Querido anecdotario viajero III - El rincón de Sele

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Querido anecdotario viajero III

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Querido anecdotario viajero. Hoy quiero dejar por escrito una historia sobre una deuda pendiente que contraje en un humilde templo chino, qué sucedió al instante de comprar un billete de avión a una remota isla de África, cuál ha sido la escena de naturaleza más increíble que he visto en toda mi vida o cómo un temporal de nieve me dejó tirado y solo en una carretera islandesa.

Leona comiendo a su presa

Tengo que reconocer que me encanta ponerme al día en esta sección de chascarrillos y curiosidades surgidas en pleno viaje porque me sirve para situarme en estos lugares con sólo cerrar los ojos o repicar con los dedos en el teclado del ordenador. Para que luego digan que lo de viajar se termina cuando llegas a casa… 

Anécdotas de mi cuaderno de viajes (III)

Nada sucede por casualidad, ni tan siquiera el movimiento de las hojas mecidas por el viento. Todo acontece por algo y, sin que nos demos apenas cuenta, nos lleva a un lugar inesperado. Puede ser, como podréis leer a continuación, a admirar un volcán entrando en erupción o incluso a tener un hijo. Incluso a quedarse atrapado en pleno temporal. Nunca se sabe por qué derroteros nos llevará ese ansia de viajar que vive con nosotros. Ya veréis a qué me refiero exactamente en las siguientes anécdotas de viajes:

+ Una promesa en un templo chino que ahora es una cuenta pendiente. Antes de tener a Unai yo ya había pedido su llegada de una forma particular. Nunca había querido ser padre pero llevaba un tiempo algo entusiasmado con la idea. Viajando por la provincia de Yunnan, en el suroeste chino, le pedí a la diosa Guan Yin, bodhisattva de la compasión y la misericordia en el mundo budista, así como de la fertilidad, que tuviéramos pronto una buena noticia en forma de embarazo y que así se daba, regresaría nuevamente. Fue en un templo cercano a Shaxi, antigua parada de los mercaderes de la ruta del té y los caballos entre Yunnan y Tíbet, donde unas mujeres estaban rezando y ofreciendo incienso a una de las deidades más queridas de Asia. Al parecer, años antes, este edificio estaba en unas condiciones pésimas y una pareja extranjera que había perdido todas las esperanzas de tener hijos, le prometió a Guan Yin que si lo lograban algún día, volverían para reconstruir el templo. Sucedió, vaya si sucedió, a pesar de que los médicos no daban crédito. Cumplieron su promesa y regresaron a China, arreglaron el templo con su dinero y su esfuerzo y terminaron quedándose a vivir en Shaxi. ¿En mi caso? Al mes de regresar Rebeca y yo estábamos esperando un bebé. Ahora falta que regrese a este lugar para darle las gracias a Guan Yin y cumplir con la promesa que le hice.

Templo de Guan Yin (Yunnan, China)

+ Cuando en Isla Reunión coincidí con la erupción de un volcán. Dicen que le Piton de la Fournaise se trata de los volcanes más activos del mundo. Al menos eso aseguran los vulcanólogos, que lo consideran un caso de estudio en este departamento de ultramar francés situado entre Madagascar e Isla Mauricio. El día que compré los billetes de avión a Isla Reunión, apenas unas horas después, le Piton de la Fournaise entró en erupción. Se creó un nuevo cráter y de él surgieron decenas de ríos de lava. Cuando llegué a la isla tuve la suerte de aproximarme al volcán y verle derramar lava (es como cuando te pasas de calentar algo en la cazuela y se sale) y escuchar constantes explosiones. Coincidí en un día absolutamente claro para hacer una caminata y colocarme a cierta distancia (la que se permitía en ese momento). También viví la experiencia de sobrevolar la zona en helicóptero y ver la erupción a vista de pájaro. Os aseguro que fue uno de los mejores espectáculos naturales a los que he asistido en toda mi vida.

Volcán Piton de la Fournaise en erupción (Isla Reunión)

+ Testigos en primera fila de una caza de leones. África siempre regala experiencias fascinantes. De hecho pocos países como Botswana me han traído tan buenas anécdotas en los últimos años. Rastreando las huellas de unos escurridizos guepardos en Savuti, dentro del Parque Nacional Chobe, asistimos a una escena de caza en la que varios leones arrebataban la vida a un búfalo. Éste se encontraba en el canal de Savuti en plena temporada seca. Apenas quedaba una charca sobre la que mojarse mínimamente y aliviar los rigores del duro estío del África austral. Se me ocurrió decir en voz baja: «¿Os imagináis que baja una manada de leones ahora mismo?». Segundos después el búfalo, cuya intención era abandonar el canal, fue sorprendido por una emboscada de nueve leones que habíamos visto horas antes merendarse un impala que no les había dado ni para rascarse los colmillos.

Leones cazan un búfalo en Botswana

Estábamos sólo nosotros. Ni un coche cerca. Apenas a un par de metros de distancia vimos cómo los felinos rodeaban al búfalo tapándole cualquier salida así como a a éste defenderse a cornadas y embestidas. Pero los leones no se arredraron y lograron tirar a la bestia al suelo donde nada le quedaba por hacer, más que esperar su final entre entre gemidos de dolor e inútiles coces al aire. Fue una hembra la que le agarró le clavó sus dientes en el hocico y le cerró la boca con fuerza para provocarle la asfixia al pobre búfalo. Minutos después aquello fue una fiesta felina que duró días. Un año después de aquello la responsable de aquel safari me dijo que la calavera del búfalo permanecía en el mismo lugar y que le contaba a todo el mundo esta historia. Llevaba años haciendo un safari tras otro y nunca había podido ver algo semejante. Esta vez incluso habíamos llegado a grabar un vídeo de aquel momento de principio a fin.

+ Un temporal de nieve que me dejó tirado en Islandia. Durante mi primer viaje a Islandia, me sorprendió en el norte del país un temporal de nieve fortísimo que dejó buena parte de las carreteras, incluida la ring road, en mal estado para la conducción. Iba solo y me encontraba a mitad de camino. Tan malo era continuar como darme la vuelta, así que como pude llegué a una granja donde pasar la noche antes de probar suerte al día siguiente. La cosa se puso peor y avanzar era cada vez más difícil, aunque poco a poco lo fui consiguiendo. La visibilidad entonces pasó de ser mala a nula y no sólo había placas de hielo en el asfalto sino que la nieve se había apoderado de buena parte de la carretera. Me la jugué por obstinado y me quedé atrapado en la nieve, como no podía ser de otra manera. Por fortuna un alma caritativa y salvadora que llevaba una pala en el maletero me ayudó a desenterrar las ruedas de mi vehículo para poder proseguir a un lugar seguro y esperar que las predicciones meteorológicas, que no eran malas, se cumplieran y poder así continuar mi viaje. Esta persona me pidió el teléfono y me llamó horas más tarde para asegurarme que había llegado sano y salvo a mi destino. Años después regresé para hacer un viaje al norte de Islandia en exclusiva y ver todo lo que me había perdido en aquella parte del viaje.

Casa tapada por la nieve en el norte de Islandia

+ Cuatro países para un solo fin de semana. Corrían los tiempos en los que las compañías low cost empezaban a operar en España y donde mi (escaso) sueldo se iba en lo que venía a llamar por aquel entonces «weekends viajeros», que eran escapadas de viernes a la salida de la oficina hasta el domingo por la noche. Buscaba los mejores vuelos y combinaciones posibles a buen precio y horario para escapar y conocer ciudades nuevas o hacer pequeñas rutas en coche. Así lograba que el ansia de viajar se fuera saciando poco a poco, aunque terminé comprendiendo que ni mil viajes lograrían acabar con una hipnosis de mapamundi del todo incurable. Uno de estos fines de semana puse mi objetivo en Liechtenstein, el pequeño país cercado por los Alpes entre Suiza, Austria y Alemania. En aquel viaje volé de Madrid a Basilea (Suiza) donde tenía reservado un vehículo de alquiler, me hospedé dos noches en la ciudad histórica de Feldkirch, que pertenece a Austria, visité algunos de los rincones más importantes que ver en Liechtenstein, conocí la hermosísima ciudad de Lindau a orillas del Lago Constanza (Baviera, Alemania) y a la vuelta a Basilea me detuve en las cataratas del Rin junto a Shaffhausen, uno de los pueblos más encantadores de Suiza. Sin muchos kilómetros de por medio, porque las distancias eran ridículas, me di cuenta de que en apenas un fin de semana había llegado a estar en cuatro países. Fue algo meramente anecdótico porque no me considero un coleccionista de países sino de experiencias. Y esta fue una «curiosa casualidad».

Castillo de Vaduz (Liechtenstein)

¡Próximamente más historias en Querido anecdotario viajero!

¿Os ha gustado el Querido anecdotario viajero de hoy? Si os han quedado ganas de más podéis leer las anteriores, aunque os aconsejo que  no os perdáis los próximos relatos, puesto que queda mucha tela por cortar. Portaos bien y cuidado con lo que se desea, que a veces se termina cumpliendo antes de que os deis cuenta.

Disponible 1ª parte y 2ª parte.

¿Queréis participar en Querido anecdotario viajero?

 

Enviadme vuestras mejores anécdotas y las publicaré en capítulo especial. Basta con un párrafo o dos como máximo. Este es el correo al que debéis hacer llegar las historias:

 

¡¡Salud y viajes!!

Sele

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