Qué ver y hacer en Santo Domingo (Zona colonial) - El rincón de Sele

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Un paseo por la zona colonial de Santo Domingo (República Dominicana)

La brisa del mar Caribe acaricia los gruesos muros de piedra de una urbe nacida para ser pionera de casi todo. En Santo Domingo, la capital de la actual República Dominicana, los españoles levantaron la primera ciudad colonial de América, sede de ese Nuevo Mundo al que acababan de desembarcar pocos años antes. Fundada en a finales del siglo XV por Bartolomé Colón, hermano del Almirante, respira historia por todos los poros de su piel. Desde la gloriosa fachada estilo plateresco de su catedral primada a las almenas de su castillo medieval junto a la orilla del río Ozama. Un laberinto rectilíneo que atesora importantes ruinas monacales, finísimas aldabas en las puertas, así como grandes ventanas pisando el empedrado, vibra con la fusión tropical de la caoba, las partidas de dominó en mitad de la calle y el sonido perenne de güiras y la tamboras para hacerla bailar sin pausa.

Ruinas del hospital San Nicolás de Bari (Zona colonial de Santo Domingo, República Dominicana)

Santo Domingo se trata, sin duda, de una de las visitas históricas y culturales más interesantes que hacer en República Dominicana. Tiene mucho que ver y resulta ideal para una escapada diferente desde alguna de las playas de la isla o para una escala de unas horas durante un crucero por el Caribe, siendo capaz de invitarte a viajar a otra época. Me gustaría proponerte darnos un paseo juntos por la zona colonial del viejo Santo Domingo e invocar el alma de las tres carabelas o de conquistadores y piratas en la Primada de América. La recompensa está garantizada. 

Santo Domingo, la primada de América

Un poco de Historia…

Apenas seis años después de que Rodrigo de Triana gritara la famosa frase de ¡Tierra a la vista! durante el primer viaje de las carabelas capitaneado por Cristóbal Colón en nombre de Sus Majestades los Reyes Católicos, en el que lograría tocar tierra firme allá donde muchos pensaban que no había nada más que el final de la Tierra, el continente americano contaba ya con su primera ciudad. En la isla La Española (dividida en la actualidad por Haití y República Dominicana) Bartolomé Colón, el hermanísimo del navegante más famoso de todos los tiempos, levantaba La Nueva Isabela el 5 de agosto 1498, aunque no pasó apenas tiempo en que se viera cambiado su nombre por Santo Domingo, dicen que como homenaje al padre de ambos, Doménico Colombo (castellanizado Domingo Colón) pero con la excusa de recordar al santo que fundó la orden monacal de los dominicos. Aunque esto último es una hipótesis que nunca se ha llegado a documentar.

Mapa de la ciudad de Santo Domingo

En 1502 un terremoto asoló la nueva ciudad, lo que provocó que Nicolás de Ovando, nuevo gobernador de la isla, la mandara reconstruir por completo en la orilla opuesta del río Ozama. Se puede decir entonces que Santo Domingo nació dos veces, pero que a la segunda fue la vencida. En muy poco tiempo se le dio forma a una ciudad de nueva planta, que serviría de modelo a otras ciudades coloniales del Nuevo Mundo, aunque al haberse inaugurado muy poco antes el siglo XVI contó con algunas particularidades que recuerdan a muchas villas españolas de la Edad Media. Por supuesto le sobrevinieron otros estilos como el renacimiento o el barroco, pero en la fortaleza de Ovando, por ejemplo, se puede observar a la perfección un clásico castillo coronado por almenas y que uno creería más propio de pueblos medievales castellanos como Pedraza, Molina de Aragón o Medinaceli, situados a miles de kilómetros de allí.

Vano de la catedral primada de Santo Domingo (República Dominicana)

Muy pronto la ciudad contaría con construcciones destinadas a ser «las primeras de América». Como, por ejemplo, el primer monasterio en el continente (que fue franciscano y no dominico), el primer hospital (San Nicolás de Bari), la primera fortaleza (la ya mencionada de Ozama), el primer alcázar (residencia de Don Diego Colón, hijo del Almirante), la primera universidad (en el convento dominico), la primera Real Audiencia e incluso la primera calle trazada por los nuevos colonizadores (Calle Las Damas). Aunque por lo que se conoce a la Primada de América es, sobre todo, por la Catedral y Basílica de Santa María de la Encarnación, consagrada en 1504 y comenzada a construir en 1512. También, como no podía ser menos, la primera catedral del Nuevo Mundo.

Detalle de la fachada plateresca de la catedral de Santo Domingo, primada de América

Santo Domingo, perfecta para una excursión de un día o hacer de escala en un crucero

De Santo Domingo partieron muchas de las naves con las que se llegaron a nuevos territorios americanos. Hernán Cortés, Pizarro, Núñez de Balboa, Diego Bastidas o el propio Colón, después de pasar un tiempo en la ciudad, trajeron nuevos hitos y rincones hasta entonces desconocidos por los europeos. Así que se puede decir que pocos lugares como éste para comprender los inicios de la conquista de América. Porque todo comenzó precisamente aquí, en el corazón del Caribe. Y de ahí el interés que siempre he tenido a la capital dominicana. Después de haber disfrutado a lo largo de muchos viajes de ciudades coloniales fabulosas como Cartagena de Indias, Antigua Guatemala, Cuzco, Arequipa, Trujillo, Campeche, Potosí, Colonia del Sacramento o Popayán, me ilusionó que el comienzo y final de mi primer crucero por las Antillas Menores en el Zenith de Pullmantur fuese precisamente en Santo Domingo, la cuna de una larguísima historia iberoamericana.

Calle de las Atarazanas en Santo Domingo (República Dominicana)

A pesar de que se trata de un destino en sí mismo, con la mejora de las infraestructuras en el país se ha convertido en una excursión perfecta de un día desde, por ejemplo, Punta Cana. Y mejor aún para una escala de varias horas dentro de un crucero por las islas del Caribe como el que tuve la fortuna de hacer con destino a rincones soñados como Martinica, Barbados, Granada y San Vicente y las Granadinas. A Santo Domingo la dejé para el último día, con una visita guiada en castellano contratada a bordo con objetivo los principales monumentos y lugares de la zona colonial, que es, a mi juicio, el perfil más interesante de la ciudad y la razón por la que a mí me tiene completamente enganchado.

Barco Zenith de Pullmantur con el que nos fuimos de crucero a las islas del Caribe y visitamos Santo Domingo

¿Que ver en Santo Domingo? A pie por la ciudad colonial

De la Puerta de las Atarazanas al Alcázar de Colón

Las dimensiones de la Santo Domingo colonial son bastante modestas. Ya desde el barco amarrado en la Terminal SANSOUCI, destinada a los cruceros turísticos del puerto, se puede uno dar cuenta de que el casco histórico de la ciudad se puede hacer completamente a pie. Y la conocida como Puerta de las Atarazanas puede ser un buen comienzo del paseo. Quizás porque por ésta se pasaban a las mercancías que se almacenaban (en las atarazanas) para su posterior distribución y mercantilización en La Española y otras islas de la colonia. No sería la única puerta de una muralla construida para detener las acometidas de corsarios como Sir Francis Drake y otros saqueadores enviados por la Corona Británica, pero sí una de las más importantes. Hoy tras ella se puede visitar el Museo de las Reales Atarazanas en el edificio que sirviera como aduana y Casa de Contratación, así como centro de distribución de productos traídos desde las Españas. Tiene interesantes objetos y documentos expuestos relacionados con la navegación, el comercio durante la colonia y los descubrimientos arqueológicos hallados bajo el mar.

Puerta de las Atarazanas (Santo Domingo, República Dominicana)

Continuamos por la calle Las Atarazanas, no sin antes tomar una foto de la escalera monumental de piedra que se dirige al Alcázar de Colón. Recomiendo seguir por la calle porque es una de las mejor conservadas de la ciudad, manteniendo la esencia de las viviendas de antaño. Aunque cada vez vive menos gente en ellas, utilizándose para toda clase de negocios.

Sele en Santo Domingo (República Dominicana)

Ahora sí entramos de lleno a la Plaza de España, también llamada de la Hispanidad. Un espacio abierto que recibe eventos de todo tipo durante el año y, sin duda, uno de los puntos de encuentro de los dominicanos en la zona colonial además del Parque Colón y la Calle El Conde. Empedrada y despejada, con tan sólo una caoba recordando a los paseantes que se trata del árbol nacional de República Dominicana. Y delante un edificio de doble planta, con arcadas renacentistas y custodiado por palmeras. El Alcázar de Colón, concretamente de Diego Colón, el vástago del Almirante, sirvió como Palacio residencial del Virrey y su familia, aunque en éste pernoctaron personajes de gran importancia durante la conquista como Hernán Cortés, Bartolomé Colón o Pedro de Alvarado, conquistador de buena parte de América Central (Guatemala, Honduras y El Salvador).

Alcázar de Colón en Santo Domingo (República Dominicana)

El interior del edificio está musealizado y muestra muchas de las dependencias ocupadas durante el siglo XVI como los dormitorios, la cocina, el despacho y un gran salón en la segunda planta. El estilo arquitectónico del alcázar no es uniforme, ni mucho menos, y es que se aprecian detalles en los que se funden el gótico mudéjar y el renacimiento. Además, como curiosidad, los muros exteriores del palacio virreinal están hechos con mampostería coralina y se pueden apreciar restos de corales e incluso de fósiles en las paredes. Es otra de las muchas peculiaridades de uno de los monumentos que más visitas reciben (y de manera merecida) en Santo Domingo.

Salón principal del Alcázar de Colón en Santo Domingo (República Dominicana)

Atravesando la calle Las Damas, la primera de Santo Domingo (y de América)

Del alcázar salimos hacia el costado de la plaza que mira a la orilla del río Ozama. Es entonces cuando nos ponemos a caminar por la primera calle que trazaron los europeos en el continente americano. Llamada al principio como calle La Fortaleza por eso de pasar junto a ella, muy pronto se le conoció por su nombre actual, la calle Las Damas, debido a que era el lugar por el que las mujeres de los colonos se dejaban ver. No obstante en esta pasarela rectilínea surgen no sólo edificios imponentes como el del Palacio de la Real Audiencia (con un patio precioso y un museo interesantísimo que refleja la época colonial) o las residencias palaciegas de conquistadores como Nicolás Ovando, Bastidas e incluso Hernán Cortés (que ahora se utiliza como Embajada de Francia).

Calle Las Damas (Santo Domingo, República Dominicana)

Sin duda la calle Las Damas reúne a los mejores ejemplos de la arquitectura colonial en la ciudad. Algunos pioneros como la Fortaleza Ozama, que muestra una torre del homenaje de cualquier castillo castellano coronado por almenas, y otros postreros como la iglesia de los jesuítas (siglo XVIII), que ahora alberga el Panteón de la Patria con las sepulturas de algunos de los personajes más importantes de la Historia de República Dominicana. Aunque los tres padres de la nación dominicana (Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella) descansan algo más lejos, en el Altar de la Patria que se sitúa en el Parque Independencia, justo al final de la Calle El Conde y de un baluarte de los españoles. Como curiosidad cabe destacar que la gran lámpara que cuelga del techo de la antigua iglesia jesuíta fue un presente del dictador Francisco Franco a su homólogo y amigo Trujillo Molina (quien, por cierto, está enterrado en el cementerio madrileño de El Pardo). Para los más imaginativos les recomiendo que observen un enrejado de cruces en el lateral del piso superior y se pongan a seguir con la mirada las cruces. Porque, ¿son cruces latinas o son esvásticas?

Iglesia de los Jesuítas de Santo Domingo, ahora Panteón de la Patria

A la Fortaleza Ozama no pudimos entrar porque había un rodaje cinematográfico (el lugar da para ello), aunque nos hubiera encantado pasear en un gran entramado medieval que no sólo vive de su torre sino también de su polvorín y otros edificios que tienen muchas historias por contar, como por ejemplo la astuta invasión de Sir Francis Drake, cuyas tropas secuestraron la ciudad engañando a los españoles e incendiando algunos de sus edificios para obtener posteriormente un suculento rescate.

Fortaleza Ozama, uno de los imprescindibles que ver en Santo Domingo (República Dominicana)

Subimos por Isabel la Católica…

De Las Damas a la altura de la Fortaleza Ozama atravesamos la calle Padre Billini para llegar a otra de las vías esenciales con las que comprender la zona colonial de Santo Domingo. La calle Isabel la Católica que homenajea a la patrocinadora de los propósitos de Cristóbal Colón es paralela a Las Damas. Nada más encontrarnos con ella nos llama la atención un edificio colonial de muros anaranjados conocido como The Colonial Gate 4D. Accedemos a su interior y descubrimos que se trata de un pequeño cine que muestra películas en cuatro dimensiones, entre las que destaca la historia de la invasión de Drake y donde se puede entender a la perfección cómo era exactamente Santo Domingo en el siglo XVI. Se pueden ver 3 películas de diez minutos por un precio de 10 dólares americanos y es una actividad para todos los públicos, sobre todo para familias. Aviso a navegantes: Se siente el viento en la cara e incluso el agua de la lluvia.

Sele y Juve disfrazados de piratas en Santo Domingo (República Dominicana)

Unos metros por delante, se distingue una iglesia blanca que es sede del arzobispado de Santo Domingo. Casi frente a ella podemos observar el Museo Larimar, que en una casa del siglo XVII muestra las particularidades (y vende)  la piedra semipreciosa de color azul conocida como larimar que sólo se encuentra en República Dominicana (se trata de un tipo de pectolita se obtiene esencialmente de la Mina Los Chupaderos, a diez kilómetros de la ciudad de Barahona y que cuesta más cuando su tonalidad azul es mayor). Se venden millones de joyas de falsa larimar en todo el país, pero aquí, por lo menos, está garantizada su autenticidad.

Así es la piedra semipreciosa conocida como larimar y que se encuentra únicamente en República Dominicana

Parque Colón y la catedral Primada de América

A mano derecha ya se deja ver parte de la fachada trasera de la catedral de Santo Domingo. De hecho la entrada (y la taquilla) se hace desde aquí, aunque recomiendo tirar de paciencia bordeando el edificio hasta poder contemplarlo por primera vez desde el Parque Colón, con todo lo que eso supone. En la plazoleta gobernada por la escultura del Almirante, que en tiempos de Nicolás Ovando sirvió era conocida como la Plaza Mayor de Santa Domingo, hay una sucesión constante de acontecimientos populares. Melodías al ritmo de las tamboras dominicanas, gente dando de comer a las palomas, curiosos escudriñando cada detalle de la catedral o billeteras con patas tomándose un café en la cafetería El Conde, un lugar donde se deja ver ocasionalmente el famoseo que visita la isla. Justo frente a la catedral el restaurante Jaleo se vanagloria de ofrecer los mejores cocktails de la ciudad (su piña colada es la mejor que he probado en mi vida) y una picadera (aperitivo) con la que quitarse el apetito a base de bien.

Sele en el Parque Colón de Santo Domingo (República Dominicana)

Damos media vuelta y retomamos nuestros pasos para, ahora sí, dedicarle una visita a la catedral y basílica de Santa María de la Encarnación, la auténtica joya de la corona en Santo Domingo. Conviene dedicarle tiempo para perseguir en su interior todo lo que custodia la bóveda de crucería de esta nave gótica que suma a la causa diversos elementos renacentistas y barrocos. Un mar de columnatas deja paso a diversas capillas que aguardan  enterramientos notables y retablos de gran valor artístico. En esta catedral yacieron los supuestos restos de Colón que ahora se encuentran depositados en el faro y que litigan con Sevilla por su autenticidad (por ahora sólo demostrada a través del análisis del ADN en la ciudad andaluza).

Bóveda de crucería de la catedral de Santo Domingo (República Dominicana)

Salimos unos instantes la puerta de la que era la entrada principal de la catedral y nos quedamos con la boca abierta después de admirar la maravillosa fachada plateresca (las otras dos son góticas) que muestra sin tapujos la simbología de los Austrias con el águila de dos cabezas e incluso las columnas de Hércules con el lema del Emperador Carlos V Plus Ultra (Más allá), quien durante el año en que se inició la construcción del edificio religioso (1512) aún no había sido coronado ni en España ni en el Sacro Imperio, aunque poco más tarde se convertiría en personaje más poderoso de todo el mundo.

Fachada plateresca de la catedral de Santo Domingo, primada de América

Calle El Conde, la arteria principal de la ciudad

Tras pasar un buen rato en la catedral salimos por la puerta que daba al Parque Colón. De ahí tomamos la Calle El Conde, donde aprovechamos a hacer algunas compras. Se trata de la vía comercial principal de la zona vieja y se extiende un kilómetro desde que se toma la perpendicular en la calle Las Damas hasta que llega al Parque Independencia con el ya mencionado Altar de la Patria. Próximo a la catedral, ya que es la parte más turística, esta calle cuenta con un montón de tiendas de souvenirs y otras más especializadas. Del ámbar al chocolate en tan sólo unos pasos. También hay espacio para la artesanía que reproduce las estatuas y vasijas de los indígenas taínos que vivían en la isla antes de que llegaran las carabelas de Colón. Cuanto más nos separamos de la catedral surgen otro tipo de tiendas menos relacionadas con el turismo, puesto que los visitantes ocasionales no suelen avanzar tanto. Y nunca es mala idea hacerla entera cuando buena parte de la misma está peatonalizada. Algo que eché bastante en falta en muchas partes del centro, que diera más protagonismo a los peatones que a los coches.

Calle El Conde en la zona colonial de Santo Domingo (República Dominicana)

Las ruinas del monasterio de San Francisco y San Nicolás de Bari

Continuando por El Conde dos manzanas (o cuadras) desde que la tomáramos en la catedral, torcemos a mano derecha para subir por Hostos. Si bien es una cuesta que se va acentuando a medida vamos avanzando, es otra parte que conviene recalcar en toda visita a la zona colonial que se precie. Porque una manzana más tarde surgen las ruinas del hospital de San Nicolás de Bari, que se vanagloria de ser también el primer hospital de América y haber contado con una iglesia incluso antes de que la catedral comenzara a construirse (1503). Quedó abandonado a su suerte dos siglos después de construirse y representa uno de los restos más interesantes de la capital dominicana junto con nuestro próximo objetivo.

Ruinas del antiguo hospital de la época colonial San Nicolás de Bari (Santo Domingo, República Dominicana)

Seguimos subiendo la calle Hostos dejando a un lado la fotogénica iglesia de muros blanquecinos y nos damos cuenta de que la cuesta goza de una mayor pendiente. Nos ayuda a subir el colorido de las casas bajas que flanquean nuestro paso. Un pequeño esfuerzo más y nos ponemos delante del monasterio de San Francisco de Asís. Sobre una colina se empezó a construir en 1504, siendo el primer edificio monacal construido en América, y, aunque sobrevivió al saqueo de Drake, no lo hizo a varios terremotos y a su posterior abandono. La ruina mejor conservada es la de la iglesia, aunque recuerda todo el conjunto a los monasterios desmantelados en España por la Desamortización de Mendizábal o las abadías abandonadas más hermosas de Inglaterra cuando por orden del rey Enrique VIII se le retiraron a los monjes todas sus pertenencias.

Ruinas del monasterio de San Francisco de Asís en Santo Domingo (República Dominicana)

San Francisco es ideal para subir a media tarde y contemplar el reflejo de los rayos de sol sobre los muros de la capilla principal. Un lugar sugerente cuanto menos que además históricamente ha sido el encargado de custodiar durante siglos los restos mortales de Bartolomé Colón u Álvaro Ojeda, conquistador al que se le debe el nombre de Venezuela al país sudamericano.

Dulces típicos para terminar el paseo

Si nos decantamos por no volver atrás y descender por la calle Emiliano Tejera en dirección la Plaza de España (que queda apenas a un par de manzanas) una muy buena idea puede ser entrar a un clásico dominicano. La Casa de los Dulces, en el número 106, es la mejor de las excusas para dejarnos llevar por la tradición con una variedad ingente de chucherías traídas de todas y cada una de las provincias de Santo Domingo. También venden licores típicos. Lo difícil, en este caso, es decantarse por una sola cosa.

Sin duda, siempre es un buen regalo darle una despedida «dulce» a todo paseo por la zona colonial de Santo Domingo que se precie. Una ciudad en la que es inevitable dejarse cosas, no sólo en el casco histórico, sino también en la ciudad que no dejó de crecer en la Avenida Duarte (donde Enrique Iglesias grabó el videoclip de «Bailando» junto a Gente de Zona y Descemer), que muestra con orgullo la cúpula de su palacio presidencial o que celebra el quinto centenario del descubrimiento de América en un curioso faro frente al Ozama.

Palacio Presidencial en Santo Domingo (República Dominicana)

En nuestro caso esta excursión nacida en el barco Zenith de Pullmantur tuvo su final en el aeropuerto internacional donde nos subiríamos al avión de Wamos Air que nos devolvería a casa una semana después de haber iniciado un apasionante crucero por las islas del Caribe. Sábado noche en Santo Domingo y domingo por la mañana en Madrid, que nos recibió en un soleado día preinvernal.

Dominicanos jugando al dominó en la zona colonial de Santo Domingo (República Dominicana)

Un viaje que nos dejó un buen sabor de boca al principio, entre medias y al final (son muchas las razones para viajar al Caribe en crucero). Ahora sólo queda bucear entre los recuerdos y escribir sobre esos lugares que se nos quedarán grabados para siempre. Como la hermosa Santo Domingo, primada del Caribe y de América.

Sele

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