Buscando el lado positivo al 2020 (que por fin termina)
Desde que este cuaderno de bitácora iniciara su rumbo allá por 2006 siempre me gusta terminar el año haciendo un resumen de viajes, proyectos y, en definitiva, los mejores momentos con el que éste ha tenido a bien obsequiarnos a mí y a mi familia en cuanto a aventuras vividas (y confesables). Pero qué difícil se hace repasar 2020, el año en el que una pandemia lo cambió todo y nos afectó a todos de un modo u otro. Podría hablar del shock de un encierro de meses, de restricciones vía boletín oficial, de cifras funestas y de muchos temores añadidos en un proceso más largo y complejo de lo que cabría imaginar. Pero creo que cada uno de vosotros y vosotras ha vivido su propia tragedia con mayor o menor intensidad y, si no es así, los periódicos y los telediarios están ahora mismo narrando las desventuras de un año maldito del que casi nadie ha estado a salvo.
No es mi intención confesar aquí aquella vez que tuve miedo, de la incertidumbre corroyendo mis pensamientos y de tantas cosas que se han quedado paralizadas o en la papelera. Necesito hacer catarsis rescatando los buenos momentos, que no han sido pocos, y sacarle el lado positivo a un año 2020 en el que debería tener razones para ver el vaso medio lleno. Porque las hay. Claro que las hay.
En primer lugar debo dar gracias porque esta maldita enfermedad no me ha tocado ni de cerca ni de lejos. Que los míos están bien. Cada día que pasa sin «noticias» es un paso adelante. Sólo espero y deseo que quienes estéis leyendo este escrito podáis decir lo mismo. Y si no es así, todo mi cariño va hacia vosotros. Estoy convencido de que quien no lo haya vivido es incapaz imaginar el sufrimiento que hay detrás, las horas de espera, las noches sin sueño…
Ahora sí, voy a empezar el repaso de este 2020.
Primer trimestre del año: Premios, escapadas y viaje al reino del hielo (AP: Antes de la pandemia)
Aragoneando
No se puede decir que no empezara bien el año. Viajando, cómo no. Nos fuimos unos días a Aragón. Desde la ciudad de Teruel a la bellísima Albarracín (para mi el pueblo más bonito de España) y las bondades de su comarca hasta la zaragozana Daroca y la maravillosa Laguna de Gallocanta con el objeto de presenciar la venida de miles de grullas invernantes al mismo tiempo. En este caso repito con las Tierras del Jiloca y Gallocanta por segundo año consecutivo y, si me fuera posible (o nos dejan), repetiré en 2021. Empiezo a pensar que un invierno no es un invierno sin saludar a mis admiradas grullas.
Premios IATI 2020 a la excelencia en la comunicación digital turística
A nuestra vuelta me vi sorprendido con la obtención de uno de los galardones que más ilusión me han hecho en la vida. Fui premiado en los Premios IATI 2020 (algo así como los Goya de los blogs de viajes) a la mejor trayectoria y valores viajeros por El Rincón de Sele. Y me emocioné (cómo no) porque realmente no lo esperaba. No todos los días a uno le dicen que lo que hace está bien. Y si todos los reconocimientos son importantes, este me pareció llegar en un momento precioso y en la mejor compañía posible.
En la gala lo pasamos estupendamente con lo mejorcito de la blogosfera en castellano. Aquí se puede ver un brevísimo resumen de lo sucedido en el Teatro Barceló de Madrid:
Este premio fue un impulso que me insufló ánimo para continuar y aprovechar el impulso necesario con el que iniciar una completa y necesaria renovación de este blog, del cual tenía ya hace tiempo la sensación de que se había quedado «un poco» anticuado. Llevaría algo así como unos cuatro meses tenerlo todo preparado en un proceso muy intenso y del que aprendí mucho. Pero antes del gran estreno quedaban muchas cosas por suceder.
Escapadas patrias (Soria y Asturias)
Llegaría en febrero un espléndido fin de semana en Medinaceli (combinado con otros pueblos próximos de esta zona de Soria como Morón de Almazán o Somaén) y un viaje a Gijón. Muy peculiar, eso sí, puesto que el objetivo de aquellos días sería narrar y fotografiar el concejo de Gijón en su variante rural, románica, arqueológica y como nudo de caminos (Vía de la Plata y Camino de Santiago) y de buena vida culinaria. Todo ello sin pisar la villa de Gijón si no, más bien, sus otras muchas parroquias.
El gran viaje del año: Invierno en el Lago Baikal, el reino del hielo
Durante la última semana de febrero llegaría el viaje «del año». Aunque en ese momento no sabía que lo sería. Pero sí que tendría todos los ingredientes para haberse armado una magnífica aventura en el corazón de Siberia. Acudimos a la llamada del Lago Baikal, que durante el invierno profundo de la taiga siberiana, se convierte en algo así como el Planeta Krypton, un universo helado de formas imposibles. Fue en el contexto de uno de los viajes de autor que continúo haciendo con los seguidores de este blog. ¿Y sabéis que fue lo mejor de aquel viaje que espero poder repetir cuando Rusia vuelva a abrir sus puertas a los visitantes? La gente con la que compartí aquellos días. Amigos con derecho a las risas, mis queridos «baikaleros» a los que sólo puedo agradecer haber aparecido en mi vida.
Por supuesto que las cuevas de hielo, los suelos transparentes con burbujas congeladas, acampar en mitad del lago o la visita al monasterio Ivolginsky Datsan, el corazón budista de todas las Rusias, en pleno festejo religioso, tuvo mucho para hacer del del Lago Baikal un capítulo de este año digno de recordar.
Segundo trimestre del año: Confinamiento extremo
Fue regresar de Rusia un 1 de marzo y hacerlo enfermo, aunque nunca supe si sería debido al coronavirus, que se había extendido de manera potente y peligrosa en buena parte del mundo. Mi hijo Unai también enfermó, aunque los médicos dijeron que fue una gripe A (la cual le hizo estar varios días en el hospital). Le dieron de alta antes de tiempo sabedores de lo que estaba por venir. Aunque nadie de nosotros hubiese imaginado que apenas cinco días más tarde estaríamos en estado de alarma y confinados durante varias semanas, saliendo únicamente a comprar y tirar la basura.
Días grises frente a la ventana. De incertidumbre y distancia con nuestros seres queridos. De hastío absoluto. Vimos caerse el castillo de naipes y deshacerse un montón de planes personales y profesionales. Recuerdo que cuando aún quedaba mucho por poder pisar la calle de nuevo y se repetía el día de la marmota escribí «Cuando todo esto termine…» para desahogarme. ¡Maldito virus! Cuántas cosas se ha llevado por delante (y lo que le queda).
Quedaron aparcados o cancelados viajes a El Salvador, Svalbard, Santo Tomé y Príncipe, Bután, el Ártico ruso y muchos otros. Pero el tiempo permitió varias cosas buenas, pasar más tiempo con mi familia y trabajar a fondo en la renovación de este blog. Creo que no había escrito tanto como en aquellos días. De hecho aún quedan artículos ya terminados por ver la luz y que están esperando el momento propicio para salir. Además le di bastante uso a Instagram (@elrincondesele) y planifiqué DIRECTOS VIAJEROS cada semana para tratar distintos temas durante una hora. Y fue un soplo de aire fresco en el que compartir sueños. Personalmente lo disfruté mucho.
En mayo volvimos a calle (eso sí, por turnos)
Tras semanas de encierro domiciliario con un niño de dos años, por fin se empezaron a suavizar las restricciones leoninas a las que nos habían sometido. Nuestros gobernantes tardaron unos cincuenta días en saber cómo sacarnos de casa, aunque fuese por momentos. El día en que los españoles lo pudimos hacer con nuestros hijos, aunque fuera a unos metros de la vivienda, fue de gran júbilo. De pronto el parque de al lado de casa, que había florecido como nunca, se convirtió en el mejor viaje que podíamos hacer (y así lo vivíamos y disfrutábamos). Después ya se pudo salir a hacer deporte y, al fin y al cabo, respirar otros aromas que no fuesen los de los muebles del salón.
Estreno de la nueva versión de El rincón de Sele
Un 18 de junio vio la luz el nuevo rostro de El rincón de Sele. Un cambio de formato y de logo, pero no de personalidad, tras muchas fases y vueltas a la cabeza. Esta vez me había dejado llevar por los consejos de Echaleku, Prisca, Javier y buena parte del equipo Kuombo quienes desde Valencia supieron dar a la tecla y convertir este en un proceso realmente ilusionante. Fueron muchas reuniones, muchas horas de trabajo. Pero por fin se presentaba algo más que un cambio de cara. Y con la ilusión del primer día, el motor para que todo esto continúe adelante (catorce años después de empezar a «juntar letras»).
Todo este tiempo además me sirvió para conocer mejor los pueblos de la Comunidad de Madrid (como los pueblos de pizarra, Buitrago del Lozoya, Talamanca del Jarama, Chinchón, Nuevo Baztán, etc.) y perderme día y sí y día también en el entorno de la Sierra Norte. Incluso haciendo kayak en el embalse de Puentes Viejas en uno de los mejores días que recordaré de este año.
Tercer trimestre del año: Un verano muy rural en Los Ancares leoneses
Estío berciano
Un verano en El Bierzo, en una encantadora casita rural de pizarra en un pueblo en pleno corazón de Los Ancares leoneses. En un verano en el que se pedía distancia social quisimos huir de los lugares masificados. Y nos hicimos fuertes en una casa de cuento que bebía de los paisajes del entorno en la localidad de Burbia. Allí pasamos dos semanas estupendas recorriendo las estribaciones de la cordillera cantábrica. Y Los Ancares leoneses, con sus pallozas, su botillo y sus carreteras estrechas y curvas a ninguna parte, fueron el mejor remedio y baño de naturaleza con el que habíamos soñado durante «el encierro primaveral».
Han pasado ya varios meses y Unai, nuestro pequeño, aún recuerda muchas cosas de su viaje por la comarca de El Bierzo. ¡Y nos pregunta cuándo volvemos! Está claro que viajar deja huella. Aunque cuando sean mayores no se acuerden.
Misión Oso Pardo en el Parque Natural de Somiedo
En septiembre retomé los viajes de autor, aunque estrenando nuevos planes diseñados para disfrutar dentro de España. Dos salidas pude realizar con pequeños grupos a Asturias, concretamente al Parque Natural de Somiedo, donde planteamos el objetivo de ver al oso pardo cantábrico en su estado salvaje. Se trata de uno de los parajes más formidables en territorio astur. Y no sólo vimos osos en libertad en ambas ocasiones sino también disfrutar de paseos por las brañas, de la berrea del ciervo con las primeras lluvias tras el verano y de los fogones del Castillo del Alba. Donde unas fabes son más que unas fabes…
Nacimiento de El Galeón de Manila, un nuevo programa de radio
Si tuviera que elegir uno de los hechos que más felicidad me han proporcionado ha sido tener luz verde para dirigir y presentar un programa de viajes en Onda Madrid, la radio pública madrileña. Un 5 de septiembre de 2020 se emitió el primer episodio de El Galeón de Manila, un viaje sonoro a los rincones más increíbles del planeta. Junto a mi gran amigo y profesional Rodrigo de Pablo hemos parido dieciséis singladuras a destinos tan variopintos como Siria, Botswana, Argelia, Kamchatka o temas apasionantes como el de las auroras boreales, la ruta del propio Galeón de Manila, Antártida, fronteras insólitas, países que no existen, viajeros excepcionales o navidades por el mundo.
En los tiempos que corren, tan difíciles para el sector turístico, poder hacer un programa de autor como este, es algo que me llena de orgullo. El Galeón está entre lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.
Cuarto trimestre del año: De los confinamientos perimetrales a las auroras boreales en Laponia
Los planes previstos para octubre y noviembre se fueron al carajo literalmente. Cuando alcanzamos en Madrid la cima de la «segunda ola» de la pandemia muchos proyectos ideados tuvieron que verse aplazados o suspendidos. El que más me dolió fue el viaje de autor para avistar al lince ibérico, que tenía pensando realizar en dos ocasiones. Habíamos tardado pocas horas en completar los dos grupos pero lo hemos tenido que aparcar a cuando lleguen tiempos mejores y mengüen las restricciones y los confinamientos perimetrales.
Pero cuando menos lo esperábamos, en pleno noviembre, salimos un grupo pequeño desde Madrid (abierto en esas semanas) con dirección Laponia Sueca con el objetivo de observar auroras boreales y disfrutar de lo mejor de un otoño boreal. Se organizó con apenas una semana de antelación y pudimos saborear un viaje de altura a tierras nórdicas con un equipo excelente de viajeros. Un auténtico regalo de viaje pre-navideño donde hasta los renos se aliaron con nosotros para convertirse en nuestros guías en las solitarias carreteras laponas. Un viaje en el que VOLVIMOS A SENTIR LA MAGIA DE VIAJAR. Justo cuando no esperábamos que llegase.
Y con todo eso llegamos hasta diciembre y hasta hoy, el final de un año de estar pegados a las noticias, de las cepas, postcepas y megacepas. Con previsiones a corto y medio plazo muy complicadas pero con la esperanza de que la vacuna sea esa luz al final del túnel que tantos necesitamos.
Pero como decía al comienzo. A pesar de los mil reveses que hayan podido ponerse por delante (aunque prefiero guardármelos para mí), no tengo derecho alguno a quejarme. Y es que aunque haya habido momentos muy malos, puedo decir que tengo a toda mi gente a mi lado. Y eso es mucho. Bueno, no es que sea mucho. Es que lo es TODO.
Así que Feliz NaVIDAd. Y Feliz Año nuevo para tod@s!!!
Cuidaros mucho, sed responsables y ánimo, que ya se empieza a ver salida a todo esto.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
One Reply to “Buscando el lado positivo al 2020 (que por fin termina)”
Querido sele,
A pesar de que no ha sido un gran año en términos viajeros, hay que ser muy agradecido, como bien dices, de estar sano tú y los tuyos.
Y Que nadie ni nada nos quite las ganas y expectativas de viajar. Muy feliz año nuevo y gracias por llevarnos contigo a Laponia!! Abrazos