Aix-en-Provence, el lienzo de Cézanne en la Provenza
Se empeñaba el genio Paul Cézanne en asegurar que si bien un museo como el Louvre debía ser el libro en el que muchos pintores aprendían a leer, no parecía de recibo contentarse con retener las fórmulas de sus predecesores sino que era necesario salir de él para estudiar la hermosa naturaleza. Esa era la obsesión del posimpresionista que decidió dar un paso más para saltar antes que nadie al siglo XX y ser, sin saberlo, el padre de nuevos maestros. La naturaleza, la luz transformada en color y ésta en el medio idóneo para lograr la perspectiva de las obras. Pero su Louvre particular, su inspiración, estaría en la ciudad de la Provenza que le vería nacer. Allí donde el arte se respira en cada fachada, en cada callejón, abrazada por un entorno bucólico y verde con la montaña de Sainte-Victoire imponiéndose en la campiña. Sólo Aix-en-Provence podía ser lienzo y a la vez caballete de una de las grandes figuras del arte. Tenía, sin lugar a dudas, mucho de donde beber en esta ciudad encantadora situada apenas a unos minutos de Marsella y que representa como pocas la verdadera esencia provenzal.
Hoy Aix-en-Provence es parada y fonda de todo viaje a la Provenza que se precie. Con un casco histórico encantador y cuidado, mercados callejeros, ese soplo de vida que provocan sus cafés y terrazas a rebosar encalles, plazas y jardines o algunos de los mejores museos de arte de toda Francia es, al igual que su peculiar catedral, una composición desenfadada de estilos que encajan perfectamente en las expectativas del espectador. No hace falta ser Cézanne para darse cuenta de lo mucho que hay que ver en Aix-en-Provence y su prodigioso entorno antes de proseguir la ruta y seguir empapándose de la luz en la que se inspiraron no pocos artistas.
¿Por qué viajar a Aix-en-Provence?
La respuesta no puede ser más fácil y, a su vez, más compleja. No basta decir que Aix-en-Provence merece una escapada, ya sea para quien ande pasando unos días en Marsella o recorriendo la Provenza o la Costa Azul en su vehículo. Eso parece evidente en una ciudad de fama turística contrastada. Se viaja a Aix-en-Provence por su rico y contrastado patrimonio histórico-artístico sumado a su fisionomía siglo a siglo desde que fuera fundada. Algo que ocurriría en el año 123 antes de Cristo cuando los romanos la denominarían Aquae Sextiae para dejar claro que se trataba de una ciudad termal. Pero también es mucho más que un balneario romano. Caminando por la pequeña Aix (puesto que muchas de sus calles son peatonales y se puede llegar andando a todas partes) se hace realidad el poder escapar del bullicio marsellés para dejarse llevar por paz de sus senderos empedrados y descifrar elementos preciosistas en plazoletas, fachadas y fuentes. ¡Hay un número incontable de fuentes!
En realidad el objetivo de viajar a Aix-en-Provence no es otro que capturar la esencia de la Provenza en uno de sus rincones más encantadores, poder detener el tiempo y, por supuesto, perseguir a Paul Cézanne a lo largo y ancho de una ciudad donde además de aguas beneficiosas para la salud fluye ARTE A RAUDALES.
Cómo ir a Aix-en-Provence desde Marsella
Quienes no utilicen el vehículo particular para ir hasta Aix-en-Provence por la clásica Autopista A8 (que atraviesa la Provenza y recorre todo el litoral de la Costa Azul) pueden hacerlo en tren desde Marsella. Saliendo de la gran estación de Saint Charles se tarda unos 40 minutos si se va en tren lento (con paradas) o tan sólo 12 minutos si se hace en TGV (alta velocidad), aunque sea algo más costoso. Salen trenes varias veces a la hora durante todo el día, lo que hace muy sencillo viajar entre ambas ciudades. También hay conexiones por tren con ciudades como Nimes, Avignon, Cannes, Niza o Mónaco, así como otras muchas de las principales localidades francesas. La red ferroviaria en Francia es estupenda.
¿Qué hacer y qué ver en Aix-en-Provence? Consejos para una escapada
Tras tener la posibilidad de viajar a la ciudad provenzal desde Marsella, he seleccionado una serie de lugares y consejos para disfrutarla de lleno (así como algunos puntos interesantes a las afueras). Se trataría de un plan ideal sobre qué hacer y qué ver en Aix-en-Provence en dos días de viaje. Lo que al casco histórico se refiere, resulta muy asequible a pie, aunque para seguir a Cézanne y disfrutar de otros espacios como Château La Coste (un viñedo convertido en un asombroso espacio de arte moderno al aire libre) parece necesario contar con algún medio de transporte.
1. Estudia los estilos artísticos presentes en la Catedral de Saint-Sauveur.
Para comprender Aix-en-Provence y su evolución en el tiempo lo mejor es dedicarle tiempo suficiente a la catedral de Saint-Sauveur. No es que sea muy grande. Al contrario, comparándola con otras catedrales puede parecer incluso modesta en cuanto a tamaño. Pero no radica en las dimensiones la grandeza de este monumento, pues permite observar como pocos un compendio de estilos arquitectónicos bien diferenciados. La portada deja que intuyas que te encuentras en una catedral gótica. Pero nada más acceder al templo se aprecia un románico tan evidente como su oscuridad. Se trata de la nave lateral derecha, el extremo más antiguo del que fuera antes que nada un templo romano dedicado al Dios Apolo en pleno foro. Más al costado conserva una peculiaridad, que es su baptisterio circular del siglo VI levantado precisamente con columnas labradas en los tiempos de los Césares.
Si accedes a la nave central, que es la más grande, verás cómo emerge una bóveda puramente gótica. Y si continúas con la tercera nave, la izquierda, te encontrarás de lleno con el estilo barroco. Lo único capaz de romper en esta parte de la catedral con el nuevo estilo que se puso de moda con la Contrarreforma es el Tríptico de la Zarza ardiendo de Nicolas Froment, uno de los adalides de la escuela de Avignon que parece casi más flamenco que el mismísimo Van der Weyden. Detente en este cuadro porque por mucho que te guste Cézanne, si es que te gusta, no verás en esta ciudad un cuadro mejor (hay otro Froment magnífico a la entrada, con el milagro del Santo Mitre, decapitado en el siglo VI y enterrado en este lugar).
Pero aún te queda el auténtico tesoro de la catedral de Aix-en-Provence, que no es otro que el claustro románico que a finales del siglo XII vio la luz para albergar una comunidad de canónigos. Un cuadrilátero de elegantes columnas gemelas se sostiene sobre los cuatro pilares que representan a los evangelistas Lucas, Mateo, Juan y Marcos. Se entremezclan capiteles historiados con los de motivos vegetales. Sin duda se trata de uno de los claustros más hermosos de cuantos existen en la Provenza (de Francia mi favorito es el de Moissac en Midi-Pyrenées).
Horarios de la catedral de Saint-Sauveur en Aix-en-Provence
La catedral de Saint-Sauveur abre sus puertas a diario de 8:00 a 19:00 horas y la entrada es totalmente gratuita. El acceso al claustro románico se puede hacer únicamente de manera guiada (también gratis) durante las siguientes horas: 10:00, 10:30, 11:00, 11:30, 14:30, 15:00, 15:30, 16:00, 16:30, 17:00 y 17:30.
2. Callejea por el casco viejo de la ville comptale de Aix-en-Provence.
Si ves que abuso demasiado del término «elegante», entiéndeme. En Aix-en-Provence la elegancia se aloja en cada una de las calles, plazas, fuentes y palacios que atesora su coqueto pero nada rimbombante casco viejo. La vieux ville comptale sólo se puede sentir callejeando sin otro mapa que no sea el de tu propia intuición. Cierto es que en la Place de l’Hôtel de Ville (Plaza del Ayuntamiento), una vez se atraviesa el arco bajo la torre, puedes tomar nota del que será uno de los puntos de encuentro predilectos desde el cual orientarse bien. Al igual que la indiscutible Place Richelme, antiguamente conocida como Place aux Herbes y de la que ya documentos del siglo XV hablan que se vendían no sólo verduras y frutales sino una variedad y cantidad ingente de pescados. Hoy sigue funcionando como mercado matutino, sobre todo de frutas y productos frescos. Otra plaza que, personalmente me apasiona, es Place d’Albertas, dieciochesca y con, cómo no, una fuente brotando sin parar.
Pero no te quedes sólo con las plazas. Toma callejuelas estrechas y observa lo que sucede en el viejo trazado medieval donde hoy se abren de par en par millares de contraventanas grises de madera y sobreviven carteles de otras épocas. Respira el aroma de la lavanda en las floristerías, entra a una pastelería para probar la repostería típica y vive de lleno un casco histórico que cada vez que se va más hacia el norte, se vuelve mucho más angosto y antiguo. La mejor referencia es la catedral al norte, Cours Mirabeau al sur (avenida indiscutible de la que hablaré a continuación) y la Plaza del Ayuntamiento con una clara vocación de ser el centro de la vieja Aix.
Existe la posibilidad de contratar una completa visita guiada (y privada) en castellano para conocer con expertos los imprescindibles de Aix-en-Provence. Así como hacer un Free Tour (se paga en función de lo que te guste la visita)
3. Déjate ver por el Cours Mirabeau, la gran avenida de Aix-en-Provence.
Desde la emblemática fuente de la rotonda, una de las más grandes de cuantas tiene la ciudad, hasta la estatua del Rey René (también fuente), hay poco más de 440 metros. Pero son probablemente los metros más concurridos y admirados por locales y visitantes de Aix-en-Provence, quienes se dejan ver por esta gruesa avenida peatonal que corta el casco antiguo a la que se conoce como Cours Mirabeau. Una referencia indiscutible para pasear, ir de compras y tomar algo, puesto que está completamente flanqueada por tiendas, cafés y restaurantes de postín. Por ejemplo, Cézanne se dejaba caer en le Café des Deux Garçons. Y cuando otros artistas venían a verle (y hablamos de lo más granado del siglo XIX) éste solía ser el lugar elegido para perderse entre tragos.
Esta gran avenida continúa el rastro de unas murallas ahora inexistentes. Y desde finales del siglo XVII en adelante muchos nobles y personajes acaudalados mandaron construir aquí sus residencias y palacetes con el objeto de no pasar desapercibidos y mostrar cierta ostentación.
Si coincide tu estancia en Aix-en-Provence en martes, jueves o sábado, que sepas que se despliega un interesantísimo mercado en ambos lados de la calle. Donde además se organizan excepcionales visitas gastronómicas con degustación de alimentos y productos de la tierra.
4. Sigue muy de cerca los pasos de Cézanne (más allá de su taller).
Muchas son las personas atraídas por el influjo de Paul Cézanne quienes acuden a Aix-en-Provence para rebuscar entre su valioso legado. Que es mucho, por otra parte. Aquí vivió y murió. Aquí pintó una y otra vez sin descanso ni encontrar el reconocimiento que le llegaría, como suele suceder casi siempre en el mundo del arte, demasiado tarde. El sancta sanctorum del universo Cézanne se sitúa al norte de la ciudad, en una pequeña casa fuera del entramado urbano y rodeada de árboles en plena colline des Lauves. En ella se encuentra l‘atelier de Cézanne, el último taller del artista desde 1902 hasta su fallecimiento en 1906, una época de gran capacidad creativa. Pero lo milagroso de este lugar, que se puede visitar libre y diariamente no sólo es que se salvara de la II Guerra Mundial ni de la especulación urbanística que luchó hasta la extenuación por convertir en pisos la última morada del pintor. Es también que se conserve como si el propio Cézanne faltase desde hace tan sólo unas horas. ¡Su taller está intacto! En la planta de arriba, empapada por una embriagante luminosidad que supo trasladar a sus cuadros, permanecen sus instrumentos, ropajes e incluso muchos elementos utilizados en algunas de sus obras más reconocidas. De hecho la información entregada así como una pantalla de televisión muestra cómo jarrones, fruteros, mesas y hasta tres calaveras aparecen en distintos trabajos del pintor provenzal.
Horarios y precios de las entradas al taller de Cézanne
L’atelier de Cézanne abre sus puertas de lunes a viernes de 9:30 a 13:30 y de 14:00 a 17:00 los meses de febrero, marzo, octubre, noviembre y diciembre. Abril y mayo cierra es igual excepto que la visita se extiende una hora más. Durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre se puede visitar el taller sin interrupciones entre las 9:30 y 18:00 horas. El precio es de 6,50 euros (3€ más el alquiler de audioguía). Gratis si se posee la City Pass Aix-en-Provence.
Caminando en sentido ascendente desde el taller de Cézanne, apenas a 15/20 minutos se llega al que probablemente fuese el mirador preferido del genio postimpresionista para retratar su paisaje preferido, la montaña de Sainte-Victoire. El conocido como «Terrein des peintres» en Chemin de la Marguerite Cézanne retrató, que se sepa, un total de 17 acuarelas y 11 óleos desde este lugar con vistas. Su musa, Saint Victoire, se recorta pétrea en un horizonte que parece en sí mismo un cuadro.
Hay quien todavía desea indagar más en Cézanne y, para ello, se acerca cada vez más a la musa con forma de montaña con el objeto de visitar las canteras de Bibémus (Les Carrières de Bibémus) cuyas rocas ocres también ensimismaron al pintor (como en, por ejemplo, Le rocher rouge). Aunque esta visita, dentro del Grand Site Sainte-Victoire se puede hacer únicamente de manera guiada (en francés). Se llega tomando el autobús nº6 (arando en Les 3 bons dieux) o en coche (parking gratuito). En este lugar también hay un hermoso mirador de la montaña de Sainte-Victoire.
Han comenzado a popularizarse tours vinícolas donde junto a la montaña se prueban buenos vinos de la tierra.
Mucho más cerca, un cuarto de hora caminando al oeste de Aix-en-Provence (teniendo en cuenta la Fuente de la Rotonda o la Oficina de Turismo como referencia), se encuentra la Bastide du Jas de Bouffan (Route de Galice, 17), que era la gran mansión familiar donde se crió Cézanne. Fue propiedad de sus padres durante nada menos que cuatro décadas, por lo que también reposa en los muros y parque de este considerado monumento histórico sin el cual tampoco se comprendería la obra del autor provenzal. Actualmente se está musealizando, por lo que hasta nuevo aviso no es posible acceder a este lugar.
Pero toda Aix-en-Provence tiene cosas de Cézanne realmente. Se ha diseñado un circuito a pie que parte de la Oficina de Turismo (en La Rotonda). Más concretamente de una escultura de bronce de Gabriel Sterk con la figura del pintor. A partir de ahí hay que seguir unas marcas en el suelo con una «C» y el escudo de la ciudad. Si se van siguiendo se llega a la Societé des amis des arts (Avenue Victor Hugo 2 bis), donde Cézanne expuso en un par de ocasiones,su colegio (Collège Mignet en rue Cardinale 41, el apartamento donde vivieron su esposa y su hijo mientras el matrimonio no pasaba el mejor momento (suegra y nuera se odiaban a muerte), así como el ayuntamiento donde contrajo nupcias con Hortense Fiquet y un largo etcétera. En 2019 había marcados ya una treintena de puntos relacionados con la vida y obra de Cézanne tan sólo en el casco viejo de Aix.
5. Visita el museo Granet y el nuevo centro de arte en Hôtel de Caumont
Tras seguir los pasos de Cézanne aún queda poder admirar sus obras. En el museo Granet (Place Saint Jean de Malte) es posible tener acceso a numerosos lienzos del hijo predilecto de Aix-en-Provence y admirar algunos de sus Sainte-Victoire, entre otros. Pero esta institución, considerada entre los mejores museos de bellas artes en Francia, también tiene tesoros de de la pintura francesa desde los siglos XV a XX y piezas arqueológicas de gran valor que forman parte de la colección museística prácticamente desde la apertura del museo en 1838. El museo Granet es dinámico y propone nuevas exposiciones todo el tiempo, la última sobre fotografía en blanco y negro de antiguos archivos o un monográfico de los Sainte-Victoire de Cézanne.
Nota: Abre de martes a domingo de 10:00 a 19:00 horas en verano y de 12:00 a 18:00 en invierno (entrada general: 8€)
Junto al museo Granet recomiendo no perderse la iglesia de San Juan de Malta, edificada en el siglo XIII por la Orden de Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén y con una nave central gótica imponente, así como una maravillosa vidriera en el altar principal.
Una de las nuevas sensaciones en Aix-en-Provence se encuentra en la antigua Mansión Caumont (Hôtel de Caumont en Rue Joseph Cabassol 1). La que fuera residencia desde mediados del siglo XVIII de los Marqueses de Cabannes (y más tarde de Caumont) en el barrio de Mazarino, al sur del casco viejo, tras pasar décadas de olvido e incluso de sede del conservatorio de música, fue abierto al público en 2015. Y desde entonces no ha dejado indiferente a nadie, no sólo por su magnífico diseño, sus escalinatas o jardines que por sí mismos compensan la visita, sino, sobre todo porque se ha convertido en un referente artístico de primer orden en la región de Provenza. Durante la primavera y el verano de 2019 se ha erigido como la sede de la exhibición internacional «Chefs-d’oeuvre du Guggenheim: De Manet à Picasso, la Collection Thannhauser», con obras de arte de los más grandes de la pintura de los siglos XIX y XX (Renoire, Matisse, Degas, Gaugin, Van Gogh, Picasso, Braque y, por supuesto, Cézanne, entre muchos otros).
Ya sólo la tienda de recuerdos por donde se sale de las exposiciones es una belleza. Por no hablar del Cafe Caumont, donde lo que se paga (y bien) no es lo que se toma sino donde uno se está sentando realmente. La entrada a este museo cuesta 6,5€ (el doble si se accede a las exposiciones temporales) que abre todos los días entre las 10:00 y las 18:00 de octubre a abril y cierra una hora más tarde de mayo a septiembre.
6. Conoce a Vasarely, el padre del Op Art.
Victor Vasarely en Aix-en-Provence no es Vásárhelyi Győző ni húngaro de nacimiento como todo el mundo sabe. No se te ocurra decirlo. Es tan de Aix como el mismísimo Cézanne. Aquí el padre del Op Art (Optical Art o el estilo abstracto-geométrico donde se juega con los efectos ópticos) tiene probablemente su mejor museo. Él no sólo diseñó el edificio compuesto por varios cubos en los años setenta que ahora está catalogado como monumento histórico nacional sino que vio exponer en él algunas de sus grandes obras. Fondation Vasarely, a un par de kilómetros al oeste de la ciudad vieja (y no muy lejos de la Bastide du Jas de Bouffan) es un concepto muy diferente que envuelve a Aix-en-Provence en un futuro de líneas, colores y visiones ópticas proyectado hace más de cuarenta años.
La Fundación Vasarely abre todos los días de 10:00 a 18:00. El precio de la entrada es de 13€.
7. Relájate en las Termas más famosas de Aix-en-Provence.
El origen de Aix-en-Provence tiene que ver con la Aquae Sextiae de los romanos. Es decir, con el privilegio de aprovechar las aguas termales que manan en este rincón de la Provenza. ¿Y dónde hacerlo hoy día? Mi consejo es que acudas a Thermes Sextius (Avenue des Thermes 55, a escasos tres minutos al oeste de la catedral por Rue du bon pasteur). Allí, aunque no se conservan las ruinas de los antiguos baños termales, hay unas instalaciones modernas junto a una fortificación medieval tan bien equipadas que son, fuera de dudas, la mejor opción para relajarse y perder la noción del tiempo. ¡No todo van a ser museos!
8. Déjate caer para cenar en Place des Cardeurs.
Sin salir de la ciudad vieja Place des Cardeurs (también llamada Forum des Cardeurs) abarca más restaurantes y mesas para sentarse fuera que casi ningún otro sitio de Aix-en-Provence. La única excepción sería Cours Mirabeau. Pero aquí hay locales de todos los estilos, algunos de estilo desenfadado como Les Baratineurs y terrazas míticas para tomar buen vino como Chez Lucienne. En realidad en Place des Cardeurs hay para quedarse más de una semana en la ciudad provenzal y no repetir un solo día. ¡Y el ambiente en la plaza por las noches merece la pena! Eso sí, los fines de semana y festivos está a rebosar, llegando incluso a costar encontrar mesa.
9. Colecciona las fuentes de Aix-en-Provence.
Otra cosa no, pero fuentes en Aix-en-Provence hay las que quieras. Se podría decir que esta ciudad en sí misma es un museo de fuentes dignas de ver. El apodo de «la ciudad de las mil fuentes» puede sonar exagerado. En realidad se calcula que hay en torno a quinientas, lo que sigue siendo una locura. Así que otra opción para tu escapada a Aix-en-Provence es que tomes nota de cuántas fuentes eres capaces de reconocer. De ayuda puede servir la lista que ofrece la Oficina de Turismo en su página web. Ya en el propio Cours Mirabeau hay nada menos que cuatro, por lo que tienes trabajo para «hacerte con la colección». ¿Aceptas el reto?
10. Escápate por los alrededores.
Aix-en-Provence me parece una base excelente para dejar los bártulos en el hotel y salir cada día a descubrir lugares nuevos. ¿Qué puedes visitar desde aquí? Opciones las hay a raudales. Marsella y Les Calanques, que están a menos distancia de lo que cabría parecer. O Les Baux-de-Provence (70 km), para muchos entre los pueblos más bonitos del interior de la Provenza. Sin olvidar Avignon con el antiguo Palacio de los Papas (Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO). También son usuales las excursiones de un día a los pueblos con encanto provenzal de Roussillon, Gordes y Lourmarin (donde además se proponen catas de vinos de la tierra).
A tan sólo 20 kilómetros al norte Château La Coste muestra en un vasto dominio de viñedos la mezcla de la tradición vinícola con el gusto por el arte moderno al aire libre. Caminando por un entorno bucólico aparecen de repente obras de Gehry, Prouvé, Nouvel y muchos otros. Hay una ruta señalizada que se inicia con una de las arañas de Bourgeois y que termina cuando uno quiera en La Terrasse o en el Restaurant Francis Mallmann recién inaugurado. Una idea apta para amantes del arte y familias que deseen compartir un paseo entre viñedos y platillos volantes que no dejan de dar vueltas. (Nota: Pide que te muestren dónde se encuentra el jardín secreto con una antiquísima pagoda traída de Vietnam y una capilla oculta entre la vegetación). Más información sobre este centro de arte/bodega en chateau-la-coste.com.
Opciones no faltan. Con Aix-en-Provence esperándote, lo raro es que desees regresar a casa.
Información oficial y un par de consejos sobre Aix-en Provence
Puedes completar la información en las siguientes webs:
Por otro lado te conviene saber que la Oficina de Turismo de Aix-en-Provence no sólo organiza un montón de rutas guiadas de distintas temáticas sino que además ha creado una tarjeta turística (City Pass) para 24, 48 ó 72 horas con la que se puede acceder a quince lugares, llevar a cabo once visitas guiadas (eso sí, no en español), poder tomar el tren turístico para hacer un tour panorámico y descuentos en multitud de sitios. Cuesta 25, 34 y 43 euros para uno, dos o tres días.
MÁS FRANCIA EN EL RINCÓN DE SELE
Ya conoces de sobra que Francia es uno de mis países preferidos para escaparme. Obviando la inimitable ciudad de París me gusta perderme ya sea en el Valle del Loira, la Provenza/Costa Azul, el Périgord, los pueblos medievales de Midi-Pyrénees en el sur, el País del Cognac saltando a la Isla de Ré, el encantador País Vasco francés o buscando historias de la I Guerra Mundial en la región de Nord-Pas-de-Calais. Así que en este blog encontrarás mucho contenido sobre escapadas al país vecino. Si quieres ver toda la información reunida lo mejor es clicar en www.elrincondesele.com/tag/francia y podrás leer todos los escritos sobre este país ordenado por fecha de publicación de más a menos reciente.
Sele
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