10 razones para viajar a las islas Lofoten y Vesterålen en verano
Recorrer, de la manera que sea, las islas Lofoten junto a su vecino archipiélago de Vesterålen, en Laponia Noruega, pasa por ser una de las mejores propuestas para viajar durante el verano que se me ocurren. La compañía permanente de luminosidad gracias al sugerente y enigmático sol de medianoche se hace más llevadera aún si cabe cuando se están contemplando algunos de los paisajes de mayor belleza en el continente europeo. Entre picos que dibujan a capricho las montañas, laderas donde el verde resplandece y casi ciega tras meses cubiertas por la oscuridad y la nieve, un sinfín de playas solitarias y frías así como entrañables pueblos marineros dotados de cabañas rojas y amarillas junto a los secaderos de bacalao. Así se vive un viaje al otro lado del Círculo Polar Ártico en esa Noruega que incurre una y otra vez en el hecho de volverte completamente loco y hacerte incapaz de asumir lo que tienes frente a ti.
¿Razones para viajar a las islas Lofoten en verano? ¿O a las Vesterålen? ¡Muchas! Desde poder hacer fabulosas rutas de senderismo a ser una época idónea para observar ballenas, navegar en kayak, hospedarse en una cabaña típica o cenar bajo la luz del sol de medianoche unos tacos de salmón mientras y una cerveza artesanal fresquita. Vamos, lo que viene siendo un planazo.
Islas Lofoten y Vesterålen en verano: Diez razones para decantarse por este viaje
He tenido la suerte de viajar a las islas Lofoten en no pocas ocasiones, así como al archipiélago de las Vesterålen, un fantástico enlace isleño que sirve de unión este paraje natural lapón con la animada ciudad de Tromsø y sus alrededores. Estuve no hace mucho en invierno o también durante la primavera, cuando todavía se podían sentir los últimos coletazos del invierno en Noruega (se pueden ver auroras boreales, montar en trineo por la nieve, etc.).
Y también en verano, donde muchos años antes, siendo prácticamente un adolescente, me enamoré de esta parte tan privilegiada de Laponia Noruega en pleno interrail con amigos en el que combinamos el tren con un barco, el Hurtigruten, que nos llevó hasta el mítico Cabo Norte en plena temporada del sol de medianoche. Eso sí, sin derecho a camarote, puesto que no podíamos permitírnoslo como estudiantes que éramos (Una noche dormí en la piscina de bolas y otro en el cuarto de las maletas, el resto de días fue en el salón-comedor). Recuerdo que me quedé fascinado del color verde que teñía los paisajes. Jamás había visto unas tonalidades semejantes, que además contrastaban con la madera pintada de rojo de los rorbuer o cabañas de pescadores.
Razones para viajar a Lofoten y Vesterålen, entrando o saliendo por ciudades como Tromsø o Bodø, que suele ser lo más habitual, hay incontables, pero he seleccionado las diez que, según mi parecer, son las mejores:
1. Los paisajes veraniegos de las islas Lofoten son sublimes
Durante un corto periodo de tiempo la nieve se retira de las montañas, dejando a la luz una gama inimitable de verdes. Por supuesto que los paisajes de las Lofoten son maravillosos y recomendables para cualquier época del año, incluidas las vistas que proporciona un invierno en Noruega, pero la fotogenia estival, con la ayuda de su luz acariciando el panorama día y noche, permite disfrutar de un auténtico espectáculo de la naturaleza comparable a pocos en cuanto a Europa se refiere.
La riqueza paisajística tanto de las islas Lofoten como de las Vesterålen, sobre todo las primeras, no es cualquier cosa. Y en verano este puzzle ártico de montañas puntiagudas, fiordos y océano luce con todo su esplendor.
2. La vida ártica bajo el sol de medianoche
Desde junio hasta agosto la luz solar es compañera de cualquier viaje al otro lado del Círculo Polar Ártico que se precie. Y tanto los archipiélagos de Lofoten como Vesterålen superan con holgura dicha delimitación geográfica. Lo que significa que el tiempo para conocerlos de cabo a rabo se extiende a lo que dicte el sueño. Por no hablar del efecto en las fotos, sobre todo en las últimas horas del día cuando el sol, sin llegar a desaparecer, está algo más bajo y dota de un colorido especial a todo lo que toca. Quien lo ha visto alguna vez, lo sabe.
Mucho más arriba, incluso del Cabo Norte, el archipiélago de Svalbard, donde viven más osos polares que personas, inicia en mayo las 24 horas de luz. Aunque desde noviembre hasta febrero viven en total oscuridad. Se trata del lugar habitado más al norte del planeta. Un paraíso de la fauna ártica donde además de osos polares se ven morsas, zorros árticos, varios tipos de focas y una cantidad ingente de aves que sólo se encuentran en esas latitudes.
3. Una época propicia para hacer senderismo o montar en bicicleta.
Tanto las Lofoten como las Vesterålen encuentran en el verano el momento propicio para llevar a cabo innumerables rutas de senderismo que durante el largo invierno Ártico se hacen impracticables (salvo algunas que sí son idóneas para caminar con raquetas de nieve). Estas islas se convierten en auténticos filones para los amantes de los buenos trekkings donde la recompensa no está únicamente al final del camino sino desde el mismo momento que se empieza a echar a andar.
En Vesterålen, por ejemplo, hay una ruta espectacular, conocida como Queen’s route (Ruta de la reina) de 15 kilómetros y que, para muchos, está entre los mejores trekkings que se pueden realizar en toda Noruega. Conecta dos pueblos pescadores como Stø and Nyksund y durante el camino se atraviesa una sorprendente variedad paisajística. Pero está recomendado para quienes cuenten con una condición física óptima y cierta experiencia para transitar por lugares complicados.
Dos trekkings destacados en Lofoten
- Reinebringen: Probablemente el mejor mirador que existe en el archipiélago, el cual proporciona unas vistas privilegiadas a Kjerkfjorden (fiordo), la población de Reine y las espectaculares montañas que envuelven este rincón. No requiere demasiado tiempo (3 horas entre ida y vuelta) pero se trata de un terreno escarpado con mucha pendiente y con mayores dificultades a la bajada que a la subida. Se trataría de un trekking con nivel medio-alto, aunque se está solventando con la puesta de escalones que faciliten las cosas. Esta web explica estupendamente: http://www.alfilodeloimpresentable.es/2015/11/17-08-2015-reinebringen-468-m-desde.html
- Kvalvika: Llegar a la playa escondida de Kvalvika, más conocida como «la playa de las ballenas» en la isla de Moskenes se ha convertido en uno de los trekking preferidos de quienes visitan las islas Lofoten. Una playa de arena al otro lado de la montaña espera a los senderistas. El nivel requerido para esta excursión de poco más de 3 horas entre ida y vuelta (son 4 km en total) es medio o medio-bajo. El ascenso se inicia en el aparcamiento de la carretera 986, de camino a Fredvang (unos 2 km antes, hay una señal que indica el inicio del sendero a Kvalvika). Éste tuve la oportunidad de llevarlo a cabo un par de meses antes del verano (ya no quedaba nieve en el camino, sino se hace muy difícil). Para saber más sobre este sendero os recomiendo leer a Chavetas con quien hice esta ruta: https://viajes.chavetas.es/guia/islas-lofoten/senderismo-kvalvika-playa-de-las-ballenas/
Otros trekkings muy recomendables son los que llevan a la playa de Horseid o Bunes. Hay quienes, incluso, se animan a elegir estos lugares para hacer acampada libre.
Por supuesto, que la bicicleta también se postula como un medio de transporte excepcional y más que recomendable para disfrutar de los paisajes de Lofoten o Vesterålen. Se organizan no pocos viajes de cicloturismo de una semana donde se hacen 250 kilómetros para ir prácticamente de una punta a la otra del archipiélago de las Lofoten.
4. El placer de contemplar ballenas y demás fauna
Las aguas que bañan las islas Lofoten o Vesterålen son un caladero excepcional para distintos tipos de cetáceos, entre los que se encuentran las ballenas, cachalotes y marsopas. Son habituales, por tanto, los safaris de ballenas donde las probabilidades de éxito son realmente elevadas. En Andenes, la ciudad más septentrional de la isla de Andøya (en Vesterålen) las agencias que trabajan en la zona desde hace años garantizan los avistamientos en un 90-95% (incluso la principal como como Whalesafari Andenes, calificada como el mayor y mejor operador del mundo en safaris de ballenas en el Ártico, invita a otra salida a sus clientes si no logran ver nada). La especie más común es el cachalote, el calderón y el rorcual común, aunque se dejan ver también las ballenas jorobadas. Las orcas son más propias del invierno, permaneciendo en la zona entre noviembre y febrero. De hecho, esta parte del mundo es de las mejores, con diferencia (la otra sería Alaska), para poder observarlas.
Pero no sólo de ballenas u orcas viven ambos archipiélagos. También son famosas las colonias de frailecillos (que no sólo están en Islandia como mucha gente piensa) allá donde haya acantilados o parajes abruptos frente al mar (los islotes de Værøy y Røst son muy TOP para ver estas aves que viajan a esta parte del mundo desde mayo hasta finales de agosto). Al igual que alcas, araos, cormoranes o pigargos. Los amantes de la avifauna están de enhorabuena porque esta parte de Laponia Noruega es excepcional para disfrutar de la presencia de un montón de especies de pájaros.
También es posible avistar focas, renos, zorros, e incluso alces, aunque estos últimos son muy difíciles de ver (dicen que en la isla deshabitada de Litlmolla, al este de Svolvær) hay una concentración nada desdeñable de éstos.
5. Completar la Ruta del Rey, uno de los mejores roadtrips que se pueden hacer en Noruega
Para quien le guste conducir, debe saber que la conocida como «Ruta del Rey Olav V» está entre los mejores roadtrips posibles en territorio noruego. Para ser más exactos, la E10 es la principal carretera que conecta las islas del archipiélago de Lofoten de oeste a este (se puede acceder por el norte sin necesidad de ferries) a lo largo de 250 kilómetros de puro espectáculo paisajístico. La carretera, además, se encuentra en un estado óptimo y lo más complejo de todo es elegir las paradas. Realmente podríamos pasarnos toda la vida abriendo y cerrando la puerta del vehículo, ya que durante todo el viaje las panorámicas son brutales.
6. Visitar pueblos con encanto
Ambos archipiélagos están salpicados de hermosísimas poblaciones, casi siempre en la costa, junto a la playa o al saliente de un fiordo. En Lofoten la estrella apabullante es, sin duda, Reine, del cual salen buena parte de las imágenes de las islas en guías, revistas o páginas web. Pero hay muchos otros que merecen la pena como Hamnøy, Å (la población con el nombre más corto que existe), Sakrisoy y, por supuesto, Nusfjord o Henningsvær, tan bucólicos ellos que parecen auténticos museos al aire libre con la mejor arquitectura popular de las islas (destacando, sobre todo, las cabañas conocidas como rorbuer). He aquí una selección de los pueblos y lugares más bonitos que ver en las islas Lofoten.
En Flakstad, por ejemplo, además de casas de pescadores hay una preciosa iglesia de madera de color rojo construida en 1780 donde destaca su cúpula de cebolla que tan frecuentes son en países como Rusia. Otra parada indiscutible para deleitarse con el encanto de las Lofoten.
En Vesterålen la localidad principal, y quizás la más animada y con un casco urbano ciertamente pintoresco es Sortland, pero conviene no olvidarse de pueblos minúsculos de costa como Stø, Bleik (tiene una playa preciosa), Bø así como Andenes, al norte y más grande, punto de partida idóneo para hacer un safari de ballenas.
7. Hospedarse en un rorbuer
Además de los paisajes de montañas puntiagudas, los fiordos y las ballenas aún hay algo más típico y característico de las islas Lofoten. Me refiero al rorbuer, la típica cabaña de madera de los pescadores, casi siempre pintada de rojo o incluso amarillo (colores llamativos para poder ser vistas mejor desde el mar). Muy presente en islas solitarias e incluso en poblaciones como Nusfjord, Reine y muchas otras, son todo un icono de la región.
Muchas de estas cabañas de pescadores han pasado a ser opciones muy demandadas para alquiler vacacional y, sin duda, sumergirse mucho más en la tradición de estas islas. Durante mi último viaje a Laponia Noruega tuve la ocasión de hospedarme en Eliassen Rorbuer (Hamnøy, camino a Reine) y despertar por la mañana con unas vistas que quitaban el hipo.
8. Navegar con el kayak entre islas
En Noruega navegar en kayak es siempre un placer, pero cuando se hace en Lofoten o Vesterålen se convierte en arte. Además, se puede practicar en cualquier época del año (salvo si se coincide con la noche polar) pero, sin duda alguna, el verano representa la temporada ideal para disfrutar de una de las prácticas de turismo activo más aclamadas por los visitantes.
Hay múltiples empresas en las localidades principales de los dos archipiélagos y se ofrecen distintas modalidades, de las cual depende el precio por persona. Hay desde la clásica ruta-paseo de medio día (más que suficiente para quien cuente con poca experiencia con el kayak o incluso se estrene) hasta excursiones de un día completo, dos, tres o incluso más de una semana de duración.
9. Conocer mejor la cultura sami de Laponia
Estando en Laponia, territorio sami, está claro que se hace posible acercarse a la cultura de este pueblo tan interesante dedicado durante milenios al pastoreo de renos. Apenas a 4 kilómetros de Sortland, en la isla de Hinnøya (Vesterålen), existe una buena oportunidad de visitar una granja de renos. En The Inga Sami Siida Laila y Arild representan a la familia Inga, la cual lleva morando aquellas tierras desde hace unos 140 años. En su granja muestran no sólo los renos (a quienes se les puede dar de comer con la mano) sino que permiten vivir una experiencia 100% sami en un lavvu o cabaña típica. Sentados junto a la hoguera se puede escuchar el canto tradicional yoik, dedicadas a los distintos elementos de la naturaleza, o aprender muchas cosas sobre esta cultura ancestral.
Los sami odian que se les llame «lapones» pues, en realidad, quiere decir algo así como «andrajosos». Tienen más de cien palabras para referirse a la nieve. Las auroras boreales son, para ellos, algo negativo pues según sus creencias las conocidas como luces del norte se llevan a los vivos al mundo de los muertos (todo lo contrario a los inuits de Groenlandia, curiosamente, quienes lo ven como una señal divina cargada de positividad).
10. Degustar buen salmón y bacalao al aire libre
¿De dónde procede el que para muchos es el mejor salmón o bacalao del mundo? No hay más preguntas, sus señorías. Hay tanto que estando en Lofoten, un pescador en una ocasión nos cortó unos cuantos tacos de salmón completamente gratis. Nos los comimos afuera de un rorbuer con vistas a un fiordo. Ni que decir tiene que es un cierre de jornada inmejorable.
¿Y qué tal Vesterålen o Islas Lofoten en invierno u otras épocas del año?
Siempre me ha parecido que los paisajes de Noruega Ártica son para cualquier época del año. En invierno, coincidiendo con menos horas de luz, incluso con las míticas noches polares, está el hechizo de las auroras boreales en uno de los mejores lugares de Europa, sin duda, para contemplarlas y fotografiarlas. Y es que una noche con auroras boreales en Laponia Noruega, aunque su aparición sea caprichosa, puede proporcionar momentos increíbles y difíciles de olvidar.
Por otro lado los paisajes nevados de ambos archipiélagos no sólo resultan asombrosos, de auténtico cuento de Navidad, sino que además permiten llevar actividades propias de invierno como puede ser hacer una o varias travesías en trineo de perros o simplemente caminar con raquetas de nieve por aquellos parajes en los que se pueden ver a los renos con bastante facilidad.
Más información:
Así que no hay excusa para viajar a esta parte de Noruega en invierno, en verano, primavera u otoño. Cualquiera de estas estaciones poseen un encanto particular.
Sele
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