Resumen de un 2019 de viajes soñados - El rincón de Sele

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Resumen de un 2019 de viajes soñados

Cada año, por estas fechas, me gusta sentarme tranquilamente frente al ordenador y revivir mientras escribo todos aquellos momentos y lugares que han marcado mi vida los últimos doce meses. Ya es tradición desde que estrené este blog hace casi catorce años, hacer balance y recordar viajes y escapadas pasadas, anécdotas e incluso sueños que continúan en el tintero y que espero cumplir algún día. Ha sido un año realmente ilusionante, con unos destinos magníficos como protagonistas de un 2019 que recordaré como la confirmación del proyecto de viajes de autor que me está reportando la satisfacción de compartir aventuras más allá de estas líneas. Y donde ha habido de todo. Monasterios budistas, tortugas marinas, volcanes, bailes de máscaras, ceremonias mágicas, leones rugiendo, vuelo de grullas, paisajes jurásicos, un sinfín de osos pardos, alguna que otra picadura de mosquito inoportuna y biberones, por supuesto… que son ya dos años y cuatro meses de paternidad en que mi verdadero y único centro del universo tiene ojos claros y responde al nombre de Unai.

Feliz 2020 El rincón de Sele

He podido viajar en dos ocasiones a Santo Tomé y Príncipe, que definitivamente puedo declarar como «mi lugar» en este mundo, o ser testigo de rituales ancestrales en países como Benín y Togo. En Kamchatka conocí la Rusia más extrema y remota entre volcanes activos y decenas de osos hinchándose a salmón. Bután me permitió llegar a esa maravilla llamada Nido del Tigre y vivir un pequeño país al borde del Himalaya que aún no conoce los sinsabores del turismo masivo. También regresé a mi querida Francia, hice con mi familia una ruta templaria en Portugal y numerosas escapadas por España, con la provincia de Huelva como la nueva niña de mis ojos. Ha sido divertido, para qué negarlo. 

He aquí un repaso de lo que han sido mis andanzas viajeras, muchas de las cuales ya habéis podido leer en El rincón de Sele, durante el año 2019. Mes a mes… viaje a viaje.

ENERO: Las grullas de Gallocanta

La primera escapada del año tuvo a las Tierras del Jiloca y Gallocanta como protagonistas. Ambas comarcas aragonesas (La una es turolense y la otra zaragozana) tienen como elemento vertebrador a la Laguna de Gallocanta, cuyas aguas saladas atraen a un buen número de aves acuáticas, entre las que destacan las grullas. Éstas acuden desde el norte de Europa a pasar el invierno y miles de ellas se detienen en esta mítica laguna antes de partir a rincones más occidentales de la Península Ibérica. Muchas de ellas deciden quedarse, pero llega a haber una aglomeración de grullas tan importante que desde cualquier punto alrededor de la laguna es posible ver (y escuchar) numerosísimas bandadas formando una flecha en el cielo con su trompeteo habitual resonando en toda la comarca.

Grullas en la Laguna de Gallocanta (Tierras del Jiloca y Gallocanta)

Amanecer entre grullas en la Laguna de Gallocanta fue, sin duda, el mejor regalo con el que comenzar un año de altos vuelos.

FEBRERO: Mi primer viaje de autor… Santo Tomé y Príncipe

El mes de febrero arrancó con una escapada de pareja. Rebeca y yo nos fuimos a pasar unos días a Córdoba, una ciudad que a ambos nos encanta y a la que llevábamos años sin ir. Aprovechamos además para acercarnos a las ruinas arqueológicas de Medina Azahara, recientemente adscritas a la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, así como al castillo de Almodóvar del Río, que ha servido de escenario para la serie Juego de Tronos (cuyo final fue precisamente este año).

Sele y Rebeca en Córdoba

A finales de mes pude llevar a cabo mi primer viaje de autor, un proyecto en el que llevo mucho tiempo trabajando y que por fin se ha hecho realidad. Poder viajar con lectores y lectoras de este blog, amantes de los grandes aventuras, y escoger destinos singulares, nada trillados, experiencias «de las de una vez en la vida» fue algo que viví nada menos que en Santo Tomé y Príncipe. El secreto africano, mis islas del cacao y de la gente sonriente… Allí pude compartir mi experiencia en este pequeño archipiélago del Golfo de Guinea junto a otros once viajeros que hoy puedo decir que son once amigos.

El primer grupo de españoles que viajó a Santo Tomé y Príncipe en un viaje de autor (Al fondo el Pico Cao Grande)

Vimos nacer a decenas de tortugas marinas, visitamos las antiguas haciendas de cacao (roças) cuya arquitectura colonial es parte ya del paisaje, disfrutamos de algunos de los mejores miradores tanto de Príncipe como de Santo Tomé, nos bañamos en las aguas cristalinas de las que para mí son las mejores playas del mundo. En definitiva, vivimos unos momentos magníficos que siempre recordaré. ¡Qué grandes satisfacciones me proporcionó este viaje! (A mí y a mis compañeros de ruta que lo disfrutaron de lo lindo).

Crías de tortuga marina en Santo Tomé y Príncipe

La felicidad sólo es real cuando se comparte

(Frase de Lord Byron utilizaza en el comienzo de la película «Into the wild»)

Nada más llegar a España anunciaría la Expedición Kamchatka para el mes de agosto. ¡Y la recepción de la gente fue increíble!

MARZO: Hacia la cuna del vudú… Benín y Togo

No pasó ni un mes desde que regresara de Santo Tomé y Príncipe que marché de nuevo a África. Este vez los destinos elegidos para visitarlos junto a mi amigo Isaac de Chavetas fueron Benín y Togo, ambos en el Golfo de Guinea y donde se puede decir que nació la religión vudú hace ya mucho tiempo. Todo de la mano de un beninés de gran carisma y conocimiento, Euloge, quien nos abrió las puertas a cosas inimaginables. Fuimos testigos de rituales vudús y también animistas, asistimos a ceremonias de iniciación taneka, conocimos a los Somba y sus casas-fortaleza de barro (tata-somba), a los holi o a los nómadas fulani. También pasamos varias jornadas de safari en el Parque Nacional Pendjari junto a la frontera con Burkina Faso (donde nos dormíamos escuchando rugir a los leones) y seríamos recibidos nada menos que por dos importantes reyes. Veríamos danzar a los zangbetos y hasta el Egungún, criaturas mágicas según la creencia popular. ¡Incluso asistimos a un baile de máscaras gelede! (celebraciones consideradas Patrimonio inmaterial de la Humanidad).

Ceremonia vudú en un templo dedicado al Shangó en Benín

Muchos fueron, en realidad, los momentos increíbles que vivimos en Benín y Togo. Destinos a los que dediqué varios artículos este año entre los que destaca esta brevísima pero guía práctica repleta de consejos o una serie fotográfica en blanco y negro. Aunque creo que aún no he contado al detalle lo mejor y más impactante de aquel viaje.

Fotografía en blanco y negro de miembros de la etnia tamberma (somba) en Togo

ABRIL: Portugal templario y las consecuencias de una picadura desafortunada

El viaje a Benín y Togo, aunque empezó en marzo llegó hasta bien entrado abril, por lo que también forma parte de este periodo. No dio tiempo a deshacer el equipaje que, coincidiendo con la Semana Santa, se venía otro viaje. Y esta vez con la familia. Nos fuimos en furgoneta (de mi suegro, no mía) a hacer una ruta por el conocido como pentágono defensivo de los templarios en el centro de Portugal. Tomar, Almourol, Óbidos, Batalha y Alcobaça fueron los lugares que formaron parte de un recorrido fascinante por escenarios excepcionales. Allí Unai se declaró un firme amante de los castillos y desde entonces tiene obsesión con ellas. De tal palo…

En familia en Batalha (Portugal)

Sería a finales de mes cuando apareció una de las sorpresas negativas del año. Empecé con fiebres y seguí un agarrotamiento en los músculos que me impedía doblar los brazos o moverme con normalidad. Me quedé prácticamente sin fuerzas Dado el poco tiempo que había pasado desde mi regreso de África sospechamos de que me había traído un desafortunado souvenir de allí. Y tras diversas pruebas médicas, aunque las molestias remitirían pronto, me confirmaron dos cosas. Que había tenido un arbovirus (virus ocasionado por la picadura de un mosquito), aunque no conocido, y descubrieron que sufrí de dengue (por otro maldito chupasangre) en algún momento de mi vida.

No mosquitos

MAYO: Viaje cancelado

En mayo tenía previsto un viaje al que le tenía muchas ganas. Con los billetes a El Salvador emitidos y todo planificado me vi obligado a suspenderlo debido a la reciente enfermedad que me había dejado bastante débil. Aún me quedaban pruebas por hacerme y no me sentía con fuerzas para emprender esta aventura. Así que por primera vez en mi vida tuve que entrar en mi reserva de billetes de avión y pinchar en el botón CANCELAR. No podéis imaginaros lo que me dolió, pero la salud es lo más importante. Y en esos momentos necesitaba encontrarme mejor y pasar todo el tiempo posible con mi familia.

JUNIO: Tajo Internacional y tres ciudades francesas

Con la llegada del buen tiempo volví a retomar las salidas. Empecé con los últimos coletazos del río Tajo antes de penetrar definitivamente en Portugal. En el momento en que esta frontera líquida divide a España del país luso en la provincia de Cáceres se suceden una serie de fenómenos naturales (y también históricos y culturales) que lo convierten en el primer parque transfronterizo de Europa. El Parque Natural Tajo Internacional fue el protagonista de un intenso roadtrip que me llevó a realizar diversas actividades de naturaleza entre las que me gustaría destacar poder admirar y fotografiar un buen número de aves que residen (permanentemente o por temporadas) en esta zona. Así como seguir las huellas de la Orden de Alcántara y visitar pueblos preciosos como la propia Alcántara, Brozas o Valencia de Alcántara, tomar un barco en el río Tajo o volver dos meses después a Portugal.

Paisaje del Parque Natural Tajo Internacional, el primer parque transfronterizo de Europa

A finales de junio hice una escapada a tres ciudades del sudeste de Francia como son Marsella, Aix-en-Provence y Nimes. Brisa mediteránea, romana y provenzal donde seguir los trazos de Cézanne y otros genios de la pintura en uno de los mejores momentos del año para viajar al país vecino. Me encontré con una Marsella cambiada y absolutamente rejuvenecida a la que le vino de perlas la capitalidad cultural europea de 2013 y disfruté nuevamente de una de mis ciudades francesas preferidas, Nimes. La que me pilló de nuevas y realmente me agradó visitarla fue Aix-en-Provence, una deuda que tenía pendiente desde hacía muchísimo tiempo.

Taller de Cézanne en Aix-en-Provence

JULIO: Campos de lavanda y vacaciones en el sur

Me gusta que el verano sepa a verano, que cumpla todos los tópicos con los que sumergirnos de lleno en la estación del año más bonita a través de los cinco sentidos. Y revivir lo que empiezan a ser tradiciones. Como ir a olisquear y fotografiar los campos de lavanda de Brihuega (Guadalajara) durante días diversos del mes de julio (el mejor) que insinúan pura Provenza en la campiña alcarreña. Me tienen atrapado esos paisajes malvas. Tanto que este año no sólo fui varias veces sino que me apunté a sobrevolarlo en globo una mañana desde la que casi se podía acariciar la lavanda desde el aire. Y me animé a publicar una guía sobre Brihuega para todo el año (no sólo en tiempo de lavanda).

Sele, Unai y Rebeca en los campos de lavanda de Brihuega (Guadalajara)

Uno de estos días de ruta, junto a Unai y más miembros de la familia, marchamos a tierras zaragozanas (ir a la Basílica del Pilar una vez al año empieza a hacerse también costumbre). Además de Zaragoza hicimos una visita interesantísima al pueblo viejo de Belchite, cuyas ruinas de la Guerra Civil hacen palpables las heridas de una contienda cruenta entre hermanos. Y en Cariñena nos dimos uno de los mejores homenajes gastronómicos del año.

Belchite viejo

Para el final de mes (y comienzos del siguiente) nos marchamos en familia a unas ansiadas vacaciones. Y mezclamos una ruta en coche con numerosos momentos de calma. Arrancamos en Trujillo (Cáceres) para ir hacia la provincia de Huelva. Un poquito de la Sierra de Aracena, un recorrido por las fabulosas y aún salvajes costas onubenses (¡Qué maravilla!) y mucho pescaíto frito en Mijas (Málaga). Unai salió de casa siendo un niño y regresó siendo otro. Nada mejor que unas buenas vacaciones juntos para pasarlo genial y que el pequeño absorbiera un montón de cosas. En esta edad es una auténtica esponja y da gusto verle aprender y entusiasmarme con el mar, la playa y, sobre todo, los castillos. ¡Le encantan los castillos! Y si ve uno, aunque sea a lo lejos, nos pide que le llevemos hasta él.

Sele, Rebeca y Unai en Moguer (Huelva)

AGOSTO: La Expedición Kamchatka se convierte en realidad

Los primeros días de agosto continuaron entre playas, pueblos blancos y espetos en la noche malagueña. Desde allí retornaríamos con mucha pausa a casa. Conociendo, por ejemplo, Úbeda, esa maravilla renacentista que junto a Baeza, ideó el arquitecto alcaraceño Andrés de Vandelvira para alzarlas con todo merecimiento en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Un día mirando los molinos del Úbeda y al siguiente volando a Rusia con unos compañeros magníficos de viaje en busca de grandes emociones. La Expedición Kamchatka era un sueño por cumplir que se hizo realidad durante dos largas e intensas semanas de agosto recorriendo en un 6×6 los bosques, montañas y parajes volcánicos del extremo oriental ruso. Un viaje de autor que costó nada menos que dos años sacar adelante y que justificó por completo todo el esfuerzo previo. Porque vivimos absolutamente de todo.

Campamento en uno de los campos de lava y ceniza pertenecientes al volcán Tolbachik (Kamchatka)

En Kamchatka acampamos junto a grandes conos volcánicos, volamos en helicóptero hasta el Lago Kuril para observar a decenas de osos a la vez pescando salmón, practicamos buen senderismo (la subida al volcán Mutnovski fue dura para mí, pero esa mezcla de fumarolas, glaciares y ríos en un cráter es algo que no olvidaré nunca), navegamos en bote hinchable el río Bystraya en compañía de los osos pardos (y acampando a la intemperie) o por la Bahía de Avacha viendo frailecillos, focas, leones marinos o… submarinos nucleares. Descubrimos pueblos y ciudades anclados todavía en tiempos de la URSS así como que un ruso con una sierra eléctrica y un hacha puede ser el mejor aliado posible.

Osos en el Lago Kuril (Kamchatka)

Nuestro día a día en Kamchatka con un equipo maravilloso que jamás puso una pega a nada fue de esas vivencias tan motivantes que me hicieron subirme al carro de la idea de que las ilusiones no sólo son sueños sino objetivos que hay que luchar por hacerlos reales. Aún no puedo creerme todo lo que sucedió en aquel viaje.

Equipo de la Expedición Kamchatka ascendiendo el volcán Mutnovsky

SEPTIEMBRE: Parón para escribir

Septiembre fue un mes relajado que dediqué a escribir artículos (para este blog y otros medios), ahondar en proyectos que, de momento, han fracasado (pero no pasa nada porque se intentan de nuevo) y contar con unas semanas de margen antes de emprender la siguiente aventura. Perfectas para cargar unas baterías que necesitaban recargarse para volver a estar al 100%. Con pequeñas escapadas de un día y el máximo tiempo posible en familia.

OCTUBRE: Viaje a Bután, el número 100.

Desde que vi el Nido del Tigre por primera vez ilustrando un libro de rincones curiosos del mundo me empeñé en ir como fuera. Aprendí un montón de cosas curiosas sobre Bután, el país del Himalaya entre Tíbet e India. Y entonces se convirtió en una obsesión que se coció a fuego lento hasta que me propuse cumplir este sueño junto a otras personas que leen este blog. Y surgió un nuevo viaje de autor. Las plazas no tardaron en agotarse y se formó un grupo realmente compenetrado para, no sólo ascender al Nido del Tigre, sino también recorrer los mejores valles y monasterios budistas que ver en Bután. La tierra del dragón del fuego nos acogió con los brazos abiertos, mostrándonos no sólo los rincones más típicos sino también un buen número de escenarios rústicos no acostumbrados demasiado al turismo.

Sele en el Nido del Tigre (Bután)

Fueron diez días completos en Bután, además de un par de días en Katmandú (Nepal), lugar intermedio para ir y volver al país de los Himalayas.

100 países visitados

Bután fue el país cien que he podido visitar a lo largo de mi vida. Un país redondo para un número redondo que simplemente es eso, un número. Quién me iba a decir cuando empecé con la sección curriculum viajero allá por 2006 en los inicios del blog que allá por 2019 habría visitado un centenar de países del planeta. Hace ya mucho tiempo me olvidé de los sellos del pasaporte, centrándome únicamente en lo importante, las experiencias, poder retornar… y seguir siempre aprendiendo. Pero, al menos un brindis sí le dediqué a este hecho. Para qué os voy a engañar…

 

Sele en Bután vestido con un gho, traje típico butanés

NOVIEMBRE: Escapadas cercanas…

Tras regresar de Bután llegaron semanas tranquilas. De mucho trabajo, eso sí. Hice varias escapadas cortas. Una de las más interesantes me llevó a recorrer la Sierra Norte de Madrid en busca de planes diferentes. Como hacer una ruta de búnkeres de la Guerra Civil en Paredes de Buitrago (el conocido como Frente del agua), con elementos militares nacionales y republicanos. O visitar un convento románico en plena Sierra de la Cabrera, la cuna del Cardenal Cisneros en Torrelaguna, llegar al pueblo más aislado de la Comunidad de Madrid o conocer de primera mano una necrópolis medieval con decenas de tumbas excavadas en un berrocal de granito.

Sele en un búnker del Frente del Agua (Guerra Civil en Sierra Norte de Madrid)

DICIEMBRE: Cerrando el círculo en Santo Tomé y Príncipe (y van tres)

Si mi primer viaje internacional de 2019 fue Santo Tomé y Príncipe… casi diez meses después regresé de nuevo al último paraíso africano de la mano de un nuevo grupo. Mis islas talismán nos mostraron nuevamente sus paisajes prehistóricos o el fabuloso espectáculo del desove de nada menos que cuatro tortugas marinas en una misma noche en Praia Inhame. Tres veces he estado ya en este destino aún poco conocido y puedo decir que ya estoy planteando llevar a cabo una cuarta (para julio de 2020) en plena época de ballenas.

Tortuga marina en pleno desove en Santo Tomé y Príncipe

El 2019 en el blog

A nivel de blog puedo decir que he mantenido unas cifras casi exactas a las de los dos últimos años, con más de 2.300.000 visitas y más de 1.800.000 usuarios únicos de España, Latinoamérica y Estados Unidos. Continuamos en la brecha no sólo de los blogs de viajes más veteranos en castellano sino también que somos de los más leídos (Fuente: El País).

Ha sido un año en el que se ha afianzado el proyecto de VIAJES DE AUTOR. Son muchas las personas que quieren formar parte de las aventuras que vaya proponiendo. Mi objetivo era hacer cuatro al año y todas las he podido realizar porque se han agotado todas las plazas ofertadas con cada vez mayor celeridad. Hacer podido viajar a Santo Tomé y Príncipe (en dos ocasiones), Bután o Kamchatka ha sido una excelente noticia.

Grupo de viaje de autor en Bután

¿Para 2020?

Para el año que recién empieza ya hay programados dos viajes de autor (Lago Baikal en febrero y Expedición polar en Svalbard en junio) de los que no quedan plazas. Muy pronto volveré a proponer otras dos aventuras. En julio Santo Tomé y Príncipe y en septiembre una exploración a un rincón recóndito y muy poco conocido del mundo como es… (próximamente más información, aunque puedes contactar conmigo si quieres formar parte).

Oso polar caminando en Svalbard

Y no serán los únicos viajes que lleve a cabo (aunque sí con acompañantes). 2020 promete ser un año muy pero que muy viajero (NOTA DESDE 2021: ¡¡Y UNA MIERDA!!).

Hasta aquí el resumen con el que me gusta cerrar el año. ¿Qué os ha parecido?

Feliz 2020 El rincón de Sele

Me gustaría aprovechar para desearos un muy feliz 2020 y pediros que soñéis muy alto.

Sele

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