Angkor). Bagan es, con certeza, el principal motivo para plantearse un viaje a Myanmar. No resulta muy usual toparse con semejante cantidad de templos y pagodas tan antiguas en una inmensa llanura selvática como la que hay a orillas del río Irrawady. No me refiero a cualquier cosa sino a alrededor de cuatro mil templos supervivientes del periodo de mayor esplendor en este país (se calcula que entre los siglos XI y XIII, cuando se erigieron, hubo muchísimos más).
Obviamente no da tiempo a verlos todos sino hay que hay que escoger entre algunos de los más majestuosos como Ananda, Dhammayangyi, Sulamani, Shwezigon o Thatbyinnyu. Para ello se recomienda que la visita a Bagan necesite de una estancia de varios días (mínimo tres completos, a mi juicio), madrugar lo máximo posible para esquivar el calor y contar con un medio de transporte para aprovechar el tiempo al máximo.
Es aconsejable alquilar una bici, una moto o incluso, mejor, un vehículo con conductor y/o guía para poder tratar de recorrer (y comprender) algunos de los mejores templos en los distintos segmentos en los que se divide la zona monumental (Old Bagan, New Bagan, etc.). Advierto que tratar de hacerlo todo a pie es literalmente imposible.
Aunque existe una posibilidad poder abarcar todo de un golpe. ¿Cómo? Subiéndose a un globo desde el cual contemplar al amanecer los fascinantes templos de Bagan. El momento idóneo en que la niebla se mueve por las estupas y el sol empieza a golpear con su luz las vetustas construcciones de ladrillo. Se trata de una actividad que se desarrolla normalmente fuera de la época de los monzones (es decir, julio y agosto, complicado) y que tiene un coste que puede superar los 300€ por persona. Pero puedo asegurar que vale cada euro que se paga.
No te pierdas el reportaje “El placer de volar en globo sobre los templos de Bagan”
Un consejo: Para visitar algunos templos de Bagan puede hace falta linterna para poder apreciar detalles, sobre todo las pinturas que sobreviven en los interiores.
Monte Popa, el delirio de un lugar sagrado en un volcán extinto
Cuando admiré el Monte Popa por primera vez pensé que podría ser perfectamente un escenario de Dragon Ball. Parece increíble pero es cierto. Un templo budista de paredes doradas se posa en la cima de un montículo muy alargado en forma de dedo en lo que fue un volcán extinto y erosionado hasta alcanzar una extrema delgadez, cuyas rocas basálticas se cubrieron por completo de vegetación. Este promontorio tiene más de 1500 metros (sobre el nivel del mar) destacando sobre un llano inmenso donde se eleva. Hallándose a más de 50 km desde los templos de Bagan, se aprecia su silueta incluso desde allí cuando la claridad del cielo acompaña.
Junto a Shwedagon y la Roca dorada forma parte de una trilogía de entidades físicas sagradas que reúnen día a día a multitud de peregrinos. La razón por la que el Monte Popa es tan especial para el pueblo birmano es porque está considerado como el hogar de treinta y siete nats o espíritus guardianes que representan a mortales que tuvieron una muerte violenta y cruel y que forman parte de numerosos aspectos de la vida. Ayudan pero también castigan, por lo que conviene tenerlos contentos. Nada tienen que ver con el budismo sino con el sincretismo religioso en una zona que adoptó la religión nacida en las montañas de la India sin olvidar sus creencias ancestrales.
Ahora bien, seré sincero. El Monte Popa a cierta distancia es «un fotón» pero en la realidad la experiencia de subir hasta la cúspide puede no ser la mejor experiencia a vivir en Myanmar. Se deben subir 777 escalones sin zapatos ni calcetines (es norma en los recintos sagrados) sorteando la presencia de muchísimos macacos y, lo que es peor, sus orines esparramados en los escalones. El calor y la multitud tampoco ayudan. Pero aún así… lo volvería a hacer. Me pierden estos lugares tan místicos para la gente local y no siempre es fácil estar en el santuario donde se atesora una creencia mucho más antigua que el propio budismo.
¿Cómo ir desde Bagan al Monte Popa?
Lo normal es negociar con un taxi compartido o privado el viaje de alrededor de una hora u hora y cuarto hasta este lugar. Nosotros lo hicimos con el conductor que contratamos para ver los templos de Bagan. Pero fuimos más allá. Logramos que no sólo nos llevara al Monte Popa sino poder hacer el larguísimo viaje por carretera de un día entero hasta nuestro próximo destino, el Lago Inle. Todo improvisado, la verdad. Si no fuera el caso y se desea regresar a Bagan en el mismo día lo mejor es contratar una excursión al Monte Popa donde además se van parando en otros enclaves que surgen por el camino y estar de vuelta en el hotel a media tarde.
Lago Inle, espejo mágico en de la Myanmar más tradicional
«Una larga canoa de madera en el Lago Inle es apenas un punto en un horizonte perfecto dominado por el agua, las montañas y la simetría. Sobre la misma un pescador de la etnia intha mantiene el equilibrio desde la trémula proa mientras prepara la red y rema utilizando su pierna. No parece que ejerza ninguna presión sobre la embarcación. Es como si él se encontrara flotando allí mismo, como si en realidad el lago ejerciera su poder para quebrantar todas las leyes de lo que podemos considerar normal.»Así arranca el artículo titulado Lago Inle, un espejo de agua en Myanmar que escribí a mi vuelta de aquel país y que podéis leer en este mismo blog. Para mí junto a Bagan me pareció el lugar o paraje más especial de cuantos pude visitar en este país. Y estoy convencido de que todas o la mayor parte de las personas que han tenido la suerte de viajar a Myanmar estarán de acuerdo conmigo. Porque aquí el poso de lo tradicional y rural sigue latente tanto en las orillas como en las aguas quietas de este lago poco profundo de apenas 11 kilómetros de largo y 5 de ancho en las zonas menos angostas pero que se extiende en una red de canales tan grande que la influencia de sus aguas llegan a más de 100 kilómetros.
Aldeas en palafitos, estupas semiderruidas, pescadores intha que continúan utilizando redes cónicas elaboradas con juncos y que reman con una sola pierna (aunque se nota a la legua quiénes posan para sacarse una limosna por participar en una de las fotos más típicas del Lago Inle), atardeceres que se prolongan hasta un relajante silencio. Pocas cosas más se pueden decir sobre una de las fases más reconfortantes de un viaje de por sí estupendo.
La del Lago Inle no es una visita de un día o medio día. Para nada. Hay muchísimo que hacer en el mismo así como en sus alrededores. Desde la localidad «mochilera» de Nyaungshwe, donde hay hoteles para todos los bolsillos, se suele partir para dar paseos en la canoa tradicional y observar los modos de pesca típicos en esta parte del Estado Shan. O visitar algunos lugares destacados como:
- El mercado de los cinco días: Cada cinco días cambia la localización de un mercado ambulante donde buena parte de los productos se venden desde las propias canoas. Conviene preguntar dónde se celebra cuando uno se encuentra ya en el Lago Inle (el de Ywama es el más famoso).
- Indein, largo camino entre estupas: Darse un paseo entre antiquísimas estupas es siempre un placer. En Indein las de la parte baja (Nyaung Ohak), a pesar de su deterioro, son las más sugerentes y fotogénicas. Pero también merece la pena ascender a pie hasta el complejo religioso Shwe Inn Thein Paya, donde hay más de un millar millar de estupas se los siglos XVII y XVIII, aunque muchas renovadas.
- Ywama, el pueblo entre canales: Si hubiera una «Venecia» en el Lago Inle, sería Ywama, donde casas palafíticas son accesibles únicamente por barco o canoa. Se celebra uno de los mejores mercados de la zona y el área de Angun Mingalar Pagoda, con un bosque de estupas blancas, es una delicia para los amantes de los rincones espirituales (y fotogénicos).
- Phaung Daw Oo Paya: El conjunto religioso más venerado del área del Lago Inle. Sus cinco Budas, traídos, al parecer por un antiguo rey birmano en el siglo XII, son tan queridos que los feligreses les pegan por encima láminas de pan de oro (sólo los hombres tienen el permiso para realizar este curioso donativo). La cosa se ha ido tan de las manos que los grandes budas de oro son completamente deformes e irreconocibles.
- Nga Phe Kyaung (el monasterio del gato saltarín): Un centro monástico de madera conocido por la capacidad de los monjes para amaestrar a los muchos gatos que allí se encuentran y hacerlos saltar por unas pequeñas anillas doradas.
- Las estupas medio inundadas de Sagar: Se ha convertido en los últimos años en una de las excursiones preferidas en el entorno del Lago Inle. Fantasmagóricas estupas de ladrillo están en parte hundidas en el agua, sobre todo en la época monzón y semanas posteriores.
- Kakku, el reino de las estupas en tierra de los Pa-O: Probablemente el lugar más increíble de cuantos se pueden visitar no sólo en el lago sino en todo Myanmar. Miles de estupas se concentran en un laberinto magnífico y sugerente donde se percibe el sonido de las campanillas en cuanto el viento aparece. Lugar al que dedicaré el próximo apartado.
Muchas de estas excursiones se suelen reservar in situ, contratándolo en los hoteles, por la calle o en los aledaños del embarcadero. Aunque quien lo desee puede dejarlo reservado con antelación suficiente para tenerlo todo planificado de antemano.
Trekking al Lago Inle desde Kalaw
El Kalaw-Lago Inle se ha convertido en una de las rutas clásicas de senderismo en Myanmar. Tiene una duración de tres días y se atraviesan paisajes de arrozales y pequeñas aldeas que recuerdan a Sapa (Vietnam), aunque no tan montañoso. Es una manera ideal de adentrarse en la versión más rural de este país y poder establecer contacto con los lugareños. A veces, incluso, se pernocta en complejos religiosos. Se ofrece tanto en la propia Kalaw como en Nyaungshwe para hacerlo en sentido inverso. Las empresas que organizan estas excursiones que se ofertan en agencias locales y hoteles se encargan de que el equipaje con el que no se quiera cargar durante el trekking sea trasladado al punto de destino. Son tres días de marcha para nada exigentes. Aunque si no se desea hacer una ruta larga hay múltiples opciones en Kalaw o en los campos que rodean el Lago Inle para dedicarle tan sólo unas horas.
Kakku, un bosque de estupas en la tierra de los Pa-O
A un par de horas por carretera de Nyaungshwe y el Lago Inle se llega a los dominios de la etnia Pa-O, una de las muchas minorías étnicas del Estado Shan o de Myanmar. De hecho no se consideran de ninguno de ambos, razón por la cual estuvo interrumpido el acceso a esta parte del país durante mucho tiempo. La Pagoda de Kakku es un recinto religioso que cuenta con más de 2800 estupas de gran antigüedad. Un bosque de piedra que proporciona una imagen arrebatadora y fantástica donde todavía no se dejan ver demasiados turistas porque, sencillamente, muy pocos conocen acerca de este lugar.
Monjes y gente local Pa-O, reconocibles por los pañuelos que cubren la cabeza de las mujeres y el añil de su vestimenta, se dejan ver por aquel lugar sagrado y solitario rodeado de campos de cultivo labrados por los bueyes tal y como se lleva haciendo miles de años. Sin duda un lugar extraordinario que no debe faltar a la hora de añadir un día en una de las muchas cosas que se pueden hacer cuando se están en el área del Lago Inle.
Mandalay, la fascinante ciudad a la que escribió Orwell y cantó Sinatra
Capital del país antes de que el Imperio Británico se adueñara de Burma (nombre con el que se referían a Birmania). Mandalay es el alma máter de la cultura bamar, etnia mayoritaria en este país del Sudeste Asiático, así como la segunda ciudad en población tras Yangón. Aunque no tiene nada que ver con ella, ni mucho menos. Mucho menos caótica, ritmo más relajado y apacible si la comparamos con la vieja Rangún. Aunque las palabras que le dedicó a Mandalay George Orwell, quien mucho antes de escribir «1984» pasó una larga temporada en el país como parte de la Policía del Imperio (publicaría años más tarde la novela «Los días de Birmania») no denotan precisamente este hecho sino todo lo contrario. Para Orwell Mandalay era «una ciudad más bien desapacible y sucia» con «un calor insoportable» y «conocida principalmente con cinco cosas, todas ellas empiezan por la letra P: pagodas, parias, puercos, párrocos y prostitutas».
Han pasado casi cien años de aquello y hoy a Mandalay se le dedican, no cabe duda, mejores epítetos. Es una ciudad a una escala «mucho más humana» salpicada por hermosos monumentos que, junto a los de las antiguas capitales y alrededores, da para quedarse un mínimo de tres noches. Algo más si deseamos hacer un crucero por el río Irrawaddy en busca de los últimos delfines de río del Sudeste Asiático. Dado que para esa parte merece un aparte, centrándonos en la ciudad únicamente hay unos cuantos lugares de imprescindible visita.
Como, por ejemplo, perderse entre los muchos pabellones del Palacio Real. El penúltimo rey de Birmania lo mandó construir a mediados del siglo XIX para fortalecer las hechuras de la nueva y última capital antes de la llegada de los británicos. Amurallado y reconstruido casi por completo, tras terremotos, incendios y guerras, sigue siendo una visita ineludible. Además, muy cerca del mismo se puede ascender a lo más alto de la famosa Mandalay Hill (240 metros), en pleno corazón de la ciudad, donde dos figuras mitad dragón, mitad león, custodian la escalera sur. A partir de ahí surge un universo de templos, pagodas y capillas con algo interesante en cada uno (el mejor momento para subir es antes del atardecer).
A los pies, además del ya mencionado Palacio Real, la Pagoda Kuthodaw, levantado al mismo tiempo que éste, alberga el conocido como el libro más grande del mundo. Alrededor de una estupa dorada hay pequeñas estupas blancas que desde las cuales se puede leer Tripitaka (antiguos textos budistas que constituyen la doctrina budista, algo así como la Biblia de esta religión). Lo forman nada menos que 729 estupas de piedra.
Dirección sur, a algo más de 10 km de la colina, la Pagoda Mahamuni alberga el Buda más venerado del país. Más de seis toneladas de bronce fundido, aunque bañado en oro, visten a esta figura a la que se le acercan infinidad de peregrinos venidos de todas partes de Myanmar, quienes se rinden a largas jornadas oración. Alrededor de esta figura así como en las otras dependencias del templo, surgen festejos de carácter religioso día sí y día también, por lo que conviene tener la cámara bien preparada.
Por último jamás me iría de Mandalay sin visitar Shwenandaw, el monasterio de teca más grande jamás construido. Ni un solo clavo lo sostiene. Y además se mantuvo intacto a pesar de los bombardeos durante la II Guerra Mundial que echaron abajo muchos de los monumentos de la ciudad. La ornamentación en cada pared y cada puerta muestran un «barroco extremo» propio de los últimos tiempos en que Birmania fue un reino libre y no una colonia. ¡Espectacular!
Para conocer estos lugares con transporte es posible reservar una excursión sobre la marcha en algún hotel o pidiendo precio a algún conductor de «falso taxi» o, si nos gusta ser más previsores, llevando reservado con tiempo las distintas excursiones que se pueden hacer por Mandalay y sus alrededores donde destacan, sobre todo, las antiguas capitales del reino, todas a muy escasa distancia.
Las antiguas capitales de Birmania (muy próximas a Mandalay)
Antes que Mandalay fuera escogida por el rey Mindon para establecer su sede, la capitalidad del reino estuvo muy repartida. Y a una distancia difícilmente comprensible en la actualidad. Parece evidente que muchos monarcas aprovechaban a mover la corte para destacar en ciudades a su medida donde depositar huella por medio de impresionantes construcciones. De ahí que en un período no tan amplio que precedió a la entrada de los británicos hubiese nada menos que cinco capitales a muy pocos kilómetros, a veces incluso al otro lado del margen del río Irrawaddy, innegable vertebrador de la bella Myanmar. De ahí que acudir a las viejas capitales se haya convertido en una opción excepcional para hacer de ida y vuelta sin dejar de pernoctar en Mandalay_
- Sagaing: Antigua capital del Reino Shan entre 1362 y 1364 tras la caída del Reino de Bagan. Siglos más tarde, entre 1760 y 1764, al amparo del monarca Naungdawgyi, fue de nuevo la capital, pero del Reino de Birmania (le sucedería la cercana Ava). Pero entonces Sagaing, apreciable por una gruesa colina de bosque, templos y monasterios pasó a ser un destino enfocado a la enseñanza de la religión budista en el país. Y eso es lo que tiene para ofrecer, más de seiscientas pagodas y monasterios. De todo ellos, el mas importante es el monasterio Padamyazedi (siglo XIV), el más antiguo de la ciudad. También merece la pena acercarse a la Pagoda Kaung-hmu-dwa y, por supuesto, admirar la galería de los cuarenta y siete budas de la Pagoda U Min Tounzeh. O a la Pagoda Soon U Pon Nya Shin que guarece un innmenso Buda de color blanco.
- Ava (Inwa): Si en Sagaing la capitalidad recayó durante muy pocos años, la vecina Ava, también conocida como Inwa (justo al otro lado de la orilla del río) puede presumir de haber sido capital durante nada menos que cuatro siglos hasta que fuera abandonada después de que el terremoto de 1839 la dejara en ruinas. Eso es precisamente lo más interesante, ver su riquísimo patrimonio histórico entre campos de arroz y palmerales. Sorprende el monasterio Bagaya (construido en teca como el Shwenandaw de Mandalay) o el inmenso Maha Aung Mye Bon Zan. Más antigua es, sin duda, la pagoda Pagoda Yadana Hsimi con un Buda sentado que recuerda a otras maravillas arqueológicas del Sudeste Asiático como Sukhothai o Ayutthaya.
- Mingun: Lugar destacado en la ruta por las viejas capitales birmanas próximas a Mandalay. De Mingun impacta la imagen de la Pagoda Pahtodawgy, más conocida como la pagoda inacabada. Se comenzó a erigir en 1790 como un sueño del Rey Bodawpaya quien, no exento de ambición, quiso que llegara a los ciento cincuenta metros de altura. Pero sólo se levantó una tercera parte de la misma debido a los problemas de financiación y, sobre todo, porque a petición de los militares, a quienes había reducido ostensiblemente el presupuesto para la construcción de este lugar, los astrólogos convencieron al monarca en un ardid en forma de profecía que alertaba de la necesidad de detener el proyecto o, de lo contrario, su reino desaparecía. Aún así esta ruina es impresionante, siendo una de las mayores estructuras de ladrillo del mundo. Y en Mingun, además, también se encuentra otra ensoñación del caprichoso de Bodawpaya, una campana de noventa toneladas que durante más de dos siglos fue la más grande jamás levantada (ahora lo es una en China). Pero es al norte de Mingun donde se encuentra el que, para mí es el edificio más hermoso de la región. La pagoda Hsinbyume, ondulada, completamente blanca y fotogénica con cualquier toque nuevo de color que se suceda por ella es «un pastel» más allá de sus sinuosas formas.
- Amarapura: Lo verdaderamente popular en las viejas capitales es, en realidad, es el U-Bein, considerado el puente de teca más largo del mundo (1200 metros de longitud) donde los atardeceres se vuelven realmente especiales, aunque está condenado a morir de éxito, ya que la idea de asistir a la puesta de sol sobre el lago Taungthaman al cual atraviesa la tienen cientos de visitantes que acuden al mismo tiempo para disfrutar de una de las imágenes más emblemáticas de Myanmar.
Todas estas maravillas se suelen realizar en una o dos jornadas de visita desde Mandalay. Se puede organizar con antelación un transporte con conductor y/o guía especializado para visitar este y otros lugares de la zona.
Tras los últimos delfines de Irrawaddy (ruta en barco)
George Orwell describió magistralmente al gran río birmano: «Fluía el Irrawaddy inmenso y ocre, brillando como diamantes en los tramos que golpeaba el sol; Y más adelante el río se extendía por inmensos arrozales, desapareciendo en una hilera de colinas negruzcas hacia el horizonte» . En el Estado de Kachin, la zona más próxima a la cordillera del Himalaya en Myanmar, nace este gran río que atraviesa nada menos que 2200 kilómetros hasta morir en el Mar de Andamán. Atraviesa ciudades de importancia como Mandalay y el área de los templos de Bagan, dejando en ambas orillas monumentos, arrozales y humildes aldeas de pescadores que nada saben sobre el turismo. Aún así empiezan a postularse nuevos conceptos de viaje por Myanmar y se ofrecen cruceros de lujo entre Mandalay y Bagan (a precios imposibles por el momento) y salidas a un coste más competitivo para hacer en dos o tres días cruceros con el objetivo de ver los últimos delfines de Irrawaddy (también en una excursión de una sola jornada para quienes dispongan de menos tiempo), un cetáceo de río (Orcaella brevirostris) del que quedan cada vez menos ejemplares. Y que recuerdo pude ver por primera vez hace ya muchos años en el río Mekong en Camboya, concretamente en la localidad de Kratie.
En el área de Bagan el espectáculo de los cruceros por el Irrawaddy llevan a mucha gente a subirse en barco al atardecer y contemplar la majestuosa silueta de los templos en los últimos coletazos del día.
EXTRAS SOBRE LUGARES QUE VER EN MYANMAR (PARA VIAJES DE TRES SEMANAS, UN MES O MÁS)
Para quien desee alargar su estadía y salir a explorar otras zonas o maravillas de Myanmar dignas de visita, he seleccionado algunos lugares curiosos.
Pyin Oo Lwin, retazos de la colonia británica
A menos de 70 km al este de Mandalay se encuentra una ciudad agradable con excelentes muestras de la arquitectura colonial británica. Pyin Oo Lwin, también conocida por el nombre de Maymyo, se ubica en una zona montañosa y con un clima más fresco donde los ingleses se escapaban para escapar el insoportable calor de la capital. Muchos de sus habitantes son descendientes de los nepalíes que formaron parte de la antigua milicia Gurkha que formó parte del ejército británico (los Gurkhas son, para muchos, los mejores guerreros). También por indios y chinos provenientes de Yunnan, la provincia multiétnica del sur de China.
Fundada en 1896 es una agradable excursión de un día desde Mandalay (por carretera se llega en alrededor de dos horas), aunque merece la pena quedarse algo más y pasar, como mínimo, una noche. Para pasearse entre retazos de la vieja colonia, mirar al reloj de la Purcell Tower, acceder a templos hindúes, visitar el espectacular Jardín botánico u observar la vida multicolor del gran mercado central de la ciudad.
Ngapali, la gran playa birmana azul turquesa
¿En Myanmar hay zonas para hacer turismo de playa? ¡Vaya si las hay! Pero, sin duda es Tailandia quien ha logrado más adeptos al respecto, sobre todo porque lleva muchos años de ventaja en el sector turístico. Pero Myanmar cuenta también con cientos de kilómetros de playas de arena fina y azul turquesa. Y, como explicaré más adelante, infinidad de islas dignas de los mejores elogios. Si hubiera que designar una capital del turismo playero en la antigua birmania tendríamos que dirigirnos a Ngapali Beach, una ciudad costera que se mueve a menor ritmo que sus competidoras en otros puntos del Sudeste Asiático, pero que da para pasarse unos cuantos días al sol. Cierto es que se trata de una zona en crecimiento que nada tendrá que ver en cinco años a lo que es hoy día.
Mejor pasarla por alto en junio, julio y agosto, también septiembre, porque con lluvia ya no seduce tanto. Y se encuentra a suficiente distancia de otros puntos interesantes que visitar en el país como para pasarse el tiempo en la playa acompañado de nubarrones y lluvias torrenciales.
El archipiélago de Mergui, ochocientas islas paradisíacas en el mar de Andamán
En Myanmar si quisiéramos (y nos lo permitieran) podríamos pasar un día en una isla diferente durante casi tres años seguidos. Al menos en el archipiélago de Mergui, compuesto por un número que ronda las ochocientas islas tropicales en pleno Mar de Andamán. Islas paradisíacas y, en su mayoría, vírgenes. En poco más de una docena hay minúsculas aldeas de pescadores y, con suerte, alguna tiene su propio ecolodge. También recibe algunos cruceros de lujo en velero, buceadores que buscan lugares diferentes para sus inmersiones y poco más. Se trata de una zona poco promocionada y poco accesible (en su momento la Junta militar siempre puso problemas para conocerlas), de ahí que muchos visitantes que llegan a Myanmar se olviden de una de las zonas más increíbles de todo el Sudeste Asiático. Muchas veces, incluso, por puro desconocimiento.
Hay quien asegura que constituye la última frontera natural indemne del Sudeste Asiático. Y, por tanto, una región de Myanmar a la que habría que tener en cuenta más pronto que tarde. Eso sí, para viajes de largos o para quienes repiten en este destino y desean abarcar nuevos rincones.
Mrauk U, la otra Bagan en el Estado de Rakhine
Está muy claro que Bagan está entre los mejores conjuntos arqueológicos de todo el Sudeste Asiático. Pero no tantos saben que en el Estado de Rakhine, al oeste y a un paso de la compleja frontera con Bangladesh en el Golfo de Bengala, hay un área con centenares de templos del extinto reino de Arakán (s. XIV a XVIII) a los que los turistas llegan a cuentagotas. Y no únicamente en una llanura como Bagan sino encaramados a frondosas colinas (también los hay en arrozales). ¡Una maravilla por descubrir!
¿Cómo llegar a Mrauk U? Habría que volar desde Yangón o Mandalay a la ciudad de Sitwe y desde allí subir en un barco durante casi tres horas. El problema es que hay que estar pendiente de si hay guerra entre los rebeldes de Rakhine y el ejército birmano. Algo que sucede en no pocas ocasiones. De hecho la primavera de 2020 ha sido un desastre que ha menguado cualquier atisbo de normalidad en la zona. Por lo que, mientras esta parte de Myanmar no se encuentre pacificado, no recomiendo acudir. Y siempre contar con información actualizada. Lo contrario sería un riesgo tremendo.
Putao, trekking en los Himalayas de Myanmar
Al norte del país, fronterizo con Tíbet, y con la cordillera del Himalaya como telón de fondo, Putao (accesible por avión desde Yangón con escasez de vuelos semanales) ofrece unas extraordinarias posibilidades de trekking en la montaña. Desde allí se observa (y muy pocos se atreven a ascender) el monte más alto del Sudeste Asiático, Hkakabo Razi, frontera física entre India, China y Myanmar, con nada menos que 5881 metros de altitud.
Pero también hay bosques de bambú, ríos rápidos para hacer rafting y un número ingente de etnias minoritarias que siguen viviendo en chozas y anclados a las tradiciones. Muchas de ellas llegaron hace siglos de la meseta tibetana y hay tantas diferencias entre ellos que ni los mismos vecinos, en ocasiones, pueden entenderse puesto que hablan lenguas distintas.
Mapa de lugares que ver en Myanmar / Birmania
Puedes encontrar todos los lugares mencionados en el siguiente mapa:
¿Viajar con seguro o sin seguro?: Es IMPRESCINDIBLE viajar siempre con un seguro. No sólo a Myanmar sino a cualquier parte. Y no escatimando en la cobertura médica disponible y teniendo muy en cuenta las cláusulas de las pólizas. Para un viaje de este tipo donde hay escasez de hospitales y medios, viajar sin seguro sería una irresponsabilidad que podría salir muy cara. Yo suelo utilizar siempre el seguro de viajes de IATI (además quien adquiera su seguro con ellos pinchando en este enlace o en la imagen reciba un descuento por ello).
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Sele
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